El Papa Francisco se centró este jueves de la séptima semana de Pascua en la vida de san Pablo y en las tres dimensiones que le caracterizan. En su misión evangelizadora, san Pablo tuvo:
- “celo apostólico para anunciar a Jesucristo
- resistencia ante las persecuciones
- oración para encontrarse con el Señor”.
Francisco indicó que “la vida del Apóstol Pablo es una vida siempre en movimiento. Es difícil pensar en Pablo tomando el sol en una playa, relajándose”.
El Papa destacó la primera actitud de San Pablo, “la predicación, el anuncio” y como “va de un lado a otro para anunciar a Cristo. Cuando recibe la llamada para predicar, para anunciar a Jesucristo, esa misión ¡se convierte en su pasión!”.
El celo apostólico de San Pablo
Pablo “no se sienta delante del escritorio, no. Siempre permanece en movimiento. Siempre lleva adelante el anuncio de Jesucristo. Tenía dentro un fuego, un celo…, un celo apostólico que le empujaba a continuar. Y no se apartaba de su camino. Siempre adelante”.
Francisco pasó a continuación a hablar de a segunda dimensión de la vida de Pablo: “las dificultades. Más en concreto, las persecuciones”.
Astucia frente a la persecución
Francisco puso un ejemplo de cómo el apóstol hacía frente a esas dificultades. En un momento dado, fariseos y saduceos se unieron para acusar a San Pablo. Pero entonces, “el Espíritu inspiró a Pablo un poco de astucia”.
Pablo “sabía que los que le acusaban no estaban unidos, que entre ellos había muchas luchas internas. Sabía que los saduceos no creían en la Resurrección y que los fariseos sí. Y él, para escapar de esa situación, dice con voz potente: ‘Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos. He sido sometido a juicio por la esperanza en la resurrección de los muertos’”. “Apenas dijo esto, se desarrolló una disputa entre los fariseos y los saduceos, porque los saduceos no creían en la resurrección. Aquellos que aparentaban unidad, se dividieron”.
El problema de estos fariseos y saduceos, indicó Francisco, es que “habían convertido la doctrina en ideología. Cogieron la ley, cogieron la doctrina, cogieron la fe y la transformaron en ideología”.
Su intimidad con el Señor
Por último, el Papa destacó la tercera dimensión de la predicación del apóstol de los gentiles: “la oración. Pablo tenía una intimidad con el Señor”.
“En una ocasión dijo que había sido llevado al séptimo cielo por medio de la oración, y no sabía cómo decir las cosas bellas que había sentido allí. Este luchador, este anunciador sin fin ni horizonte tenía aquella dimensión mística del encuentro con Jesús”, dijo el Papa
“La fuerza de Pablo era ese encuentro con el Señor que hacía en la oración, como en aquel primer encuentro camino de Damasco cuando andaba persiguiendo a los cristianos. Pablo es el hombre que encontró al Señor, y no se olvida de aquello, y se deja encontrar por el Señor, y busca al Señor para encontrarlo. Un hombre de oración”, finalizó Francisco.
- “celo apostólico para anunciar a Jesucristo
- resistencia ante las persecuciones
- oración para encontrarse con el Señor”.
Francisco indicó que “la vida del Apóstol Pablo es una vida siempre en movimiento. Es difícil pensar en Pablo tomando el sol en una playa, relajándose”.
El Papa destacó la primera actitud de San Pablo, “la predicación, el anuncio” y como “va de un lado a otro para anunciar a Cristo. Cuando recibe la llamada para predicar, para anunciar a Jesucristo, esa misión ¡se convierte en su pasión!”.
El celo apostólico de San Pablo
Pablo “no se sienta delante del escritorio, no. Siempre permanece en movimiento. Siempre lleva adelante el anuncio de Jesucristo. Tenía dentro un fuego, un celo…, un celo apostólico que le empujaba a continuar. Y no se apartaba de su camino. Siempre adelante”.
Francisco pasó a continuación a hablar de a segunda dimensión de la vida de Pablo: “las dificultades. Más en concreto, las persecuciones”.
Astucia frente a la persecución
Francisco puso un ejemplo de cómo el apóstol hacía frente a esas dificultades. En un momento dado, fariseos y saduceos se unieron para acusar a San Pablo. Pero entonces, “el Espíritu inspiró a Pablo un poco de astucia”.
Pablo “sabía que los que le acusaban no estaban unidos, que entre ellos había muchas luchas internas. Sabía que los saduceos no creían en la Resurrección y que los fariseos sí. Y él, para escapar de esa situación, dice con voz potente: ‘Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos. He sido sometido a juicio por la esperanza en la resurrección de los muertos’”. “Apenas dijo esto, se desarrolló una disputa entre los fariseos y los saduceos, porque los saduceos no creían en la resurrección. Aquellos que aparentaban unidad, se dividieron”.
El problema de estos fariseos y saduceos, indicó Francisco, es que “habían convertido la doctrina en ideología. Cogieron la ley, cogieron la doctrina, cogieron la fe y la transformaron en ideología”.
Su intimidad con el Señor
Por último, el Papa destacó la tercera dimensión de la predicación del apóstol de los gentiles: “la oración. Pablo tenía una intimidad con el Señor”.
“En una ocasión dijo que había sido llevado al séptimo cielo por medio de la oración, y no sabía cómo decir las cosas bellas que había sentido allí. Este luchador, este anunciador sin fin ni horizonte tenía aquella dimensión mística del encuentro con Jesús”, dijo el Papa
“La fuerza de Pablo era ese encuentro con el Señor que hacía en la oración, como en aquel primer encuentro camino de Damasco cuando andaba persiguiendo a los cristianos. Pablo es el hombre que encontró al Señor, y no se olvida de aquello, y se deja encontrar por el Señor, y busca al Señor para encontrarlo. Un hombre de oración”, finalizó Francisco.
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