Francisco González, S.F.
Año C: Lecturas
Francisco González, S.F.
Julio González, S.F.
Desideria es el nombre de uno de los personajes creados por San Jose Manyanet (1833-1901) para ilustrar su espiritualidad y su pensamiento. Desideria puede ser un hombre o una mujer, una persona joven o adulta. Pero Desideria es, ante todo, un espiritu ingenuo, inquieto e infantil, cuyo deseo de aprender y ser feliz parece no tener limites.
La palabra virtud (ἀρετή), en la antigua Grecia, significaba excelencia, habilidad, eficacia. No tenía connotaciones éticas. Virtuoso era todo aquello que cumplía su función exitosamente. Fue Platón, en la línea socrática, quien convirtió la virtud en un atributo de la persona, para señalar disposiciones y actitudes que permitirían al ser humano caminar por la senda del bien.
La humildad, por poner un ejemplo, es una virtud encomiable cuando una persona, consciente de sus propias limitaciones y debilidades, sabe valorar serena y agradecidamente los dones y méritos externos, mostrándose, también compasivo y cercano con las flaquezas de los demás. La humildad sin embargo no puede considerarse virtud, cuando se la invoca o se exige como medio de coacción y sometimiento de la conciencia y la voluntad ajena, procurando impedir de esta forma cualquier resistencia legítima.
Lo mismo podríamos decir de otras virtudes como la obediencia, la pobreza o la generosidad, las cuales pierden su cualidad y se desvirtúan desde el momento en que se emplean como instrumento de manipulación.
La psicología pone de manifiesto las consecuencias negativas que el comportamiento inhibido tiene para el propio sujeto y para cualquier tipo de relación. Entendemos por inhibición toda actuación marcada por la sumisión, la pasividad, el retraimiento y la tendencia a someterse excesivamente a los deseos de los demás, sin tener en cuenta los propios criterios, principios, derechos y necesidades. Tampoco es adecuado ni beneficioso el extremo opuesto, es decir, la respuesta agresiva, que no respeta los derechos, los sentimientos o la dignidad de los demás, pudiendo incluir expresiones ofensivas o conductas hostiles.
También aquí, como sostenía Aristóteles, en el término medio se encuentra la virtud. Entre los extremos de la inhibición y la agresividad, la ciencia psicológica propone la asertividad, que consiste en la defensa de los derechos personales, manteniéndose fiel a la conciencia, lo que implica expresar abiertamente los propios sentimientos, criterios y opiniones, así como reivindicar que sean respetados los intereses legítimos de cada uno. Esto permite una mayor congruencia y autenticidad.
Jesucristo, que fue maestro, ejemplo y modelo de virtud, también destacó en asertividad. Cuando, en el sermón de la montaña, nos hablaba de poner la otra mejilla ante la bofetada recibida (Mt 5,39), no estaba proponiendo la inhibición como modo de vida, hablaba de la importancia de evitar responder al mal con otro mal, alimentando el círculo vicioso de la violencia. El proceder correcto en esta situación nos lo muestra cuando él mismo fue abofeteado. No puso la otra mejilla, sino que su respuesta fue totalmente asertiva: «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?» (Jn 18,23).
Autor: P. Juan Antonio Moya Sánchez. Canónigo de la S.A.I. Catedral de la Encarnación de Almería. Doctor en Psicología. Máster en Psicología clínica
La asertividad se define como la habilidad que permite a las
personas expresar de la manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus pensamientos, ideas y emociones, frente a otra persona. Las personas que poseen esta cualidad expresan
de manera adecuada sus opiniones y sentimientos, tanto positivos como
negativos.
Ser asertivo significa ser abierto para expresar pensamientos, deseos y sentimientos. Anima también a los demás a hacer lo mismo. Para ser una persona asertiva debes escuchar las opiniones y los consejos de los demás.
Habilidad social
La asertividad es una habilidad social y comunicativa que se encuentra en un término medio entre la pasividad y la agresividad. Este punto medio es complicado encontrarlo, pero es clave para mejorar la comunicación personal y de grupo. A menudo es confundida con la tozudez, puesto que la asertividad implica hacer valer nuestra posición de manera firme y persistente. Sin embargo, aprender a trabajar en equipo significa mucho más que manifestar nuestro punto de vista. Cuando interactuamos con los demás muy habitualmente tendemos a adoptar posturas agresivas o pasivas. Expresarse de forma inapropiada suele ser el resultado de falta de confianza en uno mismo, falta de preparación, improvisación, etc.
Asertividad es
comunicación equilibrada
La asertividad, en cambio, no se
considera pasiva ni agresiva, sino que se trata de una conducta equilibrada.
Ser asertivos significa expresar pensamientos y sentimientos de forma honesta,
directa y correcta. Implica respetar los pensamientos y creencias de otras
personas, a la vez que se defienden los propios.
Expresar adecuadamente los
sentimientos y deseos requiere de una importante habilidad personal e
interpersonal. En nuestras interacciones con otras personas, la asertividad ayuda a expresarnos
de forma clara, abierta y razonable, sin ignorar a los demás.
Conducta pasiva no es
asertiva
Identificar una conducta pasiva es sencillo: las personas que se comportan de esta forma buscan agradar a los demás y cumplir los deseos de otros. Tienen una
fuerte necesidad de ser valorados y sus acciones están enfocadas
únicamente a complacer al otro, con el riesgo de socavar los derechos
individuales y la confianza en uno mismo. Este tipo de conducta se caracteriza
por dejar la propia responsabilidad en manos de otros y aceptar que los demás
dirijan y tomen decisiones.
La mejor forma de corregir estos
comportamientos es aprender a decir “no”, si nos encargan una
tarea para la cual no estamos preparados, o no disponemos de tiempo.
Conducta agresiva no
es asertiva
Cuando una persona actúa de forma agresiva no tiene en cuenta los sentimientos de los demás y no demuestra aprecio por los otros. No hace falta gritar para ser agresivo. Una posición agresiva muchas veces es la de no escuchar a los demás, no atender a sus peticiones, no escuchar sus argumentos. Una posición agresiva es la de no escuchar y no atender a los argumentos de otros, solo imponer nuestras ideas y argumentos.
¿Cómo ser
asertivos?
· No dejes que otras personas te
impongan órdenes si éstas van en contra de tus principios o deseos. Evita que
te manipulen.
· La asertividad implica
comunicar tu punto de vista y respetar al
mismo tiempo a los demás.
· No dejes que te ofendan, te manipulen, o te
amenacen. Evita de esta forma situaciones en las que eres un mero instrumento en manos del otro.
· Ser asertivo significa estar abierto a expresar pensamientos, deseos y sentimientos. Anima también a los
demás a hacer lo mismo.
· Para ser una persona asertiva
debes escuchar las opiniones y los consejos de los demás. Si los consejos son
buenos para tu vida, acéptalos. Si no es así, recházalos con delicadeza y no
ofenderás a nadie.
Conductas que
refuerzan esta habilidad:
· Acepta responsabilidades y
delega.
· Felicita regularmente a los
demás por lo que hacen. Admite tus errores y pide disculpas cuando te
equivoques.
· No seas conformista, busca
nuevas experiencias y alternativas para mejorar tu vida.