Miércoles de la 1 Semana de Cuaresma
Salmo 50,3-4.12-13.18-19:
Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
R. Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
R. Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
R. Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
Salmo 50,3-4.12-13.18-19:
Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
R. Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
R. Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
R. Un corazón quebrantado y humillado,
tú, Dios mío, no lo desprecias
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