sábado, 12 de marzo de 2022

DOMINGO DE LA 2 SEMANA DE CUARESMA, ciclo C

Génesis 15,5-12.17-18
Salmo 26: El Señor es mi luz y mi salvación
Filipenses 3,20-4,1
Lucas 9,28b-36

Génesis 15,5-12.17-18

En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo:
— Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.
Y añadió:
— Así será tu descendencia.
Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo:
— Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.
Él replicó:
— Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?
Respondió el Señor:
— Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.
El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos:
— A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates.

Salmo 26: El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
R. El Señor es mi luz y mi salvación

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
"Buscad mi rostro."
R. El Señor es mi luz y mi salvación

Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio.
R. El Señor es mi luz y mi salvación

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
R. El Señor es mi luz y mi salvación

Filipenses 3,20-4,1

Hermanos: Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

Lucas 9,28b-36

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: "Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle." Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

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Francisco González SF  

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