viernes, 18 de febrero de 2011

Las Dos Trinidades, Bartolome Esteban Murillo (1617-1682)


Bartolome Esteban Murillo Perez
1680-1?
National Gallery de Londres
293 x 207 cm.
Oleo sobre lienzo
Barroco Español

El tema de las Dos Trinidades no goza de un numero extenso de obras en el arte si lo comparamos con otros temas religiosos, pero en la Holanda y Espana del siglo XVII se puede encontrar ocasionalmente. El episodio que inspira a Muriilo a pintar las Dos Trinidades se halla en el evangelio, concretamente en el returno de Jesus a Nazaret junto a Maria y Jose. Estas tres figuras representan la Trinidad terrenal, mientras que el Padre, la paloma, y el mismo Jesus forman la Trinidad celestial.

En la última etapa de su vida Murillo hace una de sus mejores imágenes de la Sagrada Familia, también llamada Las Dos Trinidades ya que la figura del Niño Jesús se ubica en el centro de la composición, formando la Trinidad celestial con el Padre Eterno y la paloma del Espíritu Santo que están sobre El mientras que al mismo tiempo establece la Trinidad terrena con Maria y José. Estos personajes aparecen arrodillados en actitud de mostrar a su hijo que se sitúa sobre un pedestal. El Padre Eterno abre sus brazos para acoger al Niño y la paloma desciende a la Tierra para posarse sobre Él. Una corte de ángeles rodea a la Trinidad celestial.

La composición se organiza con una aspa típicamente barroca constituida por dos diagonales que forman a su vez dos triángulos invertidos. La luz y los colores empleados por el maestro configuran una espectacular sensación atmosférica que envuelve a los diferentes personajes, alejándose definitivamente de las experiencias tenebristas de los primeros de Murillo años para dar paso a un estilo luminista y colorista que se inspira en la escuela flamenca con Rubens y Van Dyck a la cabeza.

Segun Palomino, biografo de Murillo, el cuadro se pinto en Cadiz y pertenecio al Marques de Pedroso. El modelo de la la Virgen Maria aparece en otras obras del artista.

Los artistas que trataron la imagen de Cristo se tuvieron que enfrentar a un desafío considerable que se centra en la naturaleza dual de Cristo: humana y divina. Esta difícil tarea fue resuelta de forma extraordinaria por Murillo en el cuadro Las dos Trinidades, una obra en la que Cristo aparece en el centro de la Trinidad Celeste, con Dios Padre y el Espíritu Santo, y en el de la Terrenal, con la Sagrada Familia.

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