miércoles, 26 de febrero de 2014

La guía de ayuno de los monjes


Ayunar no es una cuestión de moda; es una costumbre que ha formado parte de casi todas las religiones durante miles de años. Sin embargo, en la actualidad se trata menos de una iluminación espiritual y más de perder peso.

Cada vez hay más evidencia que parece indicar que las dietas como las 5:2 -que restringen la ingesta de calorías dos veces a la semana- pueden ser una forma sana de eliminar algunos kilos. Aunque no es pan comido, pues la tentación está en todas partes.

¿Qué consejo pueden dar los monjes y curas que regularmente se privan de comida? El padre Alexander da Costa Fernandes, un monje católico de la abadía Worth, en Inglaterra, tiene una experiencia de 20 años de ayunos. Usualmente, los miércoles y viernes sólo toma agua y una taza de café. Un día a pan y agua es sensato, según el padre Alexander.

Al principio fue duro y le daban dolores de cabeza. Le tomó nueve meses poder ayunar seriamente. Él asegura que el truco está en acostumbrarse gradualmente a la idea de ayunar. El cuerpo "anhela lo que espera".

Aconseja con empezar dejando el desayuno o la galleta de media mañana. Una vez que se haya dominado eso, entonces se desiste de otra cosa. Una dieta de pan y agua es, según él, un enfoque sensato. Tomar mucho líquido es crucial, y el padre Alexander indica que ayuda a crear la ilusión de un estómago lleno.

Un ayuno absoluto, practicado por judíos durante 24 horas en Yom Kippur y Tisha B'Av, prohíbe tanto la comida como la bebida. Y durante el Ramadan, el noveno mes del calendario islámico, los musulmanes se abstienen de sólidos y líquidos durante las horas del día. El ayuno también es importante para los hindúes, y algunos monjes budistas y monjas renuncian a las comidas de la tarde.

En el mundo laico, la dieta 5:2 define el ayuno como una ingesta de 500 calorías para las mujeres y 600 para los hombres, durante dos días no consecutivos de la semana.

Este tipo de dieta no es apta para todo público, y no está exenta de críticas. La posición del sistema sanitario británico es que se necesita realizar más investigaciones sobre estas dietas intermitentes y aconseja a las personas consultar al médico antes de iniciar una.

El ayuno no es sólo físicamente exigente. También es psicológicamente duro, señala el obispo anglicano de Manchester, el reverendo David Walker, quien un día a la semana, y durante la última década, sólo toma té y agua.

"La noche antes de empezar piensas: '¿cómo voy a pasar el día?'", señala el obispo Walker. Pero asegura que nunca es tan difícil como esperas. La clave es -aconseja- asegurarse de mantenerse ocupado durante las horas de las comidas. El cuerpo está condicionado a querer comida de acuerdo a una rutina.

Y para eliminar los pensamientos de hambre de la mente, el obispo sugiere hacer algo que te tenga absorto -como un programa favorito de televisión o un Sudoku- en las horas en que normalmente se estaría sentado en la mesa para desayunar, almorzar o cenar.

Según el padre Alexander, cualquier persona sana y en forma puede ser capaz de hacer frente a un ayuno corto. El tiempo más largo que él ha logrado privarse de alimentos es cinco días. "Hay mucho bombo sobre la comida". No se puede ni pensar en tortas de chocolate, según el padre Alexander. El padre agrega que las personas están bombardeadas con mensajes sobre la necesidad de energía y vitaminas. "Lo que me enseñaron mis cinco días de ayuno es que tenemos tanta energía en nuestro cuerpo en forma de grasa que sólo la empiezas a usar tras unos días". Los pinchazos de hambre son inevitables, incluso para los más experimentados. Especialmente cuando hay un pan recién horneado o un sándwich de tocineta rondando cerca.

Cuando esto ocurre, ¿qué se puede hacer? Aprender la disciplina de la mente, aconseja padre Alexander. "Si en el día de ayuno piensas en una torta de chocolate o tener camarones de cena, entonces es totalmente inútil".

Este religioso sugiere eliminar sutilmente esos pensamientos y concentrarse en algo que se debería estar haciendo. Hacer algo como "parte de una comunidad" hace del ayuno menos pesado, dice por su parte el obispo Walker. Así que recomienda hacerlo con amigos o colegas para no sentirse aislado cuando las cosas se ponen duras.

Todas estas técnicas son útiles. Pero para los religiosos tener hambre es parte del trabajo. "Algunas veces la sensación de hambre ayuda desde el punto de vista espiritual", concede el obispo Walker. "Cuando tengo un puntazo de hambre me recuerdo que estoy ayunando por un propósito religioso. Hace que mi mente se vaya a Dios y se convierta en un momento de oración".

Todas las religiones importantes como el Sijismo han usado el ayuno para enfocar la mente de una forma parecida.

En la Biblia, Jesús dijo "No sólo de pan vive el hombre". Sus cuarenta días en el desierto fue la inspiración para la Cuaresma. Los cristianos usan el ayuno para pensar en los pobres, quienes tienen hambre no por decisión sino por las circunstancias. También es visto como una ayuda para la concentración que acerca a Dios.

Confidencialmente, uno de los beneficios es perder peso. El obispo de Manchester pierde unos 3 kilos en cada cuaresma. Pero hay unas diferencias de tono y doctrina entre católicos y anglicanos. "Una vida de auto indulgencia conduce al desastre", señala padre Alexander.

Habla de la "mortificación" de la carne -el ayuno como penitencia- pero los anglicanos evitan la palabra. "Es una disciplina espiritual, pero una alegre", aclara el obispo Walker.

Pero, ¿puede un laico sentir elevación espiritual con la dieta? El obispo Walker piensa que sí. "Si estás abierto al hecho de que este proceso de ayuno te abrirá las puertas a un encuentro espiritual, puede ser".

Romper el ayuno no es el fin del mundo, señala padre Alexander. Su plato favorito es pescado con papas fritas, el plato de los viernes por la noche en el monasterio. "Algunos días digo: 'Ok, me rindo, no puedo más. Necesito pescado con papas fritas'. Creo que en esto hay un poco de sabiduría. Es mi decisión personal. No creo que el ayuno sólo sea una cuestión de voluntad propia, se trata de crecimiento y de la Gracia Divina". Así que el padre señala que el beneficio del ayuno en ocasiones puede ser compensado por la compañía de compartir una buena comida. Especialmente si se trata de pescado y papas fritas.

Fuente: religiondigital.com

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