miércoles, 15 de marzo de 2017

SALMO 31 (30)

SALMO 31 (30)

En tus manos encomiendo mi espíritu
31:1 Del maestro de coro. Salmo de David.

Súplica inicial
31:2 Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca me vea defraudado!
Líbrame, por tu justicia;
31:3 inclina tu oído hacia mí
y ven pronto a socorrerme.
Sé para mí una roca protectora,
un baluarte donde me encuentre a salvo,
31:4 porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme.
31:5 Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi refugio.
31:6 Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.
31:7 Yo detesto a los que veneran ídolos vanos
y confío en el Señor.
31:8 ¡Tu amor será mi gozo y mi alegría!
Cuando tú viste mi aflicción
y supiste que mi vida peligraba,
31:9 no me entregaste al poder del enemigo,
me pusiste en un lugar espacioso.

Descripción de los peligros
31:10 Ten piedad de mí, Señor,
porque estoy angustiado:
mis ojos, mi garganta y mis entrañas
están extenuados de dolor.
31:11 Mi vida se consume de tristeza,
mis años, entre gemidos;
mis fuerzas decaen por la aflicción
y mis huesos están extenuados.
31:12 Soy la burla de todos mis enemigos
y la irrisión de mis propios vecinos;
para mis amigos soy motivo de espanto,
los que me ven por la calle huyen de mí.
31:13 Como un muerto, he caído en el olvido,
me he convertido en una cosa inútil.
31:14 Oigo los rumores de la gente
y amenazas por todas partes,
mientras se confabulan contra mí
y traman quitarme la vida.

Expresión de confianza
31:15 Pero yo confío en ti, Señor,
y te digo: "Tú eres mi Dios,
31:16 mi destino está en tus manos".
Líbrame del poder de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen.
31:17 Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia;
31:18 Señor, que no me avergüence
de haberte invocado.
Que se avergüencen los malvados
y bajen mudos al Abismo;
31:19 que enmudezcan los labios mentirosos,
los que profieren insolencias contra el justo
con soberbia y menosprecio.

Acción de gracias por la liberación
31:20 ¡Qué grande es tu bondad, Señor!
Tú la reservas para tus fieles;
y la brindas a los que se refugian en ti,
en la presencia de todos.
31:21 Tú los ocultas al amparo de tu rostro
de las intrigas de los hombres;
y los escondes en tu Tienda de campaña,
lejos de las lenguas pendencieras.
31:22 ¡Bendito sea el Señor!
Él me mostró las maravillas de su amor
en el momento del peligro.
31:23 En mi turbación llegué a decir:
"He sido arrojado de tu presencia".
Pero tú escuchaste la voz de mi súplica,
cuando yo te invocaba.
31:24 Amen al Señor, todos sus fieles,
porque él protege a los que son leales
y castiga con severidad a los soberbios.
31:25 Sean fuertes y valerosos,
todos los que esperan en el Señor.

SALMO 31 (30):
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