• La comprensión de la persona humana, como ser digno, libre y social, que tiene un destino individual pero que sólo se desarrolla plenamente en sociedad, mediante la solidaridad con los demás.
• La idea de la sociedad como el fruto y, al mismo tiempo, el espacio natural para el desarrollo de la persona, que crea la condiciones para el progreso espiritual y material de todos sus miembros, dentro de un clima de solidaridad.
• El Estado, como una manifestación natural de la sociabilidad del ser humano, cuya finalidad es garantizar y promover el bien común y servir a la dignidad y libertad de las personas. La justicia social, que asegure la igualdad de oportunidades, elimine la discriminación y la exclusión social y promueva el bienestar, es la condición de eficacia en el logro del bien común por parte del Estado.
• La democracia como forma de existencia del Estado, que asegura a todos el respeto de su libertad, el pluralismo ideológico y político, la libre expresión de las ideas, el respeto de las minorías y la participación de todos en la vida política, con sentido de responsabilidad cívica.
• La política como vocación de servicio al bien común, orientada a la realización de éste y no de fines individuales, sectoriales o partidistas. La ética debe primar en la vida política, afirmando los valores de honestidad, verdad y tolerancia.
El humanismo cristiano, en tanto que doctrina o pensamiento general sobre la persona, la sociedad, el Estado y la política, no es patrimonio de ninguna ideología ni de un partido político. Su vocación es inspirar la acción social y política, porque aspira a realizarse en la vida concreta y cotidiana de la sociedad y ser, en tal sentido, fundamento para la acción política y social de los cristianos, pero no por ello se agota, se identifica ni avala determinadas conductas políticas específicas, ya que el eventual desarrollo de ideologías o programas políticos, encarnados en determinados partidos, es responsabilidad exclusiva de éstos y de su particular interpretación y aplicación del pensamiento humanista cristiano.
El humanismo cristiano, por su relevante exaltación de la dignidad de la persona humana, pone en primer lugar, la cuestión de los derechos fundamentales de ésta, haciendo de ellos el eje de cualquier política concreta de Estado, porque entiende y sostiene que el Estado está al servicio de la persona y no la persona al servicio del Estado.
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