Lo primero que debemos saber es que una persona nunca termina de prepararse para ser padre o madre, es decir, un padre o una madre no termina nunca de aprender a serlo.
A ser padre/madre se aprende... siéndolo, pues se trata mucho más de una actitud y disponibilidad respecto a otra persona (hijo/hija), que de los conocimientos e ideas que tengamos respecto a esa persona.
Todo lo que podamos haber aprendido sobre criar y educar a un niño es poco cuando tenemos a la criatura ante de nosotros. Los hijos no son utensilios que aprendemos a manejar, sino personas; por eso, no hay fórmulas y ser padre/madre es un arte.
Por tanto, no se trata de cumplir unos requisitos, sino de mostrar madurez humana, disposición, generosidad de mi propia persona y tiempo, sin las cuales la sola idea de pensar tener un/a hijo/a pudiera considerarse un capricho.
La persona debe discernir si está minimamente preparado/a para ser padre o madre.
Por ejemplo:
- Cuando una persona quiere tener un/a hijo/a porque está solo/a, quiere llenar un vacío, le falta algo..., entonces, NO está preparado/a para ser padre o madre.
- Una persona que todavía no ha descubierto que la vida de un ser humano es un don y que yo no soy su dueño, NO está preparado/a para ser padre o madre.
- Una persona que desea hijos para ver sus planes cumplidos, NO está preparada para ser padre o madre.
- Una persona que no sabe ver las habilidades y aptitudes de los demás, NO está preparada para ser padre o madre.
- Si una persona apenas tiene tiempo para dedicar a los demás, NO está preparada para ser padre o madre.
- Una persona sin un hogar, una familia, y la ayuda de otras personas, NO está preparada para ser padre o madre.
Y, sin embargo, ser padre o madre no es solamente un derecho de la persona adulta que ningún gobierno debiera prohibir, sino también un don, una gracia, que la persona adulta y madura no debiera exigir a cualquier coste o precio.
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