El número de marzo (2010) de la revista "Ministry&Liturgy" contiene un artículo que no puede pasar desapercibido a los educadores y pastoralistas nazarenos. Se titula: "Hacia un nuevo modelo de Iglesia", y su autor es el P. Paul G. Mast.
El P. Paul recuerda la publicación hace 36 años del libro "Modelos de Iglesia", escrito por el cardenal Avery Dulles. "Modelos de Iglesia" se convirtió en un manual de referencia en los seminarios y facultades de teología de Estados Unidos. Hoy todavía lo es.
El libro de Dulles explica el origen y misión de la Iglesia desde una nueva perspectiva: la eclesiología comparativa, y presenta cinco modelos de iglesia:
(1) Iglesia institución
(2) Iglesia cuerpo místico
(3) Iglesia sacramento
(4) Iglesia anunciante
(5) Iglesia servidora
Sin embargo, Dulles no analiza cinco iglesias diferentes sino una única iglesia en donde se integran los cinco modelos.
En la segunda edición de su libro (1987), Dulles añadió un sexto modelo de Iglesia, al cual llamó: "Iglesia como comunidad de discípulos".
Casi 40 años después, el escenario de la eclesiología ha cambiado dramáticamente debido a la crisis de las iglesias, el éxodo de fieles, el ecumenismo, la crisis de liderazgo (episcopal y presbiteral), la secularización de la sociedad, etc. En este nuevo escenario, dice el P. Paul G. Mast, vuelve a resonar la pregunta: "¿Qué es la Iglesia?"
La Iglesia-familia
"Dulles ahondó y enriqueció nuestra tradición católica hace 40 años, sigamos ese camino". De ese modo, el autor inicia la presentación de otro modelo de iglesia emergente, que no es nuevo, ya que ha estado siempre presente en la historia y tradición de la Iglesia: la Iglesia familia, y distingue entre una iglesia familia disfuncional y una iglesia familia cuyos miembros se aman y velan los unos por los otros.
La Iglesia familia disfuncional es aquella cuyos miembros se enfrentan a sus conflictos, dividiendo, separando, excluyendo, anatemizando...
La Iglesia familia es aquella cuyos miembros comparten sus gozos y tristezas, sus virtudes y debilidades, como algo con lo que se debe contar en el proceso de crecimiento de una familia.
El P. John J. Cecero, S.J., explica que la familia, los genes, y la cultura o lugar donde crecemos, aportan un sello peculiar en nuestro modo de relacionarnos con Dios y con el prójimo. Estos factores condicionan provocan sentimientos de sospecha o de confianza cuando nos relacionamos con la esposa/el esposo, los amigos, los compañeros de trabajo, el jefe/o los superiores, los empleados, la comunidad, etc.
Según el P. Cecero, la calidad de nuestras primeras relaciones (casi siempre en el seno de la familia), condicionan nuestra actitud ante las relaciones que tendremos a lo largo de la vida. Abandono, desconfianza, abuso, dependencia, durante nuestra infancia y adolescencia condicionan nuestro nivel de funcionalidad o disfuncionalidad cuando somos adultos.
Sin embargo, la persona es mucho más flexible de lo que pensamos. A veces nos condenamos nosotros mismos a ser infelices. La capacidad de la persona para buscar sentido incluso donde humanamente parece imposible encontrarlo, es infinita.
Jesus de Nazaret llama a sus discípulos y ofrece siempre "otra oportunidad" a la(s) oveja(s) perdida(s). Esta es la razón por la cual la Iglesia vino a ser una familia para quienes habían sido separados, marginados, excluidos, de la familia original a la que pertenecían.
En realidad, solo una familia puede enmendar lo que otra familia ha destruido. Las instituciones no pueden "sanar" el mal cometido por una familia; pueden "dar una compensación" por esos errores, pero no pueden sanarlos.
Por eso, el modelo de Iglesia debe ser revisado cuando ésta se enfrenta a los conflictos internos y externos con investigaciones, retórica, condenación, castigo, excomunión...
"En este modelo de Iglesia familia, algunos miembros han madurado aceptando las contradicciones y conflictos como parte de su proceso de crecimiento, y otros miembros han quedado paralizados en su propio temperamento, alimentado por la sospecha y el control", según el P. Paul G. Mast.
Es evidente que en el modelo de Iglesia familia disfuncional son más importantes los asuntos a tratar que las personas. El proceso de renovación eclesial queda mermado porque este modelo intenta salvar las propiedades, las leyes y los dogmas sagrados; por eso, este modelo de Iglesia margina, excluye, no admite contradicciones y apenas acepta las tensiones, "...y así es muy difícil restaurar el respeto y la confianza en la jerarquía", dice el P. Paul G. Mast.
" Sin embargo, una eclesiología fundamentada en la Cristología bíblica transforma un modelo de Iglesia familia cuyas relaciones son disfuncionales en un modelo de Iglesia familia cuyas relaciones se renuevan, transforman y purifican constantemente".
La Iglesia como modelo de familia sana
Una gran intuición del cardenal Avery Dulles es que no nos dice que un modelo sea superior al otro. Los seis modelos están presentes en nuestra historia y tradición. Los seis se necesitan y complementan. Por eso, Dulles puede presentar una Iglesia fiel, siempre reformándose, señalando las "riquezas" y "pobrezas" de cada modelo por separado.
La mayor riqueza de estos modelos de Iglesia es que derivan de imágenes bíblicas. Y la genialidad de su método de trabajo es que mantiene la tensión entre la historia de nuestra teología y la experiencia viva de la comunidad presente, dando importancia a las dos por igual.
— Terapia de conversión
Según el P. John Cecero, S.J., la psicoterapia es una opción para sanar actitudes y comportamientos que nos separan, marginan, excluyen, de la familia a la cual pertenecemos. La terapia de conversión requiere persistencia y la voluntad de arriesgar modelos de pensamiento y de comportamiento.
Una Iglesia que responde al modelo de familia abraza una terapia de conversión que contribuye a cambiar el pensamiento y el comportamiento. No es un castigo; se trata de una peregrinación que se produce en el seno familiar.
La terapia de conversión actúa como un don que pone a trabajar las "riquezas" con las "pobrezas" de la comunidad eclesial, como hacía el cardenal Avery Dulles con los modelos de Iglesia. Este proceso origina una imagen de iglesia sana, siempre re-formándose fiel al misterio que anuncia.
Necesitamos más personas que contruyan una Iglesia en diálogo con las tradiciones eclesiologicas, siguiendo la estela de Avery Dulles. Estaremos llegando al modelo de Iglesia familia.
Adoptar el modelo de Iglesia familia nos ayudaría a balancear la riqueza de nuestra historia con el contexto actual en el que vivimos. Este modelo puede aguantar la tensión del DNA de nuestro comportamiento pecador con la necesidad que todos tenemos de libertad espiritual y.... conversión.
Entonces, se inicia un proceso donde ponemos nuestra seguridad y confianza en Dios y en el prójimo. Este modelo de Iglesia familia promueve relaciones basadas en el modelo Trinitario de respeto y confianza mutuos. El diálogo es el antídoto espiritual para permanecer pacientes, siendo la paciencia la herramienta bíblica que anuncia un cambio de comportamiento.
El modelo de Iglesia familia es solidario con quienes luchan por liberarse de sus esclavitudes. Este modelo tiene más recursos para recuperarse del estrés eclesial, social y cultural, porque en medio de encrucijadas (situaciones de cambio) es capaz de discernir con muchas menos resistencias.
Este modelo es capaz de sostener la tensión bíblica del éxodo y del exilio, del perdón y la venganza, de la transformación del corazón y la dureza del corazón... El modelo de Iglesia familia está más alerta para responder a las emergencias que exigen velar y cuidar los unos de los otros.
De modelo Iglesia comunidad de discípulos
al modelo Iglesia familia
El sexto modelo de Iglesia presentado en "Modelos de Iglesia" es Iglesia comunidad de discípulos. Esta imagen de la primitiva iglesia (Hechos 6:1-2) muestra una comunidad de cristianos unidos en su afán de aprender siguiendo a Cristo.
La iglesia, movida por el Espíritu Santo, crece en todos sus miembros y "la verdad" se muestra a través de todos. El discípulo es una persona que no ha llegado a la verdad, y mucho menos la posee, por eso, está en camino hacia la conversión completa. Este modelo de iglesia muestra una iglesia en peregrinaje, humilde, siempre necesitando purificación y mejora.
La Iglesia comunidad de discípulos, dice Paul G. Mast, prepara el modelo de Iglesia familia. ¿Por qué? A raíz de sus trabajos clínicos con una Iglesia que responde al modelo de familia disfuncional, el P. Paul nos dice que el modelo de Iglesia familia debe ser explorado. Paul nos habla de su propia experiencia:
"Recientemente mi familia se enfrentó a su propia disfuncionalidad para poder cuidar de nuestra madre, enferma terminal. Las agendas personales se subordinaron al cuidado de nuestra madre. Horarios y prioridades que antes entraban en conflicto, pasaron a un segundo plano porque lo más importante era atender a nuestra madre. Nuestro instinto de servicio se puso a trabajar al tiempo que nos organizabamos para ofrecer lo mejor de nosotros mismos. La gracia de la reconciliación entre hermanos y hermanas llegó a su plenitud cuando nos dimos cuenta de los asuntos personales que antes nos separaban desaparecían cuando la prioridad era cuidar de mamá".
El modelo de Iglesia familia está en sintonía con la experiencia que el P. Paul G. Mast comparte en su artículo. Este modelo une a las personas en lugares y etapas diferentes de su crecimiento espiritual. Les une en su deseo de "cuidarse mutuamente".
Este modelo tiene su imagen bíblica en el Dios que acompaña, cuida y sufre con y por su pueblo. En palabras del P. Ronald Rolheiser: "Este Dios a quien Jesús llama ‘Padre’ no condena a nadie".
Este Dios estuvo al lado de hermanos disfuncionales: Caín mató a Abel, Judá convenció a sus once hermanos para que vendieran a José como esclavo, Benjamín fue acusado falsamente, David conspiró para quedarse con la mujer de otro hombre, Pedro negó que conocía a Jesús, Jesús fue crucificado, Pablo perseguía a los discípulos de Jesus...
Nuestra historia y tradición no cree en un "Dios pequeño" a quien podemos controlar. Si Dios puede perdonar nuestras iniquidades y cuidar de nosotros antes de morir, nosotros estamos llamados a hacer lo mismo.
Una Iglesia familia revela una comunidad de hermanos y hermanas en cuyo corazón no se adora al ego o al orgullo, a las ideas o a las palabras, sino al Dios siempre crucificado y siempre resucitado, es decir, un Dios siempre transformándose a los ojos de sus discípulos incrédulos.
La Iglesia familia busca un terreno para resolver sus conflictos en el que nadie gana o pierde porque la alegría de uno es la alegría de todos y la tristeza de uno es la tristeza de todos. Debemos, pues, buscar la conversión que nos renueva a todos, en lugar de utilizar la coacción y la polarización.
Debemos buscar una Iglesia familia que cuida de sus miembros fiel a su tradición eclesial, en lugar de repetir los errores de una Iglesia familia disfuncional que separa y condena a sus miembros. Esta búsqueda ofrece una imagen de la Iglesia humana y divina al mismo tiempo, en sintonía con el evangelio de Jesús.
La tradicion del Hijo de Dios que es enviado a salvar, no a condenar, comienza en el momento de la encarnación y se hace evidente en los sucesos de la pasión, muerte y resurreción de Jesús.
Rev. Paul G. Mast es sacerdote por la diócesis de Wilmington, Delaware, y sirve como capellán en el monasterio de santa Gertrudis y la escuela benedictina.
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