El evangelio que nos propone la liturgia de hoy (fiesta de san Matías) nos presenta el origen de una familia, de una comunidad, de la Iglesia.
Juan 15:9-17
“Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros."
Comentario:
La espiritualidad de la Sagrada Familia anima la vida de la comunidad joánica. No se trata de una comunidad de "siervos" sino de una comunidad de "amigos", cuya amistad se inspira en el amor entre Jesús y el Padre; por eso, nosotros la llamamos familia de hermanos y hermanas.
La primera iglesia doméstica se forma en un lugar llamado Nazaret, pero no estaba destinada solamente a ser una iglesia local. La universalidad de la Iglesia se manifiesta por primera vez en Nazaret: en el amor de Nazaret, en los diálogos de Nazaret, en las comidas de Nazaret, en los desafíos de Nazaret..., pero no termina en Nazaret.
La Iglesia no nace en un instante o en una noche. Es cierto que necesitamos celebrar determinadas fechas, pero la Iglesia es, en palabras del apóstol Pablo, un "cuerpo" que se va gestando laboriosamente. Por eso, los cristianos no escuchamos las palabras de Jesús para "recordarlas" sino como una llamada, un desafío, una tarea que todavía nos está esperando.
La Iglesia debe inspirarse en el modelo de la Sagrada Familia para ser familia, o según el evangelio de san Juan: para ser una “comunidad de amigos”, cuya amistad se inspira en la relación de Jesús con el Padre; de lo contrario, se convierte en una institución más.
Juan 15:9-17
“Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros."
Comentario:
La espiritualidad de la Sagrada Familia anima la vida de la comunidad joánica. No se trata de una comunidad de "siervos" sino de una comunidad de "amigos", cuya amistad se inspira en el amor entre Jesús y el Padre; por eso, nosotros la llamamos familia de hermanos y hermanas.
La primera iglesia doméstica se forma en un lugar llamado Nazaret, pero no estaba destinada solamente a ser una iglesia local. La universalidad de la Iglesia se manifiesta por primera vez en Nazaret: en el amor de Nazaret, en los diálogos de Nazaret, en las comidas de Nazaret, en los desafíos de Nazaret..., pero no termina en Nazaret.
La Iglesia no nace en un instante o en una noche. Es cierto que necesitamos celebrar determinadas fechas, pero la Iglesia es, en palabras del apóstol Pablo, un "cuerpo" que se va gestando laboriosamente. Por eso, los cristianos no escuchamos las palabras de Jesús para "recordarlas" sino como una llamada, un desafío, una tarea que todavía nos está esperando.
La Iglesia debe inspirarse en el modelo de la Sagrada Familia para ser familia, o según el evangelio de san Juan: para ser una “comunidad de amigos”, cuya amistad se inspira en la relación de Jesús con el Padre; de lo contrario, se convierte en una institución más.
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