Estracto del Capitulo Primero, punto 6:
La nueva evangelización es una actitud, un estilo audaz. Es la capacidad de parte del cristianismo de saber leer y descifrar los nuevos escenarios, que en estas últimas décadas han surgido dentro de la historia humana, para habitarlos y transformarlos en lugares de testimonio y de anuncio del Evangelio.
El primero de ellos es el escenario cultural de fondo. Nos encontramos en una época de profunda secularización, que ha perdido la capacidad de escuchar y de comprender la palabra evangélica como un mensaje vivo y vivificador.
La secularización ha asumido un tono modesto, que ha permitido a esta forma cultural invadir la vida cotidiana de las personas y desarrollar una mentalidad en la cual Dios está, de hecho, ausente, en todo o en parte, de la existencia y de la consciencia humana. Este modo de actuar ha consentido a la secularización entrar en la vida de los cristianos y de las comunidades eclesiales.
Las características de un modo secularizado de entender la vida dejan sus huellas en el comportamiento cotidiano de muchos cristianos, que se muestran frecuentemente influenciados, si no condicionados, por la cultura de la imagen con sus modelos e impulsos contradictorios.
En un escenario de este tipo, la nueva evangelización se presenta como un estímulo del cual tienen necesidad las comunidades cansadas y débiles, para descubrir nuevamente la alegría de la experiencia cristiana.
Junto a este primer escenario cultural, podemos indicar otro, más social: el gran fenómeno migratorio, que impulsa cada vez más a las personas a dejar sus países de origen y vivir en contextos urbanizados.
Este fenómeno provoca un encuentro y una mezcla de culturas que nuestras sociedades no conocían desde hace siglos.
Con este escenario social se relaciona el fenómeno conocido el término globalización, realidad no fácilmente descifrable, que exige de parte de los cristianos un fuerte trabajo de discernimiento.
La globalización puede ser interpretada como un fenómeno negativo vinculada solamente con la dimensión económica y productiva; sin embargo puede ser leída como un fenómeno de crecimiento, en el cual la humanidad aprende a desarrollar nuevas formas de solidaridad y nuevos caminos para compartir el progreso de todos hacia el bien.
En un escenario como éste, la nueva evangelización nos permite aprender que la misión ya no es un movimiento norte-sur o este-oeste, porque es necesario desvincularse de los confines geográficos. Hoy la misión se encuentra en todos los cinco continentes.
Es necesario aprender a conocer, también nosotros, los sectores y los ambientes que son ajenos a la fe, porque no la han encontrado nunca la fe o porque se alejaron de ella.
Esta profunda mezcolanza de culturas es el fondo sobre el cual actúa un tercer escenario, que está marcando en modo cada vez más determinante la vida de las personas y la consciencia colectiva. Se trata del desafío de los medios de comunicación social, que hoy ofrecen enormes posibilidades y representan uno de los grandes retos para la Iglesia.
No existe lugar en el mundo que hoy no pueda ser alcanzado y, por lo tanto, no pueda estar sujeto al influjo de la cultura de los medios de comunicación y de la cultura digital, que se estructura cada vez más como el "lugar" de la vida pública y de la experiencia social.
En tal contexto, la nueva evangelización exige a los cristianos la audacia de estar presentes en estos "nuevos areópagos", buscando los instrumentos y los caminos para hacer comprensible, también en estos lugares ultramundanos, el patrimonio de educación y de sabiduría custodiado por la tradición cristiana.
Un cuarto escenario que marca con sus cambios la acción evangelizadora de la Iglesia es el económico. Repetidas veces el Magisterio de los Sumos Pontífices han denunciado los crecientes desequilibrios entre el Norte y el Sur del mundo, en el acceso y en la distribución de los recursos, así como también en el daño a la creación. La duradera crisis económica en la cual nos encontramos indica el problema del uso de las fuerzas materiales, que no encuentra fácilmente las reglas de un mercado global capaz de tutelar una convivencia más justa.
Un quinto escenario es el de la investigación científica y tecnológica. Vivimos en una época en la cual no cesamos de admirarnos por los maravillosos pasos que la investigación ha sabido superar en estos campos. Todos podemos experimentar en la vida cotidiana los beneficios que provienen de estos progresos. Todos dependemos cada vez más de tales beneficios
Un sexto y último escenario es el de la política. La aparición en la escena mundial de nuevos actores económicos, políticos y religiosos, como el mundo islámico y el mundo asiático, ha creado una situación inédita y totalmente desconocida, rica de potencialidades, pero también plena de nuevas tentaciones de dominio y de poder. En este escenario, existen temas y sectores que han de ser iluminados con la luz del Evangelio: el empeño por la paz, el desarrollo y la liberación de los pueblos; el mejoramiento de las formas de gobierno mundial y nacional; la construcción de formas posibles de escucha, convivencia, diálogo y colaboración entre diversas culturas y religiones; la defensa de los derechos del hombre y de los pueblos, sobre todo de las minorías; la promoción de los más débiles; la protección de la creación y el empeño por el futuro de nuestro planeta.
Desideria es el nombre de uno de los personajes creados por San Jose Manyanet (1833-1901) para ilustrar su espiritualidad y su pensamiento. Desideria puede ser un hombre o una mujer, una persona joven o adulta. Pero Desideria es, ante todo, un espiritu ingenuo, inquieto e infantil, cuyo deseo de aprender y ser feliz parece no tener limites.
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