Este rito forma parte de la liturgia del sacramento del matrimonio en muchas parroquias católicas de Nuevo Mexico (USA). Tiene lugar después de la entrega de los anillos y antes de las intercesiones o peticiones.
Las velas de la unidad son tres velas, dos pequeñas y una grande que ocupa el lugar central. Se colocan (sin encenderse) sobre el altar antes del comienzo de la ceremonia.
Después de la entrega de los anillos, o del rito del lazo si lo hubiere, se invita a los padres del novio y de la novia a que se aproximen al altar. Una vez frente al altar encienden las velas pequeñas de la unidad. Las velas pequeñas, que son dos y están a la derecha e izquierda de la vela grande, representan a la familia del novio y a la familia de la novia.
Entonces, se invita a los padres a situarse a un lado del altar y se llama a los novios para que se aproximen al altar. Una vez frente al altar, el novio toma la vela pequeña que han encendido sus padres y la novia toma la otra vela que han encendido los suyos y, al mismo tiempo, encienden la vela grande.
La vela grande significa la unidad del matrimonio, dos personas que son una, y la unidad de dos familias que a través de sus hijos se convierten en una familia.
Este rito es muy apreciado por los novios y familias que lo piden. A menudo escuchamos que el marido y la mujer forman una nueva familia, favoreciéndose la idea de que esta nueva familia es independiente y libre de otras ataduras familiares. Esto es muy necesario en culturas donde los lazos familiares del novio y de la novia pueden llegar a asfixiar la autonomia que necesitan para crecer como esposos.
En otras culturas, ocurre exactemente lo opuesto. Se da tanta importancia a la independencia de los novios que los padres, abuelos, hermanos y hermanas, se comportan más como amigos de los esposos que como auténtica familia. En este contexto, el rito de las velas de la unidad inspira a una relación de familia entre el matrimonio y sus parientes.
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