La Santísima Trinidad (1577-1580)
El Greco
Óleo sobre lienzo
300 x 179 cm.
Museo del Prado
El Greco llegó a España en 1577. Felipe II estaba reclutando pintores italianos para decorar El Escorial y España era un lugar con grandes posibilidades de encontrar un buen trabajo para el Greco. Además, le unía una gran amistad con el hijo del deán de la catedral de Toledo, Don Luis de Castilla, a quien había conocido en las tertulias que organizaba Fulvio Orsini, bibliotecario del Palacio Farnesio, donde estuvo alojado el pintor durante su estancia en Roma.
En Toledo le encargaron los retablos de la iglesia de Santo Domingo el Antiguo nada más llegar. La Trinidad estaba colocada en la parte superior del retablo que decoraba el altar mayor. La obra recoge el momento en que Dios Padre acoge a su hijo muerto.
La influencia en esta obra procede de Miguel Ángel en las figuras amplias y escultóricas. La composición parece tomada de Durero. Pero también pone El Greco de su parte: el dramatismo de las figuras de los ángeles llorosos, el escorzo del cuerpo de Jesús y el vibrante colorido, típico del Manierismo con esos naranjas, malvas y verdes amarillentos.
El canon de belleza clásico, donde la cabeza es la séptima parte del cuerpo, es aumentado de modo que las figuras son muy alargadas. Aquí lo apreciamos en el enorme cuerpo de Cristo y en el ángel, que está de espaldas introduciéndonos en la escena, un recurso muy manierista.
El eje de simetría en el que siempre se colocan los tres miembros de la Trinidad está roto al salirse de él la cabeza de Dios Padre, de modo que la composición se organiza a través de líneas zigzagueantes que se continúan en las piernas de Jesús.
Fuente: http://www.artehistoria.jcyl.es
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