jueves, 28 de julio de 2022

Sábado de la 15 Semana del Tiempo Ordinario, Año II

Miqueas 2,1-5
Salmo 9, 22-23.24-25.28.29.35
R. Señor, no te olvides de los pobres
Mt 12,14-21



¡Ay de aquellos que planean injusticias, que traman el mal durante la noche y al despuntar la mañana, lo ejecutan, porque son gente poderosa! Codician los campos y los roban, codician las casas y las usurpan, violando todos los derechos arruinan al hombre y lo despojan de su herencia. Por eso dice el Señor: “Estoy planeando contra esta gente una serie de calamidades de las que no podrán escapar. Entonces ya no caminarán con altivez, porque será un tiempo de desgracias. Aquel día, la gente se burlará de ellos y les cantará un triste canto: Nos han despojado de todo y se han repartido nuestras tierras; se han apoderado de nuestra herencia y no hay quien nos la devuelva”. Por eso dice el Señor: “Cuando la asamblea del pueblo distribuya nuevamente las tierras, no habrá parte para ellos”.


Salmo 9, 22-23.24-25.28.29.35
R. Señor, no te olvides de los pobres

¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento de la angustia?
La soberbia del malvado oprime al pobre.
¡Que se enrede en las intrigas que ha tramado! 
R. Señor, no te olvides de los pobres

El malvado presume de su ambición,
y el avaro maldice al Señor.
El malvado dice con insolencia
que no hay Dios que le pida cuentas.
R. Señor, no te olvides de los pobres

Su boca está llena de engaños y fraudes,
Su lengua esconde maldad y opresión;
Se gazapa junto a la casa del inocente
para matarlo a escondidas.
R. Señor, no te olvides de los pobres

Pero tú, Señor, ves las penas y los trabajos,
tú los miras y los tomas en tus manos;
el pobre se encomienda a ti,
tú eres el socorro del huérfano.
R. Señor, no te olvides de los pobres



En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron y él curó a todos los enfermos y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías: Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi Espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea, hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra; y en él pondrán todas las naciones su esperanza.

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