martes, 3 de mayo de 2016

El escapulario no es un amuleto ni una moda

Muchas personas usan el escapulario u otros objetos de devoción sin saber su verdadero significado, o incluso como un amuleto, algo mágico que “da suerte”, que libra del “mal de ojo” o algo parecido. Como si el verdadero sentido no viniese del corazón de quien usa tal o cual objeto, pues su verdadero significado es el de señalar algo que está en su interior, en su fe, en sus propósitos y en su conversión. Muchos usan cruces, medallitas, rosarios y escapularios de Nuestra Señora del Carmen como una moda, porque lo usa tal o cual artista.

El escapulario era un delantal usado por los monjes durante el trabajo, para no ensuciar la túnica. Colocado sobre las escápulas (hombros), el escapulario es una pieza del hábito que aún hoy usan los carmelitas.

Con el tiempo, se estableció un escapulario reducido para ser dado a los fieles laicos. De esa forma, quien lo usase podría participar de la espiritualidad del Carmelo y de las grandes gracias que están ligados a él; entre otras el privilegio sabatino.

En su bula llamada Sabatina, el Papa Juan XXII afirma que quienes usan el escapulario serán rápidamente librados de las penas del purgatorio el sábado que sigue a su muerte. Las ventajas del privilegio sabatino fueron confirmadas por la Sagrada Congregación de las Indulgencias, el 14 de julio de 1908.

El escapulario actual está hecho de dos cuadraditos de tejido marrón unidos por cordones, que tienen a un lado la imagen de Nuestra Señora del Carmen, y en la otra el Corazón de Jesús, o el escudo de la Orden del Carmen. Es una miniatura del hábito carmelita, por eso es de tela. Quien se reviste del escapulario pasa a formar parte de la familia carmelita y se consagra a Nuestra Señora. Así, el escapulario es un signo visible de la alianza con María.

¿Para qué sirve?

El escapulario es un signo exterior de devoción mariana, que consiste en la consagración a la Santísima Virgen María, por medio de la inscripción en la Orden Carmelita.

El escapulario del Carmen es un sacramental. Según el Vaticano II, es “un signo sagrado, según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se obtienen efectos, sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia” (SC 60)

“La devoción del escapulario del Carmen hizo descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales”. (Pío XII, 6/8/50)

La devoción al escapulario de Nuestra Señora del Carmen comenzó con la visión de san Simón Stock. Según la tradición, la Orden del Carmen atravesaba una fase difícil entre los años 1230-1250.

Recién llegada a Europa como nómada, expulsada por los musulmanes del Monte Carmelo, la Orden atravesaba un período crítico. Los frailes carmelitas encontraban fuerte resistencia por parte de otras órdenes religiosas. Eran hostilizados e incluso satirizados por su manera de vestir. El futuro de los carmelitas lo dirigió Simón Stock, hombre de fe y gran devoto de Nuestra Señora.

Es importante destacar algunas actitudes que deben ser asumidas por quien se reviste de este signo mariano:

• Colocar a Dios en primer lugar en su vida y buscar siempre realizar Su voluntad.
• Escuchar la Palabra de Dios en la Biblia y practicarla en la vida.
• Buscar la comunión con Dios por medio de la oración.
• Abrirse al sufrimiento del prójimo, solidarizándose con él en sus necesidades, procurando solucionarlas.
• Participar con frecuencia de los sacramentos de la Iglesia, de la Eucaristía y de la confesión.

Fuente: religionenlibertad.com

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