sábado, 17 de septiembre de 2022

Teólogo más influyente de su tiempo

Roberto Belarmino llegó a ser reconocido como el "martillo de los herejes"


Las Controversias no agotan la actividad de Belarmino. Cuatro meses vive en Nápoles, ayudando al P. Alfonso Salmerón, uno de los primeros compañeros de san Ignacio, en la edición de los veinte tomos de sus obras.

Coopera con el papa Gregorio XIII en la reforma del Calendario, en la corrección del Martirologio y toma parte en la edición de la Vulgata y el Ritual Romano. Es miembro de la comisión para la reforma del Breviario.

Interviene como teólogo en la defensa de la Santa Sede durante la controversia por los privilegios invocados por España respecto a la autoridad religiosa del Reino de Sicilia. Igualmente en la discusión sobre el Sacro Romano Imperio con los príncipes alemanes.

En la Compañía de Jesús interviene directamente en la redacción de la Ratio Studiorum o Normas por las cuales se rigen los Estudios en los Colegios Jesuitas.

Revisión final de la Vulgata

Roberto Belarmino formó parte de la comisión final para la revisión del texto de la Vulgata. La revisión había sido requerida por el Concilio de Trento. Los papas posteriores al Concilio habían trabajado sobre el texto y casi habían llegado a completarlo. Sixto V, que no estaba capacitado en esta rama de la crítica, había introducido alteraciones que habían deteriorado el texto bíblico y lo había distribuido parcialmente junto con la Bula para imponer su uso. Pero el Papa murió antes de su promulgación y, finalmente, el texto fue retirado de la circulación. La dificultad consistía en cómo sustituir la defectuosa impresión con una edición más correcta sin desacreditar a Sixto V. Belarmino propuso que la nueva edición llevara el nombre del papa Sixto V, con una explicación preliminar. La sugerencia fue aceptada y Belarmino escribió el prefacio.

Posible cisma en Francia: 
el asedio de París (1589)

El P. Belarmino acompaña en calidad de teólogo al Cardenal Enrique Gaetani para analizar en París la situación religiosa y evitar el cisma que podía producirse después del asesinato de Enrique III y la subida al trono de Enrique IV de Navarra, entonces protestante y protector de los hugonotes. Fueron seis meses de gran tensión. Los católicos franceses estaban divididos y Roberto sufre no el asedio de París por las tropas del rey de Navarra sino también por la búsqueda de una solución para Francia.

En Francia le llegan noticias de que Sixto V, que había aceptado escribir la dedicatoria de su "De Controversiis", había propuesto poner su primer volúmen en el Index de Libros Prohibidos. El Papa había descubierto que Belarmino asignaba un poder indirecto (en lugar de directo) sobre los asuntos temporales a la Santa Sede. Belarmino, cuya lealtad al Papa estaba fuera de duda, acogió con pena este amago de condena que no se produjo debido al fallecimiento de Sixto V. El nuevo papa, Gregorio XIV, concedió a la obra de Belarmino la distinción de una especial aprobación.

Rector del Colegio Romano (1592)

El 18 de diciembre de 1592 es nombrado Rector del Colegio Romano, el más importante de la Compañía de Jesús. Para él es una sorpresa, a pesar de haber vivido en él durante dieciséis años. Acepta esa obediencia con su habitual docilidad y desde el principio establece las características de su gobierno: ser el padre y el servidor de todos.

El Colegio Romano progresa enormemente. Belarmino se preocupa de una manera especial de los estudios, de la biblioteca, las cátedras y la vida espiritual. La alegría comunitaria, la convivencia entre las diversas nacionalidades, los sentimientos de fidelidad a la Iglesia y a la Compañía progresan llamativamente. El mérito de Belarmino se aprecia si consideramos que el Colegio Romano tiene 20 profesores, 200 estudiantes jesuitas y 2.000 alumnos de otras órdenes religiosas. El prestigio del rector aumenta. En Roma comienza a correr el rumor de que el Papa piensa hacerlo cardenal.

Provincial de Nápoles (1594)

El Superior General, Claudio Acquaviva, decide alejarlo de Roma y de la púrpura. Lo nombra Provincial de Nápoles a principios de noviembre de 1594. Nueve cardenales se quejan al Papa. Clemente VIII se molesta y lo hace comunicar al Padre General. El asunto se demora hasta que el P. Acquaviva habla con el Papa, quien deja todo en las manos del General.

El 1 de diciembre ya está Belarmino en Nápoles. Gobierna con prudencia, espíritu y caridad, como dijo de él el P. General. Pone especial cuidado por los estudios de literatura y teología. Hace dos veces la visita general a todas las Casas de la Provincia. Construye la Iglesia de Jesús Nuevo en Nápoles y funda un nuevo Colegio en Aquila.

Son muy conmovedoras las visitas al Colegio de Lecce, donde vive desde hace 42 años san Bernardino Realino. Ambos jesuitas saben comprenderse muy bien.

Teólogo del Papa (1597)

En enero de 1597, el P. Belarmino es llamado de improviso a Roma. El papa Clemente VIII busca al sucesor del P. Francisco de Toledo, su teólogo y consejero, recientemente fallecido. El oratoriano César Baronio presenta el nombre de su amigo Belarmino. El General P. Claudio Acquaviva no puede hacer otra cosa sino aceptar la petición del Papa. Se le nombra teólogo pontificio y consultor del Santo Oficio. Belarmino insiste en no vivir en los Palacios Apostólicos y se traslada a la casa de los Penitenciarios confiada entonces a la Compañía de Jesús y situada junto a la plaza de San Pedro. 

Catecismos (1598):

En este tiempo escribe por encargo del Papa una de sus obras de mayor difusión: el Catecismo, el grande y el pequeño. En julio de 1598 sale de la imprenta, acompañado de un Breve de Clemente VIII. 

El Papa lo recomienda para todas las diócesis, imponiéndolo en los Estados Pontificios. La rapidez con que es adoptado por los Obispos de diversos países hace pensar a muchos que muy pronto llegaría a ser el Catecismo universal de la Iglesia Católica. Tal vez ningún libro, excepto los Evangelios y la Imitación de Cristo, tiene tantas traducciones. Se cuentan 56, en lenguas distintas.

En Ferrara con Clemente VIII

En 1598 acompaña a Clemente VIII a Ferrara a tomar posesión del ducado que debe volver a la Santa Sede después de la muerte del duque Alfonso II pues no ha dejado herederos legítimos. 

Por encargo del Superior de la Compañía, Belarmino trata con el Papa asuntos relacionados con la controversia De Auxiliis suscitada por el libro del P. Luis de Molina sobre la Gracia. También sobre los detalles de la crucifixión de los mártires japoneses, recientemente ocurrida, y los motivos religiosos y no civiles de esas muertes. 

Logra la benevolencia papal respecto a la situación de la Compañía de Jesús en Francia y detiene la formación de una Compañía de jesuitas descalzos en España. En todos estos asuntos cuenta con la ayuda de su amigo el cardenal César Baronio.

A su regreso a Roma el Superior de la Compañía pide y obtiene permiso del Papa para nombrar a Roberto, rector de la casa de los Penitenciarios.

Juicio contra Giordano Bruno

Por encargo de Clemente VIII califica teológicamente las opiniones y sentencias contenidas en las obras de Giordano Bruno. Belarmino trata este asunto con caridad y paciencia. Visita a Giordano Bruno varias veces en la prisión y prolonga los plazos para que pueda reconsiderar sus opiniones contra la Eucaristía, la virginidad de María, los milagros de Cristo y la transmigración de las almas. La suavidad del P. Belarmino espera una muestra de arrepentimiento.

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