sábado, 15 de julio de 2017

DOMINGO DE LA 15 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año A (Lecturas)

Isaías 55,10-11
Salmo 64,10.11.12-13.14:
La semilla cayó en tierra buena y dio fruto
Romanos 8,18-23
Mateo 13,1-23


Isaías 55,10-11

Así dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»

Salmo 64,10.11.12-13.14:
La semilla cayó en tierra buena y dio fruto


Tú cuidas de la tierra,
la riegas y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales.
R. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto

Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes.
R. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto

Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría.
R. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto

Las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan.
R. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto

Romanos 8,18-23


Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.

Mateo 13,1-23 ó 13,1-9 (versión breve)

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»

IDEAS PARA LA REFLEXIÓN DOMINICAL 

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