viernes, 30 de junio de 2017

VIERNES DE LA 12 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

Génesis 17,1.9-10.15-22
Salmo 127,1-2.3.4-5::
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor
Mateo 8,1-4

Génesis 17,1.9-10.15-22

Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el señor y le dijo:
— Yo soy el Dios Saday. Camina en mi presencia con lealtad.
Dios añadió a Abrahán:
— Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones. Éste es el pacto que hago con vosotros y con tus descendientes y que habéis de guardar: circuncidad a todos vuestros varones.
Dios dijo a Abrahán:
— Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré, y te dará un hijo, y lo bendeciré; de ella nacerán pueblos y reyes de naciones.
Abrahán cayó rostro en tierra y se dijo sonriendo:
— ¿Un centenario va a tener un hijo, y Sara va a dar a luz a los noventa?
Y Abrahán dijo a Dios:
— Me contento con que te guardes vivo a Ismael.
Dios replicó:
— No; es Sara quien te va a dar un hijo, a quien llamarás Isaac; con él estableceré mi pacto y con sus descendientes, un pacto perpetuo. En cuanto a Ismael, escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré multiplicarse sin medida, engendrará doce príncipes, y haré de él un pueblo numeroso. Pero mi pacto lo establezco con Isaac, el hijo que te dará Sara el año que viene por estas fechas.
Cuando Dios terminó de hablar con Abrahán, se retiró.

Salmo 127,1-2.3.4-5:
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.
R. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.
R. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor

Ésta es la bendición del hombre / que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.
R. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor

Mateo 8,1-4

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme." Extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero, queda limpio." Y en seguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: "No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés."

Mateo 8,1-4: "Señor"

Mateo 8,1-4

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme." Extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero, queda limpio." Y en seguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: "No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés."

— Comentario por Reflexiones Católicas
"Señor"

Hasta este momento, sobre todo en el primer gran discurso o sermón de la montaña, nos ha presentado Mateo al Mesías de la palabra; ahora comienza un segundo cuadro (cap 8—9), que nos presenta al Mesías de los hechos, el médico-taumaturgo que actúa ante la necesidad humana.

Y al comenzar a presentar este cuadro conviene puntualizar la finalidad concreta que persiguen estas narraciones de milagros. Ordinariamente han sido presentados como pruebas del poder de Jesús y, en última instancia, de su divinidad. Los evangelistas piensan de manera muy distinta.

Nunca nos presentan estas narraciones de milagros como pruebas, sino como predicación, como anuncio del evangelio. Están siempre e estrecha relación con su palabra y tienen la misma finalidad: descubrir el sentido y contenido de su actividad.

En todas las religiones se hallan relatos milagrosos. Para enfocar la historicidad de los milagros evangélicos un punto de vital importancia es la verosimilitud interna de los acontecimientos narrados. La sobriedad de las narraciones y la finalidad de las mismas —que nunca pretenden glorificar las hazañas extraordinarias de un héroe, que en este caso se llamaría Jesús de Nazaret— junto a la verosimilitud interna de lo narrado y la relación estrecha con la palabra-enseñanza de Jesús son puntos esenciales a tener en cuenta en el terreno de la historicidad. Son rasgos que los distinguen radicalmente de los relatos milagrosos que encontramos tanto en el mundo judío como en el helenista.

Mateo nos ha presentado quién es Jesús a través de su palabra (cap. 5—7); ahora nos ofrece la imagen desde sus hechos. La palabra de Jesús se completa y fortalece en sus hechos y los hechos garantizan el valor de su palabra. Palabras y hechos que mutuamente se explican e implican.

El leproso se dirige a Jesús llamándolo «Señor» y arrodillándose ante él. Es una confesión de fe. No perdamos de vista que la escena ha sido puesta por escrito después de la resurrección y desde la luz que el hecho pascual proyectó sobre todo lo ocurrido en la vida de Jesús. Jesús es el Señor. Fue la primera fórmula de fe cristiana. Ante la presencia del Señor la actitud correcta del hombre es la de la adoración. Es como el primer rasgo o primera enseñanza que nos transmite este relato.

Ante la petición del leproso, «si quieres», responde Jesús «quiero». De nuevo estamos ante la dimensión teológica del relato. El «yo» enfático de Cristo, con autoridad en sí mismo, sin necesidad de apoyarse ni siquiera en la Escritura —como hacían los doctores judíos de su tiempo— habla de su dignidad. Este «yo» enfático puede compararse con el «pero yo os digo...» de las antítesis del cap. 5 (ver el comentario a 5, 17-37).

Jesús no puede ser entendido a no ser en el conjunto de la revelación, teniendo en cuenta la preparación que suponen la ley y los profetas. Sólo desde este contexto general aparece como la plenitud de la revelación. Sólo así se comprenderá su actitud frente a la ley, que no vino a abolir sino a completar (ver el comentario a 5, 17-37).

Su actitud frente a la ley se pone de relieve: «Muéstrate al sacerdote..., y ofrece el don que mandó Moisés». Quien actúa de esta forma está cumpliendo la ley. Frente a sus acusadores, escribas y sacerdotes —que le negaban la fe porque «no cumplía la ley»— esta escena era un testimonio claro de lo calumnioso de su acusación.

Mateo 8,1-4: "Si quieres puedes limpiarme"

Mateo 8,1-4
Viernes de la 12 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme." Extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero, queda limpio." Y en seguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: "No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés."

SOBRE EL MISMO TEMA: 

Mateo 8,1-4: "Si quieres, puedes limpiarme"

Mateo 8,1-4

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme." Extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero, queda limpio." Y en seguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: "No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés."

— Comentario por Reflexiones Católicas

El capítulo 8 de Mateo abre la serie de los milagros de curación de Jesús, milagros que muestran su autoridad, superior a la de los maestros de la Ley y dotada de un carácter sacerdotal.

La primera intervención de Jesús es la purificación de un leproso, es decir, de una persona que, en cuanto afectada por la máxima modalidad de impureza, era considerada como excomulgada. Por consiguiente, se le impedía no sólo la convivencia con los hombres, sino también la comunión con Dios.

Los evangelios, a propósito de los leprosos, hablan siempre de «purificar», de «limpiar», no de «curar».

Jesús deja que el leproso —que, a causa de su enfermedad, debería mantenerse a distancia de todos y gritar: «Impuro, impuro!»— se le acerque. Jesús es sacerdote y médico: no teme el contacto con la impureza y sana al leproso. Ahora bien, para que éste sea reintegrado en la asamblea de Israel, es preciso que el sacerdote lo declare limpio y lleve a cabo el rito de la purificación (Lv 14). Jesús le envía, por tanto, a presentar la ofrenda en el templo, mostrando con ello que ha venido no a abrogar la ley, sino a llevarla a su plenitud.

Curar la lepra es una acción exclusiva de Dios, señor de la vida y de la muerte. ¡Jesús es el Señor! El leproso curado, que manifiesta su fe en Jesús, Señor y Salvador, es figura de todo hombre que acude a Jesús para recibir el don de la vida, libre por fin de la muerte. Cristo ha venido precisamente a decirnos a cada uno de nosotros: « Quiero, queda limpio».

Nosotros no somos capaces de caminar con integridad ante Dios si Jesús no interviene con su voluntad de bien y de salvación para hacernos santos, para hacernos participar de su misma filial pureza y belleza. Para eso ha venido, para eso ha muerto. Ahora bien, ¿queremos de verdad que nos sane?

miércoles, 28 de junio de 2017

MIÉRCOLES DE LA 12 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

Génesis 15,1-12.17-18
Salmo 104,1-2.3-4.6-7.8-9:
El Señor se acuerda de su alianza eternamente
Mateo 7,15-20

Génesis 15,1-12.17-18

En aquellos días, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor: "No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante." Abrán contestó: "Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?" Y añadió: "No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará." La palabra del Señor le respondió: "No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas." Y el Señor lo sacó afuera y le dijo: "Mira el cielo; cuenta las estrellas, si puedes." Y añadió: "Así será tu descendencia." Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo: "Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra." Él replicó: "Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?" Respondió el Señor: "Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón." Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: "A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates."

Salmo 104,1-2.3-4.6-7.8-9:
El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Mateo 7,15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis."

Salmo 104,1-2.3-4.6-7.8-9: Que se alegren los que buscan al Señor

Miércoles de la Octava de Pascua
Miércoles de la 12 Semana del Tiempo Ordinario, Año II 

Salmo 104,1-2.3-4.6-7.8-9: 
Que se alegren los que buscan al Señor

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.
R. Que se alegren los que buscan al Señor

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
R. Que se alegren los que buscan al Señor

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.
R. Que se alegren los que buscan al Señor

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.
R. Que se alegren los que buscan al Señor

SOBRE EL SALMO 104:
El Señor se acuerda de su alianza eternamente    

martes, 27 de junio de 2017

MARTES DE LA 12 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

Génesis 13,2.5-18
Salmo 14,2-3a.3bc-4ab.5:
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Mateo 7,6.12-14

Génesis 13,2.5-18

Abrán era muy rico en ganado, plata y oro. También Lot, que acompañaba a Abrán, poseía ovejas, vacas y tiendas; de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos. Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abrán y los de Lot. En aquel tiempo cananeos y fereceos ocupaban el país. Abrán dijo a Lot: "No haya disputas entre nosotros dos, ni entre nuestros pastores, pues somos hermanos. Tienes delante todo el país, sepárate de mí; si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha yo iré a la izquierda." Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Zear, era de regadío (esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra); parecía un jardín del Señor, o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron los dos hermanos. Abrán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor. El Señor habló a Abrán después que Lot se había separado de él: "Desde tu puesto dirige la mirada hacia el norte, mediodía, levante y poniente. Toda la tierra que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Haré a tus descendientes como el polvo; el que pueda contar el polvo podrá contar a tus descendientes. Anda, pasea el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar." Abrán alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar en honor del Señor.

Salmo 14,2-3a.3bc-4ab.5:
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

Mateo 7,6.12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos."

SOBRE LAS LECTURAS DE HOY:
La puerta y el camino estrechos 

Mateo 7,6.12-14: "Estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida"

Mateo 7,6.12-14
Martes de la 12 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos."

SOBRE EL MISMO TEMA: 
La puerta y el camino estrechos 

Mateo 7,6.12-14: La puerta y el camino estrechos

Mateo 7,6.12-14 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos."

— Comentario por Reflexiones Católicas

Se nos proponen hoy varios versículos muy sabrosos y, en ocasiones hasta contradictorios, si no sabemos ubicarlos en el contexto al que pertenecen.

• Disciplina del arcano:

El primero tiene que ver con la llamada «disciplina del arcano»: término teológico usado para expresar la costumbre que prevaleció en las épocas primitivas de la Iglesia, por la cual el conocimiento de los misterios más íntimos de la religión cristiana se ocultaba a los paganos e incluso a aquellos que estaban recibiendo instrucción en la Fe.

Los «perros» y los «puercos» son los paganos para los judíos; en este caso, tratándose del evangelista Mateo, abierto al anuncio a todos los hombres, es más probable que se refiera a los cristianos tibios e impenitentes, a los que no se debería ofrecer «lo santo» ni las «perlas» que constituyen el Pan y la Palabra.

• Regla de oro:

El segundo versículo es la llamada «regla de oro», que, para Mateo, resume la enseñanza del Antiguo Testamento, la Ley y los profetas. Los discípulos deben proceder como su Padre celestial, que se muestra benévolo con todos. Reconocerle como Padre equivale, en efecto, a establecer también una nueva relación con los demás hombres, amándolos como hermanos.

• La puerta estrecha: Jesús

Los vv. 13ss ratifican la importancia de todo lo que ha dicho Jesús: se trata de una «puerta estrecha». La Palabra de Jesús, más aún, Jesús mismo (cf. Jn 10,7), es la puerta que da entrada a la vida filial y fraterna, el camino angosto que conduce, sin embargo, a la plenitud de la vida (vv. 13ss). Cualquier otra puerta o camino que no sea el amor al Padre y a los hermanos conduce a la perdición.

El camino ancho y fácil es el que tornan muchos; el camino angosto y exigente del Evangelio atrae, en cambio, sólo a los que se dejan guiar por el Espíritu filial que clama: “¡Ven al Padre!”.

Los pasajes que nos propone hoy el leccionario (Martes de la 12 Semana del Tiempo Ordinario, Año II) nos invitan a reflexionar sobre la perenne situación en que se encuentra el hombre libre a quien se le propone una elección; siempre hay dos caminos abiertos ante él: uno conduce a la vida y el otro a la muerte.

Abrahán deja que elija Lot, y éste toma —como muchos— el camino ancho y fácil, en el que todo está dado de inmediato, hoy mismo. Es el camino que, dicho con palabras actuales, consiste en hacer lo que nos place, en satisfacer todos nuestros propios deseos sin preocuparnos de los demás. Jesús nos exhorta, sin embargo, a tomar el camino «angosto», porque el mal es ancho al principio, pero después se hace angosto y acaba ahogando en sus espiras a quienes se aventuran por sus fáciles accesos.

El bien, en cambio, se presenta duro, exigente al principio, y, después, ensancha cada vez más el corazón de quien lo hace. La historia de Abrahán nos da testimonio de ello. El patriarca, sólo y en una tierra avara, emprende el camino de la fe y, con un corazón libre y pobre, puede moverse libremente por la región ilimitada del amor verdadero y de la vida plena, a la que se accede dando siempre a los otros el primer puesto, reconociendo en cada uno el rostro de un hermano.

SALMO 15 (14) ¿Quién habitará en tu monte santo?

SALMO 15 (14)
¿Quién habitará en tu monte santo?

15:1 Salmo de David.
Señor, ¿quién se hospedará en tu Carpa?,
¿quién habitará en tu santa Montaña?
15:2 El que procede rectamente
y practica la justicia;
el que dice la verdad de corazón
15:3 y no calumnia con su lengua.
El que no hace mal a su prójimo
ni agravia a su vecino,
15:4 el que no estima a quien Dios reprueba
y honra a los que temen al Señor.
El que no se retracta de lo que juró,
aunque salga perjudicado;
15:5 el que no presta su dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará.

15 (14),2-3a.3bc-4ab.5 

Salmo 14,2-3a.3bc-4ab.5: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

Salmo 14,2-3a.3bc-4ab.5:
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
Martes de la 12 Semana de Tiempo Ordinario, Año II

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

SALMO 15 (14)

lunes, 26 de junio de 2017

Génesis 12,1-9: Ni horóscopos ni adivinos, el cristiano no sabe dónde va pues “es guiado”

Génesis 12,1-9

En aquellos días, el Señor dijo a Abrán: «Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.» Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abran tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Abrán llevó consigo a Saray, su mujer, a Lot, su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Harán. Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel tiempo habitaban allí los cananeos. El Señor se apareció a Abrán y le dijo: «A tu descendencia le daré esta tierra.» Él construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido. Desde allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor. Abrán se trasladó por etapas al Negueb.

— Comentario por el papa Francisco
Ni horóscopos ni adivinos, el cristiano no sabe dónde va pues “es guiado”

Este lunes el papa Francisco advirtió durante su homilía en la Casa Santa Marta que un cristiano “que está parado” no es un “verdadero cristiano” y avisó del peligro de “instalarse demasiado” en vez de “fiarse de Dios”.

El Santo Padre habló del “estilo de vida cristiana” explicando la figura de Abraham y que consideró que se estructura en tres puntos: “despojarse”, “promesa” y “bendición”.

Francisco indicó que “ser cristiano lleva siempre esta dimensión de despojarse que encuentra su plenitud en el despojarse de Jesús en la Cruz. Siempre hay un ‘ir’, ‘deja’, para dar el primer paso: ‘deja y vete de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre’. Si hacemos un poco de memoria veremos que en los evangelios la vocación de los discípulos es un ‘ve’, ‘deja’, ‘ven’”.
De este modo, agregó el Papa, los cristianos deben tener “la capacidad” de ser despojados porque si no se dejan “despojar y crucificar con Jesús”, no son cristianos auténticos.

— Caminamos hacia una promesa

“El cristiano no tiene el horóscopo para ver el futuro; no va al adivino que tiene la bola de cristal, o a que le lean la mano. No, no. No sabe dónde va. Es guiado. Y esto es como una primera dimensión de nuestra vida cristiana: el despojarse”, añadió.

“¿Pero despojarse para qué? Para ir hacia una promesa. Y esta es la segunda. Somos hombres y mujeres que caminamos hacia una promesa, hacia un encuentro, hacia algo que debemos recibir en herencia”.

Por todo ello, Francisco recordó que Abraham se “fía de Dios”, y “siempre está en camino”. “El camino comienza todos los días desde la mañana; el camino de fiarse del Señor, el camino abierto a las sorpresas del Señor, muchas veces no son buenas, son feas. Pensemos en una enfermedad, en una muerte. Pero es un camino abierto porque yo sé que Tú me llevarás a un lugar seguro, a una tierra que has preparado para mí: el hombre en camino, el hombre que vive en una tienda, una tienda espiritual”.

— El cristiano "bendice"

Del mismo modo, Francisco también aviso de que cuando el alma “se sistema demasiado, se instala demasiado, pierde esa dimensión de ir hacia la promesa y en lugar de caminar hacia la promesa, lleva la promesa y posee la promesa, y esto no funciona, no es cristiano”.

El tercer punto es la “bendición”. El cristiano “bendice”, es decir, “dice bien de Dios y dice bien de los otros” y “se hace bendecir por Dios y por los demás”. Y este es el esquema “de nuestra vida cristiana”, porque todos “debemos bendecir a los otros, ‘decir bien de los demás’ y ‘decir bien a Dios de los demás’.

Francisco también advirtió de que estamos acostumbrados “a no decir bien” del prójimo cuando “la lengua se mueve un poco como quiere”, en lugar de seguir a “nuestro Padre”.

Génesis 12,1-9: La llamada del Señor

Génesis 12,1-9
Lunes de la 12 Semana del Tiempo Ordinario, Año I

En aquellos días, el Señor dijo a Abrán: «Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.» Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abran tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Abrán llevó consigo a Saray, su mujer, a Lot, su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Harán. Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel tiempo habitaban allí los cananeos. El Señor se apareció a Abrán y le dijo: «A tu descendencia le daré esta tierra.» Él construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido. Desde allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor. Abrán se trasladó por etapas al Negueb.

SOBRE EL MISMO TEMA:  
El cristiano no sabe dónde va pues “es guiado”

sábado, 24 de junio de 2017

Mateo 10,26-33: “Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día”, por el P. Julio César Rioja, CMF

Mateo 10,26-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

— Comentario por Julio César Rioja, cmf
“Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día”


Queridos hermanos:

Estamos en una época, en la que todo el mundo pregona sus verdades, sobre todo en las redes sociales. Pocos escuchan las razones de los otros y las tertulias televisivas o radiofónicas, se han convertido en enfrentamientos, no digamos el propio Parlamento, o simplemente cualquier esquina, o los bares. Es un momento también difícil para nuestra tarea de evangelizar, sin embargo, Jesús hoy nos dice: “Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea”. Nos repite varias veces: “No tengáis miedo”.

En este ambiente de falta de diálogo y de encuentro, los cristianos tenemos un gran desafío, transmitir los valores del Reino.

No podemos echar más leña al fuego y aunque nos critiquen y en ocasiones tengamos la sensación de que muchos ridiculizan nuestra fe, según ellos “nuestro buenismo”, tendremos que seguir apostando por lo que nos transmitió el Maestro.

El Evangelio del Reino, desde el principio provocó en muchos rechazo, sobre todo, de los que están contra la justicia, la fraternidad, la dignidad y los derechos de todas las personas. Hay gentes que no pueden entender, como celebramos el domingo pasado, que todos debemos estar sentados en la misma mesa, compartiendo el pan y la vida.

No se trata de ser héroes, se trata de aportar lo que creemos, no de acomodarlo, a las situaciones o a las personas con las que nos relacionemos. Si, ante el quedar mal o no ser bien mirados, claudicamos, está claro que hemos equivocado el centro de lo que creemos.

Quizás, lo que más nos tiene que cuestionar, sea el ser mal mirados por los pequeños y necesitados, los débiles, los humildes, las nuevas generaciones, porque pueden hablarnos de que no estamos siendo fieles a nuestra misión evangélica y hemos abandonado el ser testigos.

No debemos confundir tampoco, el defender en la sociedad o a nivel político, sólo nuestros intereses legítimos como Iglesia (clases de religión, la cruz en la declaración de la renta…) y no quedar tan claro, que estamos de parte (de refugiados, inmigrantes, desahuciados, de los que tienen un trabajo precario…).

Hay que apostar, por lo que apostó Jesús y con humildad, más allá de nuestros propios intereses, buscar como nos recuerda la Doctrina Social de la Iglesia y muchas instituciones eclesiales (Confer, Cáritas, Justicia y Paz, Manos Unidas…), el bien común.

La última frase del Evangelio de hoy, es seria: “Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y sí uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo”. ¿Qué es ponerse de parte de Jesús ante los hombres?

Para nosotros, los que estamos aquí en la Eucaristía, que probablemente, no tenemos grandes altavoces ni espacios mediáticos desde los que crear opinión (los cristianos que los tienen deben asumir una gran responsabilidad). Tendremos que reflexionar, cuando estamos entre los vecinos, la familia, el bar, la plaza, y se habla de la economía, el trabajo, los extranjeros, los refugiados, la corrupción, la religión, la familia… y decir desde la Palabra de Dios, después de una sincera búsqueda, el porqué de nuestro cristianismo, sin miedos.

Tenemos un mensaje precioso y cuestionante, sin duda difícil, pero debe ser anunciado cueste lo que cueste: “Por eso, no tengamos miedo; no hay comparación entre nosotros y los gorriones”.

Mateo 10,24-33: No tengan miedo

Mateo 10,24-33
Sábado de la 14 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II
Domingo de la 12 Semana del Tiempo Ordinario, ciclo A

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

SOBRE EL MISMO TEMA: 
No tengáis miedo 
Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día 

Mateo 10,26-33: "No tengáis miedo", por el P. Raniero Cantalamessa, OFM

Mateo 10,26-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

— Comentario por el P. Raniero Cantalamessa OFM
“¡No tengáis miedo!”


¡Este domingo el tema dominante del Evangelio es que Cristo nos libera del miedo! Como las enfermedades, los miedos pueden ser agudos o crónicos. Los miedos agudos son determinados por una situación de peligro extraordinario. Si estoy a punto de ser atropellado por un coche, o empiezo a notar que la tierra se mueve bajo mis pies por un terremoto, se trata de temores agudos. Como surgen de improviso y sin preaviso, así desaparecen con el cese del peligro, dejando si acaso sólo un mal recuerdo. No dependen de nosotros y son naturales.

Más peligrosos son los miedos crónicos, los que viven con nosotros, que llevamos desde el nacimiento o de la infancia, que se convierten en parte de nuestro ser y a los cuales acabamos a veces hasta encariñándonos.

El miedo no es un mal en sí mismo. Frecuentemente es la ocasión para revelar un valor y una fuerza insospechados. Sólo quien conoce el temor sabe qué es el valor. Se transforma verdaderamente en un mal que consume y no deja vivir cuando, en vez de estímulo para reaccionar y resorte para la acción, pasa a ser excusa para la inacción, algo que paraliza. Cuando se transforma en ansia: Jesús dio un nombre a las ansias más comunes del hombre: «¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?» (Mt 6,31). El ansia se ha convertido en la enfermedad del siglo y es una de las causas principales de la multiplicación de los infartos.

Vivimos en el ansia, ¡y así es como no vivimos! La ansiedad es el miedo irracional de un objeto desconocido. Temer siempre, de todo, esperarse sistemáticamente lo peor y vivir siempre en una palpitación. Si el peligro no existe, el ansia lo inventa; si existe lo agiganta. La persona ansiosa sufre siempre los males dos veces: primero en la previsión y después en la realidad.

Lo que Jesús en el Evangelio condena no es tanto el simple temor o la justa solicitud por el mañana, sino precisamente este ansia y esta inquietud. «No os preocupéis», dice, «del mañana. Cada día tiene bastante con su propio mal».

Pero dejemos de describir nuestros miedos de distinto tipo e intentemos en cambio ver cuál es el remedio que el Evangelio nos ofrece para vencer nuestros temores. El remedio se resume en una palabra: confianza en Dios, creer en la providencia y en el amor del Padre celeste. La verdadera raíz de todos los temores es el de encontrarse solo. Ese continuo miedo del niño a ser abandonado.

Y Jesús nos asegura justamente esto: que no seremos abandonados. «Si mi madre y mi padre me abandonan, el Señor me acogerá», dice un Salmo (27,10). Aunque todos nos abandonaran, él no. Su amor es más fuerte que todo.

No podemos sin embargo dejar el tema del miedo en este punto. Resultaría poco próximo a la realidad. Jesús quiere liberarnos de los temores y nos libera siempre. Pero Él no tiene un solo modo para hacerlo; tiene dos: o nos quita el miedo del corazón o nos ayuda a vivirlo de manera nueva, más libremente, haciendo de ello una ocasión de gracia para nosotros y para los demás.

Él mismo quiso hacer esa experiencia. En el Huerto de los Olivos está escrito que «comenzó a experimentar tristeza y angustia». El texto original sugiere hasta la idea de un terror solitario, como de quien se siente aislado del consorcio humano, en una soledad inmensa. Y la quiso experimentar precisamente para redimir también este aspecto de la condición humana. Desde aquel día, vivido en unión con Él, el miedo, especialmente el de la muerte, tienen el poder de levantarnos en vez de deprimirnos, de hacernos más atentos a los demás, más comprensivos; en una palabra, más humanos.

viernes, 23 de junio de 2017

En la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús el Papa explica dos palabras: «elección» y «pequeñez»

Este viernes el Papa Francisco ha presidido la Misa en la Casa Santa Marta y en su homilía ha hablado de la elección hecha por Dios con su pueblo. “Se ha comprometido con nosotros para acompañarnos en el camino de la vida”, dijo el Santo Padre, que añadió que llegó a entregar a su propio Hijo “por nuestro amor”.

Por ello, explicó que “en el corazón de Jesús nos da la gracia de celebrar con alegría los grandes misterios de nuestra salvación, de su amor por nosotros”.

"Elección y pequeñez"

En su homilía, Francisco insistió en dos palabras “elección” y “pequeñez”. Sobre el primero, dijo que “no somos nosotros los que le hemos elegido a Él” sino que ha sido Dios quien se hizo “prisionero por nosotros”.

De este modo, Dios –agregó el Papa- “se ha vinculado a nuestra vida con un vínculo que no puede romperse. ¡Ha jugado fuerte! Y permanece fiel a ese compromiso. Hemos sido elegidos por amor y esa es nuestra identidad”.

El Pontífice advirtió contra la tentación de decir: “He elegido esta religión, yo la he elegido…”. “No, tú no has elegido. Es Él quien te ha elegido a ti, quien te ha llamado y se ha entregado. Y esa es nuestra fe. Si no creemos en eso, no entendemos nada del mensaje de Cristo, no entendemos el Evangelio”.

Dios "se ha enamorado de nuestra pequeñez"

En cuanto a la “pequeñez”, el Papa afirmó que Dios “se ha enamorado de nuestra pequeñez, y por eso nos ha elegido. Él elige a los pequeños, no a los grandes, sino a los pequeños. Él se revela a los pequeños: ‘Has escondido estas cosas a los sabios y a los doctores y se las has revelado a los pequeños’. Si quieres conocer algo del misterio de Jesús, abájate. Hazte pequeño. Reconoce que no eres nada”.

Francisco insistió en que Dios “no sólo escoge y se revela a los pequeños, sino que llama a los pequeños: ‘Venid a mí, vosotros que estás cansados y agobiados, yo os daré el descanso’. Vosotros que sois los pequeños, por el sufrimiento, por el agotamiento…, Él os escoge, escoge a los pequeños, se revela a los pequeños y llama a los pequeños”.

Entonces, se preguntó, “¿A los grandes no los llama?”. El Papa explicó que “su corazón está abierto, pero los grandes no se arriesgan a escuchar su voz porque están llenos de sí mismos. Para escuchar la voz del Señor es necesario hacerse pequeños”.

El corazón de Cristo, un "corazón que ama, que elige"

Es de ese modo como se descubre el corazón de Cristo, “el corazón de la revelación, el corazón de nuestra fe porque Él se ha hecho pequeño, ha elegido ese camino”. El camino de humillarse y empequeñecerse “hasta la muerte” en la Cruz. El corazón de Cristo “es un corazón que ama, que elige, que es fiel, que se vincula a nosotros, que se revela a los pequeños, que llama a los pequeños y que se hace pequeño”.

“El problema de la fe es el núcleo de nuestra vida: podemos ser muy virtuosos, más virtuosos que cualquier otro, pero con poca fe. Debemos comenzar de ahí, del misterio de Jesucristo que nos ha salvado con su fidelidad”, concluyó.

FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: AL CORAZÓN DE JESÚS, por M. Dolors Gaja, M.N.


He llegado muy tarde, y aún no del todo, a la devoción al Sagrado Corazón. Quizá por eso, mi reflexión será hoy sobre la belleza.

Una belleza que, a mi parecer, siempre ha faltado en la profunda teología que envuelve el misterio del corazón de Jesús. Esta fiesta celebra que “en el Corazón de Cristo el Amor de Dios salió al encuentro de la humanidad entera." Por eso, “es preciso vivir en sintonía con Su Corazón, amando, como Él, a Dios y al prójimo..."(Juan Pablo II)

Pero las personas, qué le vamos a hacer, captamos las realidades inefables por los sentidos y el arte no ha acabado de encontrar una manera de expresar ese amor de Dios que vibra en el corazón de Jesús.

Recuerdo que, de pequeña, esos jesuses lánguidos y acaramelados, con un corazón lleno de espinas y medio sangrantes me repelían; peor aún si era el propio Jesús quien llevaba el corazón en la mano. Por otra parte mi madre pretendía que yo hiciera los nueve primeros viernes de mes una larguísima novena al Sagrado Corazón. Pero para  una niña que juega y disfruta, lee y estudia mientras pelea con los hermanos, es metafísicamente imposible saber si estamos o no en el primer viernes de mes. Y le importa un rábano. Así que nunca jamás conseguí hacer esa novena y eso aumentó mi antipatía por esa devoción.

Pero ya mayor, tuve la suerte de viajar. Y comencé a ver muy extendida la devoción; es más, vi ciudades enteras que habían colocado sobre la montaña más alta una enorme imagen del sagrado Corazón para que protegiera a toda la ciudad: París, Bruselas, Río…y mira por donde, mi Barcelona natal, con su maravilloso Tibidabo.

Comenzó a gustarme pensar que, desde lo alto, Él nos abraza y protege constantemente. Aunque yo no le mire siempre soy mirada por Dios…Yo puedo olvidarme de Él pero su corazón no se aleja de mí.
Pero el corazón de Jesús es un corazón traspasado. Herido, lanceado. Y yo, si quiero vivir esa devoción, voy a tener que acercarme a tantos hermanos míos que hoy siguen siendo traspasados, humillados, heridos.

Hoy se nos recuerda que el corazón de Jesús sigue herido en las mujeres maltratadas, en los niños abandonados, vendidos, explotados; en los hombres que sufren la soledad o viven en la mendicidad…en las rupturas de relaciones de amor, en los parados, encarcelados y sin techo; en los emigrantes, los drogadictos o los enfermos mentales que nadie cuida. ¡En tanta gente!

Acerquémonos a consolar el Corazón de Jesús. Consolemos al hermano que sufre.

CORAZÓN DE JESÚS, Año A (Lecturas)

Deuteronomio 7,6-11
Salmo 102: La misericordia del Señor dura siempre, 
para los que cumplen sus mandatos.
1 Juan 4,7-16
Mateo 11,25-30

Deuteronomio 7,6-11

En aquellos días, Moisés habló al pueblo, diciendo: "Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño, sino que, por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto. Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y guardan sus preceptos, por mil generaciones. Pero paga en su persona a quien lo aborrece, acabando con él. No se hace esperar, paga a quien lo aborrece, en su persona. Pon por obra estos preceptos y los mandatos y decretos que te mando hoy."

Salmo 102: La misericordia del Señor dura siempre, 
para los que cumplen sus mandatos.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
R. La misericordia del Señor dura siempre, 
para los que cumplen sus mandatos.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.
R. La misericordia del Señor dura siempre, 
para los que cumplen sus mandatos.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel.
R. La misericordia del Señor dura siempre, 
para los que cumplen sus mandatos.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
R. La misericordia del Señor dura siempre, 
para los que cumplen sus mandatos.

1 Juan 4,7-16

Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a sua plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

Mateo 11,25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera."

jueves, 22 de junio de 2017

Junio 22: Santo Tomás Moro, mártir por defender la indisolubilidad del matrimonio


Hoy se celebra la fiesta de Santo Tomás Moro, quien entregó su vida en martirio por defender la indisolubilidad del matrimonio y oponerse al adulterio del rey inglés Enrique VIII. Es patrono de los gobernantes y los políticos.

Tomás Moro nació en Londres en 1477. Recibió una excelente educación clásica, graduándose en abogacía por la Universidad de Oxford. Su carrera en leyes lo llevó al parlamento. En 1505 se casó con su querida Jane Colt con quien tuvo un hijo y tres hijas. Jane muere joven y Tomás contrae nuevamente nupcias con una viuda, Alice Middleton.

En 1516 escribió su famoso libro «Utopía». Atrajo la atención del rey Enrique VIII quién lo nombró a varios importantes puestos y finalmente «Lord Chancellor», canciller, en 1529. En el culmen de su carrera Tomás renunció, en 1532, cuando el rey Enrique persistía en repudiar a su esposa para casarse, para lo cual el rey se disponía a romper la unidad de la Iglesia y formar la iglesia anglicana bajo su autoridad.

Santo Tomás pasó el resto de su vida escribiendo sobre todo en defensa de la Iglesia. En 1534, con su buen amigo el obispo y santo Juan Fisher, rehusó rendir obediencia al rey como cabeza de la iglesia. Estaba dispuesto a obedecer al rey dentro de su campo de autoridad que es lo civil pero no aceptaba su usurpación de la autoridad sobre la Iglesia.

Tomás y el obispo Fisher se ayudaron mutuamente a mantenerse fieles a Cristo en un momento en que la gran mayoría cedía ante la presión del rey por miedo a perder sus vidas. Ellos demostraron lo que es ser de verdad discípulos de Cristo y el significado de la verdadera amistad.

Ambos pagaron el máximo precio ya que fueron encerrados en La Torre de Londres. Catorce meses mas tarde, nueve días después de la ejecución de Juan Fisher, Tomás fue juzgado y condenado como traidor. Él dijo a la corte que no podía ir en contra de su conciencia y decía a los jueces que «podamos después en el cielo felizmente todos reunirnos para la salvación eterna»

Ya en el andamio para la ejecución, Santo Tomás le dijo a la gente allí congregada que el moría como «El buen servidor del rey, pero primero Dios» («the King's good servant-but God's first»).
Fue decapitado el 6 de julio de 1535. Su fiesta es el 22 de junio.

JUEVES DE LA 11 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año impar (Lecturas)

2 Corintios 11,1-11
Salmo 110,1-2.3-4.7-8: 
Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor
Mateo 6,7-15

2 Corintios 11,1-11

Hermanos: Ojalá me toleraseis unos cuantos desvaríos; bueno, ya sé que me los toleráis. Tengo celos de vosotros, los celos de Dios; quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen intacta. Pero me temo que, igual que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se pervierta vuestro modo de pensar y abandone la entrega y fidelidad a Cristo. Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que yo predico, os propone un espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio diferente del que aceptasteis, y lo toleráis tan tranquilos. ¿En qué soy yo menos que esos superapóstoles? En el hablar soy inculto, de acuerdo; pero en el saber no, como os lo he demostrado siempre y en todo. ¿Hice mal en abajarme para elevaros a vosotros? Lo digo porque os anuncié de balde el Evangelio de Dios. Para estar a vuestro servicio, tuve que saquear a otras Iglesias, aceptando un subsidio; mientras estuve con vosotros, aunque pasara necesidad, no me aproveché de nadie; los hermanos que llegaron de Macedonia proveyeron a mis necesidades. Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada. Lo digo con la verdad de Cristo que poseo; nadie en toda Acaya me quitará esta honra. ¿Por qué?, ¿porque no os quiero? Bien lo sabe Dios.

Salmo 110,1-2.3-4.7-8: 
Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
R. Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor

Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
R. Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor

Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
R. Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor

Mateo 6,7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas."

2 Corintios 11,1-11: Pasión, discernimiento y denuncia: 3 características que Francisco pide pasa ser un buen pastor

2 Corintios 11,1-11

Hermanos: Ojalá me toleraseis unos cuantos desvaríos; bueno, ya sé que me los toleráis. Tengo celos de vosotros, los celos de Dios; quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen intacta. Pero me temo que, igual que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se pervierta vuestro modo de pensar y abandone la entrega y fidelidad a Cristo. Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que yo predico, os propone un espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio diferente del que aceptasteis, y lo toleráis tan tranquilos. ¿En qué soy yo menos que esos superapóstoles? En el hablar soy inculto, de acuerdo; pero en el saber no, como os lo he demostrado siempre y en todo. ¿Hice mal en abajarme para elevaros a vosotros? Lo digo porque os anuncié de balde el Evangelio de Dios. Para estar a vuestro servicio, tuve que saquear a otras Iglesias, aceptando un subsidio; mientras estuve con vosotros, aunque pasara necesidad, no me aproveché de nadie; los hermanos que llegaron de Macedonia proveyeron a mis necesidades. Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada. Lo digo con la verdad de Cristo que poseo; nadie en toda Acaya me quitará esta honra. ¿Por qué?, ¿porque no os quiero? Bien lo sabe Dios.

— Comentario por el papa Francisco
"Pasión, discernimiento y denuncia: tres características que Francisco pide para ser un buen pastor"


El Papa Francisco en la homilía matinal de la Residencia Santa Marta este jueves de la 11 Semana del Tiempo Ordinario, año I, al comentar el ejemplo y las enseñanzas de San Pablo, ha querido destacar 3 características que ejercen los buenos pastores en la Iglesia: ser apasionados, tener discernimiento y ser capaces de denunciar.

— Apasionado para dar la vida

El Papa señaló que “el Buen Pastor da la vida por sus ovejas” y que no las abandona como si fuese "un mercenario". Eso expresa que el pastor es apasionado “hasta el punto de decirle a su gente, a su pueblo: ‘Yo experimento por ustedes una especie de celo divino’”.

“Y este es el trato al que llamamos celo apostólico. No se puede ser un verdadero pastor sin este fuego dentro”, dijo el Pontífice en su reflexión sobre un pasaje de la Segunda Carta a los Corintios de San Pablo.

— Discernir: vencer las seducciones

Un pastor, prosiguió, es “un hombre que sabe discernir”. “Sabe que en la vida hay seducción. El padre de la mentira es un seductor. El pastor no, el pastor ama. En cambio la serpiente, el padre de la mentira, el envidioso, es un seductor. Es un seductor que busca alejar de la fidelidad, porque ese celo divino de Pablo servía para llevar al pueblo a un único esposo, para mantener al pueblo en la fidelidad a su esposo”.

“En la historia de la salvación –continuó– muchas veces encontramos el alejamiento de Dios, la infidelidad al Señor, la idolatría como si fuera una infidelidad matrimonial”. El pastor bueno sería el que sabe discernir "donde están los peligros, donde están las gracias… donde está el verdadero camino”. “Acompaña a las ovejas siempre: en los momentos bellos y en los momentos feos, también en los momentos de la seducción, con paciencia las lleva al redil”.

— Sin ingenuidad, denuncia el mal 

El Papa Francisco explicó que “un apóstol no puede ser ingenuo” y debe saber “condenar, debe saber decir ‘esto no’, como los padres le dicen al niño cuando comienza a gatear y va hacia una conexión eléctrica a meter los dedos. ‘¡No, esto no, es peligroso!’ Me vienen a la memoria tantas ocasiones en las que mis padres y mis abuelos me advertían que había algún peligro”.

“El Buen Pastor sabe denunciar, con nombre y apellido”, dijo luego el Papa para luego recordar su reciente visita al norte de Italia en donde rezó ante las tumbas de dos sacerdotes del siglo XX.

Recordando a uno de ellos, el P. Lorenzo Milani, el Santo Padre se refirió a su lema cuando enseñaba a los jóvenes con una frase en inglés: “I care. ¿Y esto qué significa? Me han explicado que con esto él quería decir ‘me importa’ Enseñaba que las cosas se debían tomar en serio, contra el lema de moda en ese tiempo que era ‘no me importa’, pero dicho en otro idioma (inglés). Y así enseñaba a los jóvenes a seguir adelante”.

Es necesario también, prosiguió, denunciar “lo que va contra tu vida”. Muchas veces, alertó, “perdemos esta capacidad de condena y queremos llevar a las ovejas un poco con aquel buenismo que no solo es ingenuo sino que hace mal. Ese buenismo de los compromisos para ganar la admiración o el amor de los fieles dejando hacer”.

El Papa Francisco concluyó la homilía con una oración “por todos los pastores de la Iglesia, para que San Pablo interceda ante el Señor, para que todos los pastores podamos tener estas tres características para servir a Dios”.

miércoles, 21 de junio de 2017

MIÉRCOLES DE LA 11 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

II Corintios 9,6-11
Salmo 111: Dichoso quien teme al Señor
Mateo 6,1-6.16-18

II Corintios 9,6-11

Hermanos: El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; y el que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas. Como dice la Escritura: "Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta." El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia. Siempre seréis ricos para ser generosos, y así, por medio nuestro, se dará gracias a Dios.

Salmo 111: Dichoso quien teme al Señor

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
R. Dichoso quien teme al Señor

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
R. Dichoso quien teme al Señor

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
R. Dichoso quien teme al Señor

Mateo 6,1-6.16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.

Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.

Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará."

lunes, 19 de junio de 2017

19 de junio: SAN ROMUALDO, por Celestino Hueso, S.F.

San Romualdo, obra del beato Angélico

Dicen que no hay mal que por bien no venga y, al menos en este caso, parece que fue así. Romualdo era hijo de los duques de Rávena y fue educado sin formación cristiana de ningún tipo por lo que vivió como un joven rico sin frenos de ninguna clase, dejándose llevar por sus caprichos y pasiones.
Un día su padre se batió en duelo con un pariente por un quítame allí esas tierras y mató a su rival en presencia de Romualdo que, horrorizado, se retiró a un monasterio donde pasó tres años haciendo penitencia, hasta que fue admitido como monje.

Ahí no acabaron los problemas porque nuestro santo era tan fiel y exigente consigo mismo que se convirtió en un reproche para los demás que se tomaban las cosas mucho más a la ligera, por lo que, con permiso de los superiores, hubo de retirarse a vivir como ermitaño.

Finalmente fundó la Camáldula, llamada así porque el monasterio está en los terrenos de un tal Maldolo que los cedió al santo. Los camaldulenses son una mezcla de ermitaños y monjes ya que viven en celdas solitarias dentro de un monasterio donde tienen en común la misa y el rezo. Desde que entran se echan la cremallera en la boca y ya no le dan más a la lengua, si exceptuamos las oraciones.

Nuestro santo consiguió que su padre se arrepintiera y viviera sus últimos años como monje, haciendo penitencia por sus pecados.

Vivió hasta edad muy avanzada, aunque los 120 años de que habla San Pedro Damián, son una exageración de las gordas; lo que sí parece cierto es que predijo el lugar y día de su muerte con un cuarto de siglo de antelación.

LUNES DE LA 11ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, AÑO I (Lecturas)

1 Corintios 6,1-10
Salmo 97,1.2-3ab.3cd-4: :
El Señor da a conocer su victoria
Mateo 5,38-42


Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: «En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación. Para no poner en ridículo nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al contrario, continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios. Con la derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo poseen.

El Señor da a conocer su victoria

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
R. El Señor da a conocer su victoria

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.
R. El Señor da a conocer su victoria

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.
R. El Señor da a conocer su victoria


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.»

domingo, 18 de junio de 2017

1 Corintios 10,14-22: Los sacrificios paganos y la Eucaristía

1 Corintios 10,14-22
Solemnidad del Corpus Christi (10,16-17)   
Sábado de la 23 Semana del Tiempo Ordinario, Año II

10:14 Por esto, queridos míos, eviten la idolatría.
10:15 Les hablo como a gente sensata; juzguen ustedes mismos lo que voy a decirles.
10:16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo?
10:17 Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan.
10:18 Pensemos en Israel según la carne: aquellos que comen las víctimas, ¿no están acaso en comunión con el altar?
10:19 ¿Quiero decir con esto que la carne sacrificada a los ídolos tiene algún valor, o que el ídolo es algo?
10:20 No, afirmo sencillamente que los paganos ofrecen sus sacrificios a los demonios y no a Dios. Ahora bien, yo no quiero que ustedes entren en comunión con los demonios.
10:21 Ustedes no pueden beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios; tampoco pueden sentarse a la mesa del Señor y a la mesa de los demonios.
10:22 ¿O es que queremos provocar los celos del Señor? ¿Pretendemos ser más fuertes que él?

SOBRE EL MISMO TEMA:  
10,16-27: Los dos cuerpos de Cristo

Los dos cuerpos de Cristo, por el P. Raniero Cantalamessa


1 Corintios 10,16-17

El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.

— Comentario por el P. Raniero Cantalamessa
“Los dos cuerpos de Cristo”


En la segunda lectura San Pablo nos presenta la Eucaristía como misterio de comunión: "El cáliz que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?". Comunión significa intercambio, compartir. La regla fundamental de compartir es ésta: lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es mío. Probemos a aplicar esta regla a la comunión eucarística y nos daremos cuenta de la "enormidad" del tema.

¿"Qué tengo yo específicamente 'mío' "? La miseria, el pecado: esto es exclusivamente mío. ¿Y qué tiene "suyo" Jesús que no sea santidad, perfección de todas las virtudes? Entonces la comunión consiste en el hecho de que yo doy a Jesús mi pecado y mi pobreza, y Él me da su santidad. Se realiza el "maravilloso intercambio", como lo define la liturgia.

Conocemos diversos tipos de comunión. Una comunión bastante íntima es la que se produce entre nosotros y el alimento que comemos, pues éste se hace carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre. He oído a madres decir a su niño, estrechándole hacia su pecho y besándole: "¡Te quiero tanto que te comería!".

Es verdad que la comida no es una persona viva e inteligente con la que podemos intercambiar pensamientos y afectos, pero supongamos por un momento que lo fuera. ¿Acaso no se tendría la perfecta comunión? Pues es lo que precisamente sucede en la comunión eucarística. Jesús, en el pasaje evangélico, dice: "Yo soy el pan vivo, bajado del cielo... Mi carne es verdadera comida... El que come mi carne tiene vida eterna". Aquí el alimento no es una simple cosa, sino una persona viva. Se tiene la más íntima, si bien la más misteriosa, de las comuniones.

Observemos qué sucede en la naturaleza, en el ámbito de la nutrición. Es el principio vital más fuerte el que asimila al menos fuerte. Es el vegetal el que asimila al mineral; es el animal el que asimila al vegetal. También en las relaciones entre el hombre y Cristo se verifica esta ley. Es Cristo quien nos asimila; nosotros nos transformamos en Él, no Él en nosotros.

Un famoso materialista ateo dijo: "El hombre es lo que come". Sin saberlo dio una definición óptima de la Eucaristía, gracias a la cual el hombre se convierte verdaderamente en lo que come, esto es, ¡en el cuerpo de Cristo!

Leamos cómo prosigue el texto inicial de San Pablo: "Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan". Está claro que en este segundo caso la palabra "cuerpo" no indica ya el cuerpo de Cristo nacido de María, sino que nos indica a "todos nosotros", indica aquel cuerpo de Cristo más amplio, que es la Iglesia. Esto significa que la comunión eucarística es siempre también comunión entre nosotros. Comiendo todos del único alimento, formamos un solo cuerpo.

¿Cuál es la consecuencia? Que no podemos tener verdadera comunión con Cristo si estamos divididos entre nosotros, nos odiamos, no estamos dispuestos a reconciliarnos. Si has ofendido a tu hermano, decía San Agustín, si has cometido una injusticia contra él, y después vas a recibir la comunión como si nada hubiera pasado, tal vez lleno de fervor ante Cristo, te pareces a quien ve llegar a un amigo al que no ve desde hace mucho tiempo. Corre a su encuentro, le echa los brazos al cuello y se pone de puntillas para besarle en la frente. Pero al hacer esto no se percata de que le está pisando los pies con su calzado embarrado. Los hermanos, en efecto, especialmente los más pobres y desvalidos, son los miembros de Cristo, son sus pies posados aún en la tierra. Al darnos la sagrada forma, el sacerdote dice: "El cuerpo de Cristo", y respondemos: "¡Amén!". Ahora sabemos a quién decimos "Amen", o sea, sí, te acojo: no sólo a Jesús, el Hijo de Dios, sino también al prójimo.

En la fiesta del Corpus Domini no puedo ocultar un pesar. Hay formas de enfermedad mental que impiden reconocer a las personas cercanas. Es cuando hay quien grita durante horas: "¿Dónde está mi hijo? ¿dónde está mi esposa? ¿qué fue de ellos?", y tal vez el hijo o la esposa están ahí, le toman de la mano y le repiten: "Estoy aquí, ¿no me ves? ¡Estoy contigo!". Así le ocurre también a Dios.

Los hombres, nuestros contemporáneos, buscan a Dios en el cosmos o en el átomo; discuten si hubo o no un creador en el inicio del mundo. Seguimos preguntando: "¿Dónde está Dios?", y no nos percatamos de que está con nosotros y se ha hecho comida y bebida para estar aún más íntimamente unido a nosotros. Juan el Bautista debería repetir tristemente: "En medio de vosotros hay uno a quien no conocéis".

La solemnidad del Corpus Domini nació precisamente para ayudar a los cristianos a tomar conciencia de esta presencia de Cristo entre nosotros, para mantener despierto lo que Juan Pablo II llamaba "estupor eucarístico".

sábado, 10 de junio de 2017

SÁBADO DE LA 9 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)

Tobías 12,1.5-15.20
Salmo Tb 13,2.6.7.8:
Bendito sea Dios, que vive eternamente
Marcos 12,38-44

Tobías 12,1.5-15.20

Así es que lo llamó y le dijo: «Como paga, toma la mitad de todo lo que has traído, y vete en paz.» Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo: «Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor. Manifestad a todos las obras del Señor como él se merece, y no seáis negligentes en darle gracias. Si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas y proclamarlas como se merecen. Obrad bien, y no os vendrá ninguna desgracia. Más vale la oración sincera y la limosna generosa que la riqueza adquirida injustamente. Más vale hacer limosnas que atesorar dinero. La limosna libra de la muerte y espía el pecado. Los que hacen limosna se saciarán de vida. Los pecadores y los malhechores son enemigos de si mismos. Os descubriré toda la verdad sin ocultaros nada. Ya os dije que si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas como se merecen. Pues bien, cuando Sara y tú estabais rezando, yo presentaba al Señor de la gloria el memorial de tu oración. Lo mismo cuando enterrabas a los muertos. Y cuando te levantaste de la mesa sin dudar y dejaste la comida por ir a enterrar a aquel muerto, Dios me envió para probarte; pero me ha enviado de nuevo para curarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio de Dios y tienen acceso ante el Señor de la gloria. Así, pues, bendecid al Señor en la tierra, dad gracias a Dios. Yo subo ahora al que me envió. Vosotros escribid todo lo que os ha ocurrido.»

Salmo Tb 13,2.6.7.8:
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador.
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.
R. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Marcos 12,38-44

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.» Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

Tobías 12,1.5-15.20: Manifestación de Rafael

Tobías 12,1.5-15.20
Sábado de la 9 Semana del Tiempo Ordinario, Año I

Así es que lo llamó y le dijo: «Como paga, toma la mitad de todo lo que has traído, y vete en paz.» Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo: «Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor. Manifestad a todos las obras del Señor como él se merece, y no seáis negligentes en darle gracias. Si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas y proclamarlas como se merecen. Obrad bien, y no os vendrá ninguna desgracia. Más vale la oración sincera y la limosna generosa que la riqueza adquirida injustamente. Más vale hacer limosnas que atesorar dinero. La limosna libra de la muerte y espía el pecado. Los que hacen limosna se saciarán de vida. Los pecadores y los malhechores son enemigos de si mismos. Os descubriré toda la verdad sin ocultaros nada. Ya os dije que si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas como se merecen. Pues bien, cuando Sara y tú estabais rezando, yo presentaba al Señor de la gloria el memorial de tu oración. Lo mismo cuando enterrabas a los muertos. Y cuando te levantaste de la mesa sin dudar y dejaste la comida por ir a enterrar a aquel muerto, Dios me envió para probarte; pero me ha enviado de nuevo para curarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio de Dios y tienen acceso ante el Señor de la gloria. Así, pues, bendecid al Señor en la tierra, dad gracias a Dios. Yo subo ahora al que me envió. Vosotros escribid todo lo que os ha ocurrido.»

viernes, 9 de junio de 2017

Salmo 145,1-2.6b-7.8-9a.9bc-10: Alaba, alma mía, al Señor

Salmo 145,1-2.6b-7.8-9a.9bc-10
R. Alaba, alma mía, al Señor

Viernes de la 9 Semana del Tiempo Ordinario, Año I

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
R. Alaba, alma mía, al Señor

Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
R. Alaba, alma mía, al Señor

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.
R. Alaba, alma mía, al Señor

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
R. Alaba, alma mía, al Señor

miércoles, 7 de junio de 2017

Tobías 3,1-11a.16-17: Oración de Tobit

Tobías 3,1-11a.16-17
Miércoles de la 9 Semana del Tiempo Ordinario, Año I 

En aquellos días, profundamente afligido, sollocé, me eché a llorar y empecé a rezar entre sollozos: "Señor, tú eres justo, todas tus obras son justas; tú actúas con misericordia y lealtad, tú eres el juez del mundo. Tú, Señor, acuérdate de mí y mírame; no me castigues por mis pecados, mis errores y los de mis padres, cometidos en tu presencia, desobedeciendo tus mandatos. Nos has entregado al saqueo, al destierro y a la muerte, nos has hecho refrán, comentario y burla de todas las naciones donde nos has dispersado. Sí, todas tus sentencias son justas cuando me tratas así por mis pecados, porque no hemos cumplido tus mandatos ni hemos procedido lealmente en tu presencia. Haz ahora de mí lo que te guste. Manda que me quiten la vida, y desapareceré de la faz de la tierra y en tierra me convertiré. Porque más vale morir que vivir, después de oír ultrajes que no merezco y verme invadido de tristeza. Manda, Señor, que yo me libre de esta prueba; déjame marchar a la eterna morada y no me apartes tu rostro, Señor, porque más me vale morir que vivir pasando esta prueba y escuchando tales ultrajes." Aquel mismo día, Sara, hija de Ragüel, el de Ecbatana de Media, tuvo que soportar también los insultos de una criada de su padre; porque Sara se había casado siete veces, pero el maldito demonio Asmodeo fue matando a todos los maridos, cuando iban a unirse a ella según costumbre. La criada le dijo: "Eres tú la que matas a tus maridos. Te han casado ya con siete, y no llevas el apellido ni siquera de uno. Porque ellos hayan muerto, ¿a qué nos castigas por su culpa? ¡Vete con ellos! ¡Que no veamos nunca ni un hijo ni una hija tuya!" Entonces Sara, profundamente afligida, se echó a llorar y subió al piso de arriba de la casa, con intención de ahorcarse. Pero lo pensó otra vez, y se dijo: "¡Van a echárselo en cara a mi padre! Le dirán que la única hija que tenía, tan querida, se ahorcó al verse hecha una desgraciada. Y mandaré a la tumba a mi anciano padre, de puro dolor. Será mejor no ahorcarme, sino pedir al Señor la muerte, y así ya no tendré que oír más insultos." Extendió las manos hacia la ventana y rezó.

Salmo 25 (24): De súplica

SALMO 25 (24)

— Comentario por Reflexiones Católicas

Es una mezcla de súplica individual con elementos y contenidos de los salmos sapienciales (ver Salmo 1). Pero predomina la súplica. Una persona anciana le pide dos cosas a Dios: que le perdone las faltas y pecaos de su juventud y lo libre de las manos de sus enemigos.

Este salmo ha sido retocado y ha recibido añadidos. El último versículo (22) es un añadido posterior. Además, se trata de un salmo alfabético (véase Salmo 9). En su lengua original, cada versículo comienza con una de las letras del alfabeto hebreo. En nuestras traducciones, este detalle se ha perdido. Este salmo causó un gran impacto cuando surgió. Fue conservado en la memoria y, más tarde, reelaborado con objeto de facilitar su memorización. Esta es la finalidad del orden alfabético de sus versículos.

— Podemos distinguir tres partes: 1-7; 8-15; 16-22

En la primera (1-7), el salmista expresa su total confianza en el Señor, con la esperanza de no verse defraudado ni quedar sin respuesta. Habla de los enemigos traidores y de las faltas de su juventud.

En la segunda (8-15) tenemos una reflexión sapiencial, esto es, una meditación acerca del sentido de la vida. La raíz de todo es el temor del Señor. No se trata de tenerle miedo sino respeto y confianza. Quien lo teme se convierte en amigo íntimo y el Señor se le revela, sellando su alianza. El que teme al Señor está siempre atento a su voluntad y Dios lo libra de los peligros.

La última parte (16-22) retoma la difícil situación en que se encuentra el fiel. Este vuelve a pedir con insistencia el perdón de los pecados y la liberación de las manos de los enemigos, cada vez más numerosos.

Como en otros salmos, también en este se compara a los enemigos con unos cazadores que tienden trampas para atrapar al justo (15).

— Conflicto

Este salmo revela un conflicto entre dos grupos desiguales: el salmista y sus adversarios. Es probable que el salmista represente al grupo de los pobres que padecen injusticia y que calla ante las amenazas.

Leyendo de corrido el salmo, descubrimos quiénes son los adversarios. El salmista los llama «enemigos» (2), «traidores» (3), dice que le tienden una trampa para capturarlo (15); se trata de enemigos que se multiplican y lo odian con un odio mortal (19), ¿En qué habría consistido la traición? No lo sabemos. Probablemente se habría tratado de la violación de las leyes, dando lugar a la injusticia. ¿Y por qué detestan al justo con un odio tan intenso? Ciertamente por su denuncia de las injusticias (véase Sal 1,16—2,20). Por eso traman su destrucción.

— Conflicto interior

Al lado de este conflicto entre grupos, tenemos el drama interior del salmista. Se reconoce pecador e insiste con fuerza en esta condición. Como viene a decir el Sal 130,3, si el Señor obra con rigor y tiene en cuenta las faltas de las personas, ¿quién podré resistir? Por eso, el salmista hace examen de conciencia y trata de ajustar cuentas con Dios.

Este salmo nos ofrece un cuadro bastante completo de la situación personal y del conflicto social que tiene que afrontar este hombre. El salmista habla de las propias faltas y pecados de juventud (7a), se considera pecador (8) y, socialmente, pobre entre los pobres (9). Reconoce que ha cometido grandes pecados (11), vive solo y está afligido (16), con el corazón angustiado y en mecho de tribulaciones (17), padeciendo trabajos y penas (18); sus enemigos son cada vez más numerosos, lo odian y quieren verlo muerto (19). Por eso suplica al Señor: «muéstrame» (4), «guíame» (5), «no te acuerdes» (7), «vuélvete» (16), « ¡guarda mi vida!», «!líbrame!» (20), etc.

Pecador, pobre, solitario, desdichado, angustiado, en la miseria, objeto de una caza a muerte. Esta es la situación que hizo que este hombre compusiera el salmo 24. Y, ¿por qué todo esto? ¿Se puede ir más allá? Tal vez. Este salmo afirma que quien teme al Señor «vivirá feliz» y «su descendencia poseerá la tierra» (1 3). ¿No estaremos ante un conflicto relacionado con la posesión de la tierra? Es muy probable. El salmista parece ser alguien que carece de tierra.

Este salmo emplea muchos términos que nos recuerdan la Alianza: “camino” (8.9), «justicia» (9), “amor y verdad”, «alianza y mandatos» (10), «alianza» (14), etc.

El Dios de este salmo es, una vez más, el aliado del pobre explotado y oprimido, e1 mismo Dios que, en el pasado, liberó a los israelitas de la esclavitud en Egipto, se alió con ellos y los condujo a la tierra prometida. Por eso el salmista muestra tanto valor al pedir y tanta confianza de que va a ser escuchado, evitando quedar defraudado y confundido por un Dios neutro, sordo e indiferente.

— Jesús

En el Nuevo Testamento Jesús proclamó dichosos y bienaventurados a los mansos (los oprimidos) porque poseerán la tierra (Mt 5,5), perdonó los pecados (Lc 7,36-50; Jn 8,1-11) y puso sobre aviso a los ambiciosos que acumulan bienes (Lc 12,15).

— Momento de oración

Podemos rezarlo en los momentos de súplica; cuando sentimos el peso de nuestros pecados; en las situaciones de clamor por falta de tierra; cuando contemplamos la miseria de los pobres marginados; cuando la vida corre peligro y hay personas que han sido marcadas con el sello de la muerte...