Nació en Caleruega, en un castillo donde pasé más frío que pelando rábanos, y de una familia de santos. Con 14 años se fue a vivir con un tío cura y empezó su camino particular hacia la santidad.
Una vez ordenado sacerdote se dio cuenta de las penalidades que pasaba una buena cantidad de gente y se decidió a vender sus bienes y, hasta los libros, que tanto le encantaban, para poder socorrer a los necesitados. Cuando alguien le criticaba decía "No puede ser que Cristo sufra hambre en los pobres, mientras yo guarde en mi casa algo con lo cual pueda socorrerlos"
En su época los albigenses estaban haciendo el Agosto por culpa, entre otras cosas, de que los curas católicos vivían como reyes, Domingo dijo que eso no se podía consentir, buscó algunos compañeros y, viviendo pobremente, haciendo penitencia y oración consiguió que su predicación arraigara en el corazón de muchos.
Al poco tiempo se decidió a fundar la Orden de Predicadores, los Dominicos. El Papa no estaba mucho por la labor hasta que una noche soñó que la Iglesia se estaba cayendo y la levantaban entre dos pobres, uno vestido de café y otro de blanco, San Francisco y Santo Domingo, y entonces sí, dio su consentimiento para el nacimiento de la Orden.
Santo Domingo de Guzmán murió en un colchón prestado el 6 de Agosto de 1221.
Felicidades a quienes llevan su nombre.
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