1 Reyes 11,1-8
11:1 El rey Salomón amó a muchas mujeres, además de la hija del Faraón: mujeres moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas,
11:2 es decir, de esas naciones de las que el Señor había dicho a los israelitas: "No se unan a ellas, y que ellas no se unan a ustedes; seguramente les desviarán el corazón hacia otros dioses".
11:3 Tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y trescientas concubinas, y sus mujeres le pervirtieron el corazón.
11:4 Así, en la vejez de Salomón, sus mujeres les desviaron el corazón hacia otros dioses, y su corazón ya no perteneció íntegramente al Señor, su Dios, como el de su padre David.
11:5 Salomón fue detrás de Astarté, la diosa de los sidonios, y detrás de Milcóm, el abominable ídolo de los amonitas.
11:6 Él hizo lo que es malo a los ojos del Señor, y no siguió plenamente al Señor, como lo había hecho su padre David.
11:7 Fue entonces cuando Salomón erigió, sobre la montaña que está al este de Jerusalén, un lugar alto dedicado a Quemós, el abominable ídolo de Moab, y a Milcóm, el ídolo de los amonitas.
11:8 Y lo mismo hizo para todas sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
11:1 El rey Salomón amó a muchas mujeres, además de la hija del Faraón: mujeres moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas,
11:2 es decir, de esas naciones de las que el Señor había dicho a los israelitas: "No se unan a ellas, y que ellas no se unan a ustedes; seguramente les desviarán el corazón hacia otros dioses".
11:3 Tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y trescientas concubinas, y sus mujeres le pervirtieron el corazón.
11:4 Así, en la vejez de Salomón, sus mujeres les desviaron el corazón hacia otros dioses, y su corazón ya no perteneció íntegramente al Señor, su Dios, como el de su padre David.
11:5 Salomón fue detrás de Astarté, la diosa de los sidonios, y detrás de Milcóm, el abominable ídolo de los amonitas.
11:6 Él hizo lo que es malo a los ojos del Señor, y no siguió plenamente al Señor, como lo había hecho su padre David.
11:7 Fue entonces cuando Salomón erigió, sobre la montaña que está al este de Jerusalén, un lugar alto dedicado a Quemós, el abominable ídolo de Moab, y a Milcóm, el ídolo de los amonitas.
11:8 Y lo mismo hizo para todas sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
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