Benedicto XVI dijo hoy que la Cuaresma es un tiempo de conversión caracterizado por el ayuno, la limosna y la oración, pero que el ayuno es algo más que abstenerse de comer, ya incluye también otras formas de privaciones para llevar una vida más sobria.
"Con la imposición de la ceniza, damos inicio al tiempo de Cuaresma, un itinerario espiritual que en la tradición de la Iglesia está caracterizado por el ayuno, la limosna y la oración, que con la ayuda de Dios deben dar vida a una realidad interior: nuestro compromiso sincero por vivir el Evangelio".
El Papa dijo que las cenizas nos recuerdan nuestra condición de criaturas, al mismo tiempo que nos invitan a la penitencia y la conversión.
Sobre el ayuno, manifestó que significa abstenerse de comer, pero que comprende otras formas de privaciones, como es llevar una vida más sobria, y explicó que no ayuna verdaderamente quien no sabe nutrirse de la palabra de Dios.
El ayuno está ligado a la limosna y los cristianos deben tener gestos de generosidad "para dar a los pobres y necesitados el fruto de nuestras privaciones". Recordó que san Agustín decía que el ayuno y la limosna son las dos alas de la plegaria e invitó a los fieles a rezar de manera más intensa y prolongada en este tiempo litúrgico.
Benedicto XVI invitó a los creyentes a seguir a Cristo de manera "más decidida y coherente, renovando la gracia y los compromisos bautismales".
Con motivo de la Cuaresma 2011, el Papa volvió a decir que la avidez de dinero insidia nuestras vidas, provoca violencia, prevaricación y muerte y, por ello, durante este tiempo litúrgico la Iglesia invita a la conversión del hombre para que se libere de su egoísmo y del instinto de dominio sobre los demás y se abra a la caridad.
"Con la imposición de la ceniza, damos inicio al tiempo de Cuaresma, un itinerario espiritual que en la tradición de la Iglesia está caracterizado por el ayuno, la limosna y la oración, que con la ayuda de Dios deben dar vida a una realidad interior: nuestro compromiso sincero por vivir el Evangelio".
El Papa dijo que las cenizas nos recuerdan nuestra condición de criaturas, al mismo tiempo que nos invitan a la penitencia y la conversión.
Sobre el ayuno, manifestó que significa abstenerse de comer, pero que comprende otras formas de privaciones, como es llevar una vida más sobria, y explicó que no ayuna verdaderamente quien no sabe nutrirse de la palabra de Dios.
El ayuno está ligado a la limosna y los cristianos deben tener gestos de generosidad "para dar a los pobres y necesitados el fruto de nuestras privaciones". Recordó que san Agustín decía que el ayuno y la limosna son las dos alas de la plegaria e invitó a los fieles a rezar de manera más intensa y prolongada en este tiempo litúrgico.
Benedicto XVI invitó a los creyentes a seguir a Cristo de manera "más decidida y coherente, renovando la gracia y los compromisos bautismales".
Con motivo de la Cuaresma 2011, el Papa volvió a decir que la avidez de dinero insidia nuestras vidas, provoca violencia, prevaricación y muerte y, por ello, durante este tiempo litúrgico la Iglesia invita a la conversión del hombre para que se libere de su egoísmo y del instinto de dominio sobre los demás y se abra a la caridad.
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