martes, 28 de septiembre de 2010

Sobre angeles


















La fiesta de los arcangeles Miguel, Gabriel y Rafael me recuerda en primer lugar un par de anecdotas. A los pocos dias de llegar a los Estados Unidos comence a ayudar en una de las parroquias de la diocesis de Washington D.C. Creo que fue durante la segunda o tercera semana cuando el coordinador del grupo hispano carismatico de la parroquia pidio hablar conmigo. Con mucho respeto y bastante ceremonia me dijo que habia sido seleccionado por los miembros de su grupo para impartirles una charla. Yo acepte muy gustoso y les pregunte si tenian preferencia por algun tema. La respuesta no dejaba lugar a muchas posibilidades: "Queremos que nos hable sobre los angeles".

Diez anyos mas tarde todavia recuerdo que la primera charla, o platica, que ofreci en suelo estadounidense fue sobre los angeles. Para mi es dificil de olvidar aquella primera platica porque durante los anyos que estuve estudiando teologia en Barcelona no recuerdo haber tratado el tema de los angeles, y si salio a relucir en alguna clase lo tenia totalmente olvidado.

La segunda anecdota supongo que puede causar un poco de perplejidad. Uno de los asiduos del Santuario de Chimayo (Nuevo Mexico) suele compartir con los peregrinos y turistas sus experiencias sobrenaturales. Se le ha aparecido varias veces nuestro Senor y, por supuesto, sus angeles. El Santuario de Chimayo le ha cambiado la vida desde que comenco a visitarlo a diario porque sufria de impulsos suicidas y, a los pocos dias de haber iniciado sus visitas, la depresion y la tentacion de quitarse la vida se esfumaron. Durante unas de esas visitas me introdujo a un joven con el que habia estado conversando. El joven queria tierrita del pocito sagrado del santuario pero no sabia donde almacernarla para llevarsela, de modo que Trinidad (asi se llama el asiduo) se ofrecio a ayudarle. Recuerdo haber visto a Trinidad salir corriendo hacia el parking del santuario en busca de las bolsas de plastico que siempre lleva en su coche, y recuerdo tambien haber visto al joven salir del santuario en algun momento dado. Poco despues Trinidad entraba muy entusiasmado en el santuario preguntandome si habia visto al joven. "No", le dije. "Entonces se ha marchado, ha desaparecido", me dijo. Aquel joven le habia causado tal impresion que no tardo en decirme que a el le parecia un angel. Repetidamente me pregunto si antes de marchar el joven habia hablado conmigo o habia dicho o hecho algo que yo pudiera recordar. "No", le tuve que volver a decir. Al dia siguiente aquel joven ya no se parecia a un angel para Trinidad; de hecho, un angel habia venido al santuario buscando la tierrita sagrada. Sin darme ocasion a contradecirle me dijo que mi presencia alli era de suma importancia para el, puesto que yo tambien habia visto a aquel angel con forma de joven. Eso demostraba que no estaba loco o desvariaba.

A mi, el entusiasmo y conviccion de Trinidad a veces me dejan mudo. No se contradecirle. Pero cuando vienen los peregrinos y turistas al Santuario de Chimayo y les cuenta el encuentro con su angel, poniendome a mi por testigo, les tengo que decir con mucha delicadeza que el angel de Trinidad era en realidad un joven que se marcho a la chita callando porque no sabia como darle esquinazo al Trinidad.

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