sábado, 8 de octubre de 2022

Antecedentes históricos del humanismo cristiano

Durante el siglo XII, Europa conoció un nuevo renacimiento cultural. A través de Toledo y Sicilia, Europa entra en contacto con la filosofía y ciencia árabe y redescubre a Aristóteles, entre otros, junto con las aportaciones de pensadores como Averroes




Aristóles 384-322 a. C.


Pero, lo más significativo es el descubrimiento del hombre como centro de la creación y medida de todas las cosas, y cuya principal escuela de la época, la de Chartres (Francia), puso énfasis en la razón humana como medio para entender la naturaleza.

Entre las principales figuras intelectuales de este momento, hay que citar a Pedro Abelardo y san Anselmo, dentro del campo de la filosofía, y Pedro Lombardo, en el de la teología. Por estas mismas fechas, culmina el desarrollo de las lenguas y aparecen las primeras manifestaciones literarias en lengua vulgar. A finales del siglo XII, aparecen la Canción de Roldán (en francés), el Cantar del Mio Cid (en castellano).

Por otra parte, con el crecimiento demográfico y el desarrollo del comercio, surge también el renacimiento urbano. Nacen y surgen nuevos núcleos urbanos, cuyos habitantes necesitan, en un mundo dominado por señores feudales, libertad para organizar y desarrollar la actividad económica y capacidad de autogobierno. Son la artesanía y el mercado urbano los factores que explican, tanto más que el comercio, este renacimiento.

Hay también una serie de innovaciones técnicas en el arte de la navegación. Se perciben progresos en los conocimientos náuticos y difusión del uso de las cartas de la navegación, mayor solidez y capacidad de los navíos y la introducción de la brújula.

El Papado, por su parte, autónomo en teoría, había sido controlado por los emperadores hasta el extremo de que los Papas eran nombrados por el poder civil. Fue así en tiempo de Carlomagno. Esta dependencia de la Iglesia respecto a los poderes laicos se verificaba, en general en los territorios del imperio, y de allí nació la idea de la reforma. 

El primer paso era la reforma moral; después, se exigía acabar con la venta de cargos eclesiásticos o simonía y con la investidura. Sólo así la Iglesia podría alcanzar su libertad. Más tarde, los Papas pretendieron ejercer un poder temporal sobre los reyes y emperadores. Eran la cabeza de la Cristiandad y su poder se extendía a los asuntos temporales. El emperador quedaba relegado a un papel secundario de simple delegado del Papa. Pero, el triunfo del papado duró poco. A comienzos del siglo XIV, tras la muerte de Bonifacio VII, el papado cae bajo el control de Francia. Fue el fin de las épocas de poderes universales y el triunfo de las ideas nacionalistas.

A partir del siglo XIII, aparecen las universidades. En parte, su aparición es consecuencia del renacimiento del siglo XII y de la multiplicidad de los centros de enseñanza y escuelas. También hubo otros factores: el desarrollo urbano, el Papado, la monarquía y el nuevo sentido de la cultura, que deja de ser patrimonio de los clérigos para difundirse entre la sociedad laica. Asimismo, la especulación filosófica y teológica alcanzó un extraordinario desarrollo, gracias a la difusión de las ideas de Aristóteles. En este tiempo, el pensador más notable fue Tomás de Aquino.

Hasta el siglo XIII, la práctica religiosa se centraba en torno a ceremonias y ritos escrupulosos regulados por la liturgia, sin embargo, el descubrimiento del hombre, la elevación del nivel de vida de los europeos y una nueva sensibilidad religiosa hicieron ver la necesidad de un nuevo tipo de religiosidad, más intimista y satisfactoria: la nueva espiritualidad

En realidad, la gente no entendía una liturgia en latín, elaborada por y para clérigos y monjes. Así comienza la crítica a la Iglesia y su abandono de los primitivos ideales del Cristianismo. Surgen movimientos heréticos, como el de Pedro Valdo, que defendía la vuelta a los ideales de la pobreza voluntaria. En este ambiente surgieron nuevas órdenes religiosas. La Orden de los predicadores, fundada por santo domingo de Guzmán y la Orden de los Hermanos Menores, fundada por san Francisco de Asís., que tenía como rasgo inicial más importante la pobreza voluntaria. Luego, aparece una espiritualidad de tipo místico, intimista, muy poco dada a las ceremonias litúrgicas que preparaban camino a la reforma protestante.

Durante la Edad Media, se separan, en la educación, dos elementos: una formación de carácter religioso-sobrenatural y otra de tipo humano. De acuerdo con estos criterios, la formación se diversifica en función de la pertenencia a los distintos estamentos. Y así, la formación de los laicos es diferente de la de los clérigos; y la de estos últimos es distinta, según se trate de clérigos seculares, y los regulares (monjes y frailes). Existía, pues, una educación estamental específica, relativa a cada uno de los estratos sociales. En este sentido, había una formación propia del monarca, del noble, del clérigo, del comerciante, del artesano, del siervo y también de la mujer. 

Cada tipo de educación se imparte en un ámbito social concreto o una institución escolar determinada. Los clérigos se preparaban en las escuelas parroquiales, episcopales o catedralicias y en las universidades. Los monjes recibían la formación adecuada en los propios monasterios (escuelas monacales). Los frailes frecuentaban las escuelas conventuales y, también, las universidades.

La columna vertebral de la formación medieval la constituían las Siete Artes Liberales y las que constituyen la coronación: Sagrada Escritura, Sagrada Tradición, y Teología. Las Siete Artes Liberales (Trivium y Quadrivium), como siete columnas de la sabiduría y las siete virtudes teologales y cardinales. 

Las disciplinas del Trivium (gramática, retórica, dialéctica) se denominan artes triviales, racionales y también lógicas; las disciplinas del Quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música) se denominan artes quadriviales, reales, Physica y también matemáticas. El estudio de la Teología y otras disciplinas (Derecho y Medicina, fundamentalmente) constituyen el núcleo de la enseñanza superior, que era competencia de la universidad.

En definitiva, la decadencia de la sociedad medieval da lugar a una nueva cultura: el Renacimiento.


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