sábado, 22 de mayo de 2010

Pentecostes: "A quienes perdoneis los pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengais, les quedan retenidos" (Juan 20:23)

Hoy, una persona me ha dicho: "No entiendo eso de 'a quienes se los retengais, les quedan retenidos'. Jesus nos perdona desde la cruz: 'Perdonales, Padre, porque no saben lo que hacen?' Me puede explicar el significado de 'retener los pecados?"

La primera respuesta que me ha venido a la mente es que para los cristianos lo que realmente fue una novedad es reconocer que podian perdonarse en nombre de Dios. Esto era un escandalo para algunos: perdonar en nombre de Dios? Blasfemia!

El evangelio de Juan nos dice que no solamente no es una blasfemia perdonarnos en nombre de Dios, sino que eso es lo que Dios quiere (!): que nos amemos y perdonemos como El nos ama y perdona. Esto que para nosotros es hoy aparentemente muy normal (en el plano intelectual), para los primeros cristianos era un desafio. Por eso, Juan le da tanta importancia y lo presenta como lo que es: un momento fundante, es decir, una novedad que caracteriza a la nueva comunidad cristiana.

Hoy, nuestro problema es que al escuchar eso de "a quienes se los retengais, les quedan retenidos", creemos que aqui de lo que se habla es de "poder y autoridad" al estilo de los poderosos de este mundo. Si es asi, no hemos entendido nada.

En primer lugar, perdonar los pecados es un don que (no nos merecemos) hemos recibido. En segundo lugar, no recibimos este don para ser poderosos sino para servir, sanar, renovar... Un don es algo que se recibe y se da gratuitamente, no porque lo merezcamos.

Por eso, cuando escuchamos "a quienes se los perdoneis, les quedan perdonados, a quienes se los retengais, les quedan retenidos", debemos darnos cuenta de que la fuerza de estas palabras no reside en nuestra "opinion" para perdonar o no, sino en que hemos recibido el Espiritu Santo para perdonar, de lo contrario, ni necesitamos del Espiritu Santo ni los cristianos somos distintos a los paganos.

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