jueves, 16 de junio de 2016

Mateo 6,7-15: Rezar sin sentirse hijos, sin llamar Padre a Dios, es rezar como paganos, por el papa Francisco

Mateo 6,7-15

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recéis no uséis muchas palabras, como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis. Vosotros rezad así: Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; danos hoy el pan nuestro; perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido; no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno. Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.

— Comentario por el papa Francisco
Rezar sin sentirse hijos, sin llamar Padre a Dios, es rezar como paganos

Los cristianos deben ser conscientes de la paternidad de Dios al rezar, para no rezar como paganos ni tratar a Dios con mentalidad pagana. También deben evitar pensar que las palabras de las oraciones son mágicas. Al rezar al Padre Nuestro sentimos su mirada de Padre sobre nosotros, explicó el Papa Francisco en su homilía matinal del jueves en la residencia Santa Marta.

El Papa Francisco se inspiró en el Evangelio del día, en el que el Señor enseña la oración del “Padre Nuestro” a sus discípulos, para detenerse en el valor que tiene rezar al Padre en la vida del cristiano. Jesús – dijo el Pontífice – “indica precisamente el espacio de la oración en una palabra: Padre”.

Jesús se dirige siempre al Padre en los momentos fuertes de su vida.  Este Padre – observó Francisco – “sabe de qué cosas tenemos necesidad antes de que se las pidamos”. Es un Padre que “nos escucha en lo secreto, como Él, Jesús, nos aconseja rezar: en lo secreto”.

“Este Padre que nos da precisamente la identidad de hijos. Y cuando digo ‘Padre’ llego hasta las raíces de mi identidad: mi identidad cristiana es ser hijo y ésta es una gracia del Espíritu. Nadie puede decir ‘Padre’ sin la gracia del Espíritu. ‘Padre’ que es la palabra que Jesús usaba en los momentos más fuertes: cuando estaba lleno de alegría, de emoción: ‘Padre, te alabo, porque tú revelas estas cosas a los pequeños’; o llorando, ante la tumba de su amigo Lázaro: ‘Padre, te doy gracias porque me has escuchado’; o también después, en los momentos finales de su vida, al final”.

El Obispo de Roma evidenció que “en los momentos más fuertes”, Jesús dice: Padre. “Es la palabra que más usa”, “Él habla con el Padre. Es el camino de la oración y, por esta razón – reafirmó  – me permito decir que es el espacio de la oración”. “Sin sentir que somos hijos, sin sentirse hijo, sin decir  Padre – añadió – nuestra oración es pagana, es una oración de palabras”.

Ciertamente – agregó el Pontífice – se puede rezar a la Virgen, a los Ángeles y a los Santos. Pero recordó que la piedra angular de la oración es “Padre”. Si no somos capaces de comenzar la oración con esta palabra, "Padre", – dijo –  “la oración no irá bien”:

“Padre. Es sentir la mirada del Padre sobre mí, sentir que aquella palabra ‘Padre’ no es un derroche como las palabras de las oraciones de los paganos: es una llamada a Aquel que me ha dado la identidad de hijo. Éste es el espacio de la oración cristiana – ‘Padre’ –  y después rezamos a todos los Santos, a los Ángeles, hacemos también procesiones, peregrinaciones… Todo bello, pero siempre comenzando con ‘Padre’ y con la conciencia de que somos hijos y que tenemos un Padre que nos ama y que conoce nuestras necesidades, todas. Éste es el espacio”.

Francisco dirigió un pensamiento a la parte en que en la oración del “Padre Nuestro”, Jesús hace referencia al perdón del prójimo, y a cómo Dios nos perdona a nosotros.

“Si el espacio de la oración es decir Padre – afirmó – el clima de la oración es decir ‘nuestro’: somos hermanos, somos familia”. Y recordó lo que sucedió con Caín que ha odiado al hijo del Padre, ha odiado a su hermano. El Padre – reafirmó – nos da la identidad y la familia. “Por eso es tan importante – dijo – tener capacidad de perdón, olvidar, olvidar las ofensas, ese sano hábito de decir ‘dejemos pasar… que haga él, el Señor’ y no tener rencor, resentimiento ni ganas de venganza”.

Nos hace bien hacer un examen de conciencia acerca de cómo rezamos al Padre. “Rezar a Padre perdonando a todos, olvidando las ofensas  – dijo Francisco – es la mejor oración que puedes hacer”.

“Es bueno que algunas veces hagamos un examen de conciencia sobre esto. ¿Para mí, Dios es Padre, yo lo siento Padre? Y si no lo siento así, pido al Espíritu Santo que me enseñe a sentirlo así. ¿Y soy capaz de olvidar las ofensas, perdonar, dejar pasar o si no, pedirle al Padre ‘también estos son tus hijos, me han hecho algo feo… ayúdame a perdonar’? Hagamos este examen de conciencia sobre nosotros y nos hará bien, bien, bien. ‘Padre’ y ‘nuestro’: nos da la identidad de hijos y nos da una familia para ‘ir’ juntos por la vida”.

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