martes, 1 de junio de 2010

Evangelio segun san Marcos (12:13-17): La pregunta trampa

Luego enviaron a Jesús algunos de los fariseos y de los herodianos para tenderle una trampa con sus mismas palabras. Al llegar le dijeron:
—Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias, sino que de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no? ¿Debemos pagar o no?
Jesús, sabiendo que fingían, les replicó:
—¿Por qué me tienden trampas? Tráiganme una moneda romana para verla.
Le llevaron la moneda, y él les preguntó:
—¿De quién son esta imagen y esta inscripción?
—Del césar —contestaron.
—Denle, pues, al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios.
Y se quedaron admirados de él.
(Marcos 12:13-17)

Me llama la atencion el uso que algunos comentaristas hacen de este episodio para argumentar si se debe o no pagar impuestos, si el reino de Dios es de este mundo o del otro... Jesus sabe que sus interlocutores estan fingiendo y que esa pregunta es una trampa.
 
En los evangelios, Jesus deja claro que El no ha sido enviado para ser arbitro entre nosotros o de nuestras decisiones. Lo que aqui esta en juego no es el tributo al cesar, sino la libertad de Jesus: con su respuesta puede dar una excusa a sus enemigos para juzgarle y condenarle.
 
La intencion de los fariseos y herodianos es perversa y, por eso, en lugar de utilizar la palabra para conocer a Jesus, para aprender de El, para resolver sus cuestiones... utilizan la palabra para ponerle una trampa, es decir, con su repuesta Jesus puede darles una excusa para librarse de El.
 
Hay personas que utilizan las palabras para discernir, sanar, tender puentes, saber, reconciliar, perdonar, amar... y otras personas utilizan las palabras para separar, excluir, odiar, juzgar, condenar, aniquilar. Seguramente, la palabra fue y es la primera arma que utilizamos cuando alguien no nos gusta.

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