martes, 7 de marzo de 2017

Salmo 34 (33): Acción de gracias

SALMO 34 (33)


— Comentario por Reflexiones Católicas

Se trata de un salmo de acción de gracias individual. Quien toma la palabra ha atravesado una situación muy difícil, ha pasado por “temores” (5) y «angustias» (7), «ha consultado al Señor» (5), «ha gritado» (7) y ha sido escuchado. El Señor le «respondió» y lo “libró” (5), lo «escuchó» y lo “libró de todas sus angustias” (7).

Tema

Ahora esta persona está en el templo de Jerusalén para dar gracias. Está rodeada de gente (4.6, 12.15), pues la acción de gracias se hacía en voz alta, en un espacio abierto. El salmista hace su acción de gracias en público, de modo que mucha gente puede llegar a conocer el «favor alcanzado». De este modo, el salmo se convierte en catequesis.

Los salmos de acción de gracias tienen, normalmente, una introducción, un núcleo central y la conclusión. Este sólo tiene introducción (2-4) y núcleo central (5-23), sin conclusión, pues tal vez la oración de agradecimiento concluyera con la presentación de un sacrificio.

Es un salmo alfabético, como tantos otros (véase, por ejemplo, el salmo 25): en su lengua original, cada versículo comienza con una de las letras del alfabeto hebreo. En las traducciones a nuestra lengua, este detalle se ha perdido.

Estructura

El núcleo (5-23) tiene dos partes. La primera (5-11) es la acción de gracias propiamente dicha; la segunda (12-23) funciona como una catequesis dirigida a los peregrinos y tiene un deje del estilo sapiencial, esto es, quiere transmitir una experiencia acerca de la vida, de manera que los que escuchan puedan tener una existencia más larga y más próspera.

La introducción (2-4) presenta al salmista rodeado de fieles empobrecidos. Empieza a bendecir al Señor por la vida e invita a los pobres que le escuchan a alegrarse y a unirse a su acción de gracias.

En la primera parte del núcleo (5-11) expone el drama que le ha tocado vivir, qué es lo que hizo y cómo fue liberado; en la segunda (12-2 3), convierte su caso en una enseñanza para la vida. Invita a los pobres a que se acerquen y escuchen. La lección es sencilla: no hay que imitar la actitud de los ricos que calumnian y mienten; hay que confiar en el Señor y acogerse a él para disfrutar de una vida larga y próspera.

Sobre el salmista

Este salmo manifiesta la superación de un terrible conflicto. De hecho, la expresión «consulté al Señor» (5) se refiere a un acontecimiento concreto. Las personas acusadas injustamente y, a consecuencia de ello, perseguidas, iban a refugiarse al templo de Jerusalén. Allí pasaban la noche a la espera de una sentencia.

Por la mañana, un sacerdote echaba las suertes para determinar si la persona acusada era culpable o inocente. Este fue el caso de quien compuso este salmo. Pasó la noche en el templo, confiado, y por la mañana fue declarado inocente. Entonces decide dar gracias al Señor, manifestando ante los demás pobres que estaban allí las maravillas que Dios había hecho en su favor.

Este salmo nos da información acerca de la situación económica del salmista. Es pobre: «Este pobre gritó, el Señor lo escuchó y lo libró de todas sus angustias» (7). Y pobres son también las personas que lo rodean en el templo, en el momento de su acción de gracias: «Mi alma se gloría en el Señor: que escuchen los pobres y se alegren» (3). Además, el salmista invita a los empobrecidos a que proclamen su profesión de fe: «Repetid conmigo: ¡El Señor es grande! Ensalcemos juntos su nombre» (4).

¿Qué es lo que le había pasado a esta persona pobre?

Antes de que lo declararan inocente había pasado por momentos difíciles. De hecho, habla de «temores» (5) y «angustias» (7). Cuando presenta ante sus oyentes una especie de catequesis, recuerda los clamores de los justos (16) y sus gritos en los momentos de angustia (18).

Estos justos tienen el corazón herido y andan desanimados (19) a causa de las desgracias que tienen que sufrir (20). ¿Qué es lo que hacen en situaciones como esta? Gritan (18) como había gritado el mismo salmista (7), refugiándose en el Señor, consultándolo (5), para ser declarados inocentes y obtener la salvación. Obran así porque temen al Señor (8.10.12) y se acogen a él (9.23).

¿Quién había acusado y perseguido a esta persona pobre?

El salmo nos presenta a sus enemigos. Son ricos (11), su lengua pronuncia el mal y sus labios dicen mentiras (14); se les llama «malhechores» (17), son «malvados» y «odian al justo» (22).

¿Por qué se comportan de este modo? 

El justo los molesta, los denuncia, no les da respiro. Entonces lo odian, lo calumnian y lo persiguen, buscando e1 modo de arrancarle la vida. El profetismo del pobre incomoda a los ricos. El término «prosperar» (13) y su contexto (12-15) permiten sospechar que la mentira de los ricos condujo al salmista a la pérdida de sus bienes y a ser perseguido a muerte.

Profesión de fe del salmista

Se trata de un salmo que hace una larga profesión de fe en el Dios de la Alianza, aquel que escucha el clamor de su pueblo, que toma partido por el pobre y lo libera.

El salmo nos muestra el rostro de Dios. Este responde y libra (5), «escucha» (7) y su ángel acampa en torno a los que lo temen y los libera (8). Es esta una imagen que muestra al Dios amigo y aliado como un guerrero que lucha en defensa de su compañero de alianza.

El Señor no permite que falte nada a los que lo temen y lo buscan (10.11), cuida de los justos (16) y escucha atentamente sus clamores (16), se enfrenta con los malhechores , escucha los gritos de los justos y los libra de todas sus angustias (18), está cerca de los de corazón herido y salva a los que están desanimados (19); libera al justo de todas sus desgracias (20), protegiendo sus huesos (21); se enfrenta a los malvados y los castiga (22), rescatando la vida de sus siervos, esto es, de los justos que lo temen (23).

Este rosario de acciones del Señor puede resumirse en una única idea: se trata del Dios del éxodo que escucha el clamor de los que padecen injusticias y baja para liberarlos. A cuantos se han beneficiado de esta liberación sólo les resta una cosa: aclamar y celebrar al Señor liberador.

Este salmo recibe en Jesús un nuevo sentido, insuperable. Su mismo nombre resume todo lo que hizo en favor de los pobres que claman (“Jesús” significa «El Señor salva»). La misión de Jesús consistía en llevar la buena nueva a los pobres (Lc 4,18).

María de Nazaret ocupa el lugar social de los empobrecidos y, en su cántico, retorna el versículo 11 de este salmo: «Los ricos empobrecen y pasan hambre» (compárese con Lc 1,53). Los pobres dan gracias a Jesús por la salvación que les ha traído. Este es, por ejemplo, el caso de María, que unge con perfume los pies de Jesús (Jn 12,3), en señal de agradecimiento por haberle devuelto la vida a su hermano Lázaro.

Conclusión

Es un salmo de acción de gracias. Conviene rezarlo sobre todo cuando queremos dar gracias por la presencia y la acción liberadora de Dios en nuestra vida, especialmente en la vida de los empobrecidos, de los perseguidos y de los que padecen la injusticia.

Si nosotros no vivirnos una situación semejante a la del salmista pobre, es bueno que lo recemos en sintonía y solidaridad con los pobres que van siendo liberados de las opresiones y las injusticias. 

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