Subió Jesús a una barca, cruzó al otro lado y llegó a su propio pueblo. Unos hombres le llevaron un paralítico, acostado en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico:
—¡Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados!
Algunos de los maestros de la ley murmuraron entre ellos:
— ¡Este hombre blasfema!
Como Jesús conocía sus pensamientos, les dijo:
—¿Por qué dan lugar a malos pensamientos? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados quedan perdonados" , o decir: "Levántate y anda"? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
Y el hombre se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la multitud se llenó de temor, y glorificó a Dios por haber dado tal autoridad a los mortales.
(Mateo 9:1-8)
En la Biblia hallamos al menos dos maneras distintas de entender y explicar la enfermedad. Algunos creyentes sienten la enfermedad como lejania de Dios. La enfermedad nos impide disfrutar del don de la vida que hemos recibido de Dios y es la consecuencia de nuestras debilidades, faltas y pecados. Estos creyentes juzgan al enfermo y al discapacitado porque el o sus padres deben de haber pecado. La enfermedad es vista aqui como un castigo divino. Entonces, el creyente enfermo se siente abandonado o rechazado por Dios.
Otros creyentes sienten la enfermedad como una oportunidad para buscar a Dios y sincerarse con El. La enfermedad nos recuerda que no somos ni dioses ni angeles sino seres hechos del barro de la tierra. Para estos creyentes la enfermedad, el sufrimiento, el dolor... son peldanos en nuestro crecimiento espiritual. La enfermedad nos recuerda que no somos tan fuertes como pensabamos y es el momento en que expresamos nuestra confianza absoluta en el Dios que nos ha dado la vida. Para estos creyentes, la enfermedad es el momento de la humildad y de la reconciliacion con Dios y el projimo. En este caso, la enfermedad no solamente no les separa de Dios sino que contribuye al acercamiento entre la creatura y el creador.
Para Jesus de Nazaret no cabe duda de que la enfermedad es una oportunidad para el perdon, la reconciliacion y la sanacion del enfermo o pecador. Jesus no entiende la curacion simplemente como devolver la salud al enfermo sino como una manera de devolver a la persona la dignidad que habia perdido. Por eso, le dice al paralitico: "Tus pecados te son perdonados", ocasionando el escandalo entre los maestros de la ley.
Desideria es el nombre de uno de los personajes creados por San Jose Manyanet (1833-1901) para ilustrar su espiritualidad y su pensamiento. Desideria puede ser un hombre o una mujer, una persona joven o adulta. Pero Desideria es, ante todo, un espiritu ingenuo, inquieto e infantil, cuyo deseo de aprender y ser feliz parece no tener limites.
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