Para la bendición de objetos destinados a ejercitar la piedad y devoción existe un rito concreto, dentro del Bendicional.
Los objetos a los que nos referimos son: las medallas, las cruces, las imágenes que no han de estar expuestas en lugares sagrados (por ejemplo, una imagen o cuadro que tengamos en casa), los rosarios, los escapularios, las coronas y, en definitiva, objetos similares que se usen para la práctica de ejercicios piadosos.
Estos objetos deben ser bendecidos por el sacerdote o el diácono, por lo que no pueden bendecir estos objetos un laico. Asimismo, este rito debe hacerse fuera de la misa.
¿Y las medallas que los hermanos reciben, una vez bendecidas, cuando juran las reglas de su hermandad? Pues es obvio que también debe ser fuera de la misa, por lo que en un próximo artículo comentaremos la costumbre, no litúrgica, de la ceremonia de recibimiento de nuevos hermanos (jura de nuevos hermanos, popularmente hablando) que muchas hermandades realizan dentro de la celebración eucarística.
De entrada, adelantamos que todo no cabe dentro de la misa, solo algunos ritos. Hay bendiciones que sí se pueden hacer dentro de la misa, como por ejemplo la bendición de una familia o de los esposos, de los catequistas, de un cáliz, de una patena, etc.
Principalmente en los santuarios o lugares de peregrinación que se distinguen por la afluencia de fieles, esta bendición de objetos piadosos suele efectuarse en una celebración común y puede incluirse de modo conveniente en las celebraciones que tienen lugar para los peregrinos.
Si la bendición se celebra para un solo objeto, el ministro puede emplear un rito breve.
La estructura del rito largo (de esta y de las demás bendiciones) consiste en unos ritos iniciales, una Liturgia de la Palabra, con salmo y oración de los fieles y la oración de bendición, finalizando con una conclusión.
El rito breve es, prácticamente, la oración de bendición.
ORACIÓN DE BENDICIÓN
(El celebrante la pronuncia con las manos extendidas)
Bendito seas, Señor,
fuente y origen de toda bendición,
que te complaces en la piedad sincera de tus fieles;
te pedimos que atiendas a los deseos de tus servidores
y les concedas que,
llevando consigo estos signos de fe y de piedad,
se esfuercen por irse transformando en la imagen de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Fuente: http://la-liturgia.blogspot.com
Los objetos a los que nos referimos son: las medallas, las cruces, las imágenes que no han de estar expuestas en lugares sagrados (por ejemplo, una imagen o cuadro que tengamos en casa), los rosarios, los escapularios, las coronas y, en definitiva, objetos similares que se usen para la práctica de ejercicios piadosos.
Estos objetos deben ser bendecidos por el sacerdote o el diácono, por lo que no pueden bendecir estos objetos un laico. Asimismo, este rito debe hacerse fuera de la misa.
¿Y las medallas que los hermanos reciben, una vez bendecidas, cuando juran las reglas de su hermandad? Pues es obvio que también debe ser fuera de la misa, por lo que en un próximo artículo comentaremos la costumbre, no litúrgica, de la ceremonia de recibimiento de nuevos hermanos (jura de nuevos hermanos, popularmente hablando) que muchas hermandades realizan dentro de la celebración eucarística.
De entrada, adelantamos que todo no cabe dentro de la misa, solo algunos ritos. Hay bendiciones que sí se pueden hacer dentro de la misa, como por ejemplo la bendición de una familia o de los esposos, de los catequistas, de un cáliz, de una patena, etc.
Principalmente en los santuarios o lugares de peregrinación que se distinguen por la afluencia de fieles, esta bendición de objetos piadosos suele efectuarse en una celebración común y puede incluirse de modo conveniente en las celebraciones que tienen lugar para los peregrinos.
Si la bendición se celebra para un solo objeto, el ministro puede emplear un rito breve.
La estructura del rito largo (de esta y de las demás bendiciones) consiste en unos ritos iniciales, una Liturgia de la Palabra, con salmo y oración de los fieles y la oración de bendición, finalizando con una conclusión.
El rito breve es, prácticamente, la oración de bendición.
ORACIÓN DE BENDICIÓN
(El celebrante la pronuncia con las manos extendidas)
Bendito seas, Señor,
fuente y origen de toda bendición,
que te complaces en la piedad sincera de tus fieles;
te pedimos que atiendas a los deseos de tus servidores
y les concedas que,
llevando consigo estos signos de fe y de piedad,
se esfuercen por irse transformando en la imagen de tu Hijo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Fuente: http://la-liturgia.blogspot.com
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