"Los santos no nacen, se hacen". Esto es lo que nos explica Thomas J. Craughwell en su libro "Saints Behaving Badly" (Doubleday, New York 2007).
Algunos autores de vidas de santos prefieren silenciar los pecados de hombres y mujeres reconocidos santos y beatos por la Iglesia porque de lo que se trata es de predicar con el ejemplo. Sin embargo, Thomas J. Craughwell (periodista católico estadounidense cuya columna se publica en multitud de periodicos diocesanos, habitual en la cadena de TV catolica EWTN y en CNN), no cree que olvidar el pasado escandaloso de muchos santos y santas haga un favor al pueblo de Dios. Todo lo contrario -nos dice el autor-, porque no saber con qué materiales trabaja Dios, en lugar de ser una ayuda para el creyente se convierte en piedra de escándalo.
Para los cristianos de los primeros siglos reconocer y recordar sus pecados era una manera de alabar el amor y la misericordia de Dios. Los cristianos no ocultaban sus pecados porque sin mencionarlos no hubieran podido dar su testimonio. De ahí, que durante los primeros siglos de la Iglesia y, también en la Edad Media, numerosas fuentes que nos hablan de la vida de los santos no ocultan sus dudas, pasiones, traiciones..., lo cual no disminuía la santidad de la persona, al contrario, la hacia todavía más evidente.
Thomas J. Craughell nos muestra una galería de veintiocho santos o beatos que tuvieron que vencer su naturaleza rebelde para llegar a ser la persona que Dios les llamaba a ser. Tenemos notica de Santa Olga (879-969), cuya fiesta se celebra el 11 de julio y que no descansó hasta que terminó con las vidas de los asesinos de su marido en lo que se convirtió un autentico baño de sangre; Santa María de Egipto (344-421), cuya fiesta se celebra el 2 de abril y que paseaba por las calles de Alejandría seduciendo a los hombres; San Tomas Becket (1120-1170), cuya fiesta se celebra el 29 de diciembre y siendo muy rico no hizo nada para que un mendigo no muriera de frío en la calle.
El libro "Saints Behaving Badly" (Santos comportándose mal) está escrito con respeto y audazmente para inspirar, informar y entretener, al lector creyente.
Algunos autores de vidas de santos prefieren silenciar los pecados de hombres y mujeres reconocidos santos y beatos por la Iglesia porque de lo que se trata es de predicar con el ejemplo. Sin embargo, Thomas J. Craughwell (periodista católico estadounidense cuya columna se publica en multitud de periodicos diocesanos, habitual en la cadena de TV catolica EWTN y en CNN), no cree que olvidar el pasado escandaloso de muchos santos y santas haga un favor al pueblo de Dios. Todo lo contrario -nos dice el autor-, porque no saber con qué materiales trabaja Dios, en lugar de ser una ayuda para el creyente se convierte en piedra de escándalo.
Para los cristianos de los primeros siglos reconocer y recordar sus pecados era una manera de alabar el amor y la misericordia de Dios. Los cristianos no ocultaban sus pecados porque sin mencionarlos no hubieran podido dar su testimonio. De ahí, que durante los primeros siglos de la Iglesia y, también en la Edad Media, numerosas fuentes que nos hablan de la vida de los santos no ocultan sus dudas, pasiones, traiciones..., lo cual no disminuía la santidad de la persona, al contrario, la hacia todavía más evidente.
Thomas J. Craughell nos muestra una galería de veintiocho santos o beatos que tuvieron que vencer su naturaleza rebelde para llegar a ser la persona que Dios les llamaba a ser. Tenemos notica de Santa Olga (879-969), cuya fiesta se celebra el 11 de julio y que no descansó hasta que terminó con las vidas de los asesinos de su marido en lo que se convirtió un autentico baño de sangre; Santa María de Egipto (344-421), cuya fiesta se celebra el 2 de abril y que paseaba por las calles de Alejandría seduciendo a los hombres; San Tomas Becket (1120-1170), cuya fiesta se celebra el 29 de diciembre y siendo muy rico no hizo nada para que un mendigo no muriera de frío en la calle.
El libro "Saints Behaving Badly" (Santos comportándose mal) está escrito con respeto y audazmente para inspirar, informar y entretener, al lector creyente.
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