martes, 22 de noviembre de 2022

Noviembre 22: Santa Cecilia, por Luis Antequera



El 22 de noviembre es el día de santa Cecilia, virgen y mártir, y patrona de la música.

La referencia histórica más antigua existente sobre la santa remonta al “Martyrologium Hieronymianum”, del s. IV, donde su nombre aparece mencionado dos veces: el 11 de agosto, fiesta del mártir Tiburcio, y el 16 de septiembre, fecha del entierro de ella misma en las catacumbas de Calixto.

La fiesta del 22 de noviembre que hoy celebramos es la que marca la iglesia del s. IV dedicada a ella, sita en el Trastévere romano, la cual pudo ser levantada y donada a la iglesia por la propia santa.

Hacia mitad del s. V aparecen las “Actas del martirio de Santa Cecilia”, en las que se informa de que Cecilia, una virgen de una familia senatorial y cristiana desde su infancia, fue dada en matrimonio por sus padres al noble pagano, Valeriano. Tras la celebración del matrimonio, Cecilia comunica a su marido que ella se halla desposada con un ángel, y como Valeriano pida ver al ángel, Cecilia le responde: “Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo lo verás”.

Valeriano obedece, es bautizado por el Papa y entonces un ángel se aparece a la pareja y corona a los dos con rosas y azucenas. La conversión alcanza también a Tiburcio, hermano de Valeriano. Como ambos hermanos se dedican a la distribución de limosnas y al enterramiento de los mártires cristianos, el prefecto Turcio Almaquio los condena a muerte, consiguiendo los hermanos la conversión del verdugo, Máximo, que se une al martirio con ellos.

A continuación, Cecilia es apresada y condenada a morir cocida en el baño de su propia casa. Cecilia sale ilesa del tormento y el prefecto entonces manda decapitarla. Tras caer tres veces la espada sobre el cuello de la santa sin conseguir separarle la cabeza, el tormento finaliza. Dicen las “Actas” que el verdugo huyó despavorido ante el prodigio. Además, una ley romana impedía dar más de tres tajos a los condenados a la decapitación. La maltrecha santa aún vivirá tres días, que dedica a sus caridades y a disponerlo todo para que su casa se convierta a su muerte en lugar de culto para la Iglesia.

Una vez muerta, el papa Urbano la entierra en la catacumba de Calixto, junto con los obispos de Roma, donde el arqueólogo Giovanni Batista De Rossi (1822-1894) hallará su sepulcro vacío, y con ellos, unos frescos en los que la santa aparece ricamente vestida y junto al papa Urbano. Para salvar los restos de la santa de los bárbaros que saquean Roma, serán trasladados a la catacumba de Pretextato en el s. VI.

La iglesia será reconstruida por Pascual I (817-824), quien deposita las reliquias de la santa junto a las de Valeriano Tiburcio, Máximo, y los papas Urbano y Lucio.

Durante la restauración del templo hacia el año 1599, el Cardenal Sfondrato encuentra las reliquias bajo el altar. En las últimas excavaciones efectuadas por el Cardenal Rampolla se descubren restos de edificios romanos, y se construye una capilla subterránea que permite la vista de los receptáculos en los que reposan los huesos de los santos. En una capilla lateral se muestran los restos del baño en que, según las “Actas”, Cecilia fue llevada a la muerte. Y en el ábside se conserva todavía el mosaico hecho en tiempos del papa Pascual, en el que Santa Cecilia aparece ricamente ataviada como protectora del Papa.

Una tradición vincula a Santa Cecilia con la música, tradición basada en el pasaje de sus “Actas” que cuenta que ella misma tocó el órgano el día de su boda, y que “en su corazón cantaba sólo a Dios”.

A partir del s. XIV, su iconografía comienza a incorporar un órgano. Los “Cuentos de Cantérbury” de Geoffrey Chaucer, de finales del s. XIV, hacen alusión a Cecilia de Roma con una breve mención a la música. Y cuando en 1584 se funda en Roma la Academia de la Música, es elegida patrona del instituto, momento a partir del cual, su veneración como patrona de la música se generaliza.

En 1683, la Sociedad Musical de Londres funda el festival anual del “Día de Santa Cecilia”, donde hasta el día de hoy siguen participando los más grandes compositores y poetas británicos. Precisamente para el primer festival, Henry Purcell (1659-1695) compondrá la oda “Laudate Ceciliam”, a la que seguirán el “Welcome to all the Pleasures”, “Raise, raise the voice” y “Hail, bright Cecilia!”, todas ellas dedicadas a la santa.

En 1736, Haendel (1685-1759) le dedica la “Oda para el Día de Santa Cecilia”, cuatro años antes de componer “El Mesías”. Charles Gounod (1818-1893) compone una “Messe Solennelle de Sainte Cécile”. Benjamin Britten (1913-1976), nacido por cierto el día de Santa Cecilia, le compone el “Himno al Día de Santa Cecilia”. El español Salvador Giner (1832-1911) le dedica asimismo un “Himno Plegaria a Santa Cecilia”.

Curiosamente, el día de santa Cecilia nace el gran compositor español Joaquín Rodrigo (1901-1999), por cierto, ciego desde los tres años.

En honor a Santa Cecilia, un importante movimiento de renovación de la música sacra católica de finales del s. XIX recibe el nombre de “cecilianismo”.

En honor a Santa Cecilia es hoy también el Día internacional de los músicos, que nos dan un motivo más para disfrutar de la vida y nos acercan el cielo a la tierra, razones sobradas para de todo corazón, felicitar desde aquí a cuantos de una manera u otra, dedican su vida o parte de ella a la música.



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