El modo de orar
2:8 Por lo tanto, quiero que los hombres oren constantemente, levantando las manos al cielo con recta intención, sin arrebatos ni discusiones.
2:9 Que las mujeres, por su parte, se arreglen decentemente, con recato y modestia, sin usar peinados rebuscados, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos.
2:10 Que se adornen más bien con buenas obras, como conviene a personas que practican la piedad.
2:11 Que las mujeres escuchen la instrucción en silencio, con todo respeto.
2:12 No permito que ellas enseñen, ni que pretendan imponer su autoridad sobre el marido: al contrario, que permanezcan calladas.
2:13 Porque primero fue creado Adán,
2:14 Y no fue Adán el que se dejó seducir, sino que Eva fue engañada y cayó en el pecado.
2:15 Pero la mujer se salvará, cumpliendo sus deberes de madre, a condición de que persevere en la fe, en el amor y en la santidad, con la debida discreción.
2:8 Por lo tanto, quiero que los hombres oren constantemente, levantando las manos al cielo con recta intención, sin arrebatos ni discusiones.
2:9 Que las mujeres, por su parte, se arreglen decentemente, con recato y modestia, sin usar peinados rebuscados, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos.
2:10 Que se adornen más bien con buenas obras, como conviene a personas que practican la piedad.
2:11 Que las mujeres escuchen la instrucción en silencio, con todo respeto.
2:12 No permito que ellas enseñen, ni que pretendan imponer su autoridad sobre el marido: al contrario, que permanezcan calladas.
2:13 Porque primero fue creado Adán,
2:14 Y no fue Adán el que se dejó seducir, sino que Eva fue engañada y cayó en el pecado.
2:15 Pero la mujer se salvará, cumpliendo sus deberes de madre, a condición de que persevere en la fe, en el amor y en la santidad, con la debida discreción.
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