martes, 30 de agosto de 2022

MARTES DE LA 22 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

1 Corintios 2,10b-16
Salmo 144: El Señor es justo en todos sus caminos
Lucas 4,31-37



Hermanos: El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. ¿Quién conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Pues, lo mismo, lo íntimo de Dios lo conoce sólo el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido un Espíritu que no es del mundo, es el Espíritu que viene de Dios, para que tomemos conciencia de los dones que de Dios recibimos. Cuando explicamos verdades espirituales a hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano, sino en el que enseña el Espíritu, expresando realidades espirituales en términos espirituales. A nivel humano, uno no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque sólo se puede juzgar con el criterio del Espíritu. En cambio, el hombre de espíritu tiene un criterio para juzgarlo todo, mientras él no está sujeto al juicio de nadie. "¿Quién conoce la mente del Señor para poder instruirlo?" Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo.


Salmo 144: El Señor es justo en todos sus caminos

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.
R. El Señor es justo en todos sus caminos

Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.
R. El Señor es justo en todos sus caminos

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
R. El Señor es justo en todos sus caminos

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
R. El Señor es justo en todos sus caminos



En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de la Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús le intimó: "¡Cierra la boca y sal!" El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: "¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen". Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.

COMENTARIOS:
La autoridad del cristiano viene Espiritu Santo, no de la experiencia humana o de las licenciaturas en teología    

Ireneo de Lyon: Artesano de paz y de unidad


domingo, 28 de agosto de 2022

29 de agosto: MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA

La Didajé

 



Sobre la Justificación y la Salvación en la Didajé


En cuanto a la doctrina de la justificación, la Didaché rechaza por un lado y con antelación al pelagianismo, herejía que surgió formalmente en el siglo V donde el hombre se justifica por sus propios méritos y no por la gracia de Dios mediante la fe:

“Luego, tampoco nosotros, que fuimos por su voluntad llamados en Jesucristo, nos justificamos por nuestros propios méritos, ni por nuestra sabiduría, inteligencia y piedad, o por las obras que hacemos en santidad de corazón, sino por la fe, por la que el Dios omnipotente justificó a todos desde el principio.” (Didaché 32,4)

Y rechaza con antelación la herejía adoptada por Lutero y el protestantismo en donde sólo la fe basta para salvarse (“Sola Fides”) aunque no esté acompañada de la obediencia a los mandamientos y a una vida conforme a la voluntad de Dios. Rechaza también la idea de que la salvación no se pueda perder (doctrina protestante “Salvo siempre salvo”) señalando que de nada sirve haber tenido fe durante mucho tiempo si la muerte no sorprende al creyente en gracia de Dios.

“Reuníos con frecuencia, inquiriendo lo que conviene a vuestras almas. Porque de nada os servirá todo el tiempo de vuestra fe, si no sois perfectos en el último momento.” (Didaché 16,2-3)

Fuente: Apologética Católica, Juan Miguel Arráiz

La confesión de los pecados en la Didajé

En la Didaché encontramos un temprano testimonio de la disciplina penitencial de la Iglesia primitiva que inicialmente implicaba una confesión pública de los pecados ante los presbíteros y la comunidad tal como se menciona en la Sagrada Escritura (Hechos 19,18; Santiago 5,16) y cuya forma de desarrolló paulatinamente hasta la confesión auricular que conocemos hoy en día[1].

“Reunidos cada día del Señor, romped el pan y dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados, a fin de que vuestro sacrificio sea puro.” (Didaché 14,1)

Notas:

[8] Si bien la confesión auricular pudo desarrollarse en su forma exterior a través del tiempo, su esencia, que radica en el hecho reconocido de la reconciliación del pecador por medio de la autoridad de la Iglesia se desprende del poder que Cristo otorgó a sus apóstoles, cuando les dijo que “a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos” (Juan 20,23).

Fuente: Apologética Católica, José Miguel Arráiz

Sobre la celebración de la Eucaristía en la Didajé

 


Aunque en la Didaché no encontramos un testimonio explícito a favor de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, doctrina católica rechazada casi unánimemente por el protestantismo, si encontramos un texto que la insinúa implícitamente al exigir que sólo puedan acceder a ella los bautizados por ser un alimento sagrado.

“Respecto a la acción de gracias, daréis gracias de esta manera: Primeramente, sobre el cáliz: Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, la que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos. Luego, sobre el fragmento: Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento que nos manifestaste por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos. Como este fragmento estaba disperso sobre los montes y reunido se hizo uno, así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo eternamente. Que nadie, empero, coma ni beba de vuestra acción de gracias, sino los bautizados en el nombre del Señor, pues acerca de ello dijo el Señor: No deis lo santo a los perros” (Didaché 9,1-4)

Muchas denominaciones cristianas no católicas a raíz de la Reforma Protestante han rechazado también el carácter sacrificial de la Eucaristía al leer en Hebreos 9,28 que “Cristo ha sido ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos”, por eso para ellos Misa católica es una abominación[1]. En la Didaché, por el contrario, vemos que los primeros cristianos veían la Eucaristía como el sacrificio puro y perfecto profetizado por el profeta Malaquías: 

“Pues desde el sol levante hasta el poniente, grande es mi Nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi Nombre un sacrificio de incienso y una oblación pura.” (Malaquías 1,11).

“Reunidos cada día del Señor, romped el pan y dad gracias, … Porque éste es el sacrificio del que dijo el Señor: En todo lugar y en todo tiempo se me ofrece un sacrificio puro, porque yo soy rey grande, dice el Señor, y mi Nombre es admirable entre las naciones.” (Didaché 14,1-3)

Cabe resaltar que la doctrina católica no enseña que Cristo se “resacrifica” en cada Misa. Lo que enseña es que el único sacrificio de Cristo es presentado a Dios Padre en cada Eucaristía, y por eso en el Catecismo oficial de la Iglesia Católica se ensena que “actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador”(CEC 1330) y no que lo “repite”.

Notas:

[7] Por otro lado, si se lee la Epístola a los Hebreos en su contexto (capítulos 9 y 10) se observa que su propósito no era rechazar el carácter sacrificial de la Eucaristía, sino amonestar a aquellos cristianos que extrañaban los sacrificios rituales de la Antigua Alianza y a no caer en ellos y judaizar. El cristiano no tiene necesidad dichos sacrificios que no eran más que una prefiguración del sacrificio Eucarístico.

Fuente: Apologética Católica, José Miguel Arráiz



DOMINGO DE LA SEMANA 22 DEL TIEMPO ORDINARIO, ciclo C (Lecturas)

Eclesiástico 3:19-21,30-31
Salmo 67: “Has preparado, Señor, tu casa a los desvalidos”
Hebreos 12:18-19,22-24
Lucas 14:1,7-14

Eclesiástico 3:17-18,20,28-29

Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios. Porque es grande la compasión de Dios, y revela sus secretos a los humildes. No corras a sanar la herida del cínico, pues no tiene sanación, es brote de mala cepa. El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará.

Salmo 67: Preparaste, oh Dios, casa para los pobres

Los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Canten a Dios, toquen en su honor;
su nombre es el Señor.
R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres

Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece.
R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres

Derramaste en tu herencia, oh Dios, una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada;
y tu rebaño habitó en la tierra
que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres.
R. Preparaste, oh Dios, casa para los pobres


Hebreos 12:18-19,22-24

Hermanos: ustedes no se han acercado a una montaña que se pueda tocar o que esté ardiendo en fuego; ni a oscuridad, tinieblas y tormenta; ni a sonido de trompeta, ni a tal clamor de palabras que quienes lo oyeron suplicaron que no se les hablara más. Por el contrario, ustedes se han acercado al monte Sión, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Se han acercado a millares y millares de ángeles, a una asamblea gozosa, a la iglesia de los primogénitos inscritos en el cielo. Se han acercado a Dios, el juez de todos; a los espíritus de los justos que han llegado a la perfección; a Jesús, el mediador de un nuevo pacto; y a la sangre rociada, que habla con más fuerza que la de Abel.



Un día Jesús fue a comer a casa de un notable de los fariseos. Era sábado, así que éstos estaban acechando a Jesús. Al notar cómo los invitados escogían los lugares de honor en la mesa, les contó esta parábola:
– Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor, no sea que haya algún invitado más distinguido que tú. Si es así, el que los invitó a los dos vendrá y te dirá: Cédele tu asiento a este hombre. Entonces, avergonzado, tendrás que ocupar el último asiento. Más bien, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: Amigo, pasa más adelante a un lugar mejor. Así recibirás honor en presencia de todos los demás invitados. Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
También dijo Jesús al que lo había invitado:
– Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado. Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. Entonces serás dichoso, pues aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.


COMENTARIOS:

El Bautismo en la Didajé

 


En la Didajé se encuentra información de valioso interés apologético porque se describen las prácticas católicas de bautizar tanto por inmersión[1] como por infusión[2]:

“Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: Dichas con anterioridad todas estas cosas, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva [corriente]. Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua; si no puedes hacerlo con agua fría, hazlo con caliente. Si no tuvieres una ni otra, derrama agua en la cabeza tres veces en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Antes del bautismo, ayunen el bautizante y el bautizando y algunos otros que puedan. Al bautizando, empero, le mandarás ayunar uno o dos días antes.” (Didaché 7,1-4)

Este texto es relevante porque algunas congregaciones protestantes afirman que sólo es válido el bautismo por inmersión. Argumentan que la palabra bautismo es una romanización (bapto o baptizo) cuyo significado es «lavar» o «sumergir», y eso implica que la forma de bautizar ha de ser de esa manera. De ahí que el bautismo por inmersión es el que se suele aplicar en comunidades eclesiales protestantes como las bautistas y evangélicas, además de algunas sectas como La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y los Testigos de Jehová. Sin embargo, el texto de la Didaché demuestra que para los primeros cristianos el significado de la palabra no establecía una manera fija para la administración del sacramento y que este podía variar de acuerdo a las circunstancias[3].

La Didaché también arroja mucha luz sobre la polémica relacionada con la formula de bautismal, sobre si en la Iglesia primitiva se bautizaba sólo en nombre de Jesús como se menciona en Hechos 2,38; 8,16; 10,48; 19,5, o en nombre de la Trinidad como Jesús ordena en Mateo 28,19. La Didaché también hace referencia al bautismo en nombre del Señor (Didaché 9) pero cuando indica las palabras a utilizar al momento de bautizar se dice que ha de hacerse en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo:

“Que nadie coma ni beba de vuestra acción de gracias, sino los bautizados en nombre del Señor…” (Didaché 9)

“…bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Didaché 7)

Esto apoya la tesis de que cuando en la Escritura se hace referencia al bautismo en nombre de Jesús lo que se hacía era hacer referencia de forma abreviada al bautismo en nombre de la Trinidad, diferenciándolo así de otros bautismos como el de Juan el bautista. También descarta el hecho de que la fórmula Trinitaria haya sido una interpolación tardía originada en el siglo IV, tal como han supuesto algunas sectas que rechazan la doctrina de la Trinidad[4].

Notas:

[1] El bautismo por inmersión se realiza sumergiendo totalmente al bautizado en el agua.
[2] El bautismo por infusión se realiza derramando agua sobre la cabeza.
[3] De la misma manera que en la Sagrada Escritura se observa que la forma de bautizar no siempre 
      pudo ser por inmersión. A este respecto se puede mencionar el hecho de que san Pablo parece ser 
      bautizado en una casa y de pie. En Hechos 22,16 se narra un bautismo en Jerusalén de 3000 
      personas en un mismo día, y dado que se trata de una ciudad que no cuenta con ningún rio se hace 
      difícil creer que se sumergiera esa cantidad de personas en algún estanque o algún poso donde se 
      tomara el agua para beber.
[5] Quienes han argumentado que la fórmula bautismal en nombre de las Tres Divinas Personas 
      mencionada en Mateo 28,19 es una interpolación tardía buscan apoyo en los escritos de Eusebio 
      de Cesárea, historiador de la Iglesia del siglo IV, haciendo notar que antes del Concilio de Nicea 
      (año 325) citaba Mateo 28,19 escribiendo “Haced discípulos a todas las gentes, bautizándolos 
      en mi nombre” y posteriormente comenzó a citar el texto como lo conocemos hoy. Sin embargo, 
      esto, más que probar que en la antigüedad se solía citar la Escritura de forma no textual, no tiene 
      fuerza con respecto a la evidencia documental en la que la totalidad de manuscritos bíblicos 
      existentes (incluyendo los más antiguos) se lee la fórmula completa: “…bautizándolos en el 
      nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

Fuente: Apologética Católica, José Miguel Arráiz.

¿Qué es la Didajé?


 

La Didajé es una colección de normas morales, litúrgicas, y de organización interna eclesial. Posiblemente es del siglo I, aunque tal vez se incluya materiales de la primera mitad del siglo II; quizá su origen sea sirio o palestino.

Didajé es una palabra griega que significa enseñanza y con la que se suele conocer abreviadamente la obra llamada Instrucción del Señor a los gentiles por medio de los doce Apóstoles o, también, Instrucciones de los Apóstoles

Este texto tenía tal prestigio en la antigüedad, que Eusebio de Cesarea tuvo que hacer notar que no se trataba de un escrito canónico. Sin embargo, después se perdió, y no fue recuperada hasta finales del siglo XIX, cuando se encontró en un códice griego del siglo XI del patriarcado de Jerusalén.

La época de su composición no se conoce. Se puede resumir lo que sabemos diciendo que, por su contenido, se podría suponer que es del período que va del año 100 al 150. Sin embargo, otros especialistas en la Didajé piensan que la ausencia de citas de los Evangelios sinópticos (y otros argumentos) se debe a que su composición es muy anterior, quizá de los años 50 al 70.

A lo largo de sus 16 capítulos, encuentramos consejos morales presentados bajo el esquema del camino de la vida y el de la muerte, así como instrucciones litúrgicas y normas disciplinares.

Respecto a la liturgia, presenta normas para la administración del bautismo, que al parecer se solía hacer por inmersión en los ríos, aunque se admitía el bautismo por infusión, derramando agua sobre la cabeza; la prescripción del ayuno antes del bautismo, y de los ayunos en los días señalados, que son los miércoles y los viernes, distintos a los de los judíos; los ejemplos que se dan de plegarias eucarísticas; y la insistencia en la necesidad de purificación, tanto para la Comunión como para la oración en general; también se alude a la Eucaristía como sacrificio.

Respecto a la jerarquía, se habla de obispos y diáconos, pero no de presbíteros; el papel que dentro de la jerarquía tienen los profetas itinerantes es aún considerable. La palabra Iglesia se utiliza tanto en el sentido de asamblea, de reunión de los fieles para la oración, como también en el sentido de Iglesia universal, pueblo nuevo de los cristianos, subrayando que esta Iglesia es una y santa. De la Didajé arranca la comparación de la unidad de la Iglesia con la del pan hecho de muchos granos de trigo que se hallaban antes dispersos por los montes.

Se regula la asistencia a los peregrinos, recordando la necesidad de trabajar para no ser gravosos a los hermanos.

+ SOBRE LA DIDAJÉ

sábado, 27 de agosto de 2022

Sobre la HUMILDAD

Los Padres Apóstolicos (siglos I y II)

 



Los Padres Apostólicos: Testigos de los comienzos

Comenzando por Jerusalén y por Judea, la fe cristiana se extendió por toda Palestina y llegó a Siria y Asia Menor, al norte de Africa, a Roma y hasta los confines de Occidente.




Los Apóstoles transmitieron a otros lo que ellos habían recibido, dando así origen a la Tradición viva de la Iglesia. El canon de la Biblia todavía no se había establecido (¡!). El primer paso de esta Tradición, que se remonta a Jesús de Nazaret y llega hasta nuestros días, lo dieron los Apóstoles. De ellos provienen los escritores cristianos de finales del siglo I y primera mitad del siglo II, a los que se llama Padres Apostólicos, por haber conocido las enseñanzas de los apóstoles de primera mano.
 
El nombre de Padres Apóstolicos aparece por primera vez en el siglo XVI. cuando es usado por el patrólogo Cotelier, a quien debemos la primera edición de las obras de cinco de esos Padres. En esa primera edición, figuran la Epístola de Bernabé; Clemente Romano (que según el testimonio de san Ireneo, conoció y trató a los Apóstoles Pedro y Pablo); Hermas (a quien erróneamente se identificó con el personaje de ese nombre citado por san Pablo en la Epístola a los Romanos); Ignacio de Antioquía (que pudo conocer a los Apóstoles), y Policarpo (de quien san Ireneo dice que había conocido al apóstol san Juan).

A estas obras se unieron después las de otros escritores de esa época que se fueron descubriendo: la Didaché (Doctrina de los Doce Apóstoles), el más antiguo de estos escritos; la homilía llamada Secunda Clementis (se atribuyó por algún tiempo a Clemente, Obispo de Roma), y otras obras, como los pocos fragmentos de Papías de Hierápolis que se conservan.

Característica de estos escritos es que nos transmiten la predicación apostólica con frescura e inmediatez. Se trata de escritos nacidos en el seno de la comunidad cristiana, casi siempre por obra de sus Pastores, destinados al alimento espiritual de los fieles. La Iglesia estaba recién nacida y, desde el principio, se enfrentó a sus propias contradicciones.

No hay en estos escritos una exposición ordenada y sistemática de la fe cristiana, sino que responden a desafíos y situaciones concretas de las comunidades. De ahí, que predominen los temas morales, disciplinares o cultuales sobre los dogmáticos. Sin embargo, ya encontramos repetidas algunas de las enseñanzas del pensamiento cristiano, por ejemplo:

• la Iglesia está fundada sobre la tradición de los apóstoles, diferenciándose del judaísmo 
   y con una organización cultual y administrativa propias

• el valor salvífico de la encarnación y muerte de Cristo, Hijo de Dios

• el bautismo y la eucaristía como sacramentos fundamentales

Los Padres Apostólicos no se proponen defender la fe frente a paganos, judíos o herejes (aunque algún eco de tal defensa se encuentra de vez en cuando), ni desarrollan sistemáticamente la doctrina cristiana, sino que la transmiten como la han recibido, con recuerdos e impresiones a veces muy personales. Hablan de lo que viven y de lo que han visto vivir a los primeros discípulos: aquellos que conocieron a Cristo cuando vivía entre los hombres. Su estilo es sencillo y directo.

La datación de estos escritos va desde el año 70 (en vida, por tanto, de algunos de los Apóstoles) hasta mediados del siglo II, cuando muere Policarpo de Esmirna, que había conocido al apóstol san Juan. Un tiempo, cuya parte final se superpone a los comienzos de la segunda etapa, la de los apologistas y defensores de la fe, que pondrán los fundamentos de la teología y pasarán el relevo de la Tradición—superando persecuciones— a los que serían los protagonistas de los primeros Concilios ecuménicos.


viernes, 26 de agosto de 2022

VIERNES DE LA 21 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

1 Corintios 1,17-25
Salmo 32: La misericordia del Señor llena la tierra
Mateo 25,1-13



No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo. El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero para los que están en vías de salvación, para nosotros, es fuerza de Dios. Dice la Escritura: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces.» ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el sofista de nuestros tiempos? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo? Y como, en la sabiduría de Dios, el mundo no lo conoció por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a los creyentes. Porque los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados a Cristo, judíos o griegos, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.


Salmo 32:
La misericordia del Señor llena la tierra

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.
R. La misericordia del Señor llena la tierra

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
R. La misericordia del Señor llena la tierra

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos,
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
R. La misericordia del Señor llena la tierra



En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»

26 de agosto: Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, por Celestino Hueso, S.F.



Celebramos hoy a una gran santa que, además, me cae simpatiquísima por varias razones como su entrega, su piedad y su generosidad, pero ante todo porque se supo preocupar de los ancianos.

Desafortunadamente, en este mundo, cuando falta el fuego del amor cristiano, con demasiada frecuencia se valora a las personas según sean más o menos útiles. Que la persona es útil, fenomenal, todo sobre ruedas, que envejece y ya no puede con su alma… a quitársela de encima o a renegar.

Yo he oído decir a un hijo, refiriéndose a su madre, “¿cuándo será que estira la pata esta vieja asquerosa que solo sirve para comer y dar trabajo?” Imaginaos cual sería la suerte de los ancianos pobres en el siglo XVIII.

Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars se preocupó de ellos y vivió para ellos, fundando la Congregación de Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que tanto bien ha hecho y sigue haciendo en nuestro mundo.

La segunda cosa en la que coincido plenamente con que ella es en sus disposiciones con respecto a procesos de canonización. Siempre dijo y, además, lo dejó escrito, que no quería que se gastara ni un euro en causas de canonización de nadie, que el santo está en el cielo, canonizado o sin canonizar, y que es mucho más cristiano utilizar el dinero para atender a los ancianos.

Su propia canonización llegó gracias a la voluntad del pueblo de Dios que la pidió tal como se hacía en los primeros tiempos de la Iglesia.

lunes, 22 de agosto de 2022

23 de agosto: SANTO ROSA DE LIMA, por Celestino Hueso, S.F.


Hoy es Santa Rosa de Lima, la primera mujer americana que mereció el honor de ser elevada a los altares. Su nombre de pila era Isabel pero la mamá le hizo cambiar el nombre el día de su confirmación porque “tiene la cara como una rosa”

Desde pequeñita se sintió atraída por la vida de oración hasta que a los veinte años se hizo terciaria dominica porque quería imitar a Santa Catalina de Siena, se hizo una cabaña en el huerto de sus padres y se impuso unas penitencias durísimas y dormía poco y sobre unas tablas con una almohada comodísima: un palo, al tiempo que se dedicaba a cultivar el huerto durante el día y a hacer costura en horas de la noche para ayudar en los gastos de la casa.

El lema “Ora y trabaja” de San Benito lo vivió a la perfección, ofreciendo su vida por las misiones.

El Papa Inocencio IX dijo de ésta mujer que "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones"

Felicidades a todas las Rosas que celebran hoy el día de su santo.

23 de agosto: SANTA ROSA DE LIMA, virgen, patrona del Perú, América y las Filipinas


SANTA ROSA DE LIMA


Isabel Flores de Oliva, O.P., nació en Lima,Virreinato del Perú, el 30 de abril de 1586 y murió en el mismo lugar el 28 de agosto de 1617. Más conocida como Santa Rosa de Lima.

Primeros años

Hija de Gaspar Flores, arcabucero natural de San Juan de Puerto Rico y de María de Oliva. Cuando era niña destacaba por su gran reverencia y amor hacia todas las cosas relacionadas a Dios.

Su compañero de juegos fue su hermano Fernando el cual siempre la apoyó y ayudó. A los doce años se mudó con su familia hacia Quives, un pueblo a 60 kilómetros de Lima ubicado en el Valle Chillón.

En Quives es donde al parecer empezó con sus mortificaciones contrayendo un reuma muy fuerte con consecuencias dolorosas para su recuperación que ella ocultaba a su madre.

Confirmación, su nombre

En Quives recibirá la confirmación de manos de otro santo católico, Santo Toribio de Mogrovejo, su padrino fue el sacerdote del pueblo Francisco González.

Al confirmarla en el pueblo de Quives, 1597, el arzobispo santo Toribio de Mogrovejo la llamó Rosa. Aunque le mortificaba que la llamasen así a los 25 años aceptó y quiso que la llamaran Rosa de Santa María, a razón de que, según lo relató su madre, fue a conversar con un sacerdote a la iglesia de Santo Domingo manifestándole la molestia que le causaba que la llamen "Rosa", pero el sacerdote la tranquilizó diciéndole: "¿Pues hija, no es vuestra alma como una rosa en que se recrea Jesucristo?". Con esto quedó tranquila y segura del nombre que le habían dado.

Voto de virginidad

Regresó a Lima con su familia ya siendo una joven. Debido a problemas económicos de la familia trabajaba el día entero en el huerto y solía bordar con gran esmero para diferentes familias de la ciudad y así ayudar al sostenimiento de su hogar.

A pesar de todo, se encontraba conforme con su forma de vida y no hubiera tratado de cambiarla si no hubiera sido por la insistencia de sus padres a casarla. Rosa resistió por más de diez años y finalmente hizo voto de virginidad ante la imagen del "doctorcito" para confirmar su resolución.

Dominica terciaria a imitación de santa Catalina de Siena

Al cabo de unos años ingresó a la Tercera orden de Santo Domingo a imitación de Catalina de Siena. Leyendo sobre Santa Catalina de Siena decidió tomar a la santa como modelo para su vida.

A partir de entonces, se recluyó prácticamente en la ermita que construyó con ayuda de su hermano Fernando en un extremo del huerto de su casa. Sólo salía para visitar al templo de Nuestra Señora del Rosario y atender las necesidades espirituales de los indígenas y los negros de la ciudad.

También atendía a muchos enfermos que se acercaban a su casa buscando ayuda y atención, creando una especie de enfermería en su casa y luego ayudaba a fray Martín de Porres.

Ayunaba tres veces por semana y cuando se sentía tentada por la vanidad cortaba su hermoso cabello, llevaba ropa tosca, y maltrataba sus manos con arduo trabajo.

Tenía una intensa devoción hacia el Niño Jesús y su Madre Bendita y pasaba largas horas ante el Santísimo Sacramento, a quien recibía diariamente.

Nuestro Señor frecuentemente se le revelaba e inundaba su alma con paz y alegría, a tal punto que podía permanecer en éxtasis cuatro horas. Ella le ofrecía al Señor en estas ocasiones todas sus mortificaciones y penitencias en expiación por las ofensas contra Su Divina Majestad, por la idolatría de su país, por la conversión de pecadores, y por las almas del Purgatorio.

La defensa de Lima

En 1615 buques corsarios holandeses planeaban atacar Lima en días previos a la fiesta de La Magdalena. Al aproximarse al puerto del Callao la noticia corre hasta Lima alterando los ánimos de los ciudadanos.

Rosa reúne a las mujeres de Lima en la iglesia de Ntra. Sra. del Rosario para orar ante el Santísimo por la salvación de Lima. Apenas llega la noticia del desembarco, Rosa subió al altar, y cortándose los vestidos y arremangándose los hábitos puso su cuerpo para defender a Cristo en el sagrario. Muchos huían de Lima hacia lugares distantes.

Misteriosamente el capitán de la flota holandesa falleció en su barco días después, lo cual supuso la retirada de sus naves, sin atacar el Callao. En Lima atribuyeron el milagro a Rosa y por ello en sus imágenes se le representa portando a la Ciudad sostenida por el ancla.

Desposorio místico

Uno de los momentos importantes de su vida es el "Desposorio Místico", ocurrido el domingo de ramos de 1617 en la capilla del Rosario (Templo de Santo Domingo de Lima).

Al no recibir la palma que debía portar en la procesión, Rosa pensó que era un mensaje de Dios por alguna ofensa que ella había cometido. Acongojada se dirigió a la capilla e imagen del Rosario y orando ante la Virgen sintió el llamado del Niño Jesús de la imagen y le dijo "Rosa de Mi Corazón, yo te quiero por Esposa", a lo que ella en arrobamiento respondió "Aquí tienes Señor a tu humilde esclava. Tuya soy y Tuya seré".

Fallecimiento

Desde 1614 cada año al llegar la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, demostraba una gran alegría. Y explica el porqué de este comportamiento: "Es que en una fiesta de San Bartolomé iré para siempre a estar cerca de mi redentor Jesucristo". Y así sucedió. El 24 de agosto del año 1617, después de terrible y dolorosa agonía, expiró con la alegría de irse a estar para siempre junto a Dios.

Pasó los últimos tres meses de su vida en la casa de Gonzalo de la Maza, un contador notable del gobierno virreinal, cuya familia le tenía mucho cariño. En este lugar se levanta el Monasterio de Santa Rosa de Santa María de Lima. En el lecho de muerte, Gonzalo de la Maza hizo retratar el rostro de Rosa por el pintor italiano Angelino Medoro, quien realizó el primer testimonio de su apariencia física.

Murió a los treinta y un años de edad en las primeras horas del 24 de agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé, como ella misma lo profetizó y cuenta el padre Leonardo Hansen. El día de sus exequias y entierro, los devotos se abalanzaban sobre su cuerpo para arrancarle la vestimenta en busca de un recuerdo, aclamándola como santa.

Muchos milagros siguieron a su muerte.

Canonización, primer santo de América

Fue beatificada por Clemente IX en 1667 y canonizada en 1671 por Clemente X, siendo la primera americana en recibir este reconocimiento. Es representada usando una corona de rosas.

Patrona de Lima, Perú (desde 1669), del Nuevo Mundo y Filipinas (desde 1670). Además, es Patrona de institutos policiales y armados: Policía Nacional de la República del Perú y de las Fuerzas Armadas de Argentina.

El Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable: "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones".

Devoción

Hoy sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo) con gran devoción del pueblo peruano y de América que visita la Capilla dedicada a su culto en el Crucero del Templo dominicano.

La Basílica-Santuario fue empezada luego de su canonización, con posteriores restauraciones. Durante los siglos XVII - XX hubo de ser remodelada. Fue inaugurada finalmente el 24 de agosto de 1992, Este lugar es el principal punto de peregrinación de todo el Perú y su arraigo popular es comparable a la Virgen de Guadalupe en México.

La figura de Rosa de Santa María en el corazón del pueblo peruano representa un símbolo de integración nacional, en ella convergen todas las clases sociales.

Constantino y el Cristianismo

 


Constantino y el Cristianismo
por el Prof. Santiago Castellanos


En esta conferencia, el Prof. Santiago Castellanos (Universidad de León, España) explica cómo las decisiones que tomó Constantino en el primer tercio del siglo IV de nuestra era cambiaron la historia de Occidente. Pero no se trató de un episodio casual, sino de un proceso estratégico, que obedecía a las necesidades de legitimidad que el propio emperador fue capaz de nutrir. La destrucción de un sistema de poder previo, ideado por Diocleciano, que establecía una suerte de turno de poder al frente del Imperio está en la base de aquellas decisiones.

En la conferencia se hará un repaso a la situación del Imperio romano en el siglo III, así como el progreso del cristianismo y las persecuciones. En dicho contexto emergerá la figura de Constantino y sus estrategias tendentes, por un lado, a la eliminación física y militar de sus rivales; por otro, a la creación de una nueva legitimidad en torno a su figura. Un Dios, un Imperio, un emperador: él.

domingo, 21 de agosto de 2022

21 de agosto: Martirio de los PP. Juan Cuscó y Pedro Sadurní

 

Calendario de los Hijos de la Sagrada Familia

DOMINGO DE LA 21 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año C

Cesaropapismo versus hierocratismo

Cesaropapismo es un término referido a las relaciones entre Iglesia y Estado, que identifica o supone la unificación en una sola persona, normalmente el emperador, con el poder político y poder religioso. Cuando el Estado predomina sobre la sociedad religiosa estamos ante el Cesaropapismo, si es la sociedad religiosa la predominante estamos ante un Hierocratismo.

DOMINGO DE LA 21 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, C (Lecturas)

Isaías 66,18-21
Salmo 116: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio
Hebreos 12,5-7.11-13
Lucas 13,22-30


Así dice el Señor: "Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria, les daré una señal, y de entre ellos despacharé supervivientes a las naciones: a Tarsis, Etiopía, Libia, Masac, Tubal y Grecia, a las costas lejanas que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria; y anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todos los países, como ofrenda al Señor, traerán a todos vuestros hermanos a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi monte santo de Jerusalén -dice el Señor-, como los israelitas, en vasijas puras, traen ofrendas al templo del Señor. De entre ellos escogeré sacerdotes, y levitas" -dice el Señor-.


Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
R. Id al mundo entero 
y proclamad el Evangelio

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
R. Id al mundo entero 
y proclamad el Evangelio


Hermanos: Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron: "Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos." Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz. Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.


En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?" Jesús les dijo: "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois. "Entonces comenzaréis a decir. "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados. "Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos."

sábado, 20 de agosto de 2022

20 de agosto: SAN BERNARDO DE CLARAVAL

20 de agosto: SAN BERNARDO DE CLARAVAL, Monje cisterciense. Doctor de la Iglesia.



Bernardo de Claraval además de ser una personalidad relevante en la historia de la Iglesia católica, ejerció una gran influencia en la vida política y religiosa de Europa; por ello, para muchos es la persona más notable de su siglo.

Nacimiento y familia

Bernardo de Fontaine nació en el castillo de Fontaine-les-Dijon, en Borgoña, Francia, en el año 1090. Fue el tercero de siete hermanos. Su padre era caballero del duque de Borgoña y lo educó en la escuela clerical de Châtillon-sur-Seine. Será después de la muerte de su madre, cuando Bernardo entrará en la Orden del Císter.

La Orden del Cister

La Orden del Cister había sido fundada pocos años antes por el abad Roberto, quien seguía la regla de san Benito. Al entrar Bernardo en la Orden había solamente un monasterio con pocos miembros por la austeridad y dureza de su vida religiosa. El monasterio estaba cerca de la casa paterna de Bernardo. Odón, duque de Borgoña, ayudó a construir el monasterio y donó tierras y ganados.

En 1113, Bernardo ingresó como novicio en la orden del Císter. Tenía 23 años. Le acompañaron 4 hermanos, un tío y algunos amigos. Bernardo les había convencido para que se unieran al monasterio cisterciense. También  su hermano Guido, casado con dos hijas, finalmente entró en la orden. Más tarde, entrarían su padre y su hermano menor.

El año 1115, Esteban Harding, el abad de Císter, envió a Bernardo a fundar el monasterio de Claraval, una de las primeras fundaciones cistercienses. Bernardo fue nombrado abad del nuevo monasterio, servicio que desempeñó hasta el final de sus días. El obispo de Chalons-sur-Marne, Guillermo de Champeaux, le ordenó sacerdote y le bendijo como abad.

La vida en el monasterio de Claraval era dura. El régimen de vida impuesto por Bernardo era muy austero y acabó afectando a su salud. Guillermo de Champeaux intervino, a instancias del capítulo general del Císter, suavizando los ayunos y la mortificación que Bernardo se había impuesto.

La orden estaba en formación. Esteban Harding era el tercer abad que tenía la orden, y en 1119 dió al Císter una regla propia, la Carta de caridad, conn la que establecía normas comunitarias de total pobreza, obediencia a los obispos y dedicación al culto divino. Bernardo participó en la formación del espíritu cisterciense y fue el artífice de la gran difusión de la orden, pasando del único monasterio cuando ingresó a 343 cuando murió.

Císter profesaba un ideal de la vida monástica distinta a Cluny. La regla cisterciense era, en la práctica, una crítica de la de Cluny. Esta crítica a los cluniacenses, la concretó Bernardo en 1124, en su escrito Apología a Guillermo:

“La iglesia relumbra por todas partes, pero los pobres tiene hambre. Los muros de la iglesia están cubiertos de oro, pero los hijos de la iglesia siguen desnudos. Por Dios, ya que no os avergonzáis de tantas estupideces, lamentad al menos tantos gastos”.

A partir de la Apología a Guillermo, la regla cisterciense se entendió como una reacción contra los excesos cluniacenses. Si durante el siglo XI los monjes cluniacenses asumieron una gran influencia, en el siglo XII este papel les correspondió a los cistercienses.

Bernardo de Claraval fundó 68 monasterios distribuidos por toda Europa. Pero los inicios fueron lentos. En los 10 primeros años solamente se establecieron tres nuevas fundaciones: Tres Fontanas (1118), Fontenay (1119) y Foigny (1121). A partir de 1130 se extienden las primeras abadías por Alemania, Inglaterra y España (Moreruela, 1132).

Inspirador de la arquitectura cisterciense

La Apología a Guillermo estableció los criterios teóricos que luego se emplearían en la construcción de las abadías cistercienses. Bernardo critica la escultura, pintura, adornos y dimensiones excesivas de las iglesias cluniacenses. Creía firmemente que sus monjes no precisaban nada de eso para entregarse a Dios. Las esculturas y adornos eran un gasto inútil: despilfarran el pan de los pobres. Rechazaba también las imágenes porque distraían a los monjes apartándolos de la Escritura.

Bernardo quería que la arquitectura cisterciense reflejase el ascetismo y la pobreza absoluta inspirándose en el desposeimiento que practicaban a diario y que constituía el espíritu del Císter. De este modo fue definiendo una estética de simplificación acorde a los ideales de la orden: silencio, contemplación, ascetismo y pobreza. Prescindiendo de lo superfluo, el estilo del cister se hizo reconocible.

Las primeras abadías se construyeron en estilo románico borgoñés. Posteriormente, cuando en 1140 surgió el estilo gótico en la benedictina abadía de san Denis, el Císter adoptó algunos conceptos del nuevo estilo y empezaron a construir en los dos estilos, siendo frecuentes las abadías donde conviven dependencias románicas y góticas de la misma época.

Inspirador y organizador de la Orden del Temple

Bernardo contribuyó a la organización de las órdenes militares que se habían formado para defender a los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa y para combatir el Islam. Su influencia fue enorme en la creación y expansión de la Orden del Temple. Redactó sus estatutos y consiguió su reconocimiento en el Concilio de Troyes (1128).

En el año 1099, los cruzados recuperaron Jerusalén y los lugares santos de Palestina pero los peregrinos eran atacados y robados en los caminos. Algunos caballeros decidieron prolongar su voto y dedicar su vida a la defensa de los peregrinos. En 1127, Hugo de Payens solicitó al papa Honorio II el reconocimiento de su organización. Hugo de Payens y sus caballeros recibieron el apoyo del abad Bernardo, sobrino de uno de los nueve Caballeros fundadores y quinto Gran Maestre de la Orden, André de Montbard. En en Concilio de Troyes se regularizó su situación.

Puede decirse que la regla del Temple fue una regla cisterciense pues fue su abad quien la escribió. Era una regla medieval: con una estructura muy jerarquizada, poderes totalitarios, pero que regulaba la elección de los responsables y el orden de las asambleas para asistir y controlar a los mandatarios. Después de esta primera redacción, hubo una segunda escrita por Esteban de Chartres, Patriarca de Jerusalén, denominada «regla latina» y cuyo texto se ha mantenido hasta nuestros días.

Bernardo escribió en 1130, el Elogio de la Nueva Milicia Templaria, en la que equiparaba la nueva milicia a una milicia divina: “Aspira esta milicia a exterminar a los hijos de la infidelidad...combatiendo a la vez en un doble frente: contra los hombres de carne y hueso y contra las fuerzas espirituales del mal”, Elogio de la nueva milicia templaria.

Cisma de Anacleto

En 1130, al fallecer el papa Honorio II, se produjo una doble elección papal. La mayoría de los cardenales apoyaron al cardenal Pietro Pierleoni que adoptó el nombre de Anacleto II; mientras que una minoría de cardenales se decantaron por Gregorio Papareschi (Inocencio II). La aparición de dos papas provocó el cisma y enfrentó a media cristiandad que apoyaba a Anacleto II con la otra media, que defendía a Inocencio II. Este último contaba con el apoyo de Bernardo, que  recorrió Europa desde 1130 a 1137, explicando sus puntos de vista a monarcas, nobles y prelados.

Su intervención fue decisiva en el concilio de Estampes, convocado por rey francés Luis VI. La influencia de Bernardo favoreció la confirmación de Inocencio II, consiguiendo los apoyos de Enrique I de Inglaterra, el emperador alemán Lotario II, Guillermo X de Aquitania, los reyes de Aragón, de Castilla, Alfonso VII, y las repúblicas de Génova y Pisa. Finalmente, Anacleto fue rechazado como papa y excomulgado.

Controversias

Bernardo participó en las principales controversias religiosas de su época. Defendía que el conocimiento de las ciencias profanas es de escaso valor comparado con el de las ciencias sagradas. Su aversión a los dialécticos se mostró en los enfrentamientos que mantuvo con Gilberto de la Porré y Pedro Abelardo.

Abelardo, uno de los primeros escolásticos, defendía que se debían buscar los fundamentos de la fe con similitudes basadas en la razón humana: “Me dispuse a explicar los fundamentos de nuestra fe mediante similitudes basadas en la razón humana. Mis alumnos me pedían razones humanas y filosóficas y me reclamaban aquello que pudiesen entender y no aquello sobre lo que no pudiesen discernir. Decían que no servía de nada pronunciar muchas palabras, si no se hacía con inteligencia; que no se podía creer nada que previamente no se hubiese entendido; y que es ridículo que alguien predique nada que ni él ni sus alumnos no puedan abarcar con el intelecto”. Pedro Abelardo, Historia calamitatum.

Las nuevas ideas de Abelardo fueron rechazadas por los que pensaban de forma tradicional, entre ellos el abad Bernardo. En 1139, Guillermo de Saint-Thierry encontró 19 proposiciones supuestamente heréticas de Abelardo y Bernardo de Claraval las remitió a Roma para que fuesen condenadas. En el Sínodo de Sens exigieron a Abelardo retractarse. Al negarse, el Papa condenó a Abelardo a perpetuo silencio como docente.

Bernardo en carta a Inocencio II (Contra errores Petri Abaelardi), refutó los supuestos errores de Abelardo, pues consideraba que la fe sólo debe ser aceptada: “Puesto que estaba dispuesto a emplear la razón para explicarlo todo, incluso aquellas cosas que están por encima de la razón, su presunción estaba contra la razón y contra la fe. Porque, ¿hay algo más hostil a la razón que tratar de trascender la razón por medio de la razón? y ¿qué hay más hostil a la fe que negarse a creer lo que no puede alcanzarse con la razón? Contra quaedam capitula errorum Abaelardi.

Para Bernardo, la verdad que hay tras la creencia en Dios es un hecho directamente infundido por la divinidad y, por tanto, incuestionable. Contra la pretensión de los racionalistas de que la teología debía apoyarse en pruebas, afirmó en un argumento muy conocido: “La conocemos [la Verdad]. Pero ¿cómo pensamos que la comprendemos? La disquisición no la comprende, pero sí la santidad, si de algún modo es posible comprender lo incomprensible. Pero si no pudiese ser comprendida, el apóstol no habría dicho... «y fundados en la caridad, podáis comprender en unión de todos los santos». Los santos, por tanto, comprenden. ¿Queréis saber cómo? Si sois santos, comprenderéis y sabréis. Si no, sed santos y sabréis por experiencia. Tractatus de laudibis Parisius.

La opinión de Bernardo, acerca del mal empleo que hacía Abelardo de la razón, se ganó el apoyo de místicos e irracionalistas, que estuvieron de acuerdo con él.

Predicador

Reclamado constantemente por la clerecía local, Bernardo viajó por el sur de Francia, Renania y otras regiones. También predicó sobre la vida monástica y convenció a muchos para que ingresasen en la orden cisterciense. Se le conocía como "Doctor melifluo" (boca de miel). Solía desplazarse a pie, acompañado de un monje, que hacía de secretario y escribía a su dictado durante los desplazamientos.

Bernardo predicó en el Languedoc en 1145 a los cátaros o albigenses. Años después de la muerte de Bernardo, en 1209, los cátaros fueron declarados herejes, y varios cistercienses se pusieron al frente de la cruzada que reprimió este movimiento.

Fuentes de su doctrina

Sus fuentes fueron las Sagradas Escrituras y la tradición cristiana. Ambas fueron siempre sus grandes argumentos. Bernardo creía en la revelación verbal del texto bíblico. Esta creencia, considerada hoy errónea por la teología católica, la aprendió de Orígenes, su maestro en exégesis. Así, en cada palabra de la Biblia buscaba interpretaciones y sentidos desconocidos y ocultos. Cuando no comprendía unas frases o un sentido del texto, pedía a Dios que le iluminara pues creía que si Dios había puesto esa palabra o esa frase y no otra, lo hacía por una razón concreta. Esta fe en la revelación verbal le originó experiencias místicas que quedaron recogidas en sus escritos.

Su interpretación del texto sagrado, sin limitarse al sentido pretendido por el escritor sagrado, para obtener de él la justificación de sus experiencias personales, sigue la reflexión de la Iglesia primitiva y continúa la tradición mística de los padres griegos de la Escuela catequística de Alejandría.

Es interesante saber lo que pensaban del abad Bernardo los dos reformadores protestantes más importantes. Martín Lutero dijo que «Bernardo supera a todos los demás Doctores de la Iglesia» y Juan Calvino lo alabó: «El abad Bernardo habla el lenguaje de la misma verdad».

Los libros de la Biblia que más citó y por lo tanto con los que más se identificaba son: el libro de los Salmos: 1519 veces; las cartas de Pablo: 1388 veces; el Evangelio de Mateo: 614 veces; el Evangelio de Juan: 469 veces; el Evangelio según san Lucas: 465 veces; el Libro de Isaías: 358 veces y el Cantar de los Cantares: 241 veces.

La segunda fuente para él era la Tradición. En su tiempo había dos escuelas teológicas contrarias: la escuela antigua o tradicional, de la que él era el principal exponente, y la escuela moderna de Abelardo basada en especulaciones y en la crítica filosófica de las ideas.

Bernardo consideraba estéril la filosofía pues decía que de nada nos sirve para alcanzar nuestro fin último. Despreciaba a Platón y Aristóteles. En cierta ocasión dijo: «Mis maestros son los apóstoles, ellos no me han enseñado a leer a Platón ni a ejercitarme en las disquisiciones de Aristóteles». Sin embargo, tenía una concepción neoplatónica del alma humana, que consideraba estaba creada a imagen y semejanza de Dios y destinada a una unión perfecta con Él.

Los Padres de la Iglesia que más seguía eran san Ambrosio y san Agustín. Los llamó las dos columnas de la Iglesia.

En moral, su referencia era Gregorio Magno. Copió con frecuencia a Casiodoro en sus comentarios sobre los Salmos. Muchos pensamientos bernardianos en realidad son de Casiodoro. Entre los Padres griegos, citó a menudo a Orígenes (elogiaba su exégesis alegórica) y a Atanasio. Tenía una gran devoción a Benito de Nursia y a la Régula monasteriorum (la regla de los monjes). Esta obra era la maestra de su corazón y de su intelecto, y estaba convencido que, como la Biblia, era un libro directamente inspirado por Dios.

Cuatro de sus obras tienen similitudes con otras de la literatura patrística:

∙ Los sermones sobre el «Cantar de los cantares»: en el Concilio de Sens, Berenguer de Escocia le recriminó haber copiado descaradamente a Orígenes, Ambrosio, Rexio de Autun y Beda el Venerable.
∙ Los 17 sermones sobre el salmo 90 están copiados de la doctrina de san Agustín.
∙ Las 4 homilías de alabanzas de la Virgen María tienen plagios de Ambrosio y de san Agustín
∙ Sobre la gracia y el libre albedrío es un resumen de la doctrina de san Agustín.

Místico

San Bernardo fue el primero que formuló los principios básicos de la mística, contribuyendo a configurarla como cuerpo espiritual de la Iglesia católica. Su devoción a la humanidad del Redentor se fundamente en el Cristo de los Santos Padres y de san Pablo. Su forma de relacionarse con Cristo, llevó a nuevas formas de espiritualidad basadas en la imitación de Cristo.

Su teología mística tuvo como fin principal mostrar el camino de la unión espiritual con Dios. Su doctrina de búsqueda de unión con Dios se inspiró en el estudio de las escrituras y de los padres de la Iglesia, así como en su propia experiencia religiosa. El esquema de la mística bernardiana propone ascender desde lo más profundo del pecado original hasta lo más elevado del amor, la unión mística con Dios. En este ascenso enumeró 4 grados de amor, descritos en su tratado Del amor de Dios:

“...En primer lugar, pues, se ama el hombre a sí por sí mismo, pues es carne, y no puede gustar nada fuera de sí...más, cuando ve que no puede subsistir por sí, comienza a buscar a Dios por la fe, y a amarle, como que le es tan necesario. Ama, pues, en el segundo grado a Dios, pero por sí, no por Él mismo. Ya después que comenzó, con ocasión de la propia necesidad, a reverenciarle y frecuentarle, meditando, orando, obedeciéndole, poco a poco en virtud de este género de familiaridad, se da a conocer Dios y consiguientemente se hace también más dulce, y así... pasa al grado tercero, para amar a Dios no ya por sí, sino por Él mismo... en este grado se está mucho tiempo...y desde entonces, juntándose a Él será con Él un espíritu...cuando se entra en estas grandezas espirituales y divinas habría de ser despejado de todas las enfermedades de la carne...”, Del amor de Dios.

Conocemos tres venidas del Señor… hay una venida intermedia… oculta, sólo la ven los elegidos, en sí mismos…pero, para que no pienses…que… la venida intermedia son invención nuestra, oye al mismo Señor: «El que me ama guardara mi palabra; mi Padre lo amará y vendremos a fijar en él nuestra morada»…gracias a esta venida, nosotros que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial...” Sermón Quinto de Adviento.

La influencia del pensamiento de Bernardo sobre misticismo y devoción mariana en las órdenes religiosas europeas fue muy importante. Bernardo es considerado uno de los fundadores de la mística medieval. Tuvo gran influencia en el desarrollo de la devoción a la Virgen María.

Devoción mariana

En el occidente cristiano y a partir de finales del siglo XI, se desarrolló masivamente el culto popular a la Virgen María. Bernardo tuvo un papel importante en la propagación de ese culto mariano. Su teología sobre María fue aceptada por los fieles y sus sermones se difundieron por toda la cristiandad. El más conocido, es Del acueducto:

“...Tan grande acueducto...sobrepasase los cielos y pudiese llegar a aquella vivísima fuente de las aguas que está sobre los cielos...¿Cómo llegó este nuestro acueducto a aquella fuente tan sublime? [...] Según está escrito: la oración del justo penetra en los cielos...¿Quién será justo, si no lo es María, de quien nació para nosotros el sol de justicia? [...] Sea lo que fuere aquello que dispones ofrecer, acuérdate de encomendarlo a María, para que vuelva la gracia, por el mismo cauce por donde corrió, al dador de la gracia...aquello que deseas ofrecer, procura depositarlo en aquellas manos de María... a fin de que sea ofrecido al Señor, sin sufrir de Él repulsa...”.

Eugenio III, discípulo y Papa

En 1145, Eugenio III fue nombrado papa. Es el primer papa cisterciense. Discípulo del abad Bernardo, había pasado en Claraval 10 años de vida monástica. En 1140, Bernardo lo envió a Italia como abad de Tres Fontanes, la 34 fundación de Claraval.

Siendo papa, mantenían frecuente correspondencia con Bernardo. Eugenio le pidió que escribiera un tratado sobre las obligaciones de ser papa. Bernardo escribió el tratado De Consideratione en 5 libros. El primero lo escribió en 1149, el segundo en 1150, el tercero después del desastre de la cruzada en 1152 y los dos últimos a continuación. Es su tratado más conocido y aunque lo escribió para el papa Eugenio, en la práctica, sirvió a los papas posteriores.

Bernardo se sentía el padre espiritual del papa Eugenio III. Así lo manifestó en el prólogo de De Consideratione: “El amor que os profeso no os considera como Señor, os reconoce por hijo suyo entre las insignias y el esplendor de vuestra excelsa dignidad...Os amé cuando eras pobre, igual os he de amar hecho padre de los pobres y de los ricos. Porque bien os conozco, no por haber sido hecho padre de los pobres dejáis de ser pobre de espíritu”.

En este escrito, insiste en la necesidad de la vida interior y de la oración para aquellos que tienen las mayores responsabilidades de la Iglesia. Escribió sobre el peligro de dejarse llevar por los asuntos de Estado y descuidar la oración y las realidades de lo alto.

Sobre los poderes del papa, defendió la supremacía del poder espiritual y el derecho de la Iglesia a emplear los ejércitos seglares. Bernardo se basa en las palabras que los apóstoles dijeron a Jesús cuando lo apresaron, recogidas en el Evangelio de san Lucas, que él interpretó para fundamentar de nuevo «la doctrina de las dos espadas», presente en el pensamiento cristiano desde los inicios de la Edad Media: “Si la espada material no perteneciese a la Iglesia, el Señor no habría replicado «Es bastante» a los apóstoles cuando le dijeron «Aquí hay dos espadas», sino «Es demasiado». Por tanto, de la Iglesia son la espada espiritual y la espada material, pero esta ha de ser manejada para la Iglesia, y aquella, por la Iglesia”, De consideratione.

También escribió que el poder del papa no es ilimitado: “Yerras si, como creo, piensas que tu poder apostólico es el único instituido por Dios (dice el apóstol:) «No hay poder que no proceda de Dios...Todos han de estar sometidos a las autoridades superiores». No dice «la autoridad superior», como si se refiriese a una, sino «las autoridades superiores», como si se refiriese a varias. Por tanto, tu poder no es el único que procede de Dios, también proceden de «Él», el poder de los medianos y de los pequeños”, De consideratione.

Bernardo estaba convencido de que todos los cargos de la Iglesia procedían directamente de Dios y así lo escribió al papa: “Reflexiona que la santa Iglesia romana no es la señora, sino la madre de las iglesias. Vos no sois el señor de los obispos, sino uno de ellos”.

La segunda cruzada

Su más trágica empresa fue la Segunda Cruzada. Allí mostró con toda su fuerza y debilidad su ideal religioso. Su fracaso disminuyó su influencia y carisma, excepcional hasta entonces tanto con el poder religioso como político.

Cincuenta años antes, durante la Primera Cruzada se había establecido en Palestina un reino feudal gobernado por nobles franceses. En 1144, los ejércitos del Islam tomaron la ciudad cristiana de Edesa. En 1145, Luis VII de Francia propuso la cruzada y pidió a Bernardo que la predicase. Bernardo le dijo que solo el papa le podía encargar esa predicación. El rey dirigió su petición al papa. Fue entonces cuando el papa Eugenio III pidió al abad Bernardo que predicase la cruzada y las indulgencias que de ella se derivaban.

Bernardo entendía la vida interior como unión del alma humana con Dios e identificaba la vida interior con la vida de toda la iglesia, de todo el «cuerpo místico», siendo su idea de la cruzada muy mística. Afirmaba que la Iglesia podía llamar a las armas a las naciones cristianas para defender el orden establecido por Dios. Según él, si Dios juzgaba necesario que los ejércitos defendieran su reino, si el mismo papa le ordenaba predicar la Cruzada, estaba claro que se trataba de una misión divina. Por eso transmitió a los cristianos que se trataba de una guerra santa, pues así la concebía él.

Pero los cruzados fueron derrotados por el Islam, lo que provocó una reacción de pesimismo en la cristiandad. Bernardo fue llamado embaucador y falso profeta. El fracaso de la segunda Cruzada dañó la confianza en el pontificado. La fe cristiana había sufrido un duro revés.

Enfermedad y muerte

En 1153, enfermó del estómago -no retenía la comida y las piernas se le hinchaban-, Bernardo quedó muy débil y murió en la Abadía de Claraval, Ville-sous-la-Ferté, Champaña-Ardenas, Francia, el 20 de agosto de 1153.

Canonización

Fue canonizado el 18 de junio de 1174 por el papa Alejandro III, siendo declarado Doctor de la Iglesia por Pío VIII en 1830. Su fiesta litúrgica se celebra el 20 de agosto en el aniversario de su muerte, siendo el santo patrón de Gibraltar, de Algeciras, de los trabajadores agrícolas y del Queen’s College de Cambridge. Sus atributos iconográficos son la pluma, el libro, el perro, el dragón, la colmena y la figura de la Virgen María.