viernes, 19 de julio de 2013

Lucas 10,38-42: Sentarse a los pies de Jesús, por Mons. Francisco González, S.F.




Comentario por Mons. Francisco González, SF.

Hoy nos encontramos con otro pasaje fabuloso: Jesús con sus amistades, y éstas son dos mujeres. Da la impresión como que ha dejado que sus apóstoles marchen hacia delante mientras él visita a esta familia que tanto ama. Sólo están las dos hermanas, Marta y María. Marta, tal vez la mayor y más responsable se dedica completamente al ejercicio de la hospitalidad, a preparar todo para que a Jesús no le falte nada, pues después de tanto caminar, de no siempre tener una comida digna, e ir corriendo de un lugar a otro, Marta "se afana", para que todo esté en orden y no falte de nada.

Todo este trajín le crea angustia y echa unas miradas a su hermana María, que sentada a los pies del Maestro, lo único que hace es escucharle, sin poner atención a su hermana mayor. Finalmente Marta, y en esto yo veo el gran amor entre todos ellos, critica a Jesús su indiferencia, pues aunque la ve trabajando con tanto empeño, no sugiere a la joven que se levante y ayude a la hermana.

Jesús responde repitiendo el nombre dos veces: "Marta, Marta: andas inquieta, nerviosa, preocupada por tantas cosas, y la verdad es que no hay necesidad de tanto. María ha elegido escuchar la palabra, escucharme a mí, como una buena discípula...ha sabido elegir lo mejor y nadie se lo quitara".

El comentario e interpretación de estas palabras de Jesús han llenado centenares, miles de páginas en especial defendiendo algo que no me parece correcto, y es esa opinión que basada en este pronunciamiento del Maestro defienden algunos que nos han querido decir que la contemplación es mejor que la acción, cuando lo más probable es que ambas son aspectos diferentes de una misma realidad.

Jesús no critica el trabajo o la virtud de la hospitalidad que Marta está demostrando, pero sí que le anima a ver desde otra perspectiva todo lo que está haciendo, para que eso no le cause fatiga y mal humor, cuando debería estar disfrutando de la presencia del amigo que ha venido a visitarles. La comida y la mesa bien puesta es importante, pero no tanto como las personas que se sientan a la misma.

Jesús alaba a María pues ha elegido darle a Él toda la atención, escuchando e interiorizando toda palabra que Él pronuncia, de hecho Él es la Palabra, y al escucharla le está aceptando a Él, como una verdadera discípula, algo muy nuevo en aquellos momentos de la historia ya que las mujeres no se sentaban a los pies del maestro a escucharle.

Lo que cada una de las hermanas está haciendo, al ponerlas juntas se podría llamar, como ya algún santo lo ha hecho, "contemplación en la acción".

Marta nos da una lección: abrir las puertas y hacer que los que nos visitan se encuentren como en su propia casa, lo que solemos expresar con nuestro: "Mi casa es tu casa". María nos da la gran lección de escuchar al Maestro para, al dejarnos penetrar por su palabra, nos vayamos acercando a Él más y más hasta convertirnos en verdaderos seguidores.

En nuestras iglesias y salones parroquiales se menciona muchos nombres de famosos teólogos, filósofos, santos de una época u otra. Tal vez necesitemos fijarnos más y más en esa posición y actitud de María: Sentarnos a los pies del Señor y escucharle con todas nuestras facultades.

Estamos en medio de la nueva evangelización, y con la mejor voluntad estamos dispuestos a hablar y más hablar, de salir a las calles a proclamar y explicar lo que es la nueva evangelización, lo cual es un ministerio que merece nuestra atención, pero no olvidemos de callarnos de vez en cuando y sentarnos a los pies de Jesús para escucharle a Él, a ese Jesús "que tiene palabras de vida eterna".

Oremos y trabajemos por una Iglesia que es y ofrece hospitalidad. Trabajemos y oremos por una Iglesia que se sienta a los pies de Jesús, escucha la Palabra de Jesús y se convierte en heraldo de la misma, con palabras y con obras.

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