Una familia para las familias
En la familia de Nazaret encontramos el modelo de hombre y de padre (José), el modelo de mujer y de madre (María), el modelo de hijo y de persona (Jesús). Son diferentes modos de realizarse como persona en comunión con los demás, sin excluir a nadie, ya que que la harmonía de la Casa de Nazaret no depende de los roles que tienen sus miembros sino del amor incondicional que los ha unido. Este amor es no solo humano en su expresión sino también divino en su misterio y universalidad.
La vida y el testimonio de la Sagrada Familia se propone a todos, sin excepción. Por eso, la Sagrada Familia no es modelo solamente para unas familias sino para toda la Iglesia (familia de familias).
Tradicionalmente, se ha propuesto a la Sagrada Familia como modelo perfecto de comunidad religiosa: Jesús, María y José, aceptan el plan de Dios y lo realizan en perfecta obediencia, perfecta castidad y perfecta pobreza. Sin embargo, la Sagrada Familia no puede ser reducida a ser solamente el modelo de la vida religiosa consagrada.
Dios se hace presente en el hogar de Jesús, María y José, para que todas las familias puedan sentir y reconocer la cercanía de Dios. De ahí, que la Iglesia propone la espiritualidad de la Sagrada Familia como respuesta a los interrogantes, temores, desafíos, tristezas, gozos y esperanzas de las familias de hoy.
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