jueves, 18 de junio de 2015

Los 5 grandes cambios que Francisco propone desde «Laudato Si»

Texto de la encíclica Laudato Si
sobre el cuidado de la casa común

La nueva encíclica del Papa Francisco Laudato Si va más allá de exponer algunos problemas actuales que afectan al planeta e incluye un llamado a cambiar hábitos y tendencias negativas en la vida de cada persona.

En el capítulo sexto, el último del documento, señala que “ante todo la humanidad necesita cambiar”. Los seres humanos “pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan”.

Estas son las cinco claves de cambio que propone en “Laudato Si”:

1.- Ser agradecido y practicar la gratuidad

El Papa pide que todo cristiano reconozca el mundo “como un don recibido del amor del Padre”, algo que implica “actitudes de renuncia y gestos generosos”.

Es importante convencerse que se debe crecer en la sobriedad y en la capacidad de gozar con poco. “La sobriedad que se vive a conciencia y en libertad es liberadora” puesto que “quienes disfrutan más y viven mejor cada momento son los que dejan de picotear aquí y allá, buscando lo que no tienen.

Francisco invita también a “dar gracias a Dios antes y después de las comidas” porque ese momento “nos recuerda nuestra dependencia de Dios para la vida” y “fortalece nuestro sentido de gratitud”.

2.- Educar en los diversos ámbitos

El Papa pide no educar sólo desde el punto de vista científico, con leyes y normas como se ha hecho hasta ahora, sino ir más allá. Solicita realizar “pequeñas acciones cotidianas” como:

  • evitar el uso del material plástico y de papel
  • reducir el consumo de agua
  • separar los residuos
  • cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer
  • tratar con cuidado a los demás seres vivos
  • utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas
  • plantar árboles
  • apagar las luces innecesarias

La educación se puede desarrollar en la escuela, en los medios de comunicación, la catequesis y sobre todo en la familia.

3.- Sobre el consumismo compulsivo

Las personas que se dejan “apresar” por los mercados, son sumergidas en la “vorágine” de las compras y los gastos innecesarios. “Esto hace creer a todos que son libres mientras tengan una supuesta libertad para consumir, cuando quienes en realidad poseen la libertad es la minoría que tiene el poder económico y financiero”.

4.- Salida del egoísmo

El Papa Francisco sostiene que la situación actual del mundo favorece distintas formas de egoísmo. Las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en sí mismas. “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir”. Por tanto, pide “salir hacia el otro” y superar el “individualismo”.

5.- Conversión interior

El Santo Padre recuerda la necesidad de encontrarse con Jesucristo e iniciar una vida nueva. El cristiano, asegura, debe vivir su vocación admirando la belleza de la obra de Dios y protegiéndola.

El Papa propone “una sana relación con lo creado” como parte de la “conversión íntegra de la persona” y tomando de modelo a San Francisco de Asís. Esto implica “reconocer los propios errores, pecados, vicios o negligencias, y arrepentirse de corazón, cambiar desde dentro”.

Un análisis y una toma de conciencia

El Santo Padre toma postura sobre temas científicos debatibles, como el calentamiento global y la pérdida de la biodiversidad.

“Hay un consenso científico que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático". La humanidad debe “tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan”.

Si bien reconoce que “hay otros factores (como el vulcanismo, las variaciones de la órbita y del eje de la Tierra o el ciclo solar)”, el Papa señala que “numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana”.

El Papa destaca además que, en los países más pobres, se debe “considerar también la contaminación producida por los residuos, incluyendo los desechos peligrosos. Se producen cientos de millones de toneladas de residuos por año, muchos de ellos no biodegradables”.

“La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería. En muchos lugares del planeta, los ancianos añoran los paisajes de otros tiempos, que ahora se ven inundados de basura”.

Comparándolo con el funcionamiento “ejemplar” de los sistemas naturales, el Papa critica que “el sistema industrial, al final del ciclo de producción y de consumo, no ha desarrollado la capacidad de absorber y reutilizar residuos y desechos”.

“Todavía no se ha logrado adoptar un modelo circular de producción que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras, y que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar”.

El Papa también aborda la “pérdida de biodiversidad”, indicando que “los recursos de la tierra están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial. La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no solo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios”. Sin embargo, indica, “no basta pensar en las distintas especies solo como eventuales ‘recursos’ explotables, olvidando que tienen un valor en sí mismas”.

“Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana”.

Más adelante, el Papa señala que “de diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente y de su futuro”.

“La tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad perverso”.

Al criticar “la debilidad de las reacciones”, el Santo Padre lamenta “el sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas” que queda expuesto “en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre medio ambiente”.

“Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos”, señala.

Fuente: religionenlibertad.com

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