Lucas 11,29-32
Lunes de la Semana 28 del tiempo ordinario, año impar
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás."
— Comentario por el papa Francisco
El papa en Santa Marta alerta sobre el 'síndrome de Jonás'. Jesús los llama hipócritas, porque ellos no quieren la salvación de la pobre gente, de los ignorantes y pecadores.
Se tiene que luchar contra el "síndrome de Jonás" que nos lleva a la hipocresía de pensar que para salvarnos son suficientes nuestras obras. Así lo explicó el papa Francisco la mañana del lunes durante la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El santo padre advirtió acerca de "una actitud de perfecta piedad", que atiende a la doctrina pero no se ocupa de la salvación de la "pobre gente".
— El "síndrome de Jonás" y la "señal de Jonás"
El papa Francisco centró su homilía en este binomio. Jesús, explicó, en el evangelio de hoy habla de "generación perversa". Es muy fuerte con su palabra. Pero, advirtió el papa, no se refiere a las personas "que lo seguían con mucho amor", sino a los "doctores de la ley" que "trataban de probarlo y hacerlo caer en una trampa".
Estas personas "le pedían signos" y Jesús les responde que solo se les dará "la señal de Jonás”. Existe sin embargo, advirtió el papa, el "síndrome de Jonás". El Señor le pidió que fuera a Nínive, y él huye a España. Jonás, dijo, "tenía las cosas claras": "la doctrina es ésta", "se debe hacer esto" y los pecadores "que se las arreglen, yo me voy”. Los que "viven de acuerdo con este síndrome de Jonás", añadió Francisco, Jesús "los llama hipócritas , porque ellos no quieren la salvación" de la "pobre gente", de los "ignorantes " y "pecadores":
"El 'síndrome de Jonás’ no tiene el celo por la conversión del pueblo, busca una santidad –me permito la palabra--, una santidad de ‘tintorería’, toda hermosa, bien hecha, pero sin aquel celo de ir a predicar al Señor. Pero el Señor con esta generación que sufre del "síndrome de Jonás' promete la señal de Jonás.
La otra versión, la de Mateo, dice: Jonás estuvo dentro de la ballena tres días y tres noches, una referencia a Jesús en la tumba --a su muerte y a su resurrección-- y aquel es el signo que Jesús promete, contra la hipocresía, contra esta actitud de religiosidad perfecta, en contra de esta actitud de un grupo de fariseos".
Hay una parábola en el Evangelio, agregó el pontífice, que pinta muy bien este aspecto: aquella del fariseo y del publicano que oran en el templo. El fariseo, "tan seguro de sí mismo", ante el altar da gracias a Dios por no ser como el publicano que en cambio solo pide la misericordia del Señor, reconociéndose pecador.
He aquí, entonces, que "el signo que Jesús promete por su perdón, a través de su muerte y su resurrección", dijo el papa, "es su misericordia": "Misericordia quiero y no sacrificio":
"El signo de Jonás, el verdadero, es lo que nos da la confianza para ser salvados por la sangre de Cristo. ¿Cuántos cristianos, cuántos son los que piensan que van a ser salvados solo por lo que hacen, por sus obras. Las obras son necesarias, pero son una consecuencia, una respuesta al amor misericordioso que nos salva. Sin embargo, las mismas obras, sin este amor misericordioso no sirven. En cambio, el 'síndrome de Jonás’ tiene confianza solo en su justicia personal, en sus obras".
Jesús habla entonces de "generación malvada" y "a la pagana, a la reina de Saba, casi la nombra jueza: que se levantará contra los hombres de esta generación". Y esto, señaló, "porque era una mujer inquieta, una mujer que buscaba la sabiduría de Dios":
"Es así que el ‘Síndrome de Jonás' nos lleva a la hipocresía, a aquella suficiencia, a ser cristianos limpios, perfectos, ‘porque hacemos estas obras: cumplimos los mandamientos, todo’. Es una gran enfermedad.
Y está la señal de Jonás, que es la misericordia de Dios en Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros, por nuestra salvación. Son dos palabras en la primera lectura que se conectan con esto.
Pablo dice de sí mismo que es un apóstol no porque ha estudiado esto, no: (sino) apóstol por llamada. Y a los cristianos les dice: 'Ustedes son llamados por Jesucristo’. El signo de Jonás nos llama: seguir al Señor, pecadores, somos todos, con humildad, con mansedumbre. Hay una llamada, incluso una elección".
"Aprovechemos hoy de esta liturgia --concluyó el papa--, para preguntarnos y tomar una decisión: ¿Qué prefiero? ¿El síndrome de Jonás o la señal de Jonás?"
— Comentario de Nestor Mora Núñez
El síndrome de Jonás o del escapismo fariseo. Papa Francisco
La homilía de Santa Marta de ayer trató sobre la actitud que nos lleva a creernos “salvados” y desentendernos de la misión evangelizadora. Esta actitud aparece claramente en la parábola del Publicano y el Fariseo, pero ¿Por qué el Papa ha utilizado el pasaje de Jonás para subrayar este comportamiento?
De hecho ha llamado el “Síndrome de Jonás” a la tendencia innata a escapar de los compromisos que Dios nos presenta, escudándonos en el cumplimiento de los preceptos. Esta denominación ha causado extrañeza en algunas personas.
A muchos nos llama la atención la facilidad con que el Papa genera noticia y plantea reflexiones a partir de situaciones o referencias diferentes a las habituales. También nos preguntamos la razón que hace que no concrete totalmente los temas, dejando incómodos espacios vacíos de comunicación. Incómodos, porque de repente nos encontramos con la patata caliente en nuestras manos. Tenemos que rellenar nosotros mismos estos espacios, para poder dar consistencia al mensaje papal. Si a esto unimos que las diferentes sensibilidades o ideologías se echan encima de estos espacios para reclamarlos, nos encontramos con la perplejidad que muchas personas padecemos.
Desde mi humilde punto de vista, el Santo Padre sabe crear buenos cebos para que nos echemos encima y dialoguemos sobre lo que él nos señala. Si dialogamos sobre la conveniencia, o no, de llamar “Síndrome de Jonás” al escapismo farisaico, tenemos la oportunidad de abrir un interesante intercambio de puntos de vista. Veamos qué nos dice el Santo Padre:
“El ‘síndrome de Jonás’ no tiene celo por la conversión de la gente, busca una santidad, me permito la palabra, una santidad de ‘tintorería’, toda bonita, bien hecha pero sin ese celo de ir a predicar al Señor. Pero el Señor, ante esta generación enferma con el ‘síndrome de Jonás’, promete el signo de Jonás. La otra versión, la de Mateo, dice: Jonás estuvo dentro de la ballena tres noches y tres días, refiriéndose a Jesús en el sepulcro, a su muerte y Resurrección, este es el signo que Jesús promete contra la hipocresía, contra este comportamiento de religiosidad perfecta, contra la actitud de un grupo de fariseos ”
El Santo Padre reúne el episodio de Jonás y la parábola del Publicano y el Fariseo. Qué podemos encontrar que hile con coherencia estas dos figuras. ¿Complicado? Mucho, pero igual que Jonás, tenemos que dejar los miedos fuera de nosotros y confiar en que el Señor nos dará las herramientas suficientes para entendernos y caminar hacia una verdadera comunidad cristiana. Pero para ello hace falta ir bien armado de humildad y caridad.
El centro debe estar en lo que Jonás temía: hacer la Voluntad de Dios. ¿Cuál es la Voluntad de Dios expresada por Cristo: Ir a evangelizar el mundo, estar junto al necesitado, llevar el mensaje de Cristo a las periferias. ¿Qué solemos hacer cuando se nos plantea esta misión? Casi siempre quedarnos en los preceptos obligatorios y dejar este trabajo a personas más adecuadas. Es decir, no confiamos en que el Señor nos señale el camino y dos de las fuerzas para llevar adelante la tarea. Justo lo que hizo Jonás, desesperar de su misión y de Dios mismo.
El Santo Padre cambia de repente el sentido del su locución y habla del signo de Jonás. El signo se contrapone al síndrome, ya que el signo sirve para comunicar, mientras que el síndrome produce todo lo contrario:
“El signo de Jonás, el verdadero, es el que nos da la confianza de ser salvados por la sangre de Cristo. Cuántos cristianos, cuántos hay, que piensan que serán salvados por lo que hacen, por sus obras. Las obras son necesarias, pero son una consecuencia, una respuesta al amor misericordioso que nos salva. Las obras solas, sin este amor misericordioso, no sirven. Sin embargo, ‘el síndrome de Jonás’ tiene confianza solo en su justicia personal, en sus obras”
Busquemos en nosotros aquellas comodidades que nos alejan de los demás e intentemos dejarlas de lado. “Las obras son necesarias, pero son una consecuencia, una respuesta al amor misericordioso que nos salva” Precisamente la clave de bóveda es el amor misericordioso que nos permite poner en práctica la caridad y la humildad. Ese amor misericordioso es lo que nos salva y no las obras o certezas que portemos con nosotros. Todo un desafío al que da igual que lo llamemos Síndrome de Jonás o Síndrome del escapismo farisaico. Lo importante son nuestras actitudes y la Gracia del Señor. El nombre que le demos, es importante, pero siempre en segundo lugar.