Mt 19,13-15
En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.» Les impuso las manos y se marchó de allí.
— Comentario por Reflexiones Católicas
"Los pequeños"
Acercaron a Jesús unos niños, para que les impusiera las manos y rezara por ellos. Me imagino esa escena: madres que llevan a sus hijos pequeños... Jesús ora por ellos... el niño sonríe, o se enfada.
“Pero los discípulos les regañaron”
En la mentalidad judía, aun siendo el niño una bendición, se le consideraba oficialmente como un ser insignificante que no adquiere total importancia hasta su entrada adulta en la sinagoga, a los doce años. Era corriente esa mentalidad: ¡los mismos apóstoles regañan a los chiquillos! Jesús no está de acuerdo. Para El, un niño cuenta, es alguien.
"Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí
porque de los que son como éstos, es el reino de los cielos"
Los primeros cristianos muy pronto interpretaron estas palabras como una toma de posición de Jesús en favor del bautismo de los niños pequeños. Hoy vuelve a plantearse esa cuestión pues se insiste en la importancia de la fe de la persona y algunos padres reconocen no tener la fe necesaria para educar a su hijo y esperan a que el hijo decida cuando tenga la edad. Pero los descubrimientos de la psicología muestran la importancia de los primeros años para la orientación de toda una vida.
El reino de los cielos es de los que son como ellos...
Jesús los pone como ejemplo a los mayores en el sentido de que no tenemos derecho a excluirlos del Reino en el que están en mejor concordancia que nosotros. Nada es más opuesto al Reino de Dios que la suficiencia orgullosa y razonadora de ciertos adultos que quieren juzgarlo todo según su propia norma. Ellos no creen mas que lo que comprenden. Jesús había dicho: "Bendito seas Padre... porque has escondido estas cosas a los "sabios y entendidos" y se las has revelado a los pequeños" (Mt 11,25) Es éste, sin duda, el sentido que hay que atribuir a la invitación de adoptar un "espíritu de infancia".
Evidentemente no se trata aquí de abogar para la regresión a los infantilismos. Danos, Señor, el verdadero espíritu de infancia.
Preferencia de Jesús
Jesús atendía a todos y, con preferencia, a los más débiles y marginados de la sociedad: los enfermos, los «pecadores». En esta ocasión, a los niños que le traen para que los bendiga. A los apóstoles se les acaba la paciencia. Esta breve episodio nos interpela también sobre nuestra actitud hacia los niños. En tiempos de Jesús, no se les tenía en cuenta. Ahora ha aumentado el respeto que la dignidad de los niños despierta en la sociedad. En la Iglesia, tal vez, sea la época en que más se les atiende pastoralmente.
La familia cristiana, y toda la comunidad, deben sentirse responsables de evangelizar a los niños, de transmitirles la fe y el amor a Dios. Las ocasiones de esta atención para con los niños son numerosas: el Bautismo, la catequesis como iniciación en los valores cristianos, los demás sacramentos de la iniciación (Confirmación y Eucaristía), las Misas dominicales más pedagógicamente preparadas para niños, los diversos ambientes de su educación cristiana, etc.
Ahora los niños no ven a Jesús por la calle para acercarse a él a que les bendiga. Nos ven a nosotros. Y nosotros tenemos que conducirles hacia el amor de Jesús, con todas las consecuencias.
En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.» Les impuso las manos y se marchó de allí.
— Comentario por Reflexiones Católicas
"Los pequeños"
Acercaron a Jesús unos niños, para que les impusiera las manos y rezara por ellos. Me imagino esa escena: madres que llevan a sus hijos pequeños... Jesús ora por ellos... el niño sonríe, o se enfada.
“Pero los discípulos les regañaron”
En la mentalidad judía, aun siendo el niño una bendición, se le consideraba oficialmente como un ser insignificante que no adquiere total importancia hasta su entrada adulta en la sinagoga, a los doce años. Era corriente esa mentalidad: ¡los mismos apóstoles regañan a los chiquillos! Jesús no está de acuerdo. Para El, un niño cuenta, es alguien.
"Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí
porque de los que son como éstos, es el reino de los cielos"
Los primeros cristianos muy pronto interpretaron estas palabras como una toma de posición de Jesús en favor del bautismo de los niños pequeños. Hoy vuelve a plantearse esa cuestión pues se insiste en la importancia de la fe de la persona y algunos padres reconocen no tener la fe necesaria para educar a su hijo y esperan a que el hijo decida cuando tenga la edad. Pero los descubrimientos de la psicología muestran la importancia de los primeros años para la orientación de toda una vida.
El reino de los cielos es de los que son como ellos...
Jesús los pone como ejemplo a los mayores en el sentido de que no tenemos derecho a excluirlos del Reino en el que están en mejor concordancia que nosotros. Nada es más opuesto al Reino de Dios que la suficiencia orgullosa y razonadora de ciertos adultos que quieren juzgarlo todo según su propia norma. Ellos no creen mas que lo que comprenden. Jesús había dicho: "Bendito seas Padre... porque has escondido estas cosas a los "sabios y entendidos" y se las has revelado a los pequeños" (Mt 11,25) Es éste, sin duda, el sentido que hay que atribuir a la invitación de adoptar un "espíritu de infancia".
Evidentemente no se trata aquí de abogar para la regresión a los infantilismos. Danos, Señor, el verdadero espíritu de infancia.
Preferencia de Jesús
Jesús atendía a todos y, con preferencia, a los más débiles y marginados de la sociedad: los enfermos, los «pecadores». En esta ocasión, a los niños que le traen para que los bendiga. A los apóstoles se les acaba la paciencia. Esta breve episodio nos interpela también sobre nuestra actitud hacia los niños. En tiempos de Jesús, no se les tenía en cuenta. Ahora ha aumentado el respeto que la dignidad de los niños despierta en la sociedad. En la Iglesia, tal vez, sea la época en que más se les atiende pastoralmente.
La familia cristiana, y toda la comunidad, deben sentirse responsables de evangelizar a los niños, de transmitirles la fe y el amor a Dios. Las ocasiones de esta atención para con los niños son numerosas: el Bautismo, la catequesis como iniciación en los valores cristianos, los demás sacramentos de la iniciación (Confirmación y Eucaristía), las Misas dominicales más pedagógicamente preparadas para niños, los diversos ambientes de su educación cristiana, etc.
Ahora los niños no ven a Jesús por la calle para acercarse a él a que les bendiga. Nos ven a nosotros. Y nosotros tenemos que conducirles hacia el amor de Jesús, con todas las consecuencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario