Durante la Pascua la distribución de las lecturas es especial, distinta. Conocer el Leccionario enriquecerá la vivencia y participación interior y consciente en la sagrada liturgia.
Hay un principio fundamental: EN PASCUA TODO ES NUEVO. Por ello nunca, bajo ningún concepto, en ninguna celebración, se proclama el Antiguo Testamento, sino siempre el Nuevo Testamento. De manera privilegiada el libro de los Hechos de los Apóstoles, y asumiendo la tradición hispano-mozárabe, el libro del Apocalipsis.
El Ordo Lectionum Missae describe el leccionario así:
Domingos
Hasta el domingo tercero de Pascua, las lecturas del Evangelio relatan las apariciones de Cristo resucitado.
Las lecturas del buen Pastor están asignadas al cuarto domingo de Pascua.
En los domingos quinto, sexto y séptimo de Pascua se leen pasajes escogidos del discurso y de la oración del Señor después de la última Cena.
La primera lectura se toma de los hechos de los Apóstoles, en el ciclo de los tres años, de modo paralelo y progresivo; de este modo, cada año se ofrecen algunas perspectivas de la vida, testimonio y progreso de la Iglesia primitiva.
Para la lectura apostólica, el año A se lee la primera carta de san Pedro, el año B la primera carta de san Juan, el año C el Apocalipsis; estos textos están muy de acuerdo con el espíritu de una alegre fe y una firme esperanza, propio de este tiempo.
Ferias
La primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles, como los domingos, de modo semicontinuo.
En el Evangelio, dentro de la Octava de Pascua, se leen los relatos de las apariciones del Señor.
Después, se hace una lectura semicontinua del Evangelio de san Juan, del cual se toman ahora los textos de índole más bien pascual, para completar así la lectura ya empezada en el tiempo de Cuaresma.
En esta lectura pascual, ocupan una gran parte el discurso y la oración del Señor después de la Cena" (nn. 100-101).
Fuente: corazoneucaristicodejesus.blogspot.com
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