miércoles, 3 de marzo de 2010

EVANGELIO DE LA FAMILIA: "Envia a Lazaro a la casa de mi padre"

Lucas 16:27-28: "Te ruego entonces, padre, que envies a Lazaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que el los prevenga,
no sea que ellos caigan tambien en este lugar de tormento".

El episodio de Lazaro y el hombre rico nos presenta a un pecador fallecido pidiendo a Abraham que envie a Lazaro de nuevo a la tierra para que prevenga a sus cinco hermanos "no sea que ellos caigan tambien en este lugar de tormento". La respuesta de Abraham es seca: "Tienen a Moises y a los profetas, que los escuchen (...) Si no escuchan a Moises y a los profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convenceran".


Fracaso de la familia

La respuesta de Abraham muestra el fracaso de la familia del hombre rico. La familia es la primera escuela donde el hombre rico y sus hermanos debian haber escuchado y aprendido el mensaje de los profetas y la ley. De hecho, el hombre rico y su familia pensaban que ya cumplian con la ley y los profetas: vestir "de purpura y lino finisimo" y hacer "cada dia esplendidos banquetes", son imagenes biblicas que aluden al premio de los "justos" y los "escogidos".

La parabola de Jesus es una provocacion contra muchas familias acomodadas que consideraban la riqueza y el bienestar como una bendicion divina a su esfuerzo y a su trabajo, y la pobreza y la enfermedad como el resultado de la pereza, el vicio, y tambien un castigo divino.

"Tienen a Moises y a los profetas"

El hombre rico y su familia no eran gentiles, paganos, extranjeros... es decir, habian recibido en herencia la palabra de Dios y disfrutaban de sus bienes sin ocultarlos. La celebracion de "banquetes" no era algo ordinario ni privado sino un acontecimiento social donde participaban parientes, amigos y hasta vecinos. La familia que mas banquetes ofrecia era considerada la mas bendecida, digna de respeto y honor.

El hombre rico y su familia eran el ejemplo de la familia feliz, fiel y piadosa. El modo como el difunto se dirige a Abraham no deja lugar a dudas: "Padre Abraham, ten piedad de mi y envia a Lazaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua." Estas palabras no salen de la boca de un pagano o de una persona que ha rechazado ser hijo de Abraham.

Los "vestidos de purpura y lino finisimos", los "banquetes", el "Padre Abraham", la peticion, "Tienen a Moises y los profetas", son signos que nos muestran el lugar de privilegio que el hombre rico ocupaba a los ojos de sus vecinos y del mismo Dios. Pues bien, esos signos parecen no haber servido de nada porque ahora el hombre rico esta en un lugar de tormento, de donde ni el mismo Abraham le puede sacar ("Entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo", Lucas 16,26).

"Aunque resucite alguno de entre los muertos
tampoco se convenceran"

El difunto rico sabe que si su fe, leyes y tradiciones familiares-religiosas no le abrieron los ojos para compadecerse de Lazaro, que sufria a la puerta de su casa, tampoco se abriran los ojos de sus cinco hermanos. Por eso, en un ultimo intento de salvar a los que todavia pueden salvarse, el difunto rico pide a Abraham que envie a Lazaro a la casa de su padre. Podemos decir sin temor a equivocarnos que a las puertas de la casa de esta familia, que celebra banquetes con gran asiduidad, hay otros "Lazaros" a la espera que alguien se apiede de ellos. Por eso, Abraham, aunque quiera, no puede apiadarse de esos cinco hermanos: el "resucitado" que el difunto rico pide para sus hermanos sera el crucificado, el sacrificado, el varon de dolores, el divino herido, que solo los arrepentidos, los penitentes, los humildes, en fin, los bienaventurados... podran reconocer cuando llegue.

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