Desideria es el nombre de uno de los personajes creados por San Jose Manyanet (1833-1901) para ilustrar su espiritualidad y su pensamiento. Desideria puede ser un hombre o una mujer, una persona joven o adulta. Pero Desideria es, ante todo, un espiritu ingenuo, inquieto e infantil, cuyo deseo de aprender y ser feliz parece no tener limites.
domingo, 28 de junio de 2015
sábado, 27 de junio de 2015
La misericordia no es contraria a la justicia, por el papa Francisco
En su Bula “Misericordiae vultus”, con la que convocó oficialmente el Jubileo de la Misericordia (11 de abril, 2015), el papa Francisco rechazó que haya una oposición entre la misericordia y la justicia. Además, el Santo Padre destacó que “la justicia por sí misma no basta, y la experiencia enseña que apelando solamente a ella se corre el riesgo de destruirla”.
El Jubileo de la Misericordia comenzará el 8 de diciembre de este año y concluirá el 20 de noviembre de 2016.
A continuación, las palabras del Papa Francisco sobre la relación entre justicia y misericordia:
La misericordia no es contraria a la justicia sino que expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer. La experiencia del profeta Oseas viene en nuestra ayuda para mostrarnos la superación de la justicia en dirección hacia la misericordia.
La época de este profeta se cuenta entre las más dramáticas de la historia del pueblo hebreo. El Reino está cercano de la destrucción; el pueblo no ha permanecido fiel a la alianza, se ha alejado de Dios y ha perdido la fe de los Padres. Según una lógica humana, es justo que Dios piense en rechazar el pueblo infiel: no ha observado el pacto establecido y por tanto merece la pena correspondiente, el exilio.
Las palabras del profeta lo atestiguan: “Volverá al país de Egipto, y Asur será su rey, porque se han negado a convertirse” (Os 11,5). Y sin embargo, después de esta reacción que apela a la justicia, el profeta modifica radicalmente su lenguaje y revela el verdadero rostro de Dios: “Mi corazón se convulsiona dentro de mí, y al mismo tiempo se estremecen mis entrañas. No daré curso al furor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín, porque soy Dios, no un hombre; el Santo en medio de ti y no es mi deseo aniquilar” (11,8-9).
San Agustín, como comentando las palabras del profeta dice: “Es más fácil que Dios contenga la ira que la misericordia”.
Si Dios se detuviera en la justicia dejaría de ser Dios, sería como todos los hombres que invocan respeto por la ley. La justicia por sí misma no basta, y la experiencia enseña que apelando solamente a ella se corre el riesgo de destruirla. Por esto Dios va más allá de la justicia con la misericordia y el perdón.
Esto no significa restarle valor a la justicia o hacerla superflua, al contrario. Quien se equivoca deberá expiar la pena. Solo que este no es el fin, sino el inicio de la conversión, porque se experimenta la ternura del perdón. Dios no rechaza la justicia. Él la engloba y la supera en un evento superior donde se experimenta el amor que está a la base de una verdadera justicia.
Debemos prestar mucha atención a cuanto escribe Pablo para no caer en el mismo error que el Apóstol reprochaba a sus contemporáneos judíos: “Desconociendo la justicia de Dios y empeñándose en establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios. Porque el fin de la ley es Cristo, para justificación de todo el que cree” (Rm 10,3-4).
Esta justicia de Dios es la misericordia concedida a todos como gracia en razón de la muerte y resurrección de Jesucristo. La Cruz de Cristo, entonces, es el juicio de Dios sobre todos nosotros y sobre el mundo, porque nos ofrece la certeza del amor y de la vida nueva.
Fuente: religionenlibertad.com
En parábolas sobre la misericordia encontramos el núcleo de nuestra fe, por el papa Francisco
En la presentación de la Bula Misericordiae Vultus (“El rostro de la misericordia”, 11 de abril, 2015), con la que el papa Francisco anunció el Jubileo de la Misericordia, dijo: “Debemos ser misericordiosos los unos con los otros así como Dios lo es con nosotros”, “como ama el Padre, así aman los hijos”.
El Jubileo de la Misericordia convocado por el Santo Padre comenzará el 8 de diciembre de este año y concluirá el 20 de noviembre de 2016.
A continuación las palabras del Papa Francisco sobre las parábolas de Jesús dedicadas a la misericordia:
En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia. Conocemos estas parábolas; tres en particular: la de la oveja perdida y de la moneda extraviada, y la del padre y los dos hijos (cfr Lc 15,1-32).
En estas parábolas, Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando perdona. En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón.
De otra parábola, además, podemos extraer una enseñanza para nuestro estilo de vida cristiano. Provocado por la pregunta de Pedro acerca de cuántas veces fuese necesario perdonar, Jesús responde: “No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete” (Mt 18,22) y pronunció la parábola del ‘siervo despiadado’. Este, llamado por el patrón a restituir una grande suma, lo suplica de rodillas y el patrón le condona la deuda. Pero inmediatamente encuentra otro siervo como él que le debía unos pocos centésimos, el cual le suplica de rodillas que tenga piedad, pero él se niega y lo hace encarcelar. Entonces el patrón, advertido del hecho, se irrita mucho y volviendo a llamar aquel siervo le dice: “¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?” (Mt 18,33). Y Jesús concluye: “Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos” (Mt 18,35).
La parábola ofrece una profunda enseñanza a cada uno de nosotros. Jesús afirma que la misericordia no es solo el obrar del Padre, sino que ella se convierte en el criterio para saber quiénes son realmente sus hijos. Así entonces, estamos llamados a vivir de misericordia, porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia.
El perdón de las ofensas deviene la expresión más evidente del amor misericordioso y para nosotros cristianos es un imperativo del que no podemos prescindir. ¡Cómo es difícil muchas veces perdonar! Y, sin embargo, el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón.
Dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices. Acojamos entonces la exhortación del Apóstol: “No permitan que la noche los sorprenda enojados” (Ef 4,26). Y sobre todo escuchemos la palabra de Jesús que ha señalado la misericordia como ideal de vida y como criterio de credibilidad de nuestra fe. “Dichosos los misericordiosos, porque encontrarán misericordia” (Mt 5,7) es la bienaventuranza en la que hay que inspirarse durante este Año Santo.
Como se puede notar, la misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible. El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta.
Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano. La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos.
Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros.
Fuente: aciprensa.com
El origen etimológico de la palabra "religión", por Luis Antequera
Entre las cinco acepciones que el Diccionario de la Real Academia Española da del término “religión” nos interesan estas tres:
“1. f. Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto.
2. f. Virtud que mueve a dar a Dios el culto debido.
3. f. Profesión y observancia de la doctrina religiosa”.
Definiciones que nos da no sin antes informarnos de que la palabra procede del latín “religio-onis”, respuesta que se presenta como insuficiente a la pregunta que nos hacemos hoy, a saber, ¿de dónde procede el término “religión”?
La verdad es que se trata de una cuestión polémica que no recibe una única solución sino varias, y que ha suscitado interés desde tiempos muy antiguos, siendo así que las respuestas dadas a la misma son asimismo muy antiguas.
Cicerón (107-44 a.C.) en su obra “De natura deorum” (“De la naturaleza de los dioses”) la hace proceder del verbo “relegere”, “tratar cuidadosamente”. Dice el maestro romano de la retórica:
“Los que se encargaron cuidadosamente todo lo relacionado con los dioses fueron llamados religiosi, de relegere”.
Por su parte, el apologista cristiano consejero del Emperador Constantino, Lactancio (h. 250-h. 325), en su obra “Divine Institutes”, lo hace derivar de otro verbo morfológicamente muy similar, aunque semánticamente muy diferente: “religare”, “atar”. Dice Lactancio:
“Estamos ligados a Dios y unidos a Él [religati] por el vínculo de piedad, y es a partir de esto que la religión ha recibido su nombre”.
Lactancio no es desconocedor de la etimología que proporciona Cicerón, la cual incluso rebate abiertamente: “Y no, como sostiene Cicerón, de la consideración cuidadosa (relegendo)”.
El gran santo de Hipona San Agustín (354-430) en su tratado “Sobre la verdadera religión” se adhiere a la doctrina de Lactancio cuando dice: “La religión nos une [religat] al único Dios Todopoderoso”.
Lo que no es óbice para que en su “Ciudad de Dios” presente una tercera teoría que liga el término al verbo igualmente latino “religere”, en su acepción de “recuperar”: “Al haber perdido a Dios debido a la negligencia [negligentes], lo recuperamos [religentes] y somos atraídos hacia Él”.
“Tratar cuidadosamente”, “sentirse atado”, “ser recuperado”, pronúnciese Vd. por la que opción que estime más acertada; por mi parte cumplo con exponerlas aquí, para todos Vds.
Fuente: religionenlibertad.com
viernes, 26 de junio de 2015
26 de junio: SAN PELAYO, mártir, por CH
Hoy celebramos a otro mártir pero este no es de la época romana de los primeros tiempos. Su martirio ocurrió en Córdoba durante el califato de Abderramán III, cuando san Pelayo contaba tan solo con 14 años de edad.
Después de la batalla de Valdejunquera en el año 920 fue hecho prisionero con su tío Hermigio, obispo de Tuy. Al tal Hermigio lo soltaron con la condición de que pagara un rescate por su vida y la de su sobrino, quedando entretanto Pelayo como rehén. Pero el tío era un caradura y no regresó jamás con el rescate. Pelayo aprovechó ese tiempo para predicar a Cristo durante su cautiverio. Finalmente, y en vistas de que Hermigio no regresaba, le ofrecieron la libertad con la condición de que se convirtiera en amante de Abderramán.
Su respuesta fue que nones, además dejó claro que “soy cristiano. Lo he sido y lo seré por la gracia de Dios. Todas tus riquezas no valen nada. No pienses que por cosas tan pasajeras voy a renegar de Cristo, que es mi Señor y tuyo aunque no lo quieras”.
Murió martirizado horriblemente el 26 de Junio de 925. Es patrono de varios lugares de España.
jueves, 25 de junio de 2015
JUEVES DE LA 12 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)
Génesis 16,1-12.15-16
Salmo 105: Dad gracias al Señor porque es bueno
Mateo 7,21-29
Génesis 16,1-12.15-16
[Saray, la mujer de Abrán, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia llamada Hagar. Y Saray dijo a Abrán: "El Señor no me deja tener hijos; llégate a mi sierva a ver si ella me da hijos." Abrán aceptó la propuesta. A los diez años de habitar Abrán en Canaán, Saray, la mujer de Abrán, tomó a Hagar, la esclava egipcia, y se la dio a Abrán, su marido, como esposa. Él se llegó a Hagar, y ella concibió. Y, al verse encinta, le perdió el respeto a su señora. Entonces Saray dijo a Abrán: "Tú eres responsable de esta injusticia; yo he puesto en tus brazos a mi esclava, y ella, al verse encinta, me pierde el respeto. Sea el Señor nuestro juez." Abrán dijo a Saray: "De tu esclava dispones tú; trátala como te parezca."] Saray la maltrató, y ella se escapó. El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo: "Hagar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?" Ella respondió: "Vengo huyendo de mi señora." El ángel del Señor le dijo: "Vuelve a tu señora y sométete a ella." Y el ángel del Señor añadió: "Haré tan numerosa tu descendencia que no se podrá contar." Y el ángel del Señor concluyó: "Mira, estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la aflicción. Será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá separado de sus hermanos." Hagar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Hagar. Abrán tenía ochenta y seis años cuando Hagar dio a luz a Ismael.
Salmo 105: Dad gracias al Señor porque es bueno
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza?
R. Dad gracias al Señor porque es bueno
Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo.
R. Dad gracias al Señor porque es bueno
Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad.
R. Dad gracias al Señor porque es bueno
Mateo 7,21-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente." Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.
Salmo 105: Dad gracias al Señor porque es bueno
Mateo 7,21-29
Génesis 16,1-12.15-16
[Saray, la mujer de Abrán, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia llamada Hagar. Y Saray dijo a Abrán: "El Señor no me deja tener hijos; llégate a mi sierva a ver si ella me da hijos." Abrán aceptó la propuesta. A los diez años de habitar Abrán en Canaán, Saray, la mujer de Abrán, tomó a Hagar, la esclava egipcia, y se la dio a Abrán, su marido, como esposa. Él se llegó a Hagar, y ella concibió. Y, al verse encinta, le perdió el respeto a su señora. Entonces Saray dijo a Abrán: "Tú eres responsable de esta injusticia; yo he puesto en tus brazos a mi esclava, y ella, al verse encinta, me pierde el respeto. Sea el Señor nuestro juez." Abrán dijo a Saray: "De tu esclava dispones tú; trátala como te parezca."] Saray la maltrató, y ella se escapó. El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo: "Hagar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?" Ella respondió: "Vengo huyendo de mi señora." El ángel del Señor le dijo: "Vuelve a tu señora y sométete a ella." Y el ángel del Señor añadió: "Haré tan numerosa tu descendencia que no se podrá contar." Y el ángel del Señor concluyó: "Mira, estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la aflicción. Será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá separado de sus hermanos." Hagar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Hagar. Abrán tenía ochenta y seis años cuando Hagar dio a luz a Ismael.
Salmo 105: Dad gracias al Señor porque es bueno
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza?
R. Dad gracias al Señor porque es bueno
Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo.
R. Dad gracias al Señor porque es bueno
Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad.
R. Dad gracias al Señor porque es bueno
Mateo 7,21-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente." Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.
miércoles, 24 de junio de 2015
Del origen de la palabra "iglesia", por Luis Antequera
El nombre de “iglesia” a la comunidad surgida de su mensaje y ministerio se lo otorga Jesucristo, en un episodio que aunque recogen los tres sinópticos, Mateo reseña con gran originalidad, dotándolo de un significado (y de unas consecuencias) que no habría tenido de haber llegado a nuestros días sólo la versión de Lucas y Marcos. Nos referimos al episodio que reza como sigue:
“Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, [“Et ego dico tibi: Tu es Petrus, et super hanc petram aedificabo Ecclesiam meam” en la Vulgata] y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»”. (Mt. 16, 13-19).
El mismo sobre el que se ha venido justificando la existencia de un papado. Curiosamente, y a pesar de la gran importancia que ha terminado adquiriendo en la Historia, el término “iglesia” no aparece ninguna otra vez en todo el Evangelio, ni, como hemos señalado ya, tampoco en las versiones que del mismo pasaje hacen Marcos y Lucas.
Sí aparece, en cambio, y bien profusamente, en la obra de Pablo, que utiliza la palabra en más de medio centenar de ocasiones, por lo que, como tantas otras cosas, es a su trabajo al que hay que reputar la definitiva adopción de la palabra para designar a la comunidad surgida del mensaje del Nazareno.
Amén de Pablo, recoge el término una vez Santiago en la única Epístola salida de su pluma que conocemos. Y también Juan, que después de no haberlo hecho ni una vez en su Evangelio, la menciona tres veces en la Tercera de sus epístolas y una veintena en el Apocalipsis, si bien con variopinto significado, pues mientras en su Carta parece englobar en el término a toda la comunidad de creyentes, en el Apocalipsis lo hace para referirse a las distintas comunidades establecidas en cada ciudad. Algo parecido a lo que hace Lucas que después de no haber usado la palabra ni una vez en su evangelio, la utiliza en otra veintena de ocasiones en los Hechos de los Apóstoles.
Y bien, ¿cuál es el origen y significado de la palabra que adopta Jesús para denominar a la comunidad de sus seguidores?
La palabra iglesia proviene del latín ecclesia, que a su vez procede del griego Εκκλησια transliterado “ekklesía”, que no significa otra cosa que asamblea. Con tal significado de “asamblea” es utilizado en alguna ocasión en el Nuevo Testamento, como por ejemplo cuando dice “unos gritaban una cosa y otros otra. Había gran confusión en la asamblea [eklessia] y la mayoría no sabía para qué se habían reunido” (Hch. 19,32).
En la Biblia de los Setenta, la traducción al griego del Antiguo Testamento a la que un día dedicaremos una entrada en esta columna, se la usa en su significado de asamblea en alguna ocasión, si bien la mayoría de las veces se la usa como traducción al griego del término hebreo “qahal”, la entera comunidad de los hijos de Israel desde el punto de vista religioso.
En la Biblia se utiliza con parecido significado la palabra “‘êdah” que los traductores de Los Setenta traducen más bien por “synagoge”, que terminará dando nombre a la “iglesia” de los judíos, la sinagoga. En Proverbios 5, 14, ambos términos, “qahal” y “‘êdah” aparecen juntos, siendo traducido al griego como “en meso ekklesias kai synagoges”. En este proceso de separación de ambos términos, iglesia y sinagoga, nada tiene de particular que Santiago, el más judaizante de los apóstoles, obispo de la iglesia de Jerusalén se le escape un synagoge para designar a la asamblea de los que ya son cristianos:
“Supongamos que entra en vuestra asamblea [synagoge] un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido; y entra también un pobre con un vestido andrajoso” (Stgo. 2, 2).
Por lo demás, desde un principio la palabra adquiere una doble significación según la mayor o menor amplitud que se dé al término. Tan Iglesia con mayúscula es la que compone la totalidad de los seguidores de Jesús doquier que se hallen, según se usa en el propio Mt. Que hemos visto arriba o en Ef. 1,22; Col. 1,18, como la “iglesia” con minúscula, la que compone cada comunidad en un territorio o localidad determinado, sentido en el que lo vemos citar en Apoc. 2,18; Rom. 16,4 o Hch. 9,31.
Todo lo cual, por otro lado, vale para la denominación que en las lenguas romance recibe la comunidad, iglesia en español, “eglise” en francés, “chiesa” en italiana, “igreja” en portugués, no en cambio para el que recibe en otros idiomas como notablemente en los de raigambre germánica, con términos como el inglés “church”, el alemán “Kirche”, el sueco “Kyrka”, etc. de origen totalmente diferente al que nos referiremos en otra ocasión.
Fuente: religionenlibertad.com
“Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, [“Et ego dico tibi: Tu es Petrus, et super hanc petram aedificabo Ecclesiam meam” en la Vulgata] y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»”. (Mt. 16, 13-19).
El mismo sobre el que se ha venido justificando la existencia de un papado. Curiosamente, y a pesar de la gran importancia que ha terminado adquiriendo en la Historia, el término “iglesia” no aparece ninguna otra vez en todo el Evangelio, ni, como hemos señalado ya, tampoco en las versiones que del mismo pasaje hacen Marcos y Lucas.
Sí aparece, en cambio, y bien profusamente, en la obra de Pablo, que utiliza la palabra en más de medio centenar de ocasiones, por lo que, como tantas otras cosas, es a su trabajo al que hay que reputar la definitiva adopción de la palabra para designar a la comunidad surgida del mensaje del Nazareno.
Amén de Pablo, recoge el término una vez Santiago en la única Epístola salida de su pluma que conocemos. Y también Juan, que después de no haberlo hecho ni una vez en su Evangelio, la menciona tres veces en la Tercera de sus epístolas y una veintena en el Apocalipsis, si bien con variopinto significado, pues mientras en su Carta parece englobar en el término a toda la comunidad de creyentes, en el Apocalipsis lo hace para referirse a las distintas comunidades establecidas en cada ciudad. Algo parecido a lo que hace Lucas que después de no haber usado la palabra ni una vez en su evangelio, la utiliza en otra veintena de ocasiones en los Hechos de los Apóstoles.
Y bien, ¿cuál es el origen y significado de la palabra que adopta Jesús para denominar a la comunidad de sus seguidores?
La palabra iglesia proviene del latín ecclesia, que a su vez procede del griego Εκκλησια transliterado “ekklesía”, que no significa otra cosa que asamblea. Con tal significado de “asamblea” es utilizado en alguna ocasión en el Nuevo Testamento, como por ejemplo cuando dice “unos gritaban una cosa y otros otra. Había gran confusión en la asamblea [eklessia] y la mayoría no sabía para qué se habían reunido” (Hch. 19,32).
En la Biblia de los Setenta, la traducción al griego del Antiguo Testamento a la que un día dedicaremos una entrada en esta columna, se la usa en su significado de asamblea en alguna ocasión, si bien la mayoría de las veces se la usa como traducción al griego del término hebreo “qahal”, la entera comunidad de los hijos de Israel desde el punto de vista religioso.
En la Biblia se utiliza con parecido significado la palabra “‘êdah” que los traductores de Los Setenta traducen más bien por “synagoge”, que terminará dando nombre a la “iglesia” de los judíos, la sinagoga. En Proverbios 5, 14, ambos términos, “qahal” y “‘êdah” aparecen juntos, siendo traducido al griego como “en meso ekklesias kai synagoges”. En este proceso de separación de ambos términos, iglesia y sinagoga, nada tiene de particular que Santiago, el más judaizante de los apóstoles, obispo de la iglesia de Jerusalén se le escape un synagoge para designar a la asamblea de los que ya son cristianos:
“Supongamos que entra en vuestra asamblea [synagoge] un hombre con un anillo de oro y un vestido espléndido; y entra también un pobre con un vestido andrajoso” (Stgo. 2, 2).
Por lo demás, desde un principio la palabra adquiere una doble significación según la mayor o menor amplitud que se dé al término. Tan Iglesia con mayúscula es la que compone la totalidad de los seguidores de Jesús doquier que se hallen, según se usa en el propio Mt. Que hemos visto arriba o en Ef. 1,22; Col. 1,18, como la “iglesia” con minúscula, la que compone cada comunidad en un territorio o localidad determinado, sentido en el que lo vemos citar en Apoc. 2,18; Rom. 16,4 o Hch. 9,31.
Todo lo cual, por otro lado, vale para la denominación que en las lenguas romance recibe la comunidad, iglesia en español, “eglise” en francés, “chiesa” en italiana, “igreja” en portugués, no en cambio para el que recibe en otros idiomas como notablemente en los de raigambre germánica, con términos como el inglés “church”, el alemán “Kirche”, el sueco “Kyrka”, etc. de origen totalmente diferente al que nos referiremos en otra ocasión.
Fuente: religionenlibertad.com
sábado, 20 de junio de 2015
Imágenes del Evangelio: Marcos 4,35-41 "¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!
Cliquea en las imágenes para verlas ampliadas
por REMBRANDT |
por LUDOLF BACKHUYSEN |
DOMINGO DE LA 12 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año B (Lecturas)
Job 38,1.8-11
Salmo 106: Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
2 Corintios 5,14-17
Marcos 4,35-40
Job 38,1.8-11
El Señor habló a Job desde la tormenta: «¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: "Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas"?»
Salmo 106,23-24.25-26.28-29.30-31
R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el océano.
R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
Él habló y levantó un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto;
subían al cielo, bajaban al abismo,
el estómago revuelto por el marco.
R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Apaciguó la tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar.
R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
Se alegraron de aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
en gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
2 Corintios 5,14-17
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Marcos 4,35-40
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
— Vamos a la otra orilla.
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole:
— Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:
— ¡Silencio, cállate!
El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:
— ¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?
Se quedaron espantados y se decían unos a otros:
— ¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!
Salmo 106: Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
2 Corintios 5,14-17
Marcos 4,35-40
Job 38,1.8-11
El Señor habló a Job desde la tormenta: «¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: "Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas"?»
Salmo 106,23-24.25-26.28-29.30-31
R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el océano.
R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
Él habló y levantó un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto;
subían al cielo, bajaban al abismo,
el estómago revuelto por el marco.
R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Apaciguó la tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar.
R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
Se alegraron de aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
en gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
R. Dad gracias al Señor,
porque es eterna su misericordia
2 Corintios 5,14-17
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Marcos 4,35-40
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
— Vamos a la otra orilla.
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole:
— Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:
— ¡Silencio, cállate!
El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:
— ¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?
Se quedaron espantados y se decían unos a otros:
— ¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!
SÁBADO DE LA 11 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)
2 Corintios 12,1-10
Salmo 33: Gustad y ved qué bueno es el Señor
Mateo 6,24-34
2 Corintios 12,1-10
Hermanos: Toca presumir. Ya sé que no está bien, pero paso a las visiones y revelaciones del Señor. Yo sé de un cristiano que hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo, con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo?, Dios lo sabe. Lo cierto es que ese hombre fue arrebatado al paraíso y oyó palabras arcanas, que un hombre no es capaz de repetir; con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo?, Dios lo sabe. De uno como ése podría presumir; lo que es yo, sólo presumiré de mis debilidades. Y eso que, si quisiera presumir, no diría disparates, diría la pura verdad; pero lo dejo, para que se hagan una idea de mí sólo por lo que ven y oyen. Por la grandeza de estas revelaciones, para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: "Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad." Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Salmo 33: Gustad y ved qué bueno es el Señor
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protégé.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor
Mateo 6,24-34
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y yo os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos."
Salmo 33: Gustad y ved qué bueno es el Señor
Mateo 6,24-34
2 Corintios 12,1-10
Hermanos: Toca presumir. Ya sé que no está bien, pero paso a las visiones y revelaciones del Señor. Yo sé de un cristiano que hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo, con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo?, Dios lo sabe. Lo cierto es que ese hombre fue arrebatado al paraíso y oyó palabras arcanas, que un hombre no es capaz de repetir; con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo?, Dios lo sabe. De uno como ése podría presumir; lo que es yo, sólo presumiré de mis debilidades. Y eso que, si quisiera presumir, no diría disparates, diría la pura verdad; pero lo dejo, para que se hagan una idea de mí sólo por lo que ven y oyen. Por la grandeza de estas revelaciones, para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: "Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad." Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Salmo 33: Gustad y ved qué bueno es el Señor
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protégé.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor
Mateo 6,24-34
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y yo os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos."
viernes, 19 de junio de 2015
Mateo 6,19-23: ¿Dónde está tu tesoro?, por el papa Francisco
Mateo 6,19-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!"
— Comentario del papa Francisco, S.F.: ¿Dónde está tu tesoro?
Las riquezas acumuladas para sí mismo están en el origen de guerras, familias destruidas, pérdida de la dignidad. Así lo ha recordado el santo padre Francisco durante la homilía de la misa celebrada en Santa Marta este viernes por la mañana. Y así, ha añadido que “la lucha de cada día” es sin embargo administrar las riquezas que se poseen y las de la tierra “para el bien común”.
El Pontífice ha advertido que las riquezas no son “como una estatua”, estáticas, que no influyen en la vida de una persona. Las riquezas --ha asegurado-- tienen la tendencia de crecer, moverse, tomar sitio en la vida y en el corazón del hombre.
Y si lo que empuja a ese hombre es el acumular, las riquezas le invadirán el corazón, que terminará “corrupto”, ha advertido Francisco. Sin embargo, lo que salva el corazón del hombre es usar la riqueza que se tiene “para el bien común”.
El Santo Padre ha hecho referencia al Evangelio del día, reflexionando sobre el pasaje en el que Jesús enseña a los discípulos esta verdad: “Dónde está tu tesoro, está también tu corazón”. Por lo tanto, les advierte, “no acumulen tesoros sobre la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban; acumulen sin embargo tesoros en el Cielo”. Al respecto, ha asegurado que en “la raíz” del acumular está “la necesidad de seguridad”. Pero, "el riesgo de hacerlo solo para sí mismo y de hacerse esclavo es altísimo”.
El Papa lo ha explicado así: “al final estas riquezas no dan la seguridad para siempre. Es más, te abajan en tu dignidad. Y esto sucede en la familia: muchas familias divididas. También en la raíz de las guerras está esta ambición, que destruye, corrompe. En este mundo, en este momento, hay tantas guerras por avaricia de poder, de riquezas. Se puede pensar en la guerra en nuestro corazón”.
Al respecto ha advertido que la codicia es “un paso, abre la puerta: después viene la vanidad --creerse importante, creerse poderoso-- y al final, el orgullo. Y de allí todos los vicios, todos. Son pasos, pero el primero es este: la codicia, el querer acumular riquezas”.
Del mismo modo ha reconocido que “acumular es precisamente una cualidad del hombre” y que “hacer las cosas y dominar el mundo es también una misión”. Entonces “esta es la lucha de cada día: cómo gestionar bien las riquezas de la tierra, para que están orientadas al Cielo y se conviertan en riquezas del Cielo”, ha añadido.
A continuación, el Santo Padre ha reflexionado sobre las personas a las que el Señor bendice con las riquezas. “Lo hace administrador de esas riquezas por el bien común y por el bien de todos, no para el bien propio. Y no es fácil convertirse en un administrador honesto, porque siempre está la tentación de la codicia, del hacerse importante. El mundo te enseña esto y nos lleva por este camino. Pensar en los otros, pensar que eso que yo tengo está al servicio de los otros y que nada de lo que tengo lo llevaré conmigo. Pero si yo uso lo que el Señor me ha dado para el bien común, como administrador, esto me santifica, me hará santo”, ha explicado.
A propósito, el Papa ha indicado que a menudo se escuchan “muchas excusas” de las personas que pasan la vida acumulando riquezas. Por ello, el Santo Padre ha invitado a preguntarnos cada día: “¿Dónde está tu tesoro? ¿En las riquezas o en esta administración, en este servicio para el bien común?”
Finalmente, el Pontífice ha advertido que muchos tranquilizan su conciencia con la limosna y dan lo que les sobra. Administrar la riqueza --ha precisado-- es un despojarse continuamente del propio interés y no pensar que estas riquezas nos darán la salvación. Acumular, sí, está bien. Tesoros sí, está bien: pero los que tienen precio en la ‘bolsa de valores’, la del Cielo.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!"
— Comentario del papa Francisco, S.F.: ¿Dónde está tu tesoro?
Las riquezas acumuladas para sí mismo están en el origen de guerras, familias destruidas, pérdida de la dignidad. Así lo ha recordado el santo padre Francisco durante la homilía de la misa celebrada en Santa Marta este viernes por la mañana. Y así, ha añadido que “la lucha de cada día” es sin embargo administrar las riquezas que se poseen y las de la tierra “para el bien común”.
El Pontífice ha advertido que las riquezas no son “como una estatua”, estáticas, que no influyen en la vida de una persona. Las riquezas --ha asegurado-- tienen la tendencia de crecer, moverse, tomar sitio en la vida y en el corazón del hombre.
Y si lo que empuja a ese hombre es el acumular, las riquezas le invadirán el corazón, que terminará “corrupto”, ha advertido Francisco. Sin embargo, lo que salva el corazón del hombre es usar la riqueza que se tiene “para el bien común”.
El Santo Padre ha hecho referencia al Evangelio del día, reflexionando sobre el pasaje en el que Jesús enseña a los discípulos esta verdad: “Dónde está tu tesoro, está también tu corazón”. Por lo tanto, les advierte, “no acumulen tesoros sobre la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban; acumulen sin embargo tesoros en el Cielo”. Al respecto, ha asegurado que en “la raíz” del acumular está “la necesidad de seguridad”. Pero, "el riesgo de hacerlo solo para sí mismo y de hacerse esclavo es altísimo”.
El Papa lo ha explicado así: “al final estas riquezas no dan la seguridad para siempre. Es más, te abajan en tu dignidad. Y esto sucede en la familia: muchas familias divididas. También en la raíz de las guerras está esta ambición, que destruye, corrompe. En este mundo, en este momento, hay tantas guerras por avaricia de poder, de riquezas. Se puede pensar en la guerra en nuestro corazón”.
Al respecto ha advertido que la codicia es “un paso, abre la puerta: después viene la vanidad --creerse importante, creerse poderoso-- y al final, el orgullo. Y de allí todos los vicios, todos. Son pasos, pero el primero es este: la codicia, el querer acumular riquezas”.
Del mismo modo ha reconocido que “acumular es precisamente una cualidad del hombre” y que “hacer las cosas y dominar el mundo es también una misión”. Entonces “esta es la lucha de cada día: cómo gestionar bien las riquezas de la tierra, para que están orientadas al Cielo y se conviertan en riquezas del Cielo”, ha añadido.
A continuación, el Santo Padre ha reflexionado sobre las personas a las que el Señor bendice con las riquezas. “Lo hace administrador de esas riquezas por el bien común y por el bien de todos, no para el bien propio. Y no es fácil convertirse en un administrador honesto, porque siempre está la tentación de la codicia, del hacerse importante. El mundo te enseña esto y nos lleva por este camino. Pensar en los otros, pensar que eso que yo tengo está al servicio de los otros y que nada de lo que tengo lo llevaré conmigo. Pero si yo uso lo que el Señor me ha dado para el bien común, como administrador, esto me santifica, me hará santo”, ha explicado.
A propósito, el Papa ha indicado que a menudo se escuchan “muchas excusas” de las personas que pasan la vida acumulando riquezas. Por ello, el Santo Padre ha invitado a preguntarnos cada día: “¿Dónde está tu tesoro? ¿En las riquezas o en esta administración, en este servicio para el bien común?”
Finalmente, el Pontífice ha advertido que muchos tranquilizan su conciencia con la limosna y dan lo que les sobra. Administrar la riqueza --ha precisado-- es un despojarse continuamente del propio interés y no pensar que estas riquezas nos darán la salvación. Acumular, sí, está bien. Tesoros sí, está bien: pero los que tienen precio en la ‘bolsa de valores’, la del Cielo.
VIERNES DE LA 11 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)
II Corintios 11,18.21b-30
Salmo 33: El Señor libra a los justos de sus angustias
Mateo 6,19-23
II Corintios 11,18.21b-30
Hermanos: Son tantos los que presumen de títulos humanos, que también yo voy a presumir. Pues, si otros se dan importancia, hablo disparatando, voy a dármela yo también. ¿Que son hebreos?, también yo; ¿que son linaje de Israel?, también yo; ¿que son descendientes de Abrahán?, también yo; ¿que sirven a Cristo?, voy a decir un disparate: mucho más yo. Les gano en fatigas, les gano en cárceles, no digamos en palizas, y en peligros de muerte, muchísimos; los judíos me han azotado cinco veces, con los cuarenta golpes menos uno; tres veces he sido apaleado, una vez me han apedreado, he tenido tres naufragios y pasé una noche y un día en el agua. Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, con peligros de bandoleros, peligros entre mi gente, peligros entre gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos. Muerto de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a menudo en ayunas, con frío y sin ropa. Y, aparte de todo lo demás, la carga de cada día, la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién enferma sin que yo enferme?; ¿quién cae sin que a mí me dé fiebre? Si hay que presumir, presumiré de lo que muestra mi debilidad.
Salmo 33: El Señor libra a los justos de sus angustias
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
R. El Señor libra a los justos de sus angustias
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
R. El Señor libra a los justos de sus angustias
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avengonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
R. El Señor libra a los justos de sus angustias
Mateo 6,19-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!"
Salmo 33: El Señor libra a los justos de sus angustias
Mateo 6,19-23
II Corintios 11,18.21b-30
Hermanos: Son tantos los que presumen de títulos humanos, que también yo voy a presumir. Pues, si otros se dan importancia, hablo disparatando, voy a dármela yo también. ¿Que son hebreos?, también yo; ¿que son linaje de Israel?, también yo; ¿que son descendientes de Abrahán?, también yo; ¿que sirven a Cristo?, voy a decir un disparate: mucho más yo. Les gano en fatigas, les gano en cárceles, no digamos en palizas, y en peligros de muerte, muchísimos; los judíos me han azotado cinco veces, con los cuarenta golpes menos uno; tres veces he sido apaleado, una vez me han apedreado, he tenido tres naufragios y pasé una noche y un día en el agua. Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, con peligros de bandoleros, peligros entre mi gente, peligros entre gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos. Muerto de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a menudo en ayunas, con frío y sin ropa. Y, aparte de todo lo demás, la carga de cada día, la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién enferma sin que yo enferme?; ¿quién cae sin que a mí me dé fiebre? Si hay que presumir, presumiré de lo que muestra mi debilidad.
Salmo 33: El Señor libra a los justos de sus angustias
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
R. El Señor libra a los justos de sus angustias
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
R. El Señor libra a los justos de sus angustias
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avengonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
R. El Señor libra a los justos de sus angustias
Mateo 6,19-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!"
jueves, 18 de junio de 2015
Los 5 grandes cambios que Francisco propone desde «Laudato Si»
Texto de la encíclica Laudato Si
sobre el cuidado de la casa común
La nueva encíclica del Papa Francisco Laudato Si va más allá de exponer algunos problemas actuales que afectan al planeta e incluye un llamado a cambiar hábitos y tendencias negativas en la vida de cada persona.
En el capítulo sexto, el último del documento, señala que “ante todo la humanidad necesita cambiar”. Los seres humanos “pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan”.
Estas son las cinco claves de cambio que propone en “Laudato Si”:
1.- Ser agradecido y practicar la gratuidad
El Papa pide que todo cristiano reconozca el mundo “como un don recibido del amor del Padre”, algo que implica “actitudes de renuncia y gestos generosos”.
Es importante convencerse que se debe crecer en la sobriedad y en la capacidad de gozar con poco. “La sobriedad que se vive a conciencia y en libertad es liberadora” puesto que “quienes disfrutan más y viven mejor cada momento son los que dejan de picotear aquí y allá, buscando lo que no tienen.
Francisco invita también a “dar gracias a Dios antes y después de las comidas” porque ese momento “nos recuerda nuestra dependencia de Dios para la vida” y “fortalece nuestro sentido de gratitud”.
2.- Educar en los diversos ámbitos
El Papa pide no educar sólo desde el punto de vista científico, con leyes y normas como se ha hecho hasta ahora, sino ir más allá. Solicita realizar “pequeñas acciones cotidianas” como:
- evitar el uso del material plástico y de papel
- reducir el consumo de agua
- separar los residuos
- cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer
- tratar con cuidado a los demás seres vivos
- utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas
- plantar árboles
- apagar las luces innecesarias
La educación se puede desarrollar en la escuela, en los medios de comunicación, la catequesis y sobre todo en la familia.
3.- Sobre el consumismo compulsivo
Las personas que se dejan “apresar” por los mercados, son sumergidas en la “vorágine” de las compras y los gastos innecesarios. “Esto hace creer a todos que son libres mientras tengan una supuesta libertad para consumir, cuando quienes en realidad poseen la libertad es la minoría que tiene el poder económico y financiero”.
4.- Salida del egoísmo
El Papa Francisco sostiene que la situación actual del mundo favorece distintas formas de egoísmo. Las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en sí mismas. “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir”. Por tanto, pide “salir hacia el otro” y superar el “individualismo”.
5.- Conversión interior
El Santo Padre recuerda la necesidad de encontrarse con Jesucristo e iniciar una vida nueva. El cristiano, asegura, debe vivir su vocación admirando la belleza de la obra de Dios y protegiéndola.
El Papa propone “una sana relación con lo creado” como parte de la “conversión íntegra de la persona” y tomando de modelo a San Francisco de Asís. Esto implica “reconocer los propios errores, pecados, vicios o negligencias, y arrepentirse de corazón, cambiar desde dentro”.
Un análisis y una toma de conciencia
El Santo Padre toma postura sobre temas científicos debatibles, como el calentamiento global y la pérdida de la biodiversidad.
“Hay un consenso científico que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático". La humanidad debe “tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan”.
Si bien reconoce que “hay otros factores (como el vulcanismo, las variaciones de la órbita y del eje de la Tierra o el ciclo solar)”, el Papa señala que “numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana”.
El Papa destaca además que, en los países más pobres, se debe “considerar también la contaminación producida por los residuos, incluyendo los desechos peligrosos. Se producen cientos de millones de toneladas de residuos por año, muchos de ellos no biodegradables”.
“La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería. En muchos lugares del planeta, los ancianos añoran los paisajes de otros tiempos, que ahora se ven inundados de basura”.
Comparándolo con el funcionamiento “ejemplar” de los sistemas naturales, el Papa critica que “el sistema industrial, al final del ciclo de producción y de consumo, no ha desarrollado la capacidad de absorber y reutilizar residuos y desechos”.
“Todavía no se ha logrado adoptar un modelo circular de producción que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras, y que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar”.
El Papa también aborda la “pérdida de biodiversidad”, indicando que “los recursos de la tierra están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial. La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no solo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios”. Sin embargo, indica, “no basta pensar en las distintas especies solo como eventuales ‘recursos’ explotables, olvidando que tienen un valor en sí mismas”.
“Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana”.
Más adelante, el Papa señala que “de diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente y de su futuro”.
“La tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad perverso”.
Al criticar “la debilidad de las reacciones”, el Santo Padre lamenta “el sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas” que queda expuesto “en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre medio ambiente”.
“Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos”, señala.
Fuente: religionenlibertad.com
miércoles, 17 de junio de 2015
Latría, dulía e hiperdulía, por Agustín Fabra
Los tres términos, latría, dulía e hiperdulía, son distintas formas de adoración y de veneración en la Iglesia Católica.
Yahvé reclamó adoración en Éxodo 7, 8 y 9. El propio Jesús reclamó adoración a Dios en el evangelio de Lucas: ‘Jesús le respondió; Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y sólo a Él darás culto’ (Lucas 4:8). En general se reclama adoración a Dios en varios casos del libro de Jueces, donde Yahvé castigó a los israelitas por el pecado de idolatría.
Por otra parte, Jesús reclama para sí mismo igual honra y veneración que se le da a Dios: ‘Porque el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo ha entregado a su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo ha enviado’ (Juan 5:22-23) Y San Pablo lo confirma en su carta a los Filipenses: ‘Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en todos los abismos’ (Filipenses 2:10).
Pero además de la adoración está también la veneración debida a los mártires y santos. En el año 156, en el ‘Martyrium Policarpi’, conocido también como ‘Martirologio’ o ‘Actas de los mártires’, se hace la distinción entre ‘adoración y veneración’, cuyas definiciones trataremos de definir en este trabajo, así como la especial veneración debida a nuestra Madre celestial, la Virgen María.
LATRIA
‘Latría’ es un término proveniente del latín ‘latria’ y éste, a su vez, del griego ‘latreia’, cuyo significado es ‘adoración o culto’, el cual es utilizado en la teología católica para ser ofrecido absolutamente a Dios.
Si embargo, el culto de ‘latría’ igualmente debe ser ofrecido a Jesucristo al recordarle como el Jesús Resucitado, pero no en la época en que Jesús aún permanecía en la tierra como humano.
De acuerdo a lo expresado por Santo Tomás de Aquino, la ‘latría’ es un acto de devoción y, por lo tanto, se relaciona con la virtud de la religión, ya que se vincula con la adoración y el culto a Dios Padre y a Dios Hijo, Jesucristo.
El acto de devoción brota de la voluntad, y en quien que a través de la ‘latría’ recae la devoción y la adoración es exclusivamente en Dios y en Jesucristo resucitado.
LATRIA RELATIVA
Se le llama así al culto tributado a las imágenes y reliquias de Jesucristo, como es el Sudario de Turín, en el cual existe un gran respeto y devoción.
La imagen o reliquia no merece el culto por sí misma, y por eso la latría es relativa. Merece el culto por Cristo, quien sí merece y recibe el culto absoluto.
DULIA
Es el culto que se da a los ángeles y a los santos. Teológicamente, la ‘dulía’ es la veneración hacia los ángeles, los santos y hacia los beatos que estén en proceso de santificación.
Según Santo Tomás de Aquino, la dulía no es comparable con la latría o adoración a Dios y a Jesucristo resucitado, en el sentido de que la dulía va dirigida hacia varios seres, mientras que la ‘latría’ se dirige hacia un ser superior.
La veneración a los ángeles se debe por sus privilegios de poder ver a Dios en persona.
HIPERDULIA
Según la Real Academia de la Lengua (RAE), el prefijo ‘híper’ significa ‘superioridad’ y denota un grado superior al normal.
La ‘hiperdulía’ es el culto de veneración que se rinde a la Virgen María por ser la Madre de Dios; la Madre de Jesucristo. El culto de ‘hiperdulía’ es básicamente el mismo que el de ‘dulía’, sólo que en la hiperdulía se muestra que existe más amor, respeto y confianza ante la gracia que María recibió de Dios.
El término ‘hiperdulía’ fue mencionado por primera vez en el Concilio Vaticano II según la Constitución Dogmática ‘Lumen Gentium’, en el capítulo 663 del año 1963, no existiendo referencia alguna a un término idéntico desde antes de dicho Concilio.
CONCLUSION
De forma escueta, el significado de cada uno de los tres cultos es el siguiente:
Latría o adoración: Culto que sólo se debe a Dios por tener la excelencia absoluta e infinita, y a su Hijo Jesucristo resucitado.
Dulía: Veneración que se hace a los ángeles, a los santos y a los beatos en proceso de santificación, por la excelencia de sus virtudes.
Hiperdulía: Veneración especial a la Virgen María, considerada el ser más grande en gracia y amor, después de Jesús.
Fuente: religionenlibertad.com
Yahvé reclamó adoración en Éxodo 7, 8 y 9. El propio Jesús reclamó adoración a Dios en el evangelio de Lucas: ‘Jesús le respondió; Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y sólo a Él darás culto’ (Lucas 4:8). En general se reclama adoración a Dios en varios casos del libro de Jueces, donde Yahvé castigó a los israelitas por el pecado de idolatría.
Por otra parte, Jesús reclama para sí mismo igual honra y veneración que se le da a Dios: ‘Porque el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo ha entregado a su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo ha enviado’ (Juan 5:22-23) Y San Pablo lo confirma en su carta a los Filipenses: ‘Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en todos los abismos’ (Filipenses 2:10).
Pero además de la adoración está también la veneración debida a los mártires y santos. En el año 156, en el ‘Martyrium Policarpi’, conocido también como ‘Martirologio’ o ‘Actas de los mártires’, se hace la distinción entre ‘adoración y veneración’, cuyas definiciones trataremos de definir en este trabajo, así como la especial veneración debida a nuestra Madre celestial, la Virgen María.
LATRIA
‘Latría’ es un término proveniente del latín ‘latria’ y éste, a su vez, del griego ‘latreia’, cuyo significado es ‘adoración o culto’, el cual es utilizado en la teología católica para ser ofrecido absolutamente a Dios.
Si embargo, el culto de ‘latría’ igualmente debe ser ofrecido a Jesucristo al recordarle como el Jesús Resucitado, pero no en la época en que Jesús aún permanecía en la tierra como humano.
De acuerdo a lo expresado por Santo Tomás de Aquino, la ‘latría’ es un acto de devoción y, por lo tanto, se relaciona con la virtud de la religión, ya que se vincula con la adoración y el culto a Dios Padre y a Dios Hijo, Jesucristo.
El acto de devoción brota de la voluntad, y en quien que a través de la ‘latría’ recae la devoción y la adoración es exclusivamente en Dios y en Jesucristo resucitado.
LATRIA RELATIVA
Se le llama así al culto tributado a las imágenes y reliquias de Jesucristo, como es el Sudario de Turín, en el cual existe un gran respeto y devoción.
La imagen o reliquia no merece el culto por sí misma, y por eso la latría es relativa. Merece el culto por Cristo, quien sí merece y recibe el culto absoluto.
DULIA
Es el culto que se da a los ángeles y a los santos. Teológicamente, la ‘dulía’ es la veneración hacia los ángeles, los santos y hacia los beatos que estén en proceso de santificación.
Según Santo Tomás de Aquino, la dulía no es comparable con la latría o adoración a Dios y a Jesucristo resucitado, en el sentido de que la dulía va dirigida hacia varios seres, mientras que la ‘latría’ se dirige hacia un ser superior.
La veneración a los ángeles se debe por sus privilegios de poder ver a Dios en persona.
HIPERDULIA
Según la Real Academia de la Lengua (RAE), el prefijo ‘híper’ significa ‘superioridad’ y denota un grado superior al normal.
La ‘hiperdulía’ es el culto de veneración que se rinde a la Virgen María por ser la Madre de Dios; la Madre de Jesucristo. El culto de ‘hiperdulía’ es básicamente el mismo que el de ‘dulía’, sólo que en la hiperdulía se muestra que existe más amor, respeto y confianza ante la gracia que María recibió de Dios.
El término ‘hiperdulía’ fue mencionado por primera vez en el Concilio Vaticano II según la Constitución Dogmática ‘Lumen Gentium’, en el capítulo 663 del año 1963, no existiendo referencia alguna a un término idéntico desde antes de dicho Concilio.
CONCLUSION
De forma escueta, el significado de cada uno de los tres cultos es el siguiente:
Latría o adoración: Culto que sólo se debe a Dios por tener la excelencia absoluta e infinita, y a su Hijo Jesucristo resucitado.
Dulía: Veneración que se hace a los ángeles, a los santos y a los beatos en proceso de santificación, por la excelencia de sus virtudes.
Hiperdulía: Veneración especial a la Virgen María, considerada el ser más grande en gracia y amor, después de Jesús.
Fuente: religionenlibertad.com
MARTES DE LA 11ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)
2 Corintios 8,1-9
Salmo 145,2.5-6.7.8-9a: Alaba, alma mía, al Señor
Mateo 5,43-48
2 Corintios 8,1-9
Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad. Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos. Y dieron más de lo que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros. En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos pedido que dé el último toque entre vosotros a esta obra de caridad. Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. No es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para comprobar si vuestro amor es genuino. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.
Salmo 145,2.5-6.7.8-9a:
Alaba, alma mía, al Señor
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente.
R. Alaba, alma mía, al Señor
Que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
R. Alaba, alma mía, al Señor
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.
R. Alaba, alma mía, al Señor
Mateo 5,43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»
Salmo 145,2.5-6.7.8-9a: Alaba, alma mía, al Señor
Mateo 5,43-48
2 Corintios 8,1-9
Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad. Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos. Y dieron más de lo que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros. En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos pedido que dé el último toque entre vosotros a esta obra de caridad. Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. No es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para comprobar si vuestro amor es genuino. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.
Salmo 145,2.5-6.7.8-9a:
Alaba, alma mía, al Señor
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente.
R. Alaba, alma mía, al Señor
Que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
R. Alaba, alma mía, al Señor
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.
R. Alaba, alma mía, al Señor
Mateo 5,43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»
domingo, 14 de junio de 2015
sábado, 13 de junio de 2015
Lucas 2,41-52: Jesús perdido y hallado en el templo
Fiesta del Inmaculado Corazón de María
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
— Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
Él les contestó:
— ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón
y 2:52 Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
— Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
Él les contestó:
— ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón
y 2:52 Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.
Sagrado Corazón, por Celestino Hueso, S.F.
Los hombres necesitamos de lo simbólico para sentir y expresar las cosas con mayor profundidad. Un escudo convence mejor que la cháchara sobre mi equipo de futbol, una bandera dice más que un discurso sobre la nación, una foto hace cercanos a los seres queridos aunque se encuentren en el otro mundo, un anillo de compromiso es la declaración de amor más sublime que podemos inventar.
El corazón es el signo que utilizamos los seres humanos para expresar nuestro propio ser. Cuando decimos “tiene muy buen corazón” lo que decimos en realidad es que se trata de una persona más buena que un canto (pan con aceite y azúcar); si decimos que “tiene el corazón como una piedra” estamos manifestando que esa persona es más mala que Judas, Barrabás y los siete niños de Écija juntos.
El corazón es el signo que utilizamos los seres humanos para expresar nuestro propio ser. Cuando decimos “tiene muy buen corazón” lo que decimos en realidad es que se trata de una persona más buena que un canto (pan con aceite y azúcar); si decimos que “tiene el corazón como una piedra” estamos manifestando que esa persona es más mala que Judas, Barrabás y los siete niños de Écija juntos.
Hoy es la fiesta del Sagrado Corazón. El corazón de Jesús representa su amor por todos los hombres. Ese amor que le ha llevado a dar hasta la última gota de su sangre para poder hacernos a nosotros hijos de Dios. Ser hijo de Dios es ser como Él, por eso le pedimos “haz nuestro corazón semejante al tuyo" pero no basta pedirlo, es necesario también dejarse modelar por Él.
Y Cristo así lo quiere “He venido a prender fuego en el mundo y ¡ojalá estuviera ya ardiendo!” No habla del fuego de la destrucción sino del fuego de un amor como el suyo que es lo único que puede cambiar de verdad nuestro mundo porque del amor verdadero nace la vida y la libertad, la paz, la justicia, la igualdad, la tolerancia y todos eso valores que distinguen al Reino de los Cielos, los valores del Evangelio que hacen de quienes los viven “luz del mundo y sal de la tierra”
domingo, 7 de junio de 2015
sábado, 6 de junio de 2015
viernes, 5 de junio de 2015
Marcos 12,35-37: "¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David?"
Marcos 12,35-37
En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: «¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, dice: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies." Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?» La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo.
jueves, 4 de junio de 2015
JUEVES DE LA 9 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Año I (Lecturas)
Tobías 6,10-11;7,1.9-17;8,4-9a
Salmo 127: Dichosos los que temen al Señor
Marcos 12,28b-34
Tobías 6,10-11;7,1.9-17;8,4-9a
En aquellos días, habían entrado ya en Media y estaban cerca de Ecbatana, cuando Rafael dijo al chico: "Amigo Tobías." Él respondió: "¿Qué?" Rafael dijo: "Hoy vamos a hacer noche en casa de Ragüel. Es pariente tuyo, y tiene una hija llamada Sara." Al llegar a Ecbatana, le dijo Tobías: "Amigo Azarías, llévame derecho a casa de nuestro pariente Ragüel." El ángel lo llevó a casa de Ragüel. Lo encontraron sentado a la puerta del patio; se adelantaron a saludarlo, y él les contestó: "Tanto gusto, amigos; bien venidos." Luego los hizo entrar en casa. Ragüel los acogió cordialmente y mandó matar un carnero. Cuando se lavaron y bañaron, se pusieron a la mesa. Tobías dijo a Rafael: "Amigo Azarías, dile a Ragüel que me dé a mi pariente Sara." Ragüel lo oyó, y dijo al muchacho: "Tú come y bebe y disfruta a gusto esta noche. Porque, amigo, sólo tú tienes derecho a casarte con mi hija Sara, y yo tampoco puedo dársela a otro, porque tú eres el pariente más cercano. Pero, hijo, te voy a hablar con toda franqueza. Ya se la he dado en matrimonio a siete de mi familia, y todos murieron la noche en que iban a acercarse a ella. Pero bueno, hijo, tú come y bebe, que el Señor cuidará de vosotros." Tobías replicó: "No comeré ni beberé mientras no dejes decidido este asunto mío." Ragüel le dijo: "Lo haré. Y te la daré, como prescribe la ley de Moisés. Dios mismo manda que te la entregue, y yo te la confío. A partir de hoy, para siempre, sois marido y mujer. Es tuya desde hoy para siempre. El Señor del cielo os ayude esta noche, hijo, y os dé su gracia y su paz." Llamó a su hija Sara. Cuando se presentó, Ragüel le tomó la mano y se la entregó a Tobías, con estas palabras: "Recíbela conforme al derecho y a lo prescrito en la ley de Moisés, que manda se te dé por esposa. Tómala y llévala enhorabuena a casa de tu padre. Que el Dios del cielo os dé paz y bienestar." Luego llamó a la madre, mandó traer papel y escribió el acta del matrimonio: "Que se la entregaba como esposa conforme a lo prescrito en la ley de Moisés." Después empezaron a cenar. Ragüel llamó a su mujer Edna y le dijo: "Mujer, prepara la otra habitación y llévala allí." Edna se fue a arreglar la habitación que le había dicho su marido. Llevó allí a su hija y lloró por ella. Luego, enjugándose las lágrimas, le dijo: "Ánimo, hija. Que el Dios del cielo cambie tu tristeza en gozo. Ánimo, hija." Y salió. Cuando Ragüel y Edna salieron, cerraron la puerta de la habitación. Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: "Mujer, levántate, vamos a rezar, pidiendo a nuestro Señor que tenga misericordia de nosotros y nos proteja." Se levantó, y empezaron a rezar, pidiendo a Dios que los protegiera. Rezó así: "Bendito eres, Dios de nuestros padres, y bendito tu nombre por los siglos de los siglos. Que te bendigan el cielo y todas tus criaturas por los siglos. Tú creaste a Adán, y como ayuda y apoyo creaste a su mujer, Eva; de los dos nació la raza humana. Tú dijiste: "No está bien que el hombre esté solo, voy a hacerle alguien como él, que lo ayude." Si yo me caso con esta prima mía, no busco satisfacer mi pasión, sino que procedo lealmente. Dígnate apiadarte de ella y de mí, y haznos llegar juntos a la vejez." Los dos dijeron: "Amén, amén." Y durmieron aquella noche.
Salmo 127: Dichosos los que temen al Señor
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.
R. Dichosos los que temen al Señor
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.
R. Dichosos los que temen al Señor
Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.
R. Dichosos los que temen al Señor
Marcos 12,28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?" Respondió Jesús: "El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos." El escriba replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios." Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios." Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Salmo 127: Dichosos los que temen al Señor
Marcos 12,28b-34
Tobías 6,10-11;7,1.9-17;8,4-9a
En aquellos días, habían entrado ya en Media y estaban cerca de Ecbatana, cuando Rafael dijo al chico: "Amigo Tobías." Él respondió: "¿Qué?" Rafael dijo: "Hoy vamos a hacer noche en casa de Ragüel. Es pariente tuyo, y tiene una hija llamada Sara." Al llegar a Ecbatana, le dijo Tobías: "Amigo Azarías, llévame derecho a casa de nuestro pariente Ragüel." El ángel lo llevó a casa de Ragüel. Lo encontraron sentado a la puerta del patio; se adelantaron a saludarlo, y él les contestó: "Tanto gusto, amigos; bien venidos." Luego los hizo entrar en casa. Ragüel los acogió cordialmente y mandó matar un carnero. Cuando se lavaron y bañaron, se pusieron a la mesa. Tobías dijo a Rafael: "Amigo Azarías, dile a Ragüel que me dé a mi pariente Sara." Ragüel lo oyó, y dijo al muchacho: "Tú come y bebe y disfruta a gusto esta noche. Porque, amigo, sólo tú tienes derecho a casarte con mi hija Sara, y yo tampoco puedo dársela a otro, porque tú eres el pariente más cercano. Pero, hijo, te voy a hablar con toda franqueza. Ya se la he dado en matrimonio a siete de mi familia, y todos murieron la noche en que iban a acercarse a ella. Pero bueno, hijo, tú come y bebe, que el Señor cuidará de vosotros." Tobías replicó: "No comeré ni beberé mientras no dejes decidido este asunto mío." Ragüel le dijo: "Lo haré. Y te la daré, como prescribe la ley de Moisés. Dios mismo manda que te la entregue, y yo te la confío. A partir de hoy, para siempre, sois marido y mujer. Es tuya desde hoy para siempre. El Señor del cielo os ayude esta noche, hijo, y os dé su gracia y su paz." Llamó a su hija Sara. Cuando se presentó, Ragüel le tomó la mano y se la entregó a Tobías, con estas palabras: "Recíbela conforme al derecho y a lo prescrito en la ley de Moisés, que manda se te dé por esposa. Tómala y llévala enhorabuena a casa de tu padre. Que el Dios del cielo os dé paz y bienestar." Luego llamó a la madre, mandó traer papel y escribió el acta del matrimonio: "Que se la entregaba como esposa conforme a lo prescrito en la ley de Moisés." Después empezaron a cenar. Ragüel llamó a su mujer Edna y le dijo: "Mujer, prepara la otra habitación y llévala allí." Edna se fue a arreglar la habitación que le había dicho su marido. Llevó allí a su hija y lloró por ella. Luego, enjugándose las lágrimas, le dijo: "Ánimo, hija. Que el Dios del cielo cambie tu tristeza en gozo. Ánimo, hija." Y salió. Cuando Ragüel y Edna salieron, cerraron la puerta de la habitación. Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: "Mujer, levántate, vamos a rezar, pidiendo a nuestro Señor que tenga misericordia de nosotros y nos proteja." Se levantó, y empezaron a rezar, pidiendo a Dios que los protegiera. Rezó así: "Bendito eres, Dios de nuestros padres, y bendito tu nombre por los siglos de los siglos. Que te bendigan el cielo y todas tus criaturas por los siglos. Tú creaste a Adán, y como ayuda y apoyo creaste a su mujer, Eva; de los dos nació la raza humana. Tú dijiste: "No está bien que el hombre esté solo, voy a hacerle alguien como él, que lo ayude." Si yo me caso con esta prima mía, no busco satisfacer mi pasión, sino que procedo lealmente. Dígnate apiadarte de ella y de mí, y haznos llegar juntos a la vejez." Los dos dijeron: "Amén, amén." Y durmieron aquella noche.
Salmo 127: Dichosos los que temen al Señor
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.
R. Dichosos los que temen al Señor
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.
R. Dichosos los que temen al Señor
Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.
R. Dichosos los que temen al Señor
Marcos 12,28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?" Respondió Jesús: "El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos." El escriba replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios." Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios." Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
lunes, 1 de junio de 2015
1 Junio: San Justino, por Celestino Hueso, S.F.
Hoy celebramos a San Justino, seguramente uno de los sabios cristianos más importantes de la antigüedad y, sin duda, el más importante del siglo II. Nació en Siquén, en Palestina, de padres paganos y era filósofo; parece que buscando como filósofo, la razón de ser de las cosas encontró a Cristo y se enamoró de Él.
Escribió unos cuantos tratados que no voy a citar porque la mayoría se han perdido. Si quiero citar dos apologías contra los paganos que escribió nuestro santo para enviar al emperador Antonino Pío con la sana intención de convencerlo para que no juzgue a los cristianos sin escucharlos antes, pues no se puede condenar a nadie por un nombre (cristianos) sino por crímenes reales.
Como podéis comprender los emperadores se hicieron los de la oreja mocha de tal manera que nuestro santo murió mártir en tiempos de Marco Aurelio, pero antes nos dejó un testimonio de cómo y cuándo se celebraba la Misa en su tiempo. La verdad es que era muy parecida a la que celebramos nosotros y se celebraba el domingo porque es el día de la Resurrección del Señor.
Desde el año 165 ocupa un puesto entre los santos en el Reino de Dios.
Escribió unos cuantos tratados que no voy a citar porque la mayoría se han perdido. Si quiero citar dos apologías contra los paganos que escribió nuestro santo para enviar al emperador Antonino Pío con la sana intención de convencerlo para que no juzgue a los cristianos sin escucharlos antes, pues no se puede condenar a nadie por un nombre (cristianos) sino por crímenes reales.
Como podéis comprender los emperadores se hicieron los de la oreja mocha de tal manera que nuestro santo murió mártir en tiempos de Marco Aurelio, pero antes nos dejó un testimonio de cómo y cuándo se celebraba la Misa en su tiempo. La verdad es que era muy parecida a la que celebramos nosotros y se celebraba el domingo porque es el día de la Resurrección del Señor.
Desde el año 165 ocupa un puesto entre los santos en el Reino de Dios.
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