jueves, 14 de enero de 2016

1 Samuel 4,1-11: El Arca de la Alianza no es un talismán ante el peligro, por la Hna. María Pilar Garrúes, O.P.

1 Samuel 4,1-11:

Por entonces se reunieron los filisteos para atacar a Israel. Los israelitas salieron a enfrentarse con ellos y acamparon junto a Piedrayuda, mientras que los filisteos acampaban en El Cerco. Los filisteos formaron en orden de batalla frente a Israel. Entablada la lucha, Israel fue derrotado por los filisteos; de sus filas murieron en el campo unos cuatro mil hombres. La tropa volvió al campamento, y los ancianos de Israel deliberaron: "¿Por qué el Señor nos ha hecho sufrir hoy una derrota a manos de los filisteos? Vamos a Siló, a traer el arca de la alianza del Señor, para que esté entre nosotros y nos salve del poder enemigo". Mandaron gente a Siló, a por el arca de la alianza del Señor de los ejércitos entronizado sobre querubines. Los dos hijos de Elí, Jofni y Finés, fueron con el arca de la alianza de Dios. Cuando el arca de la alianza del Señor llegó al campamento, todo Israel lanzó a pleno pulmón el alarido de guerra, y la tierra retembló. Al oír los filisteos el estruendo del alarido, se preguntaron: "¿Qué significa ese alarido que retumba en el campamento hebreo?" Entonces se enteraron de que el arca del Señor había llegado al campamento, y, muertos de miedo, decían: "¡Ha llegado su dios al campamento! ¡Ay de nosotros! Es la primera vez que nos pasa esto. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de esos dioses poderosos, los dioses que hirieron a Egipto con toda clase de calamidades y epidemias? ¡Valor, filisteos! Sed hombres, y no seréis esclavos de los hebreos como lo han sido ellos de nosotros. ¡Sed hombres, y al ataque!" Los filisteos se lanzaron a la lucha y derrotaron a los israelitas, que huyeron a la desbandada. Fue una derrota tremenda: cayeron treinta mil de la infantería israelita. El arca de Dios fue capturada, y los dos hijos de Elí, Jofni y Finés, murieron.

- El Arca de la Alianza no es un talismán ante el peligro, por la Hna. María Pilar Garrúes, O.P.

El Arca es uno de los signos de la presencia de Dios, es el santuario móvil que acompaña a Israel desde el Sinaí. En ella se manifiesta la Alianza  de Dios con su pueblo, es emblema de la guerra santa. El pueblo tiene su confianza  puesta en ella, por eso la lleva al campo de batalla, no obstante, Israel sufre una gran derrota, y se pregunta: ¿Por que nos ha derrotado Yahveh?, no son los filisteos, es Yhavhe quien les ha humillado.

El Arca, que contiene las Tablas de la Ley “escrita por el dedo de Dios”, no es un talismán que ayuda en los peligros, es un compromiso con Yhaveh de cumplir lo que Él les ha mandado: “Si hacen lo que les digo, Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo”. El pueblo olvida la promesa. Sólo se  acuerda de Dios ante el peligro, no para ser fiel, sino para que realice el “milagro” contra los filisteos.

¿No nos pasa a nosotros lo mismo.? Cuantas veces escuchamos:¿Por qué me pasa esto a mi? En lugar de preguntarnos ¿Cómo soy fiel al Señor en medio de este problema?

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