miércoles, 31 de enero de 2018

JUEVES DE LA 4 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

I Reyes 2,1-4.10-12
Interleccional: 1Crónicas 29,10-12: 
Tú eres Señor del universo
Marcos 6,7-13

I Reyes 2,1-4.10-12

Estando ya próximo a morir, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón: "Yo emprendo el viaje de todos. ¡Ánimo, sé un hombre! Guarda las consignas del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus preceptos, mandatos, decretos y normas, como están escritos en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todas tus empresas, dondequiera que vayas; para que el Señor cumpla la promesa que me hizo: "Si tus hijos saben comportase, caminando sinceramente en mi presencia, con todo el corazón y con toda el alma, no te faltará un descendiente en el trono de Israel." David fue a reunirse con sus antepasados y lo enterraron en la Ciudad de David. Reinó en Israel cuarenta años: siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. Salomón le sucedió en el trono, y su reino se consolidó.

Interleccional: 1Crónicas 29,10-12: 
Tú eres Señor del universo

Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
R. Tú eres Señor del universo

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra.
R. Tú eres Señor del universo

Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria.
R. Tú eres Señor del universo

Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
R. Tú eres Señor del universo

Marcos 6,7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: "Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

martes, 30 de enero de 2018

Martes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario, Año II (Lecturas)

2 libro de Samuel 18,9-10.14b.24-25a.30–19,3
Salmo 21,26b-27.28.30.31-32
R. Te alabarán, Señor, los que te buscan
Marcos 5,21-43

2 libro de Samuel 18,9-10.14b.24-25a.30–19,3 

En aquellos dias, Absalón fue a dar en un destacamento de David. Iba montado en un mulo, y, al meterse el mulo bajo el ramaje de una encina copuda, se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que cabalgaba se le escapó.
Lo vio uno y avisó a Joab: «¡Acabo de ver a Absalón colgado de una encina!» Agarró Joab tres venablos y se los clavó en el corazón a Absalón. David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió al mirador, encima de la puerta, sobre la muralla, levantó la vista y miró: un hombre venía corriendo solo. El centinela gritó y avisó al rey. El rey dijo: «Retírate y espera ahí.» Se retiró y esperó alli.  Y en aquel momento llegó el etíope y dijo: «¡Albricias, majestad! ¡El Señor te ha hecho hoy justicia de los que se habían rebelado contra ti!» El rey le preguntó: «¿Está bien mi hijo Absalón?» Respondió el etíope: «¡Acaben como él los enemigos de vuestra majestad y cuantos se rebelen contra ti!» Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía: «¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! iHijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!» A Joab le avisaron: «El rey está llorando y lamentándose por Absalón.» Así la victoria de aquel dia fue duelo para el ejército, porque los soldados oyeron decir que el rey estaba afligido a causa de su hijo. Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas, como se esconden los soldados abochornados cuando han huído del combate.

Salmo 21,26b-27.28.30.31-32
R. Te alabarán, Señor, los que te buscan

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre.
R. Te alabarán, Señor, los que te buscan

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo.
R. Te alabarán, Señor, los que te buscan

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor.
R. Te alabarán, Señor, los que te buscan

Marcos 5,21-43

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
— Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando:
— ¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron:
— Ves como te apretuja la gente y preguntas: ¿Quién me ha tocado?
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo:
— Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
— Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
— No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo:
— ¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le djo:
— Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

lunes, 29 de enero de 2018

LUNES DE LA 4 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

2 Samuel 15,13-14.30;16,5-13a
Salmo 3: Levántate, Señor, sálvame
Marcos 5,1-20

2 Samuel 15,13-14.30;16,5-13a

En aquellos días, uno llevó esta noticia a David: "Los israelitas se han puesto de parte de Absalón." Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: "¡Ea, huyamos! Que, si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población." David subió la Cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza y subían llorando. Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía. Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos -toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey-, y le maldecía: "¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino." Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: "Ese perro muerto, ¿se pone a maldecir a mi señor? ¡Déjame ir allá, y le corto la cabeza!" Pero el rey dijo: "¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que, si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?" Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: "Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. Quizás el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy." David y los suyos siguieron su camino.

Salmo 3: Levántate, Señor, sálvame

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
"Ya no lo protege Dios."
R. Levántate, Señor, sálvame

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito, invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo.
R. Levántate, Señor, sálvame

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.
R. Levántate, Señor, sálvame

Marcos 5,1-20

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello:
— ¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.
Porque Jesús le estaba diciendo:
— Espíritu inmundo, sal de este hombre.
Jesús le preguntó:
— ¿Cómo te llamas?
Él respondió:
— Me llamo Legión, porque somos muchos.
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:
— Déjanos ir y meternos en los cerdos.
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
— Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia. El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Marcos 5,1-20: Curación del endemoniado de Gerasa

Marcos 5,1-20
Lunes de la 4 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello:
— ¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.
Porque Jesús le estaba diciendo:
— Espíritu inmundo, sal de este hombre.
Jesús le preguntó:
— ¿Cómo te llamas?
Él respondió:
— Me llamo Legión, porque somos muchos.
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:
— Déjanos ir y meternos en los cerdos.
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
— Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia. El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

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El sistema del bienestar y el bienestar de las personas

Imágenes del Evangelio:


































2 Samuel 15,13-14.30;16,5-13a: Huida de David

2 Samuel 15,13-14.30;16,5-13a
Lunes de la 4 Semana del Tiempo Ordinario, Año II

En aquellos días, uno llevó esta noticia a David: "Los israelitas se han puesto de parte de Absalón." Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: "¡Ea, huyamos! Que, si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población." David subió la Cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza y subían llorando. Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía. Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos -toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey-, y le maldecía: "¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino." Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: "Ese perro muerto, ¿se pone a maldecir a mi señor? ¡Déjame ir allá, y le corto la cabeza!" Pero el rey dijo: "¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que, si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?" Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: "Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. Quizás el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy." David y los suyos siguieron su camino.

SOBRE EL MISMO TEMA:
No hay verdadera humildad sin humillación  

2 Samuel 15,13-14.30;16,5-13a: "No hay una verdadera humildad sin humillación", dice el Papa

2 Samuel 15,13-14.30;16,5-13a

En aquellos días, uno llevó esta noticia a David: "Los israelitas se han puesto de parte de Absalón." Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: "¡Ea, huyamos! Que, si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población." David subió la Cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza y subían llorando. Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía. Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos -toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey-, y le maldecía: "¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino." Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: "Ese perro muerto, ¿se pone a maldecir a mi señor? ¡Déjame ir allá, y le corto la cabeza!" Pero el rey dijo: "¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que, si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?" Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: "Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. Quizás el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy." David y los suyos siguieron su camino.

— «No hay una verdadera humildad sin humillación»,
predica el Papa, que pone como ejemplo al rey David


El papa Francisco habló durante su homilía de la importancia de la humildad en la vida cristiana, y puso como ejemplo al rey David.

Francisco aseguró que David es una de las grandes figuras de la Biblia, que derrotó a los filisteos, fue un gran rey pero también un gran pecador. El Papa recordó que el israelita “había caído en el adulterio y en el asesinato de Urias", el marido de Betsabe, y sin embargo, la Iglesia lo venera como santo “porque se dejó transformar por el Señor, y se dejó perdonar. Fue capaz de reconocerse pecador, una capacidad nada fácil”.

"No piensa en salvar su propia piel"

La lectura de la misa del día relata cómo Absalom se rebela contra su padre David y éste decide huir. Francisco recodó que “no piensa en salvar su propia piel” sino salvar al pueblo, el templo. Y aunque pueda parecer que huir es “un gesto que parece de cobarde, pero es valiente”.

Pero además en su huida es humillado por un hombre que le sigue mientras le insulta. Y el humildemente aguanta. “Algunas veces pensamos que la humildad es ir tranquilos, ir con la cabeza agachada, mirando al suelo. Pero también los cerdos caminan con la cabeza baja: eso no es humildad. Esa es la humildad ‘prêt-à-porter’ que no salva ni custodia el corazón”, dijo el Papa.

La tentación de luchar

Por ello, consideró que “es bueno que pensemos en esto: no hay una verdadera humildad sin humillación, y si tú no eres capaz de tolerar, de llevar sobre la espalda, una humillación, no serás humilde: pensarás que lo eres, pero no lo eres”.

Francisco invitó a imitar a David: “Siempre está la tentación de luchar contra aquello que nos calumnia, contra aquello que nos humilla, que nos hace pasar vergüenza”. Sin embargo, “ese no es el camino. El camino es el que Jesús profetiza sobre David: llevar la humillación”.

El Papa finalizó la homilía animando a pedir a Dios “la gracia de la humildad, pero con humillación”. “incluso, si alguno es valiente, puede pedir al Señor que le envíe humillaciones, para parecerse más al Señor”.

domingo, 28 de enero de 2018

Santo Tomás de Aquino, o el diálogo entre la razón y la fe


El papa Benedicto XVI quiso dedicar su segunda catequesis sobre Santo Tomás de Aquino a profundizar en una de las mayores aportaciones del santo a la teología y a la cultura occidentales, que es, explicó, el haber separado la filosofía y la teología, sin negar una a la otra.

Con su incorporación del pensamiento de Aristóteles, de la que ya habló Benedicto XVI en su catequesis anterior, frente al sistema precedente basado en Platón, santo Tomás introdujo una autonomía en la razón, afirmando que por sí misma podía llegar a la existencia de Dios – aunque sin la Revelación, este conocimiento fuese insuficiente para llegar a Él.

Santo Tomás, explicó el Papa, “estaba firmemente convencido de la compatibilidad” entre la filosofía de Aristóteles y la teología. “Es más, estaba convencido que la filosofía, elaborada sin conocimiento de Cristo casi esperaba la luz de Jesús para ser completa”.

“Esta fue la gran "sorpresa" de santo Tomás, que determinó su camino de pensador. Mostrar esta independencia entre filosofía y teología y, al mismo tiempo, su recíproca racionalidad, fue la misión histórica del gran maestro”. La diferencia entre ambas es que “la razón acoge una verdad en virtud de su evidencia intrínseca, mediata o inmediata; la fe, en cambio, acepta una verdad en base a la autoridad de la Palabra de Dios que se revela”.

Pero esta autonomía “no equivale a separación, sino que implica más bien una colaboración recíproca y ventajosa”. “Toda la historia de la teología es, en el fondo, el ejercicio de este empeño de la inteligencia, que muestra la inteligibilidad de la fe, su articulación y armonía internas, su racionabilidad y su capacidad de promover el bien del hombre”.

— Ley natural

Una de las principales consecuencias de esta relación entre la naturaleza y la Gracia, explicó el Papa, es que la razón “es capaz de discernir la ley moral natural”. “La razón puede reconocerla considerando lo que es bueno hacer y lo que es bueno evitar para conseguir esa felicidad que está en el corazón de cada uno, y que impone también una responsabilidad hacia los demás, y por tanto, la búsqueda del bien común”.

En este sentido, afirmó, la Gracia divina “acompaña, sostiene y empuja el compromiso ético, pero, de por sí, según santo Tomás, todos los hombres, creyentes y no creyentes, están llamados a reconocer las exigencias de la naturaleza humana expresadas en la ley natural y a inspirase en ella en la formulación de las leyes positivas, es decir, las que emanan las autoridades civiles y políticas para regular la convivencia humana”.

Sin embargo, “cuando la ley natural y la responsabilidad que esta implica se niegan, se abre el camino al relativismo ético en el plano individual y al totalitarismo del Estado en el plano político”. Por ello, explicó, la doctrina de la Iglesia, con la aportación de santo Tomás, sigue enseñando que “la defensa de los derechos universales del hombre y la afirmación del valor absoluto de la dignidad de la persona” necesitan un “fundamento”.

Citando la encíclica “Evangelium vitae” de Juan Pablo II, el Papa recordó que “para el futuro de la sociedad y el desarrollo de una sana democracia, urge pues descubrir de nuevo la existencia de valores humanos y morales esenciales y originarios, que derivan de la verdad misma del ser humano y expresan y tutelan la dignidad de la persona”.

Por ello, invitó a los fieles a conocer la obra del Aquinate, siguiendo las “indicaciones explìcitas” del Concilio Vaticano II, en el decreto “Optatam totius”, sobre la formación al sacerdocio, y la declaración “Gravissimum educationis”, que trata sobre la educación cristiana.

“No sorprende que la doctrina sobre la dignidad de la persona, fundamental para el reconocimiento de la inviolabilidad de los derechos del hombre, haya madurado en ambientes de pensamiento que recogieron la herencia de santo Tomás de Aquino, el cual tenía un concepto altísimo de la criatura humana”, concluyó.

+ SANTO TOMÁS DE AQUINO   

Sto. Tomás de Aquino: la síntesis entre la razón y la fe es uno de los pilares de la cultura europea


La obra de santo Tomás de Aquino fue “de fundamental importancia para la historia de la filosofía y de la teología, para la historia de la cultura”, al mostrar que “entre la fe cristiana y la razón subsiste una armonía natural”.

Así introdujo el Papa Benedicto XVI la figura de santo Tomás de Aquino que para la Iglesia es “maestro de pensamiento y modelo del modo recto de hacer teología”.

El Papa trazó brevemente la historia del Aquinate, desde su nacimiento en Roccasecca hasta su muerte, camino del Concilio Ecuménico de Lyon.

La gran intuición de Tomás de Aquino, en línea con su predecesor y maestro san Alberto Magno, fue preparar a la cultura europea a la recepción de las obras del pensador pagano Aristóteles, propiciando una síntesis entre la fe y la razón, que es uno de los pilares de la cultura europea. De hecho, las obras de Aristóteles, que llegaron a las universidades medievales de manos de sus comentaristas árabes, especialmente Averroes y Avicena, causaron un revuelo y conmocionaron el saber de la época.

“Era una visión completa del mundo llevada a cabo antes de Cristo con la pura razón; era, por tanto, una fascinación increíble para los jóvenes ver y conocer esta filosofía”.

Tomás “estudió a fondo a Aristóteles y a sus intérpretes”, distinguiendo en sus obras “lo que era válido de lo que era dudoso o rechazable del todo”, mostrando “la concordancia con los datos de la Revelación cristiana y utilizando amplia y agudamente el pensamiento aristotélico en la exposición de los escritos teológicos que compuso”.

Esta “es la gran obra de Tomás, que en aquel momento de enfrentamiento entre dos culturas – ese momento en que parecía que la fe tuviese que rendirse ante la razón – mostró que ambas van juntas, que cuando aparecía la razón incompatible con la fe, no era razón, y cuanto parecía fe no era fe, si se oponía a la verdadera racionalidad”. De esta forma, “creó una nueva síntesis, que formó la cultura de los siglos sucesivos”.

Otros detalles que el Papa quiso resaltar del santo fue su “alma exquisitamente eucarística”, como lo muestran los textos litúrgicos que el papa Urbano IV le encargó la composición de los textos litúrgicos para la fiesta del Corpus Domini.

También se refirió a su forma de hacer teología, faceta que acompañó de la predicación directa al pueblo, subrayando que “es verdaderamente una gracia grande cuando los teólogos saben hablar con sencillez y fervor a los fieles”. “El ministerio de la predicación, por otra parte, ayuda a los mismos expertos en teología a un sano realismo pastoral, y enriquece de estímulos vivaces su investigación”.

Pero sobre todo, Benedicto XVI quiso mostrar la humildad del santo, en uno de los últimos episodios de su vida. “En diciembre de 1273 llamó a su amigo y secretario Reginaldo para comunicarle su decisión de interrumpir todo trabajo porque durante la celebración de la Misa había comprendido, a raíz de una revelación sobrenatural, que cuanto había escrito hasta entonces era solo "un montón de paja"".

“Es un episodio misterioso, que nos ayuda a comprender no sólo la humildad personal de Tomás, sino también el hecho de que todo aquello que llegamos a pensar y a decir sobre la fe, por elevado y puro que sea, es infinitamente superado por la grandeza y por la belleza de Dios, que nos será revelada en plenitud en el Paraíso”, añadió.

jueves, 25 de enero de 2018

25 de enero: Conversión de San Pablo

De la paranoia a la metanoia, por el P. Ron Rolheiser

Significado de la conversión en san Pablo

Recientemente acudí a un encuentro y durante la mayor parte del mismo sentí afecto, amistad hacia mis colegas, y positividad hacia todo lo que estaba aconteciendo. Estaba de buen talante y buscando la manera de colaborar en todo. Entonces, cuando faltaba poco para acabar el encuentro, uno de mis colegas hizo un comentario que me pareció ácido e injusto.

Inmediatamente una serie de puertas comenzaron a cerrarse dentro de mí. Mi afecto y empatía rápidamente se convirtieron en dureza y enfado y luché para no obsesionarme con el incidente. Pero los sentimientos no pasaron rápidamente. Durante algunos días la frialdad y la paranoia persistieron dentro de mí y evité cualquier clase de contacto con la persona que hizo los comentarios negativos mientras yo cocinaba mi negatividad.

El tiempo y la oración eventualmente propiciaron la sanación, y retornó una perspectiva más saludable. Las puertas que se habían cerrado de golpe en aquel encuentro se abrieron de nuevo y la metanoia sustituyó a la paranoia.

Es significativo que la primera palabra pronunciada por la boca Jesús en los Evangelios Sinópticos sea la palabra “metanoia”. Jesús comienza su ministerio con estas palabras: “Arrepiéntete [metanoia] y cree en el Evangelio” y eso, en esencia, es el resumen de todo su mensaje. Pero ¿cómo se arrepiente uno?

— Significado de Metanoia

Nuestras traducciones de los Evangelios no hacen justicia a lo que Jesus dice aquí. Traducen “metanoia” con la palabra “arrepentimiento”. Pero, para nosotros, la palabra arrepentimiento tiene diferentes connotaciones desde la intención de Jesús.  En Inglés, "arrepentirse" (repentance) implica que hemos hecho algo mal y debemos repudiarnos a nosotros mismos por tal acción y comenzar a vivir de una manera nueva. La palabra bíblica “metanoia” tiene una connotación más amplia.

La palabra "metanoia" viene de las dos palabras griegas: "Meta", que significa "más allá"; y "Nous", que significa "mentalidad".

La metanoia nos invita a ir más allá de nuestros instintos normales hacia a una mentalidad más amplia, hacia una mentalidad que se levanta por encima de la tendencia natural al propio interés, a la autoprotección lo cual con frecuencia se mezcla con sentimientos de amargura y negatividad, y de falta de empatía en nuestro interior.

La metanoia nos invita a enfrentar todas las situaciones, sean lo injustas que parezcan, con comprensión y un corazón empático. Más aún, la metanoia se sitúa en contraste con la paranoia. En esencia, la metanoia es la no-paranoia, de manera que las primeras palabras de Jesus en los Evangelios Sinópticos debieran ser entendidas mejor así: “No seas paranoico y cree en el Evangelio”. ¡Vive desde la confianza!”.

— Entre la paranoia y la metanoia

Henri Nouwen, en un pequeño, pero profundamente significativo libro titulado “Con manos abiertas” describe la diferencia entre metanoia y paranoia. Sugiere que hay dos posturas fundamentales con las cuales podemos ir a lo largo de la vida. Podemos, dice, ir por la vida in la postura de la paranoia. La postura de la paranoia se simboliza con un puño cerrado, con una postura de protección, con la sospecha y desconfianza como actitudes habituales. La paranoia nos hace sentir siempre que necesitamos protegernos a nosotros mismos de la injusticia, que otros nos herirán si mostramos cualquier vulnerabilidad, y que necesitamos afirmar nuestra fuerza y talento para impresionar a los otros. La paranoia rápidamente convierte lo afectivo en frialdad, la comprensión en sospecha y la generosidad en autoprotección.

Por otro lado, la postura de la metanoia, se ve claramente en Jesús crucificado. Ahí, en la cruz, aparece expuesto y vulnerable, sus brazos extendidos en un gesto de abrazar, y sus manos abiertas y atravesadas por los clavos. Esta es la antítesis de la paranoia, donde nuestras puertas interiores del afecto, la empatía, y la confianza espontanea se cierran de golpe cuando percibimos una amenaza. La metanoia, la meta comprensión, el corazón grande, nunca cierra esas puertas.

— Dos entendimientos y corazones

Para algunos de los primeros padres de la Iglesia todos nosotros tenemos dos entendimientos y dos corazones. Para ellos, cada uno de nosotros tiene una mente amplia y un gran corazón. Ese es el santo que vive dentro de nosotros, la imagen y la semejanza de Dios dentro de nosotros, nuestra parte afectiva, fértil, y empática. Todos abrigamos una verdadera grandeza dentro de nosotros.

Pero cada uno también tiene en su interior una mentalidad estrecha y un corazón mezquino. Así es la complejidad de nuestro interior. Somos a la vez grandes corazones y mezquinos, mentes abiertas y fanáticas, confiados y suspicaces, santos y narcisistas, generosos y acaparadores, calientes y fríos.

Todo depende de a qué corazón y a qué mente estamos conectados y cómo operan en cada momento determinado. En un momento somos capaces de morir por los otros y un minuto más tarde desearíamos verlos muertos, en un momento queremos darnos a nosotros mismos totalmente por amor, un minuto más tarde decidimos usar nuestros talentos para mostrar nuestra superioridad sobre los demás. La metanoia y la paranoia se disputan nuestro corazón.

Jesus en su mensaje y su persona, nos invita a la metanoia, a movernos hacia ella y permanecer dentro de una mente abierta y un corazón grande, de modo que ante un comentario punzante nuestras puertas del afecto y la confianza no se cierren.

San Pablo ayuda a entender el significado de la conversión, según Benedicto XVI

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Gracias a  la conversión de san Pablo "podemos comprender el verdadero significado de la conversión evangélica". Aunque en el caso de Pablo "algunos prefieren no utilizar la palabra 'conversión', porque dicen que él ya era creyente y no tuvo que abandonar su fe para adherirse a Cristo", el Papa recuerda que la experiencia de Pablo maduró en el encuentro con Cristo resucitado".

"Fue este encuentro el que le cambió radicalmente la existencia. En el camino de Damasco sucedió para él lo que Jesús pide en el Evangelio de hoy: Saulo se convirtió porque, gracias a la luz divina, 'creyó en el Evangelio'", explicó.

"Su conversión y la nuestra -observó Benedicto XVI-, consiste en creer en Jesús muerto y resucitado y en abrirse a la iluminación de su gracia divina".

En aquel momento, de hecho, "Saulo comprendió que su salvación no dependía de las obras buenas realizadas según la ley, sino del hecho de que Jesús había muerto también por él -el perseguidor- y que estaba, y está, resucitado".

Según el Papa, "esta verdad, que gracias al bautismo ilumina la existencia de todo cristiano, alumbra completamente nuestra forma de vivir". Convertirse, por tanto, significa "creer que Jesús se ha entregado a sí mismo por mí, muriendo en la cruz, y que resucitado, vive conmigo y en mí".

Confiando en "el poder de su perdón, explicó el Papa, podemos "salir de las arenas movedizas del orgullo y del pecado, de la mentira y de la tristeza, del egoísmo y de toda falsa seguridad, para conocer y vivir la riqueza de su amor". La conversión "es la actitud espiritual adecuada que nos indica el Apóstol para poder progresar en el camino de la comunión", explicó.

martes, 23 de enero de 2018

Marcos 3,31-35: Sobre la familia de Jesús



Marcos 3,31-35
Cf. Mateo 12,46-50, Lucas 8,19-21
Martes de la 3 Semana del Tiempo Ordinario, Año I y II

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: "Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan." Les contestó: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?" Y, paseando la mirada por el corro, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre."

SOBRE EL MISMO TEMA: 


MARTES DE LA 3 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, ciclo II (Lecturas)

2 Samuel 6,12b-15.17-19
Salmo 23: ¿Quién es ese Rey de la gloria? 
Es el Señor en persona
Marcos 3,31-35

2 Samuel 6,12b-15.17-19

En aquellos días, fue David y llevó el arca de Dios desde la casa de Obededom a la Ciudad de David, haciendo fiesta. Cuando los portadores del arca del Señor avanzaron seis pasos, sacrificó un toro y un ternero cebado. E iba danzando ante el Señor con todo entusiasmo, vestido sólo con un roquete de lino. Así iban llevando David y los israelitas el arca del Señor entre vítores y al sonido de las trompetas. Metieron el arca del Señor y la instalaron en su sitio, en el centro de la tienda que David le había preparado. David ofreció holocaustos y sacrificios de comunión al Señor y, cuando terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en el nombre del Señor de los ejércitos; luego repartió a todos, hombres y mujeres de la multitud israelita, un bollo de pan, una tajada de carne y un pastel de uvas pasas a cada uno. Después se marcharon todos, cada cual a su casa.

Salmo 23: ¿Quién es ese Rey de la gloria? 
Es el Señor en persona

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
R. ¿Quién es ese Rey de la gloria? 
Es el Señor en persona

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
R. ¿Quién es ese Rey de la gloria? 
Es el Señor en persona

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
R. ¿Quién es ese Rey de la gloria? 
Es el Señor en persona

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
R. ¿Quién es ese Rey de la gloria? 
Es el Señor en persona

Marcos 3,31-35

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: "Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan." Les contestó: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?" Y, paseando la mirada por el corro, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre."

lunes, 22 de enero de 2018

Los Desposorios de la Virgen María y San José, por Sebastián López de Arteaga (1610-1656)

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Los Desposorios de la Virgen María y San José, por Cristóbal de Villalpando

Cristóbal del Villalpando
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Los Desposorios de la Virgen María y San José, por Rafael Sanzio (1504)

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Los desposorios de la Virgen María y San José, por Matías de Arteaga

Los desposorios de María y José
Matías de Arteaga (1633-1703)
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Desposorios de la Virgen María y San José, por Juan de Valdés Leal (2)

Los desposorios de María y José
Juan de Valdés Leal
Museo del El Greco, Toledo, España 

Desposorios de la Virgen María con San José, por Jerónimo Ezquerra

Los desposorios de María y José
Jerónimo Ezquerra (ss. XVI-XVII)
Carmen Thyssen-Bornemisza Collection

Desposorios de la Virgen María con San José, por Juan de Valdes Leal

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La unidad de los cristianos en los escritos de san Ignacio de Antioquía

San Ignacio de Antioquía, camino de su martirio en Roma hacia el año 107, insiste a los cristianos de las diferentes iglesias a las que escribe sobre la importancia de velar por la unidad.

1.
“Como hijos de la luz verdadera” (Ef 5,8), huid de toda escisión y toda doctrina perversa; en cambio, donde esté el pastor, allí debéis, como ovejas, seguir vosotros. Porque muchos lobos que se presentan como dignos de todo crédito cautivan con funesto placer a los corredores de Dios. Sin embargo, gracias a vuestra unión no tendrán entre vosotros cabida alguna. (A los de Filadelfia, 2-3)

2.
Me adelanto a exhortaros a que viváis unidos en el sentir de Dios. Jesucristo, nuestra vida inseparable, expresa el sentir del Padre, como también los obispos, esparcidos por el mundo, son la expresión del sentir de Jesucristo.

Por esto debéis estar acordes con el sentir de vuestro obispo, como ya lo hacéis. Y en cuanto a vuestro colegio presbiteral, digno de Dios y del nombre que lleva, está armonizado con vuestro obispo como las cuerdas de una lira. Este vuestro acuerdo y concordia en el amor es como un himno a Jesucristo. Procurad todos vosotros formar parte de este coro de modo que por vuestra unión y concordia en el amor seáis como una melodía que se eleva a una sola voz por Jesucristo al Padre para que os escuche y os reconozca por vuestras buenas obras como miembros de su Hijo. Os conviene, por tanto, manteneros en una unidad perfecta, para que seáis siempre partícipes de Dios. (A los Efesios, 2,2)

3.
Y es así que, cuantos son de Dios y de Jesucristo, ésos son los que están al lado del obispo. Ahora que cuantos, arrepentidos, volvieren a la unidad de la Iglesia, también ésos serán de Dios a fin de que vivan conforme a Jesucristo. «No os llevéis a engaño», hermanos míos. Si alguno sigue a un cismático, «no hereda el reino de Dios» (1 Cor 6,9). El que camina en sentir ajeno a la Iglesia, ése no puede tener parte en la pasión del Señor. (A los de Filadelfia, 2-3)

4.
Si tanta fuerza tiene la oración de cada uno en particular, ¿cuánto más la que se hace presidida por el obispo y en unión con toda la Iglesia? (Carta a los Efesios, 2)

5. San Ignacio de Antioquía es el primero que en la literatura cristiana atribuye a la Iglesia el adjetivo «católica», es decir, «universal»: «Donde está Jesucristo», afirma, «allí está la Iglesia católica» (A los fieles de Esmirna 8, 2). Precisamente en el servicio de unidad a la Iglesia católica, la comunidad cristiana de Roma ejerce una especie de primado en el amor: «En Roma, ésta preside, digna de Dios, venerable, digna de ser llamada bienaventurada… Preside en la caridad, que tiene la ley de Cristo, y lleva el nombre del Padre» (A los Romanos, «Prólogo»). Como se puede ver, Ignacio es verdaderamente el «doctor de la unidad»: unidad de Dios y unidad de Cristo (en oposición a las diferentes herejías que comenzaban a circular y que dividían al hombre y a Dios en Cristo), unidad de la Iglesia, unidad de los fieles, «en la fe y en la caridad, pues no hay nada más excelente que ella» (A los fieles de Esmirna 6,1).

6. La irresistible tensión de Ignacio de Antioquía hacia la unión con Cristo sirve de fundamento para una auténtica «mística de la unidad». Él mismo se define como «un hombre al que se le ha confiado la tarea de la unidad» (A los fieles de Filadelfia 8,1). Para Ignacio, la unidad es ante todo una prerrogativa de Dios, que existiendo en tres Personas es Uno en una absoluta unidad.  Repite con frecuencia que Dios es unidad y que sólo en Dios ésta se encuentra en el estado puro y originario. La unidad que tienen que realizar sobre esta tierra los cristianos no es más que una imitación lo más conforme posible con el modelo divino. (BENEDICTO XVI presenta a san Ignacio de Antioquía, 14 marzo 2007.


sábado, 13 de enero de 2018

Cómo adaptar el lenguaje de hoy a la evangelización


Cómo llevar el mensaje del Evangelio a los alejados y a los jóvenes con un lenguaje que entiendan y de una manera que sea capaz de llamarles la atención. Esta es una cuestión muy común a la que evangelizadores y catequistas se enfrentan de manera constante en una sociedad en constante cambio y ya secularizada, que ya no entiende el lenguaje religioso.

El papa Francisco habla del anuncio de la Palabra que se da en la catequesis aunque destacando igualmente la necesidad de una “adecuada ambientación y una atractiva motivación”. Es precisamente aquí donde pretende arrojar luz el sacerdote Manuel María Bru, doctor en Periodismo, presidente de la Fundación Crónica Blanca y profesor en varias universidades.

En su nuevo libro Asombro y empatía (Ciudad Nueva) ofrece “dos claves para renovar el lenguaje de la evangelización y de la catequesis”. El libro ofrece algunas claves para una nueva evangelización cada vez más urgente.

La importancia del "asombro"

En primer lugar, Bru destaca la importancia del “asombro” en la evangelización, un lenguaje que lleve a recuperar “una verdadera catequesis de la experiencia, de iniciación y de conversión cristianas”.

Esta experiencia lleva a superar “una catequesis meramente doctrinal” que no entienden los que no han tenido la experiencia religiosa del asombro. Pero también debe ir más allá de aquella catequesis que para intentar conectar con el joven o el alejado no abre “una puerta a la experiencia del asombro ante Dios y de la conversión e Él”. “Sólo es capaz de contagiar el asombro quien vive del asombro”, explica el autor.

Sin empatía la evangelización no cala

No menos importante que el asombro es la empatía, la forma de presentarse ante el otro para anunciar el Evangelio. No sólo es ofrecer esta Buena Nueva sino cómo ofrecerla. Es por ello por lo que el papa Francisco habla de que es “bueno que puedan vernos como “alegres mensajeros”.

Es importante tener un lenguaje y una forma de transmitir que “conecte” con una sociedad que el autor define como “la cultura débil del tiempo posmoderno, de la sociedad de la información y, entre otras muchas cosas, líquida y desvinculada".

Un cambio en el lenguaje y en el enfoque

Atendiendo a esta cultura de hoy, la evangelización y sobre todo la catequesis necesitan un formato diferente al que se ha llevado a cabo durante décadas. El lenguaje religioso y el lenguaje de hoy necesitan cambiar los verbos. Hay que pasar de explicar, entender y aprender a otros “más adecuados a la naturaleza misma de la catequesis”.

Estos son los verbos a utilizar hoy que propone este libro:

1. Provocar e inquietarse

En primer lugar el catequista o cualquier cristiano tienen que “provocar” interrogantes e inquietudes vitales propias del anhelo religioso en el catecúmeno o en el alejado. La respuesta deseable por parte del destinatario de este mensaje sería el “inquietarse” ante una provocación que despierta una dimensión latente en este catecúmeno. Sin este paso, “difícilmente pueden darse los siguientes, menos aún si el planteamiento sigue siendo el de enseñar/aprender, pues, como expresa la parábola del sembrador, la semilla caería en piedra, no entraría en la entraña vital del evangelizado, y resbalaría”.

2. Promover y acoger

En este proceso catequético se pretende de manera paulatina “promover” una experiencia de Dios en la vida de la persona. En este caso, el catequista en particular y la comunidad cristiana en general tienen que ayudar, empujar y alentar este movimiento paulatino que está realizando el catecúmeno y que debe hacer suyo. Por ello, no se trata tanto de enseñar como de promover ni de aprender como de acoger.

3. Asombrar y asombrarse

Esta debería ser el punto al que se debería llegar pero “no tanto como fase final del proceso, sino momentos en que el testigo es capaz de asombrar con su testimonio y el acompañado en el itinerario catequético es capaz de asombrarse”. Y es que sin asombro ante el Misterio de Dios, explica el autor, no hay verdadera experiencia religiosa y por tanto iniciación cristiana. Por todo ello, el cristiano “debería identificarse ante todo por ser un asombrado, y como tal, alguien capaz de asombrar a quienes lo rodean”.

viernes, 12 de enero de 2018

Lc 1,26-38: El consentimiento de María


El pasaje del Evangelio del IV domingo de Adviento comienza con las palabras: «Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret». Es el relato de la Anunciación.

Como de costumbre, sin embargo, nosotros debemos concentrarnos en un punto, y este punto son las palabras de María:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» 

Con estas palabras María hizo su acto de fe. Acogió a Dios en su vida, se confió a Dios. Con aquella respuesta al ángel es como si María hubiera dicho: «Heme aquí, soy como una tablilla encerada: que Dios escriba en mí todo lo que quiera». En la antigüedad se escribía en tablillas enceradas; nosotros ahora diríamos: «Soy un papel en blanco: que Dios escriba en mí todo lo que desee».

Se podría pensar que la de María fue una fe fácil. Convertirse en la madre del Mesías: ¿no era éste el sueño de toda muchacha hebrea? Pero nos equivocamos de medio a medio. Aquél fue el acto de fe más difícil de la historia. ¿A quién puede explicar María lo que ha ocurrido en ella? ¿Quién le creerá cuando diga que el niño que lleva en su seno es «obra del Espíritu Santo»?

Esto no había sucedido jamás antes de ella, ni sucederá nunca después de ella. María conocía bien lo que estaba escrito en la ley mosaica: una joven que el día de las nupcias no fuera hallada en estado de virginidad debía ser llevada ante la puerta de la casa paterna y lapidada (Cf. Dt 22,20ss). ¡María sí que conoció «el riesgo de la fe»!

La fe de María no consistió en el hecho de que dio su asentimiento a un cierto número de verdades sino en el hecho de que se fió de Dios; pronuncio su fiat a ojos cerrados, creyendo que «nada es imposible para Dios».

Consentimiento de María

En verdad María nunca dijo fiat porque no hablaba latín, ni siquiera griego. Lo que con toda probabilidad salió de sus labios es una palabra que todos conocemos y repetimos frecuentemente. Dijo «¡Amen!». Esta era la palabra con la que un hebreo expresaba su asentimiento a Dios, la plena adhesión a su plan.

María no dio su consentimiento con triste resignación, como quien dice para sí: «Si es que no se puede evitar, pues bien, que se haga la voluntad de Dios». El verbo puesto en boca de la Virgen por el evangelista (“genoito”) está en el optativo, un modo que, en griego, se utiliza para expresar gozo, deseo, impaciencia de que una determinada cosa ocurra.

El amen de María fue como el «sí» total y gozoso que la esposa dice al esposo el día de la boda. Que haya sido el momento más feliz de la vida de María lo deducimos también del hecho de que, pensando en aquel momento, ella entona poco después el Magnificat, que es todo un canto de exultación y de alegría. La fe hace felices, ¡creer es bello! Es el momento en el cual la criatura realiza el objetivo para el que ha sido creada libre e inteligente.

La fe es el secreto para hacer una verdadera Navidad; expliquemos en qué sentido. San Agustín dijo que «María concibió por fe y dio a luz por fe»; más aún, que «concibió a Cristo antes en el corazón que en el cuerpo». Nosotros no podemos imitar a María en concebir y dar a luz físicamente a Jesús; podemos y debemos, en cambio, imitarla en concebirle y darle a luz espiritualmente, mediante la fe. Creer es «concebir», es dar carne a la palabra. Lo asegura Jesús mismo diciendo que quien acoge su palabra se convierte para él en «hermano, hermana y madre» (Cf. Marcos 3,33).

Vemos por lo tanto cómo se hace para concebir y dar a luz a Cristo. Concibe a Cristo la persona que toma la decisión de cambiar de conducta, de dar un vuelco a su vida. Da a luz a Jesús la persona que, después de haber adoptado esa resolución, la traduce en acto con alguna modificación concreta y visible en su vida y en sus costumbres. Por ejemplo, si blasfemaba, ya no lo hace; si tenía una relación ilícita, la corta; se cultivaba un rencor, hace la paz; si no se acercaba nunca a los sacramentos, vuelve a ellos; si era impaciente en casa, busca mostrarse más comprensiva, y así sucesivamente.

¿Qué llevaremos de regalo este año al Niño que nace? Sería raro que hiciéramos regalos a todos, excepto al festejado. Una oración de la liturgia ortodoxa nos sugiere una idea maravillosa: «¿Qué te podemos ofrecer, oh Cristo, a cambio de que te hayas hecho hombre por nosotros? Toda criatura te da testimonio de su gratitud: los ángeles su canto, los cielos la estrella, los Magos los regalos, los pastores la adoración, la tierra una gruta, el desierto un pesebre. Pero nosotros, ¡nosotros te ofrecemos una Madre Virgen!». ¡Nosotros –esto es, la humanidad entera– te ofrecemos a María!

AUTOR: P. Raniero Cantalamessa, OFM

Cuando Dios manda hacer imágenes


Si tenemos entre nuestros familiares o amigos cercanos a algún protestante, lo más probable es que alguna vez nos haya dicho que los católicos hacemos mal en tener tantas imágenes. Es normal que, con la mejor intención del mundo pero con mucho desconocimiento de las escrituras, esta persona nos haya mostrado aquél famoso pasaje en el que Dios “prohíbe” la construcción de imágenes:

“No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen”. Éxodo 20, 4-5

Sobre este pasaje volveremos más tarde, ya que quisiéramos centrarnos en un dato curioso que los protestantes suelen pasar por alto: ¡Dios mandó hacer imágenes!

He aquí 4 ocasiones en las que Dios mandó a hacer imágenes:

1) Éxodo 25,16-22

“En el arca pondrás las tablas del Testimonio que yo te daré. También harás una tapa de oro puro, de ciento veinticinco centímetros de largo por setenta y cinco de ancho, y en sus dos extremos forjarás a martillo dos querubines de oro macizo. El primer querubín estará en un extremo y el segundo en el otro, y los harás de tal manera que formen una sola pieza con la tapa. Ellos tendrán las alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas la tapa; y estarán uno frente a otro, con sus rostros vueltos hacia ella. Después colocarás la tapa sobre la parte superior del arca, y en ella pondrás las tablas del Testimonio que yo te daré. Allí me encontraré contigo, y desde allí desde el espacio que está en medio de los dos querubines, yo te comunicaré mis órdenes para que se las transmitas a los israelitas”.

2) Números 21,8-9

“Y el Señor le dijo: ‘Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado’. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado”.

3) 1 Reyes 6, 23-27

“En el lugar santísimo hizo dos querubines de madera de olivo; cada uno medía cinco metros de altura. Las alas de primer querubín medían dos metros y medio cada una, de manera que había cinco metros desde el extremo de una de sus alas hasta el extremo de la otra. El segundo querubín medía también cinco metros; los dos querubines tenían la misma dimensión y la misma forma: uno y otro medían cinco metros de altura. Salomón puso los querubines en medio del recinto interior. Estos tenían las alas desplegadas: un ala del primer querubín tocaba el muro y un ala del segundo tocaba el muro opuesto; y las alas extendidas hacia el centro de la Casa se tocaban una con otra”.

4) 1 Reyes 7,28-30

“Estaban hechos de la siguiente manera: tenían unos paneles encuadrados en un armazón; sobre esos paneles había figuras de leones, de toros y de querubines, y lo mismo sobre el armazón. Tanto arriba como abajo de los leones y toros había unos adornos en bajorrelieve. Cada soporte tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes también de bronce, y refuerzos en sus cuatro patas. Estos refuerzos estaban fundidos debajo de los recipientes de agua, sobre el lado opuesto a los bajorrelieves”.

Entonces… ¿qué hay del pasaje de Éxodo 20,4-5? Dicen que un texto fuera de contexto es un pretexto. Así que analicemos el contexto de ese pasaje.

En primer lugar notemos que esta supuesta prohibición está en el capítulo 20 de Éxodo; sin embargo, 5 capítulos después vemos a Dios mandando a construir querubines de oro. ¿Se dieron cuenta?

El mismo Dios que en un principio supuestamente prohibió construir imágenes de lo que hay “arriba en el cielo” ahora manda a hacer estatuas de querubines, criaturas del cielo. Eso se debe a que cuando Dios en un principio prohíbe lo de las imágenes, lo hace con un fin: Él conocía que el pueblo al que se dirigía podría construir una imagen y decir ‘esta imagen es mi dios’. De hecho, eso ocurrió con Israel; construyeron un becerro de oro para adorarlo y dijeron ‘Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto‘. (Éxodo 35, 4). ¡Qué terrible!

En cambio, las imágenes que Dios mandó construir, así como las imágenes que los católicos usamos en nuestras Iglesias, sirven para el culto pero nunca serán consideradas dioses. Hasta la imagen más hermosa de nuestro Señor siempre será una representación y nunca Dios mismo.

jueves, 11 de enero de 2018

VIERNES DE LA 1 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año II (Lecturas)

1 Samuel 8, 4-22a
Salmo 88: Cantaré eternamente 
tus misericordias, Señor
Marcos 2,1-12

1 Samuel 8,4-7.10-22a

En aquellos días, los ancianos de Israel se reunieron y fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá. Le dijeron: "Mira, tú eres ya viejo, y tus hijos no se comportan como tú. Nómbranos un rey que nos gobierne, como se hace en todas las naciones. A Samuel le disgustó que le pidieran ser gobernados por un rey, y se puso a orar al Señor. El Señor le respondió: "Haz caso al pueblo en todo lo que te pidan. No te rechazan a ti, sino a mí; no me quieren por rey". Samuel comunicó la palabra del Señor a la gente que le pedía un rey: "Estos son los derechos del rey que os regirá: A vuestros hijos los llevará para enrolarlos en sus destacamentos de carros y caballería, y para que vayan delante de su carroza; los empleará como jefes y oficiales en su ejército, como aradores de sus campos y segadores de su cosecha, como fabricantes de armamento y de pertrechos para sus carros. A vuestras hijas se las llevará como perfumistas, cocineras y reposteras. Vuestros campos, viñas y los mejores olivares, os los quitará para dárselos a sus ministros. De vuestro grano y vuestras viñas, os exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros. A vuestros criados y criadas, y a vuestros mejores burros y bueyes, se los llevará para usarlos en su hacienda. De vuestros rebaños os exigirá diezmos. ¡Y vosotros mismos seréis sus esclavos! Entonces gritaréis contra el rey que os elegisteis, pero Dios no os responderá".El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió: "No importa. ¡Queremos un rey! Así seremos nosotros como los demás pueblos. Que nuestro rey nos gobierne y salga al frente de nosotros a luchar en nuestra guerra". Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se lo comunicó al Señor. El Señor le respondió: "Hazles caso y nómbrales un rey".

Salmo 88: Cantaré eternamente 
tus misericordias, Señor

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, ¡oh Señor!, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.
R. Cantaré eternamente 
tus misericordias, Señor

Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel, nuestro rey.
R. Cantaré eternamente 
tus misericordias, Señor

Marcos 2,1-12

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaúm, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos, que no quedaba sitio ni a la puerta. El les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico, y como no podían meterlo por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:
— Hijo, tus pecados quedan perdonados.
Unos letrados que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: "¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios?"
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:
— ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico: Tus pecados quedan perdonados, o decirle: Levántate, coge la camilla y echa a andar? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados..., entonces le dijo al paralítico: Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.
Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios diciendo:
— Nunca hemos visto una cosa igual.

HIJOS DE DIOS



Gál 3,26-29: Todos sois hijos de Dios
por la fe en Cristo Jesús
Jn 1,1-12: A cuantos la recibieron
les da el poder de ser hijo de Dios
si creen en su nombre
Jn 11,45-57: Para reunir a los hijos de Dios dispersos
1 Jn 3,1-2: ¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios (...)
desde ahora somos hijos de Dios,
y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Lc 20,27-38: Son hijos de Dios
porque participan en la resurrección
Mt 5,1-12: Dichosos los que trabajan por la paz
porque ellos se llamarán hijos de Dios
Mt 5,43-48: Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo
Rm 8,8-14: El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu
para dar testimonio de que somos hijos de Dios
Rm 8,19: La creación espera expectante
la plena manifestación de los hijos de Dios
Rm 9,25-33: Serán llamados hijos del Dios viviente
Salmo 81: Aunque seáis dioses, e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre

Francisco (Papa):
Somos hijos, no esclavos


Lc 5,12-16: Curación de un leproso

Lc 5,12-16 (Cf. Mateo 8,2-4; Marcos 1,40-45)

5:12 Mientras Jesús estaba en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, se postró ante él y le rogó: "Señor, si quieres, puedes purificarme".
5:13 Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado". Y al instante la lepra desapareció.
5:14 Él le ordenó que no se lo dijera a nadie, pero añadió: "Ve a presentarte al sacerdote, y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés,
44 para que les sirva de testimonio".
5:15 Su fama se extendía cada vez más y acudían grandes multitudes para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades.
5:16 Pero él se retiraba a lugares desiertos para orar.

martes, 9 de enero de 2018

Las 3 características que dan autoridad al sacerdote: las explicó el Papa Francisco en misa

Marcos 1,21-28

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
— ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.
Jesús lo increpó:
— Cállate y sal de él.
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:
— ¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Las 3 características que dan autoridad al sacerdote,
por el papa Francisco

El papa Francisco, en la misa matinal en la residencia Santa Marta, explicó las 3 características sobre las que se construye la autoridad de un sacerdote. Se trata de:

- la emoción
- la cercanía
- y la coherencia

En la sinagoga de Cafarnaún, la gente que escuchaba a Jesús se quedaban asombrados porque enseñaba "con autoridad", explica el Evangelio de Marcos. No eran enseñanzas desde cátedras alejadas de la gente, dice el Papa.

Autoridad al acercarse a la gente

La enseñanza de Jesús “provocaba el estupor de la gente, movía sus corazones”, “Jesús tenía autoridad porque se acercaba a la gente”, señaló el Pontífice. “Debido a que era cercano, entendía; y también podía acoger, curar y enseñar con cercanía. Aquello que a un pastor da autoridad, o que despierta en él la autoridad que le ha dado el Padre, es la cercanía, la cercanía a Dios en la oración y la cercanía a la gente”.

Capacidad de conmoverse

Francisco recordó que “el pastor apartado de la gente no llega al pueblo con el mensaje. Cercanía. Esa doble cercanía (a Dios y a la gente). Esa es la unción del pastor que se conmueve ante el don de Dios en la oración, y que se puede conmover ante los pecadores, ante los problemas, ante las enfermedades de la gente: permite al pastor conmoverse”.

En la época de Jesús, los escribas, los doctores de la ley, habían perdido la capacidad de conmoverse porque “no estaban cerca ni de la gente ni de Dios”. Como consecuencia, habían perdido la coherencia de vida. El Papa señaló que eso es lo que Jesús advirtió cuando decía a la gente: “Haced lo que dicen, pero no lo que hacen”.

Contra la doble vida

En este sentido, Francisco advirtió contra la doble vida. “Es terrible ver a pastores con doble vida: es una herida en la Iglesia. Pastores que han perdido la autoridad y que siguen adelante con esta doble vida”.

“Jesús es muy duro con los que llevan una doble vida. Además de decir a la gente que les escuche pero que no hagan lo que hacen, ¿qué más dice? Les dice: ‘Sois sepulcros blanqueados’, es decir, bellos en la doctrina, por fuera, pero podridos por dentro. Este es el fin del pastor que no tiene cercanía con Dios en la oración, y con la gente en la compasión”.

A pesar de estas duras palabras, el Papa también tuvo un mensaje de esperanza: “Yo diría a los pastores que han vivido la vida separados de Dios y del pueblo, de la gente: ‘A pesar de todo, no perdáis la esperanza. Siempre existe una posibilidad’”.

La autoridad procede de Dios y la da Jesús

“La autoridad es un regalo de Dios. Sólo procede de Él y Jesús la da a los suyos. Autoridad en el hablar, que procede de la cercanía con Dios y con la gente, siempre juntos. Autoridad y coherencia, nada de doble vida. Y si un pastor pierde esa autoridad, que al menos no pierda la esperanza: siempre hay tiempo de acercarse y de revestirse de autoridad”, concluyó.

MARTES DE LA 1 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I

Hebreos 2,5-12
Salmo 8: Diste a tu Hijo el mando 
sobre las obras de tus manos
Marcos 1,21-28

Hebreos 2,5-12

Dios no sometió a los ángeles el mundo venidero, del que estamos hablando; de ello dan fe estas palabras: «¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que mires por él? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, todo lo sometiste bajo sus pies.» En efecto, puesto a someterle todo, nada dejó fuera de su dominio. Pero ahora no vemos todavía que todo le esté sometido. Al que Dios habla hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación. El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos, cuando dice: «Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.»

Salmo 8,2a.5.6-7.8-9
R. Diste a tu Hijo el mando 
sobre las obras de tus manos

¡Señor, dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
R. Diste a tu Hijo el mando 
sobre las obras de tus manos

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos.
R. Diste a tu Hijo el mando 
sobre las obras de tus manos

Todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
R. Diste a tu Hijo el mando 
sobre las obras de tus manos

Marcos 1,21-28

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:
— ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.
Jesús lo increpó:
— Cállate y sal de él.
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:
— ¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

lunes, 8 de enero de 2018

EL BAUTISMO EN LOS PRIMEROS CRISTIANOS

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El lugar donde Juan Bautista bautizó a Jesús


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Mateo 3,13-17: Bautismo de Jesús

Mateo 3,13-17 (Cf. Mc 1,9-11; Lc 3,21-22)
Bautismo del Señor A

Entonces se presenta Jesús, que viene de Galilea al Jordán, a donde Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?» Jesús le respondió: «Deja ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia.» Entonces le dejó. Una vez bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como una paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.»

SOBRE EL MISMO TEMA:
por M. Dolors Gaja, MN  

Lucas 3:1-22: Predicación de Juan Bautista y bautismo de Jesús

Bautismo del Señor, ciclo C (Lc 3:15-16,21-22) 

Lucas 3,1-18: La predicación de Juan el Bautista
Cf. Mt 3,1-12; Mc 1,1-8; Jn 1,19-28

3:1 El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene,
3:2 bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.
3:3 Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados,
3:4 como está escrito en el libro del profeta Isaías:
Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.
3:5 Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos.
3:6 Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.
3:7 Juan decía a la multitud que venía a hacerse bautizar por él: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca?
3:8 Produzcan los frutos de una sincera conversión, y no piensen: "Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham.
3:9 El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego".
3:10 La gente le preguntaba: "¿Qué debemos hacer entonces?"
3:11 Él les respondía: "El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto".
3:12 Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?"
3:13 Él les respondió: "No exijan más de lo estipulado".
3:14 A su vez, unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué debemos hacer?" Juan les respondió: "No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo".
3:15 Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías,
3:16 él tomó la palabra y les dijo a todos: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.
3:17 Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible".
3:18 Y por medio de muchas otras exhortaciones anunciaba al pueblo la Buena Noticia.

Lucas 3,18-20: El encarcelamiento de Juan el Bautista
Cf. Mt 14,3-4; Mc 6,17-18

3:19 Mientras tanto el tetrarca Herodes, a quien Juan censuraba a causa de Herodías —la mujer de su hermano— y por todos los delitos que había cometido,
3:20 cometió uno más haciendo encarcelar a Juan.

Lucas 3, 21-El bautismo de Jesús
Cf. Mt 3,13-17; Mc 1,9-11

3:21 Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo
3:22 y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección".

SOBRE EL MISMO TEMA:
  Historia de la fiesta del Bautismo de Jesús,
  La maravilla de la gracia de Dios (Tito 2:11-14;3:4-7)
  Ponerse en las manos de Dios
  No guardemos al Dios-hecho-hombre en la caja de los adornos navideños
  En la fila como uno más
  Por la acción del Espíritu