miércoles, 7 de septiembre de 2016

Miqueas 7,1-7: La injusticia universal

La injusticia universal      
7:1 ¡Ay de mí! He llegado a ser como los segadores en verano, como el que rebusca después de la vendimia: ¡ni un racimo para comer, ni una breva de las que tanto me gustan!
7:2 El hombre fiel ha desaparecido del país: ¡no queda ni un justo entre los hombres! Todos están al acecho para derramar sangre, cada uno atrapa a su hermano en la red.
7:3 Sus manos se emplean para el mal; para hacer un favor, el príncipe exige y el juez reclama una gratificación; el poderoso manifiesta su avidez y se pervierte la justicia.
7:4 El mejor entre ellos es como una zarza, el más justo, peor que una mata espinosa. Pero ha llegado tu castigo, el día anunciado por tus centinelas: es el momento de su consternación.
7:5 No se fíen de un compañero, no tengan confianza en un amigo; cuídate de abrir la boca delante de la que se recuesta en tu pecho.
7:6 Porque el hijo denigra al padre, la hija se alza contra su madre, la nuera contra su suegra, y cada uno tiene como enemigos a los de su casa.
7:7 Pero yo aguardo al Señor, espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!

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