jueves, 28 de septiembre de 2017

JUEVES DE LA 25 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año Impar (Lecturas)

Ageo 1,1-8
Salmo 149: El Señor ama a su pueblo
Lucas 9,7-9

Ageo 1,1-8

El año segundo del rey Darío, el mes sexto, el día primero, vino la palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote: "Así dice el Señor de los ejércitos: Este pueblo anda diciendo: "Todavía no es tiempo de reconstruir el templo."" La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: "¿De modo que es tiempo de vivir en casas revestidas de madera, mientras el templo está en ruinas? Pues ahora -dice el Señor de los ejércitos- meditad vuestra situación: sembrasteis mucho, y cosechasteis poco, comisteis sin saciaros, bebisteis sin apagar la sed, os vestisteis sin abrigaros, y el que trabaja a sueldo recibe la paga en bolsa rota. Así dice el Señor: Meditad en vuestra situación: subid al monte, traed maderos, construid el templo, para que pueda complacerme y mostrar mi gloria -dice el Señor-."

Salmo 149: El Señor ama a su pueblo

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
R. El Señor ama a su pueblo

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
R. El Señor ama a su pueblo

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles.
R. El Señor ama a su pueblo

Lucas 9,7-9

En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?" Y tenía ganas de ver a Jesús.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Lucas 9,1-6: Misión de los Doce

Lucas 9,1-6
Miécoles de la 25 Semana del Tiempo Ordinario I y II

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: "No llevéis nada para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa". Ellos de pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.

SOBRE EL MISMO TEMA:
Les dio poder y autoridad  

MIÉRCOLES DE LA 25 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año Impar (Lecturas)

Esdras 9,5-9
Tobías 13,2-8: Bendito sea Dios, que vive eternamente
Lucas 9,1-6

Esdras 9,5-9

Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé mis manos al Señor, mi Dios, diciendo: "Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo. Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas y, por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes y sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora, el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén."

Interleccional: Tobías 13,2-8: 
Bendito sea Dios, que vive eternamente

Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los siglos.
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Convertíos pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizás os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Lucas 9,1-6

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: "No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Lucas 9,1-6: Anclados en sus propias ideas de poder y autoridad


En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: "No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Comentario del P. Julio González, SF:
"Les dio poder y autoridad"

Leer la Buena Noticia, entrega a entrega, por episodios, tiene un gran inconveniente: que no tenemos una visión panorámica del evangelio hasta que llegamos a los últimos capítulos y, aun así, nos puede ocurrir como a los primeros discípulos, que solamente se sintieron con fuerzas para proclamar el Evangelio después de recibir el Espíritu Santo (Pentecostés). 

Esto es debido a que la fe no se aprende de una vez para siempre sino que es un don aparentemente insignificante (como el grano de mostaza) que va creciendo dentro de nosotros.

Al leer este capítulo 9, a falta de una visión completa del evangelio, algunos pueden creer que el poder (=gr.dinamin) y la autoridad (=gr.exousian) que Jesús dio a los Doce los transformó en personas parecidas a superman ("les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades"). 

Pero los apóstoles no eran héroes. Ellos tenían su propia idea de lo que es el poder y la autoridad y, más adelante, veremos que no consiguen lo que se proponen, vacilan y se enojan entre ellos. Cuando Jesús habla de "poder" y "autoridad" no lo hace para sustituir a los poderosos de este mundo.

El testimonio de poder y autoridad de Jesús es siempre un servicio, una ofrenda, un sacrificio. Como digo, esto solamente lo descubrimos en su totalidad durante la última cena, la pasión y muerte de Jesús. Y aun entonces, algunos seguían anclados en sus propias ideas de poder y autoridad.

martes, 26 de septiembre de 2017

MARTES DE LA 25 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año Impar (Lecturas)

Esdras 6,7-8.12b.14-20
Salmo 121: Vamos alegres a la casa del Señor
Lucas 8,19-21


Esdras 6,7-8.12b.14-20

En aquellos días, el rey Darío escribió a los gobernantes de Transeufratina: "Permitid al gobernador y al senado de Judá que trabajen reconstruyendo el templo de Dios en su antiguo sitio. En cuanto al senado de Judá y a la construcción del templo de Dios, os ordeno que se paguen a esos hombres todos los gastos puntualmente y sin interrupción, utilizando los fondos reales de los impuestos de Transeufratina. La orden es mía, y quiero que se cumpla a la letra. Darío." De este modo, el senado de Judá adelantó mucho la construcción, cumpliendo las instrucciones de los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Idó, hasta que por fin la terminaron, conforme a lo mandado por el Dios de Israel y por Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. El templo se terminó el dia tres del mes de Adar, el año sexto del reinado de Darío. Los israelitas, sacerdotes, levitas y resto de los deportados, celebraron con júbilo la dedicación del templo, ofreciendo con este motivo cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y doce machos cabríos, uno por tribu, como sacrificio expiatorio por todo Israel. El culto del templo de Jerusalén se lo encomendaron a los sacerdotes, por grupos, y a los levitas, por clases, como manda la ley de Moisés. Los deportados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero; como los levitas se habían purificado, junto con los sacerdotes, estaban puros e inmolaron la víctima pascual para todos los deportados, para los sacerdotes, sus hermanos, y para ellos mismos.

Salmo 121: Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor"!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
R. Vamos alegres a la casa del Señor

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
R. Vamos alegres a la casa del Señor

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
R. Vamos alegres a la casa del Señor

Lucas 8,19-21

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: "Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte." Él les contestó: "Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra."

sábado, 23 de septiembre de 2017

Mateo 20,1-16: El honor de trabajar en su viña, por M. Dolors Gaja, MN



“El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: `Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.'  Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo.  Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: `¿Por qué estáis aquí todo el día parados?'  Dícenle: `Es que nadie nos ha contratado.' Díseles: `Id también vosotros a la viña.'

Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: `Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros.'  Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno.  Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario,  diciendo: `Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.'  Pero él contestó a uno de ellos: `Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario?  Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno? Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.”

Comentario de la M. Dolors Gaja, M.N

Estamos ante una de las parábolas que leída con mentalidad de “justicia social” podríamos considerar injusta. Hoy entendemos que cada uno debe recibir su justo salario pero las parábolas de Jesús ponen en evidencia un secreto (el Reino) que sigue permaneciendo oculto para aquellos que se acercan a Jesús sin abandonar  sus propios criterios. De ahí que Jesús acabe muchas veces diciendo: quien pueda entender, que entienda…

Habrá que subrayar que, aunque Jesús suele poner imágenes sobre el Reino de los Cielos, esta vez la imagen es el mismo propietario de la Viña. No la Viña. “El Reino de los Cielos es semejante a un propietario…”

Y estamos ante un relato de llamadas, de insistentes llamadas pues el dueño realiza cuatro “salidas” para contratar jornaleros. Se refleja aquí la vida de la primitiva iglesia donde unos eran los trabajadores del amanecer (los judíos) y otros los sobrevenidos a cualquier hora (los paganos).

El relato de este domingo está cargado de símbolos:

a) La viña

La viña es, para todos los que escuchan a Jesús, para todos los judíos, el pueblo de Israel. La viña – todavía hoy es símbolo nacional para los judíos- sólo puede tener un Dueño y ese dueño es Yahvé. Para nosotros hoy la viña es el pueblo de Dios aunque sin perder de vista la amplitud de miras del propietario, que, al fin, es dueño del mundo.

b) El denario

El denario era una moneda en curso que, con suerte, equivalía al salario de un día, aunque a veces no llegaba. En este relato el denario significa la recompensa por haber respondido a la llamada, por haber puesto la vida al servicio del evangelio…

c) Las cuatro salidas

Las cuatro salidas: retratadas con las horas romanas reflejan el amanecer, las nueve de la mañana, las tres de la tarde, las cinco y el atardecer. Es la insistencia que debe tener el apóstol, es evangelizar sin desfallecer, llamando e invitando siempre a la Viña del Señor.

En realidad ese que sale a contratar es el mismo Jesús pero nosotros debemos continuar su misión y extender el evangelio….Algunos se han encontrado con Dios en la infancia, otros en la adolescencia o juventud, quizá en la madurez o puede, incluso, que en la ancianidad. Para Dios no existe el tiempo, sólo el encuentro. Él sigue llamando y llamando, dando nuevas oportunidades.

¿Qué cuenta al final?

Tan sólo el honor de haber respondido, no los días ni las horas. Y tener un corazón capaz de alegrarse cuando otro – que no soy yo – recibe tanto o más que yo. Todavía hay muchos cristianos que creen “merecer” el premio a base de buenas obras. Esta parábola pone de relieve que nadie alcanza “el cielo” sino que es don de Dios.

Quizá lo que más ejemplifica el relato de hoy es ese poema anónimo que durante siglos hemos aprendido:

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Que no nos mueva el denario. Sólo el honor de haber trabajado en la Viña del Señor. 

jueves, 21 de septiembre de 2017

Lucas 8,1-3: Las mujeres que acompañaban a Jesús

Lucas 8,1-3
Domingo de la 11 Semana del Tiempo Ordinario, ciclo C
Viernes de la 24 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

SOBRE EL MISMO TEMA:
Evangelio de las mujeres  
Las mujeres de Jesús
Asistentes de su ministerio público    

VIERNES DE LA 24 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

1 Timoteo 6,2c-12
Salmo 48: Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos
Lucas 8,1-3

1 Timoteo 6,2c-12

Querido hermano: Esto es lo que tienes que enseñar y recomendar. Si alguno enseña otra cosa distinta, sin atenerse a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que armoniza con la piedad, es un orgulloso y un ignorante, que padece la enfermedad de plantear cuestiones inútiles y discutir atendiendo sólo a las palabras. Esto provoca envidias, polémicas, difamaciones, sospechas maliciosas, controversias propias de personas tocadas de la cabeza, sin el sentido de la verdad, que se han creído que la piedad es un medio de lucro. Es verdad que la piedad es una ganancia, cuando uno se contenta con poco. Sin nada venimos al mundo, y sin nada nos iremos de él. Teniendo qué comer y qué vestir nos basta. En cambio, los que buscan riquezas caen en tentaciones, trampas y mil afanes absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la perdición y la ruina. Porque la codicia es la raíz de todos los males, y muchos, arrastrados por ella, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos. Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo esto; practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos.

Salmo 48: Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas?
¿Si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?
R. Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.
R. Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
R. Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos

Aunque en vida se felicitaba:
"Ponderan lo bien que lo pasas",
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.
R. Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos

Lucas 8,1-3

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

Mateo 24,32-36: La parábola de la higuera

Mateo 24,32-36: La parábola de la higuera
Mc 13,28-32; Lc 21, 29-33

24:32 Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano.
24:33 Así también, cuando vean todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta.
24:34 Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto.
24:35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
24:36 En cuanto a ese día y esa hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.

Mateo 24,26-31: La manifestación gloriosa del Hijo del hombre

Mateo 24,26-31: La manifestación gloriosa del Hijo del hombre
Mc 13,24-27; Lc 21, 25-28

24:26 Si les dicen: "El Mesías está en el desierto", no vayan; o bien: "Está escondido en tal lugar", no lo crean.
24:27 Como el relámpago que sale del oriente y brilla hasta el occidente, así será la Venida del Hijo del hombre.
24:28 Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres.
24:29 Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán.
24:30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre. Todas las razas de la tierra se golpearán el pecho y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, lleno de poder y de gloria.
24:31 Y él enviará a sus ángeles para que, al sonido de la trompeta, congreguen a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte.

Mateo 24,15-25: La gran tribulación de Jerusalén

Mateo 24,15-25: La gran tribulación de Jerusalén
Mc 13,14-23; Lc 21,20-24

24:15 Cuando vean en el Lugar santo la Abominación de la desolación, de la que habló el profeta Daniel —el que lea esto, entiéndalo bien—
24:16 los que estén en Judea, que se refugien en las montañas;
24:17 el que esté en la azotea de su casa, no baje a buscar sus cosas;
24:18 y el que esté en el campo, que no vuelva a buscar su manto.
24:19 ¡Ay de las mujeres que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días!
24:20 Rueguen para que no tengan que huir en invierno o en día sábado.
24:21 Porque habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás.
24:22 Y si no fuera abreviado ese tiempo, nadie se salvaría; pero será abreviado, a causa de los elegidos.
24:23 Si alguien les dice entonces: "El Mesías está aquí o está allí", no lo crean.
24:24 Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios asombrosos, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos.
24:25 Por eso los prevengo.

Mateo 24,4-14: El comienzo de las tribulaciones

Mateo 24,4-14: El comienzo de las tribulaciones
Mc 13,5-13; Lc 21,8-19

24:4 Él les respondió: "Tengan cuidado de que no los engañen,
24:5 porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Yo soy el Mesías", y engañarán a mucha gente.
24:6 Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerras; no se alarmen: todo esto debe suceder, pero todavía no será el fin.
24:7 En efecto, se levantará nación contra nación y reino contra reino. En muchas partes habrá hambre y terremotos.
24:8 Todo esto no será más que el comienzo de los dolores del parto.
24:9 Ustedes serán entregados a la tribulación y a la muerte, y serán odiados por todas las naciones a causa de mi Nombre.
24:10 Entonces muchos sucumbirán; se traicionarán y se odiarán los unos a los otros.
24:11 Aparecerá una multitud de falsos profetas, que engañarán a mucha gente.
24:12 Al aumentar la maldad se enfriará el amor de muchos,
24:13 pero el que persevere hasta el fin, se salvará.
24:14 Esta Buena Noticia del Reino será proclamada en el mundo entero como testimonio delante de todos los pueblos, y entonces llegará el fin.

Mateo 24,1-3: Anuncio de la destrucción del Templo

Mateo 24,1-3: Anuncio de la destrucción del Templo
Mc 13,1-4; Lc 21,5-7

24:1 Jesús salió del Templo y, mientras iba caminando, sus discípulos se acercaron a él para hacerle notar las construcciones del Templo.
24:2 Pero él les dijo: "¿Ven todo esto? Les aseguro que no quedará aquí piedra sobre piedra: todo será destruido".
24:3 Cuando llegó al monte de los Olivos, Jesús se sentó y sus discípulos le preguntaron en privado: "¿Cuándo sucederá esto y cuál será la señal de tu Venida y del fin del mundo?"

Mateo 23,37-39: Reproche de Jesús a Jerusalén

Mateo 23,37-39: Reproche de Jesús a Jerusalén
Cf. Lc 13,34-35

23:37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!
23:38 Por eso, a ustedes la casa les quedará desierta.
23:39 Les aseguro que ya no me verán más, hasta que digan:
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!"

Mateo 22,41-46: El Mesías, hijo y Señor de David

Mateo 22,41-46: El Mesías, hijo y Señor de David
Mc 12,35-37; Lc 20,41-44

22:41 Mientras los fariseos estaban reunidos, Jesús les hizo esta pregunta:
22:42 "¿Qué piensan acerca del Mesías? ¿De quién es hijo?" Ellos le respondieron: "De David".
22:43 Jesús les dijo: "¿Por qué entonces, David, movido por el Espíritu, lo llama "Señor", cuando dice:
22:44 Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
debajo de tus pies?
22:45 Si David lo llama "Señor", ¿cómo puede ser hijo suyo?"
22:46 Ninguno fue capaz de responderle una sola palabra, y desde aquel día nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Mateo 22,23-33: Discusión sobre la resurrección de los muertos

Mateo 22,23-33: Discusión sobre la resurrección de los muertos
Mc 12,18-27; Lc 20,27-40

22:23 Aquel mismo día se le acercaron unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso:
22:24 "Maestro, Moisés dijo: "Si alguien muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda".
22:25 Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos. El primero se casó y como murió sin tener hijos, dejó su esposa al hermano.
22:26 Lo mismo ocurrió con el segundo, después con el tercero, y así sucesivamente hasta el séptimo.
22:27 Finalmente, murió la mujer.
22:28 Respóndenos: cuando resuciten los muertos, ¿de cuál de los siete será esposa, ya que lo fue de todos?"
22:29 Jesús les dijo: "Están equivocados, porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios.
22:30 En la resurrección ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que todos serán como ángeles en el cielo.
22:31 Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído la palabra de Dios, que dice:
22:32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
12, 26 ¡Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes!"
22:33 La multitud, que había oído esto, quedó asombrada de su enseñanza.

Mateo 21,1-11: La entrada mesiánica en Jerusalén

Mateo 21,1-11: La entrada mesiánica en Jerusalén
Mc 11,1-11; Lc 19,29-40; Jn 12,12-19

21:1 Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos,
21:2 diciéndoles: "Vayan al pueblo que está enfrente, e inmediatamente encontrarán un asna atada, junto con su cría. Desátenla y tráiganmelos.
21:3 Y si alguien les dice algo, respondan: "El Señor los necesita y los va a devolver en seguida"".
21:4 Esto sucedió para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta:
21:5 Digan a la hija de Sión:
Mira que tu rey viene hacia ti,
humilde y montado sobre un asna, sobre la cría de un animal de carga.
21:6 Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús les había mandado;
21:7 trajeron el asna y su cría, pusieron sus mantos sobre ellos y Jesús se montó.
21:8 Entonces la mayor parte de la gente comenzó a extender sus mantos sobre el camino, y otros cortaban ramas de los árboles y lo cubrían con ellas.
21:9 La multitud que iba delante de Jesús y la que lo seguía gritaba:
"¡Hosana al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Hosana en las alturas!"
21:10 Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y preguntaban: "¿Quién es este?"
21:11 Y la gente respondía: "Es Jesús, el profeta de Nazaret en Galilea".

Mateo 20,29-34: Curación de los dos ciegos de Jericó

Mateo 20,29-34: Curación de los dos ciegos de Jericó
Cf. Mc 10,46-52; Lc 18,35-43

20:29 Cuando salieron de Jericó, mucha gente siguió a Jesús.
20:30 Había dos ciegos sentados al borde del camino y, al enterarse de que pasaba Jesús, comenzaron a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!"
20:31 La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!"
20:32 Jesús se detuvo, los llamó y les preguntó: "¿Qué quieren que haga por ustedes?"
20:33 Ellos le respondieron: "Señor, que se abran nuestros ojos".
20:34 Jesús se compadeció de ellos y tocó sus ojos. Inmediatamente, recobraron la vista y lo siguieron.

Mateo 16,5-12: Contra la doctrina de los fariseos y los saduceos

Mateo 16,5-12: Contra la doctrina de los fariseos y los saduceos
Cf. Mc 8,14-21 

16:5 Al pasar a la otra orilla, los discípulos se olvidaron de llevar pan.
16:6 Jesús les dijo: "Estén atentos y cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos".
16:7 Ellos pensaban: "Lo dice porque no hemos traído pan".
16:8 Jesús se dio cuenta y les dijo: "Hombres de poca fe, ¿cómo están pensando que no tienen pan?
16:9 ¿Todavía no comprenden? ¿No se acuerdan de los cinco panes para cinco mil personas y del número de canastas que juntaron?
16:10 ¿Y tampoco recuerdan los siete panes para cuatro mil personas, y cuántas canastas recogieron?
16:11 ¿Cómo no comprenden que no me refería al pan? ¡Cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos!"
16:12 Entonces entendieron que les había dicho que se cuidaran, no de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.

Mateo 16,1-4: La interpretación de los signos de los tiempos

Mateo 16,1-4: La interpretación de los signos de los tiempos
Mt 12,38-42; Mc 8,11-12; Lc 11,29-32

16:1 Los fariseos y los saduceos se acercaron a él y, para ponerlo a prueba, le pidieron que les hiciera ver un signo del cielo.
16:2 Él les respondió: "Al atardecer, ustedes dicen: "Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojo como el fuego".
16:3 Y de madrugada, dicen: "Hoy habrá tormenta, porque el cielo está rojo oscuro". ¡De manera que saben interpretar el aspecto del cielo, pero no los signos de los tiempos!
16:4 Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro signo que el de Jonás". Y en seguida los dejó y se fue. 

Mateo 15,10-20: La enseñanza sobre lo puro y lo impuro

Mateo 15,10-20: La enseñanza sobre lo puro y lo impuro
Cf. Mc 7,14-23

15:10 Jesús llamó a la multitud y le dijo: "Escuchen y comprendan.
15:11 Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella".
15:12 Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: "¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oírte hablar así?"
15:13 Él les respondió: "Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz.
15:14 Déjenlos: son ciegos que guían a otros ciegos. Pero si un ciego guía a otro, los dos caerán en un pozo".
15:15 Pedro, tomando la palabra, le dijo: "Explícanos esta parábola".
15:16 Jesús le respondió: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender?
15:17 ¿No saben que lo que entra por la boca pasa al vientre y se elimina en lugares retirados?
15:18 En cambio, lo que sale de la boca procede del corazón, y eso es lo que mancha al hombre.
15:19 Del corazón proceden las malas intenciones, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las difamaciones.
15:20 Estas son las cosas que hacen impuro al hombre, no el comer sin haberse lavado las manos".

Mateo 12,33-37: La raíz de las buenas y de las malas obras

Mateo 12,33-37: La raíz de las buenas y de las malas obras
Cf. Mt 7,16-20; Lc 6,43-45

12:33 Supongan que el árbol es bueno: el fruto también será bueno. Supongan que el árbol es malo: el fruto también será malo. Porque el árbol se conoce por su fruto.
12:34 Raza de víboras, ¿cómo pueden ustedes decir cosas buenas, siendo malos? Porque la boca habla de la abundancia del corazón.
12:35 El hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro de bondad; y el hombre malo saca cosas malas de su tesoro de maldad.
12:36 Pero les aseguro que en el día del Juicio, los hombres rendirán cuenta de toda palabra vana que hayan pronunciado.
12:37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado".

Mateo 12,22-29: Discusión sobre el poder de Jesús

Mateo 12,22-29: Discusión sobre el poder de Jesús
Cf. Mt 9,32-34; Mc 3,22-27; Lc 11,14-15

12:22 Entonces, le llevaron a un endemoniado ciego y mudo, y Jesús lo curó, devolviéndole el habla y la vista.
12:23 La multitud, asombrada, decía: "¿No será este el Hijo de David?"
12:24 Los fariseos, oyendo esto, dijeron: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios".
12:25 Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina; y una ciudad o una familia dividida no puede subsistir.
12:26 Ahora bien, si Satanás expulsa a Satanás, lucha contra sí mismo; entonces, ¿cómo podrá subsistir su reino?
12:27 Y si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
12:28 Pero si expulso a los demonios con el poder del Espíritu de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
12:29 ¿Acaso alguien puede entrar en la casa de un hombre fuerte y robar sus cosas, si primero no lo ata? Sólo así podrá saquear la casa.

Mateo 11:7-10: Testimonio de Jesús sobre Juan el Bautista

Mateo 11:7-10: Testimonio de Jesús sobre Juan el Bautista
Cf. Lucas 7,24-30

11:7 Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
11:8 ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.
11:9 ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta.
11:10 Él es aquel de quien está escrito:
Yo envío a mi mensajero delante de ti,

Mateo 11,2-6: Los signos mesiánicos

Mateo 11,2-6: Los signos mesiánicos
Cf. Lucas 7,19-23

11:2 Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle:
11:3 "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?"
11:4 Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven:
11:5 los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.
11:6 ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!"

Mateo: 4,18-23: Los primeros discípulos

Los primeros discípulos
Cf. Marcos 1,16-20; Lucas 5,1-11

4:18 Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
4:19 Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
4:20 Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
4:21 Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
4:22 Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

La actividad de Jesús en Galilea
Marcos 1,35-39; Lucas 4,42-44

4:23 Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente.
4:24 Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba.
4:25 Lo seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.

SOBRE EL MISMO TEMA:
Dios ha aceptado nuestros límites  

domingo, 17 de septiembre de 2017

Lucas 7,1-10: Curación del sirviente de un centurión

Lucas 7,1-10
Lunes de la 24 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: «Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga.» Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace.» Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: «Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.» Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

SOBRE EL MISMO TEMA:
Ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande

Lc 7,1-10: Ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande

Lucas 7,1-10

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: «Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga.» Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace.» Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: «Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.» Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

"Les digo que ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande":

¿Creía el centurión en las promesas que Dios había hecho a Abraham? Seguramente, no. ¿Creía el centurión que Israel era el pueblo escogido por Dios para salvar a todas las naciones? Seguramente, no. ¿Creía el centurión en la profecías de Isaías, Jeremías, Ezequiel, Amós...? Seguramente, no. ¿Creía el centurión que la circuncisión era un mandato divino? Seguramente, no. ¿Creía el centurión en los privilegios de las tribus de Leví y Judá? Seguramente, no. ¿Creía el centurión que los sacerdotes del templo de Jerusalén eran los únicos que podían ofrecer sacrificios a Dios? Seguramente, no. ¿Creía el centurión que Moises era el legislador más importante? Seguramente, no.
 
Entonces, ¿por qué Jesús dice "no he encontrado en Israel una fe tan grande"?
 
No llegamos a comprender el escándalo de las palabras de Jesús si perdemos de vista la situación política por la que atraviesa Israel en ese momento. Israel es un territorio ocupado por los romanos y el centurión es un representante del poder enemigo. La situación es tan dramática que los romanos tienen apostada una guarnición de soldados frente al templo de Jerusalén para evitar posibles conatos de rebelión.
 
Creer que el centurión es un "amigo de los judíos" (tal vez en proceso de conversión, como algunos han querido ver) porque "nos ha construido una sinagoga", es tener una vision tergiversada de lo que estaba ocurriendo en Israel por aquellos días. Para entender el alcance de la frase de Jesús hay que saber que el Evangelio de Lucas se escribió después de la destrucción del templo de Jerusalén por el ejército romano.
 
Jesús no se compadece del centurión porque "es amigo de nuestro pueblo y nos ha construido una sinagoga", sino por la fe que demuestra tener al pedirle ese favor. Por eso, esta pregunta es muy importante para nosotros hoy: ¿cuál es la fe del centurión?
 
La fe del centurión es la de una persona que sufre porque un esclavo suyo esta gravemente enfermo, a punto morir. Este centurión ha oído hablar de Jesús, de sus prodigios y milagros, de su compasión por los leprosos, ciegos, cojos, prostitutas... Y, en su desesperación, llama a todas las puertas: ha ido a ver a los dirigentes judios pidiéndoles un favor. Este centurión se sirve de intermediarios no para evitar mancillar su dignidad sino porque reconoce las repercusiones que puede tener para Jesús semejante colaboracion. Él mismo se pone en evidencia llamando a la puerta de los judíos.
 
Pues bien, de un pagano romano Jesus dice: "Ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande".

Lunes de la 24ª semana del Tiempo Ordinario, Año I

1 Timoteo 2,1-8
Salmo 27: Salva, Señor, a tu pueblo
Lucas 7,1-10

1 Timoteo 2,1-8

Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos. Este es el testimonio dado en el tiempo oportuno, y de este testimonio –digo la verdad, no miento– yo he sido constituido heraldo y apóstol, maestro de los gentiles en la fe y en la verdad. Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas, sin ira ni discusiones.

Salmo 27
R. Salva, Señor, a tu pueblo

Escucha, Señor, mi súplica
cuando te pido ayuda
y levanto las manos hacia tu santuario.
R. Salva, Señor, a tu pueblo

El Señor es mi fuerza y mi escudo,
en él confía mi corazón;
él me socorrió y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.
R. Salva, Señor, a tu pueblo

El Señor es la fuerza de su pueblo,
el apoyo y la salvación de su Mesías.
Salva, Señor, a tu pueblo
y bendícelo porque es tuyo;
apaciéntalo y condúcelo para siempre.
R. Salva, Señor, a tu pueblo

Lucas 7,1-10

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaum. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado, a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: «Merece que se lo concedas porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga.»  Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió a unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "ve", y va; al otro: "ven", y viene; y a mi criado: "haz esto", y lo hace.» Al oír esto, Jesús se admiró de él, y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: «Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.» Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

Col 4,10-18: Saludos y despedida

Col 4,10-18

4:10 Aristarco, mi compañero de prisión, los saluda; lo mismo que Marcos, el primo de Bernabé, acerca del cual ya recibieron instrucciones: si él va a verlos, recíbanlo bien.
4:11 Igualmente los saluda Jesús, el que es llamado Justo. De los que provienen del Judaísmo, estos son los únicos que trabajan conmigo por el Reino de Dios: por eso han sido un consuelo para mí.
4:12 También los saluda Epafras, su compatriota, este servidor de Cristo Jesús que ora incansablemente por ustedes, para que se mantengan firmes en la perfección, cumpliendo plenamente la voluntad de Dios.
4:13 Yo doy testimonio de lo mucho que él hace por ustedes y por los de Laodicea y de Hierápolis.
4:14 Finalmente, los saludan Lucas, el querido médico, y Demas.
4:15 Saluden a los hermanos de Laodicea, especialmente a Ninfas y a la Iglesia que se reúne en su casa.
4:16 Una vez que hayan leído esta carta, háganla leer también en la Iglesia de Laodicea, y ustedes, a su vez, lean la carta que yo envié a esa Iglesia.
4:17 Digan a Arquipo Filemón que esté atento al ministerio que recibió para servir al Señor y que lo cumpla bien.
4:18 El saludo es de mi puño y letra, Pablo. Acuérdense de mis cadenas.
La gracia esté con ustedes.

Col 4,7-9: Noticias personales

Col 4,7-9

4:7 En lo que a mí se refiere, nuestro querido hermano Tíquico, mi fiel ayudante y compañero en el servicio del Señor, los informará de todo.
4:8 Yo lo envío expresamente para que él les dé noticias mías y los anime.
4:9 Lo acompañará Onésimo, nuestro fiel y querido hermano, que es uno de ustedes. Ellos los pondrán al tanto de todo lo que pasa por aquí.

Col 4,1-6: Últimas exhortaciones

Col 4,1-6

4:1 En cuanto a ustedes, patrones, concedan a sus servidores lo que es justo y razonable, recordando que también ustedes tienen un Señor en el cielo.
4:2 Perseveren en la oración, velando siempre en ella con acción de gracias.
4:3 Rueguen también por nosotros, a fin de que Dios nos allane el camino para anunciar el misterio de Cristo, por el cual estoy preso,
4:4 y para que yo sepa pregonarlo en la debida forma.
4:5 Compórtense con sensatez en sus relaciones con los que no creen, aprovechando bien el tiempo presente.
4:6 Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido.

Col 3,22-25: Los deberes de los esclavos y de los patrones

Col 3,22-25  

3:22 Esclavos, obedezcan en todo a sus dueños temporales, pero no con una obediencia fingida, como quien trata de agradar a los hombres, sino con sencillez de corazón, por consideración al Señor.
3:23 Cualquiera sea el trabajo de ustedes, háganlo de todo corazón, teniendo en cuenta que es para el Señor y no para los hombres.
3:24 Sepan que el Señor los recompensará, haciéndolos sus herederos. Ustedes sirven a Cristo, el Señor:
3:25 el que obra injustamente recibirá el pago que corresponde, cualquiera sea su condición.

Col 3,18-21: Los deberes familiares

Col 3,18-21

3:18 Mujeres, sean dóciles a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor.
3:19 Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida.
3:20 Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque esto es agradable al Señor.
3:21 Padres, no exasperen a sus hijos, para que ellos no se desanimen.

Col 3,12-17: Exhortación al amor

Col 3,12-17  

3:12 Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia.
3:13 Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo.
3:14 Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.
3:15 Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
3:16 Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados.
3:17 Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre.

Col 3,5-11: El hombre viejo y el hombre nuevo

Col 3,5-11

3:5 Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría.
3:6 Estas cosas provocan la ira de Dios sobre los rebeldes.
3:7 Ustedes mismos se comportaban así en otro tiempo, viviendo desordenadamente.
3:8 Pero ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones groseras.
3:9 Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras,
3:10 y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador.
3:11 Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.

Col 2,16-23: Rechazo del falso ascetismo

Col 2,16-23

2:16 Por eso, que nadie los critique por cuestiones de alimento y de bebida, o de días festivos, de novilunios y de sábados.
2:17 Todas esas cosas no son más que la sombra de una realidad futura, que es el Cuerpo de Cristo.
2:18 Que nadie los prive del premio, bajo pretexto de "humildad" y de un "culto de los ángeles". Esa gente tiene en cuenta solamente las cosas que ha visto y se vanagloria en el orgullo de su mentalidad carnal,
2:19 pero no se mantiene unida a la Cabeza que vivifica a todo el Cuerpo y le da cohesión por medio de las articulaciones y de los ligamentos, a fin de que su crecimiento se realice en Dios.
2:20 Ya que ustedes han muerto con Cristo a los elementos del mundo, ¿por qué se someten a las prohibiciones de
2:21 "no tomar", "no comer" y "no tocar", como si todavía vivieran en el mundo?
2:22 Todo esto se refiere a cosas destinadas a ser destruidas por su mismo uso y no son más que preceptos y doctrinas de hombres.
2:23 Estas doctrinas tienen una cierta apariencia de sabiduría por su "religiosidad", su "humildad" y su "desprecio del cuerpo", pero carecen de valor y sólo satisfacen los deseos de la carne.  

Col 2,4-15: Advertencia contra los errores

Col 2,4-15

2:4 Los pongo sobre aviso para que nadie los engañe con sofismas.
2:5 Aunque ausente con el cuerpo, estoy presente en espíritu, y me alegro al ver el orden que reina entre ustedes y la firmeza de la fe que tienen en Cristo.
2:6 Vivan en Cristo Jesús, el Señor, tal como ustedes lo han recibido,
2:7 arraigados y edificados en él, apoyándose en la fe que les fue enseñada y dando gracias constantemente.
2:8 No se dejen esclavizar por nadie con la vacuidad de una engañosa filosofía, inspirada en tradiciones puramente humanas y en los elementos del mundo, y no en Cristo.
2:9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad,
2:10 y ustedes participan de esa plenitud de Cristo, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad.
2:11 En él fueron circuncidados, no por mano de hombre, sino por una circuncisión que los despoja del cuerpo carnal, la circuncisión de Cristo.
2:12 En el bautismo, ustedes fueron sepultados con él, y con él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
2:13 Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con él, perdonando todas nuestras faltas.
2:14 Él canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz.
2:15 En cuanto a los Principados y a las Potestades, los despojó y los expuso públicamente a la burla, incorporándolos a su cortejo triunfal.

Col 2,1-3: Preocupación de Pablo por sus Iglesias

Col 2,1-3  

2:1 Sí, quiero que sepan qué dura es la lucha que sostengo por ustedes, por los de Laodicea y por tantos otros que no me conocen personalmente.
2:2 Mi deseo es que se sientan animados y que, unidos estrechamente en el amor, adquieran la plenitud de la inteligencia en toda su riqueza. Así conocerán el misterio de Dios, que es Cristo,
2:3 en quien están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Col 1,21-23: La salvación por medio de Cristo

Col 1,21-23  

1:21 Antes, a causa de sus pensamientos y sus malas obras, ustedes eran extraños y enemigos de Dios.
1:22 Pero ahora, él los ha reconciliado en el cuerpo carnal de su Hijo, entregándolo a la muerte, a fin de que ustedes pudieran presentarse delante de él como una ofrenda santa, inmaculada e irreprochable.
1:23 Para esto es necesario que ustedes permanezcan firmes y bien fundados en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitida por la Buena Noticia que han oído y que fue predicada a todas las criaturas que están bajo el cielo y de la cual yo mismo, Pablo, fui constituido ministro.

Col 1,1-14: Saludo inicial y acción de gracias

Col 1,1-14  

1:1 Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo
1:2 saludan a los santos de Colosas, sus fieles hermanos en Cristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre.
1:3 Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando sin cesar por ustedes,
1:4 desde que nos hemos enterado de la fe que tienen en Cristo Jesús y del amor que demuestran a todos los santos,
1:5 a causa de la esperanza que les está reservada en el cielo. Ustedes oyeron anunciar esta esperanza por medio de la Palabra de la verdad, de la Buena Noticia
1:6 que han recibido y que se extiende y fructifica en el mundo entero. Eso mismo sucede entre ustedes, desde que oyeron y comprendieron la gracia de Dios en toda su verdad,
1:7 al ser instruidos por Epafras, nuestro querido compañero en el servicio de Dios. Él es para ustedes un fiel ministro de Cristo,
1:8 y por él conocimos el amor que el Espíritu les inspira.
1:9 Por eso, desde que nos enteramos de esto, oramos y pedimos sin cesar por ustedes, para que Dios les haga conocer perfectamente su voluntad, y les dé con abundancia la sabiduría y el sentido de las cosas espirituales.
1:10 Así podrán comportarse de una manera digna del Señor, agradándolo en todo, fructificando en toda clase de obras buenas y progresando en el conocimiento de Dios.
1:11 Fortalecidos plenamente con el poder de su gloria, adquirirán una verdadera firmeza y constancia de ánimo,
1:12 y darán gracias con alegría al Padre, que nos ha hecho dignos de participar de la herencia luminosa de los santos.
1:13 Porque él nos libró del poder de las tinieblas y nos hizo entrar en el Reino de su Hijo muy querido,
1:14 en quien tenemos la redención y el perdón de los pecados.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Mateo 18,21-35: Parábola del servidor despiadado

Mateo 18,21-35
Jueves de la 19 Semana del Tiempo Ordinario, Año III
Martes de la 3 Semana de Cuaresma
Domingo de la 24 Semana del Tiempo Ordinario, Ciclo A

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús, le preguntó: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?". Jesús le contestó: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete". Y les propuso esta parábola: "Se parece el Reino de los cielos a un rey que quiso ajustar cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía tres mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo". El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándolo, lo extrangulaba diciendo: "Págame lo que me debes". El compañero, arrodillándose a sus pies, le rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré". Pero él se negó, y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?". Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano". Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

SOBRE EL MISMO TEMA:
La necesidad del perdón    

Domingo de la 24 Semana del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Eclesiástico 27,33–28,9
Salmo 102,1-2.3-4.9-10.11-12:
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia
Romanos 14,7-9
Mateo 18,21-35


Eclesiástico 27,33–28,9

Furor y cólera son odiosos; el pecador los posee. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos. Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; la alianza del Señor, y perdona el error.


Salmo 102,1-2.3-4.9-10.11-12
R. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
R. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.
R. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia

No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
R. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
R. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia


Romanos 14,7-9

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.



En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

Sábado de la 23ª semana del Tiempo Ordinario, Año I (Lecturas)

Timoteo 1,15-17
Salmo 112: Bendito sea el nombre del Señor, 
ahora y por siempre
Lucas 6,43-49

Timoteo 1,15-17

Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 112,1-2.3-4.5a.6-7 
R. Bendito sea el nombre del Señor, 
ahora y por siempre

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.
R. Bendito sea el nombre del Señor, 
ahora y por siempre

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
R. Bendito sea el nombre del Señor, 
ahora y por siempre

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se abaja para mirar al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre.
R. Bendito sea el nombre del Señor, 
ahora y por siempre

Lucas 6,43-49

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina.»

jueves, 14 de septiembre de 2017

Oración a Nuestra Señora de los Dolores


Señora y Madre nuestra:
tu estabas serena y fuerte
junto a la cruz de Jesús.
Ofrecías tu Hijo al Padre
para la redención del mundo.

Lo perdías porque El tenía que estar en las cosas del Padre,
pero lo ganabas porque se convertía en Redentor del mundo,
en el Amigo que da la vida por sus amigos.

María, ¡qué hermoso es escuchar desde la cruz
las palabras de Jesús: "Ahí tienes a tu hijo",
"ahí tienes a tu Madre".

¡Qué bueno si te recibimos en nuestra casa como Juan!
Queremos llevarte siempre a nuestra casa.
Nuestra casa es el lugar donde vivimos.
Pero nuestra casa es sobre todo el corazón,
donde mora la Santísima Trinidad.
Amén.

Los siete Dolores de la Virgen María



Primer Dolor:
La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús

Virgen María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo te manifestó que tu participación en nuestra redención sería a base de dolor; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Segundo Dolor: 
La huida a Egipto con Jesús y José

Virgen María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Tercer Dolor:
La pérdida de Jesús

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Cuarto Dolor: 
El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Quinto Dolor:
La crucifixión y la agonía de Jesús

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Sexto Dolor:
La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como El nos amo.

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Séptimo Dolor:
El entierro de Jesús y la soledad de María

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos…

Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Historia de la conmemoración de los dolores de María (15 de septiembre)

Dos veces al año, la Iglesia conmemora los dolores de la Santísima Virgen: durante la Semana de la Pasión y el 15 de setiembre.

La devoción a Nuestra señora de los dolores viene desde muy antiguo. Ya en el siglo VIII los escritores eclesiásticos hablaban de la “Compasión de la Virgen” en referencia a la participación de la Madre de Dios en los dolores del Crucificado.

La fiesta empezó a celebrarse en occidente durante la Edad Media y por ese entonces se hablaba de la “Transfixión de María”, de la “Recomendación de María en el Calvario”. Se conmemoraba en el tiempo de Pascua.

En la Edad Media había una devoción popular por los cinco gozos de la Virgen Madre, la cual se complementó con otra fiesta en honor a sus cinco dolores durante la Pasión. Más adelante, las penas de la Virgen María aumentaron a siete, y no sólo se prestó atención a su marcha hacia el Calvario, sino a su vida entera.

A los frailes servitas, que desde su fundación tuvieron particular devoción por los sufrimientos de María, se les autorizó para que celebraran una festividad en memoria de los Siete Dolores, el tercer domingo de septiembre de todos los años.

La primera fiesta oficial de los dolores de María durante la Semana de la Pasión se instituyó en Colonia y en otras partes de Europa en el siglo XV y cuando la festividad se extendió por toda la Iglesia, en 1727, con el nombre de los Siete Dolores, se mantuvo la referencia original de la Misa y del oficio de la Crucifixión del Señor.

El viernes anterior al Domingo de Ramos también se hacía una conmemoración a la Virgen Dolorosa, festividad conocida popularmente como “Viernes de los Dolores”.

Benedicto XIII extendió universalmente la celebración del “Viernes de Dolores” en 1472 y en 1814 el Papa Pío VII fijó la Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores para el 15 de septiembre, un día después a la Exaltación de la Santa cruz.

Significado e historia de la Cruz



Sobre la palabra "cruz" 

La cruz es el principal símbolo del cristianismo. La palabra ‘cruz’ proviene del verbo latino ‘cruciare’, que significa ‘crucificar’ o ‘torturar’. Y la palabra ‘crucifijo’ proviene del término latino ‘crucifixum’, que es el participio del verbo latino ‘crucifigere’, que significa ‘fijar en la cruz’.

La forma católica de la cruz es una línea vertical atravesada por otra línea horizontal. A esta cruz se la conoce como ‘cruz latina’. Su origen se refiere al método de ejecución que se utilizó con Jesucristo. Algunas interpretaciones místicas sugieren que la porción vertical representa la divinidad de Jesús, mientras que la horizontal representa su humanidad.

Historia

En excavaciones relativas a la Edad de Bronce apareció en Europa una cruz parecida a la latina en diversos objetos, quizás no solo con fines ornamentales, sino también religiosos, dado que en sepulturas de la época se hallaron objetos con el símbolo de una cruz.

No se conservan iconos de la cruz pertenecientes a los dos primeros siglos del cristianismo puesto que representaba un método de tortura especialmente doloroso. Sin embargo la figura de la cruz era el símbolo de muchos de los primeros cristianos, en especial durante las épocas de persecución, con el fin de identificarse unos con otros de forma encubierta. Ellos hacían generalmente la señal de la cruz en el suelo pero no llevaban encima ninguna figura con forma de cruz.

En el monte Palatino, en Roma, se encontró lo que se considera la primera representación pictórica conocida sobre la crucifixión de Jesús. Tiene una inscripción en griego que dice ‘Alexámenos sébete theón’, que traducido al español significa ‘Alexámenos adorando a su dios’. Se cree que la fecha aproximada de la creación de esa obra es del año 85 al 95 d.C. bajo el emperador Domiciano. Se considera que fue hecha en tono irónico por un no-cristiano.

Fue en el siglo IV cuando la cruz se convirtió en el símbolo para representar a Cristo y su misterio de salvación. Los cristianos fueron dejando de lado los símbolos utilizados hasta entonces: la figura del Pastor, el pez, el ancla y la paloma.

El hecho de adoptar la cruz como símbolo cristiano vino principalmente con la visión que tuvo el emperador Constantino hacia el año 312 d.C., la cual precedió a su victoria en el puente Milvio. La figura de la cruz iba acompañada de las palabras ‘In hoc signo vinces’, que significa ‘Con este símbolo vencerás’. Entonces se empezó a denominar a los cristianos ‘los religiosos de la cruz’.

En el año 326 d.C. Elena de Constantinopla, madre de Constantino I el Grande, halló la Cruz de Cristo en Jerusalén. Es por ello que el 14 de septiembre los ortodoxos celebran la consagración de la basílica en el sitio donde fue hallada la Cruz de Cristo. Y la Iglesia Católica celebra este mismo día ‘la exaltación de la Santa Cruz’.

Las primeras representaciones pictóricas o esculturales de la cruz ofrecen un Cristo glorioso, con larga túnica y con corona real. Está en la Cruz, pero es el vencedor, el resucitado. Sólo más tarde, con la espiritualidad de la Edad Media, se le empezó a representar en su estado de sufrimiento y dolor. En la actualidad, la cruz representa la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, ya que gracias a su sufrimiento en la Cruz Jesús venció a la muerte en sí misma y rescató de la condenación a toda la humanidad.

Símbolo elocuente

Generalmente no nos damos cuenta porque ya estamos acostumbrados a ver la Cruz en la Iglesia o en nuestras casas. Pero la Cruz es una verdadera cátedra desde la cual Cristo nos predica siempre la gran lección sobre Dios, sobre el misterio de la salvación en Cristo y sobre la vida cristiana.

La Cruz nos presenta a un Dios trascendente, pero al mismo tiempo cercano. Un Dios que ha querido vencer el mal con su propio dolor. Un Cristo que es Juez y Señor, pero a la vez Siervo, y que ha querido llegar a la total entrega de sí mismo como imagen del amor y de condescendencia de Dios. Un Cristo que en su muerte y resurrección ha dado al mundo la reconciliación entre Dios y la humanidad. Esta es la Cruz que ilumina nuestra vida, que nos da esperanza y que nos muestra el camino.

Fuente:
Agustín Fabra, Religionenlibertad.comn

Sobre las reliquias de la Santa Cruz



La Cruz fue el primero de los instrumentos de la Pasión de Cristo que fue venerado en forma de reliquia. Con el tiempo aún los clavos que fueron usados para clavar a Cristo en la Cruz fueron buscados, hallados y venerados por los cristianos. Uno de esos clavos está montado en la corona de hierro de Lombardía que se conserva en la catedral de Monza, la antigua capital de la Lombardía italiana.

Numerosas reliquias se disputan ser pedazos de la Cruz verdadera. En el siglo XVI Erasmo de Rotterdam decía que se podría construir un barco con toda esa madera, pero según el profesor Baima Ballone, catedrático del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Turín, Italia, si se aceptara que todos los trozos de la Cruz que se conservan fueran auténticos, juntándolos todos no alcanzaría siquiera el 50% del travesaño horizontal.

El Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en España, alberga el mayor trozo de madera de la Cruz de Cristo. En 1958 fue analizado mediante estudios microscópicos por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y se determinó que la madera era del árbol ‘cupressus sempervivens’ pertenece a un ciprés abundante en Palestina.

Fuente:
Agustín Fabra, Religionenlibertad.com

VIVIR SEGÚN LA CRUZ



Todo gesto simbólico, todo signo, pueden ayudarnos a entrar en comunión con lo que simboliza y significa, que es los importante. Pero también puede ser un peligro si nos quedamos en la pura exterioridad. Entonces el signo se convierte en gesto ritual y rutinario, el cual no significa nada ni nos conduce a nada. Por tanto, cuando hacemos la señal de la cruz sobre nosotros mismos, si no lo hacemos con la fe debida, puede convertirse en un gesto mecánico que no nos dice nada y que no parece indicar que comporte una auténtica fe en su significado.

Cuando colocamos una cruz en nuestra casa, o cuando hacemos la señal de la cruz al empezar la Eucaristía o al recibir la bendición final, deberíamos dar a nuestro gesto su auténtico sentido. Debería ser un signo de nuestra alegría por sentirnos salvados por Cristo, dejándonos abarcar, consagrar y bendecir por ella, ‘gloriándonos en la Cruz de Nuestro Señor Jesús’ (Gálatas 6:14).

Más aún, la señal de la cruz debe ser un compromiso porque la Cruz es el mejor símbolo del estilo de vida que Cristo nos enseñó y que nos invita a recorrer: ‘Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue su cruz y sígame’ (Mateo 16:24).

Debemos reconocer a la Cruz todo su contenido para que no sea un símbolo vacío, y entonces sí será un signo que continuamente nos alimente la fe y el estilo de vida que Jesús nos enseñó.

Fuente:
Agustín Fabra, Religionenlibertad.com