Isaías 62,1-5
El tema general del Tercer Isaías es la restauración de la comunidad de Israel a la vuelta del exilio de Babilonia. El capítulo 62 trata del tema, tan entrañable para Oseas, de Jerusalén como esposa de Yahvé.
— Comentario de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo, Convento de Santo Domingo. Torrent, Valencia, España.
“Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré...”
En los difíciles momentos de la vuelta de exilio de Babilonia levanta la voz el profeta para alentar la esperanza presentando las relaciones de Dios con su pueblo a través de las imágenes de un matrimonio vivido en fidelidad e intensidad.
El profeta presenta ante los ojos del pueblo, postrado por la difícil situación, la fidelidad inquebrantable de Dios. Él mantiene su palabra de fidelidad y su primer y apasionado amor. Israel sólo tiene que corresponder ante esta oferta gratuita y generosa. Es posible el futuro, porque el Dios providente que ha dirigido el pasado mantiene su compromiso. Él no rompe nunca su alianza con su pueblo. Dios no conoce el descanso en su empeño de llevar a su pueblo al cumplimiento de su misión. El clima de consuelo y esperanza que producen estas palabras es innegable. Y tratan de responder a una situación real y descarnada. Hoy como ayer es necesario anunciar que sigue vigente el compromiso de fidelidad por parte de Dios.
El tema general del Tercer Isaías es la restauración de la comunidad de Israel a la vuelta del exilio de Babilonia. El capítulo 62 trata del tema, tan entrañable para Oseas, de Jerusalén como esposa de Yahvé.
— Comentario de Fr. Gerardo Sánchez Mielgo, Convento de Santo Domingo. Torrent, Valencia, España.
“Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré...”
En los difíciles momentos de la vuelta de exilio de Babilonia levanta la voz el profeta para alentar la esperanza presentando las relaciones de Dios con su pueblo a través de las imágenes de un matrimonio vivido en fidelidad e intensidad.
El profeta presenta ante los ojos del pueblo, postrado por la difícil situación, la fidelidad inquebrantable de Dios. Él mantiene su palabra de fidelidad y su primer y apasionado amor. Israel sólo tiene que corresponder ante esta oferta gratuita y generosa. Es posible el futuro, porque el Dios providente que ha dirigido el pasado mantiene su compromiso. Él no rompe nunca su alianza con su pueblo. Dios no conoce el descanso en su empeño de llevar a su pueblo al cumplimiento de su misión. El clima de consuelo y esperanza que producen estas palabras es innegable. Y tratan de responder a una situación real y descarnada. Hoy como ayer es necesario anunciar que sigue vigente el compromiso de fidelidad por parte de Dios.
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