Hoy, en muchas parroquias, tiene lugar una celebración muy especial en la que se administra el sacramento de la Unción a multitud de enfermos, y a los que no pueden acudir se les lleva a casa junto con el viático.
Y la Unción ¿para qué sirve?
En primer lugar cada vez que se recibe un sacramento se fortalece la amistad con Cristo. Nuestra relación con Él se hace más estrecha, más cercana, más entrañable. En segundo lugar nos sana en nuestra vida espiritual. Si el enfermo tiene la enfermedad del pecado, desaparece, queda eliminado.
En el caso de los enfermos que permanecen en cama tiene también otro sentido precioso, es como si Jesús y la Iglesia (representada en el cura) dijeran “Tú que has venido cada domingo a participar en la fiesta familiar de la Eucaristía, a la casa del Padre, donde nos juntamos los hermanos para llevarle el regalo de nuestra vida y recibir de Él el pan del cielo, ahora estás enfermo y no puedes venir. No te preocupes ya vamos nosotros a visitarte y a llevarte ese pan y la medicina de la unción” Y lo visitan Cristo y la Iglesia.
Finalmente con este sacramento también se pide la salud, y, a veces, se da. Como muestra ahí va un botón.
En mis años en Medellín solía celebrar la misa cada miércoles en casa de un enfermo. Una noche la abuelita de la familia Ibargüen, al otro lado de la cancha de Zafra, estaba en las últimas. Temiendo que muriera antes de acabar la misa le administré el sacramento de la Unción y quedé con la familia y vecinos en ofrecer la misa por ella tanto si estaba viva como si muerta.
Bajé, lo preparé todo y al empezar “En el nombre del Padre…” apareció nuestra enferma por las escaleras. Estuvo en la misa, se recuperó y vivió aún más de un año. Tengo más botones pero se haría demasiado largo. La fe realmente hace milagros. Y si la fe es en la Virgen, miel sobre hojuelas.
Hoy es la Virgen de Lourdes. ¡Felicidades a todas las que llevan este nombre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario