Proverbios 3,27-34
Hijo mío, no niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano hacérselo. Si tienes, no digas al prójimo: "Anda, vete; mañana te lo daré." No trames daños contra tu prójimo, mientras él vive confiado contigo; no pleitees con nadie sin motivo, si no te ha hecho daño; no envidies al violento, ni sigas su camino; porque el Señor aborrece al perverso, pero se confía a los hombres rectos; el Señor maldice la casa del malvado y bendice la morada del honrado; se burla de los burlones y concede su favor a los humildes; otorga honores a los sensatos y reserva baldón para los necios.
— Comentario por Reflexiones Católicas
"Toda sabiduría humana deriva de la Sabiduría de Dios"
– Libros Sapienciales
Durante quince días volveremos a la lectura de los Libros del Antiguo Testamento, los Libros "Sapienciales". Con este título se agrupan varios Libros cuya característica es recoger las reflexiones de tipo moral y filosófico que estaban en curso en los países limítrofes de Israel.
Esas máximas de Sabiduría, -que podrían también llamarse de «buen sentido»- son un bien común de todos los pueblos. Si se han introducido en la Biblia es debido al criterio de los «sabios» que las recogieron y recopilaron. Estos creyeron que toda «sabiduría humana» deriva de la Sabiduría de Dios, puesto que, cuando el hombre es inteligente, cuando descubre una parte de verdad, participa de alguna manera de la Inteligencia divina.
Por esto, todo hombre, desde que existe la humanidad hasta ahora, está bajo el influjo del Verbo de Dios, como dirá el prólogo de san Juan.
De otra parte, los Libros Sapienciales son los últimos escritos del Antiguo Testamento, se escribieron justo antes de la aparición de Jesús, «hombre-Dios» y poco antes de la redacción de los escritos del Nuevo Testamento. A través de un «humanismo» muy simple, son ya una afirmación de la Encarnación: la Sabiduría divina está ya ahí, encarnada en esos sencillos «proverbios» humanos.
– Hijo mío, no niegues un favor a quien es debido, si en tu mano está el hacérselo. No digas a tu prójimo «vete, te daré mañana» si tienes algo para darle:
En Oriente y en África, se viven mejor estos valores humanos que entre nosotros los occidentales: ¡Si tienen, dan! Entre nosotros, muchos no cristianos viven también esas sencillas actitudes de solidaridad profunda.
Señor, ayúdanos a ver en ellas tu presencia... Y ayúdanos a poner en práctica estas actitudes tan humanas. No solamente "dar limosna", sino estar en continua disponibilidad para los demás: dar, equivale a darse, es decir, a servir.
– No te querelles sin motivo contra nadie, que no te ha hecho ningún mal. No envidies al hombre violento, ni elijas ninguno de sus caminos:
Son también máximas de buen sentido. Pueden parecer muy a ras de tierra; pero la vida cotidiana es así. Y allí nos espera Dios. Ser un hombre de "paz", de "perdón", de "reconciliación": el evangelio está cerca... es Jesús quien está ahí en esas máximas humanas. Y es Jesús quien está presente cada vez que un hombre toma estas actitudes.
– Porque el Señor abomina a los perversos, pero abre su intimidad a los hombres que obran con rectitud:
Todavía no se había hecho mención de "Dios" en ese texto, todo se refería a comportamientos humanos. Pero: ¡ahí está! Ya estaba. Ayúdanos Señor, a tomarnos en serio nuestra sencilla vida humana.
Hijo mío, no niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano hacérselo. Si tienes, no digas al prójimo: "Anda, vete; mañana te lo daré." No trames daños contra tu prójimo, mientras él vive confiado contigo; no pleitees con nadie sin motivo, si no te ha hecho daño; no envidies al violento, ni sigas su camino; porque el Señor aborrece al perverso, pero se confía a los hombres rectos; el Señor maldice la casa del malvado y bendice la morada del honrado; se burla de los burlones y concede su favor a los humildes; otorga honores a los sensatos y reserva baldón para los necios.
— Comentario por Reflexiones Católicas
"Toda sabiduría humana deriva de la Sabiduría de Dios"
– Libros Sapienciales
Durante quince días volveremos a la lectura de los Libros del Antiguo Testamento, los Libros "Sapienciales". Con este título se agrupan varios Libros cuya característica es recoger las reflexiones de tipo moral y filosófico que estaban en curso en los países limítrofes de Israel.
Esas máximas de Sabiduría, -que podrían también llamarse de «buen sentido»- son un bien común de todos los pueblos. Si se han introducido en la Biblia es debido al criterio de los «sabios» que las recogieron y recopilaron. Estos creyeron que toda «sabiduría humana» deriva de la Sabiduría de Dios, puesto que, cuando el hombre es inteligente, cuando descubre una parte de verdad, participa de alguna manera de la Inteligencia divina.
Por esto, todo hombre, desde que existe la humanidad hasta ahora, está bajo el influjo del Verbo de Dios, como dirá el prólogo de san Juan.
De otra parte, los Libros Sapienciales son los últimos escritos del Antiguo Testamento, se escribieron justo antes de la aparición de Jesús, «hombre-Dios» y poco antes de la redacción de los escritos del Nuevo Testamento. A través de un «humanismo» muy simple, son ya una afirmación de la Encarnación: la Sabiduría divina está ya ahí, encarnada en esos sencillos «proverbios» humanos.
– Hijo mío, no niegues un favor a quien es debido, si en tu mano está el hacérselo. No digas a tu prójimo «vete, te daré mañana» si tienes algo para darle:
En Oriente y en África, se viven mejor estos valores humanos que entre nosotros los occidentales: ¡Si tienen, dan! Entre nosotros, muchos no cristianos viven también esas sencillas actitudes de solidaridad profunda.
Señor, ayúdanos a ver en ellas tu presencia... Y ayúdanos a poner en práctica estas actitudes tan humanas. No solamente "dar limosna", sino estar en continua disponibilidad para los demás: dar, equivale a darse, es decir, a servir.
– No te querelles sin motivo contra nadie, que no te ha hecho ningún mal. No envidies al hombre violento, ni elijas ninguno de sus caminos:
Son también máximas de buen sentido. Pueden parecer muy a ras de tierra; pero la vida cotidiana es así. Y allí nos espera Dios. Ser un hombre de "paz", de "perdón", de "reconciliación": el evangelio está cerca... es Jesús quien está ahí en esas máximas humanas. Y es Jesús quien está presente cada vez que un hombre toma estas actitudes.
– Porque el Señor abomina a los perversos, pero abre su intimidad a los hombres que obran con rectitud:
Todavía no se había hecho mención de "Dios" en ese texto, todo se refería a comportamientos humanos. Pero: ¡ahí está! Ya estaba. Ayúdanos Señor, a tomarnos en serio nuestra sencilla vida humana.
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