Gálatas 5,1-6
Salmo 118,41.43.44.45.47.48:
Señor, que me alcance tu favor
Lucas 11,37-41
Gálatas 5,1-6
Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Mirad lo que os digo yo, Pablo: si os circuncidáis, Cristo no os servirá de nada. Lo afirmo de nuevo: el que se circuncida tiene el deber de observar la ley entera. Los que buscáis la justificación por la ley habéis roto con Cristo, habéis caído fuera del ámbito de la gracia. Para nosotros, la esperanza de la justificación que aguardamos es obra del Espiritu, por medio de la fe, pues, en Cristo Jesús, da lo mismo estar circuncidado o no estarlo; lo único que cuenta es una fe activa en la práctica del amor.
Salmo 118,41.43.44.45.47.48
R. Señor, que me alcance tu favor
Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa.
R. Señor, que me alcance tu favor
No quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.
R. Señor, que me alcance tu favor
Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás.
R. Señor, que me alcance tu favor
Andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos.
R. Señor, que me alcance tu favor
Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo.
R. Señor, que me alcance tu favor
Levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos.
R. Señor, que me alcance tu favor
Lucas 11,37-41
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo.»
Salmo 118,41.43.44.45.47.48:
Señor, que me alcance tu favor
Lucas 11,37-41
Gálatas 5,1-6
Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Mirad lo que os digo yo, Pablo: si os circuncidáis, Cristo no os servirá de nada. Lo afirmo de nuevo: el que se circuncida tiene el deber de observar la ley entera. Los que buscáis la justificación por la ley habéis roto con Cristo, habéis caído fuera del ámbito de la gracia. Para nosotros, la esperanza de la justificación que aguardamos es obra del Espiritu, por medio de la fe, pues, en Cristo Jesús, da lo mismo estar circuncidado o no estarlo; lo único que cuenta es una fe activa en la práctica del amor.
Salmo 118,41.43.44.45.47.48
R. Señor, que me alcance tu favor
Señor, que me alcance tu favor,
tu salvación según tu promesa.
R. Señor, que me alcance tu favor
No quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos.
R. Señor, que me alcance tu favor
Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás.
R. Señor, que me alcance tu favor
Andaré por un camino ancho,
buscando tus decretos.
R. Señor, que me alcance tu favor
Serán mi delicia tus mandatos,
que tanto amo.
R. Señor, que me alcance tu favor
Levantaré mis manos hacia ti
recitando tus mandatos.
R. Señor, que me alcance tu favor
Lucas 11,37-41
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo.»
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